jueves, 30 de diciembre de 2010

BAR LIVERPOOL


Es un bar situado en la plaza principal de la Línea de la Concepción, regentado por unos guiris y es donde se disputan los asientos en la barra del bar los borrachos de mar. Es la Bahía de Algeciras, la más visitada de todas las bahías. Donde a reposar los barcos y sus tripulantes cansados de navegar. Los que visitan dicho bar son los que llegan a Gibraltar. Cualquiera viendo la clientela y los servicios que reclaman los que allí entran se apuntarían a llevar la gestión en cualquier momento. ¿Conocen algún bar donde saben sus dueños que sus clientes no le van a pedir una tapa?. Es la taberna de Campoy en el Campo de Gibraltar.

El bar es una mina donde los marinos atrofiados por la claustrofobia y cansados de ser mecidos por el mar, se bajan del barco, dudan que el Peñón de Gibraltar también los meza, pasan el istmo llegan a la península, se aseguran que donde se van a sentar es tierra firme, cogen una silla, ponen sus brazos en descanso y comienzan a recibir la compensación que mientras están navegando añoraban, ver y comprobar que el mundo que ellos abandonaron continúa siendo el mismo.

Cualquiera que esté sentado en la terraza del bar, los ve llegar desde lejos y sus movimientos son torpes e inconfundibles. Terminan de desembarcar y aún siguen andando como si estuviesen en la cubierta, en la plataforma que sube y baja, de izquierda a derecha, desde hace muchos días, borrachos de agotamiento.

Cuando les veo llegar me acuerdo de cuando llegaban a Benínar por las fiestas de San Roque los cortijeros de Turón o de Murtas que al vivir permanentemente en laderas sus andares eran dando zancadas. No eran capaces de tomar conciencia sus pies que estaban en una fiesta y que estaban andando sobre la planicie. La palabra pasear para ellos ni existía ni la conocían. La palabra paseo era propia de señoricos de la ciudad. Para ellos ponerse a caminar era llegar cuanto antes al tajo y volver agotados del trabajo. Lo más llamativo eran las féminas cogidas del brazo, en cuatro zancadas habían cruzado la plaza, cuando las señoritas del pueblo (cogidas del brazo y cuchicheando entre ellas parecían flotar), las madres les habían enseñado a dar pasitos cortos, sacar pecho y andar como si en la cabeza llevasen un libro que no podían dejar que se les cayese al suelo.

Volviendo a los marineros, cuando llegan a la terraza no buscan una silla como los demás mortales, ellos toman posesión de la silla con agonías, se les ve en todo momento que están cansados y sedientos. Será por ello, por lo que en muchos días están sentados en sillas que no se deslizan, ni lo que tienen en la mesa tiene que sujetarlo al querer quitárselo las sirenas. Una vez en el bar, compran media docena de latas de cerveza, se toman todo el tiempo del mundo para beber y ver pasar la gente nada más y nada menos. Siguen siendo marineros que el concepto del tiempo es totalmente distinto al resto de los mortales que viven en la tierra.

Otro tema es hablar de cada una de las historias de cada uno de los allí sentados que conocen todos los bares, todas las tascas de Algeciras a Estambul, de Gibraltar a Buenos Aires.

Cuando los observo da la impresión de ser el ciervo derrotado que se aleja de la manada en espera de pasar el invierno eterno, esperando el último que puede ser el próximo, pero mientras tanto bebiendo.

Llegar a donde nadie les está esperando. Se puede deducir que en poco tiempo, en una época de su vida, ¡todo!, se la vivieron toda la vida de golpe y por ello, cuando llegan a tierra aplican el dicho que se decía en Benínar: “Más vale una buena panzá que cien panzaillas”.

Algo deben tener en común los clientes del Liverpool con nuestros gobernantes actuales; responderían lo mismo si se les preguntase por el significado del espíritu navideño, o de la noche mágica del cinco de enero, al lanzar dichas preguntas me dirían: !Te quie ir perejí!. !No te das cuenta que estoy bebiendo!.

jueves, 23 de diciembre de 2010

NO NOS RECONFORTAN LAS PALABRAS.

Como le ocurre a la Asociación la Vereda que luchan por volver a reconstruir su pueblo. Le ocurrió tres cuartos de lo mismo que al nuestro, a Benínar. Por las mismas fechas, (...), el pantano, expropiaciones, etc.

Para ellos, para los benineros y para todos aquellos pueblos que en la actualidad no se conforman con vivir como plantas en macetas y quieren volver a ser trasplantados en la tierra de sus ancestros, les dedico un villancico propio de estos días y de cosecha propia de mi coro.

Somos gente caminando

dirigimos nuestros pasos a Belén,

vamos siguiendo una estrella,

una luz que anuncia que ha nacido Él.


Es un camino difícil

que intentamos entre todos recorrer,

pero sus ojos nos guían,

nos dan fuerza para llegar junto a Él.


Y en aquel triste pesebre,

entre pajas descubrimos la verdad:

que Cristo Dios ha nacido en pobreza

en un rincón de este portal.


Llegó la Navidad, vivamos la verdad.

Llegó la Navidad, vivamos por la paz.


Hoy vivimos el momento

como aquella vez, camino de Belén.

Somos los nuevos pastores

que en la Navidad volvemos a nacer.


Entre las guerras del mundo

la semilla del amor va a florecer

si sumamos nuestras fuerzas

y dejamos que el amor se erija en rey.


Juntos haremos que venza

la alegría sobre el odio y la maldad.

Gentes de toda la tierra

celebremos que llegó la Navidad.


Llegó la Navidad, vivamos la verdad.

Llegó la Navidad, vivamos por la paz.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

BARBARICAS O BARBARIDAD.

Mi pariente Maldonado Calvache, nadie como él tiene autoridad demostrada dentro de la Alpujarra para decir:
- “Al ser una comunidad aislada casi todos los alpujarreños somos parientes, al tener unos cuantos siglos para que en un determinado momento se produjese la unión en matrimonio, la mezcla de los distintos apellidos”.
Eso me lo dijo en la Facultad de Farmacia el día catorce de este mes de diciembre.
Dejemos que sea mi pariente el que demuestre el linaje de los alpujarreños para centrarme en la otra sangre, la sangre del cerdo, la que es imprescindible para la mejor morcilla.

En el anterior artículo hacía referencia que las alpujarreñas siempre llevaron una morcillica de oro (para mí la media luna musulmana) en el pómulo de las orejas, que se heredaba de madres a hijas. En el presente quiero entrar en otro eslabón del pasado que es la sangre del cerdo (para los musulmanes la sangre del cordero). De ella salía el alimento más efímero, el más perecedero el que más pronto había que consumir, la que todo el que tenía la posibilidad de celebrar una matanza, estaba en la obligación (que mandaba la tradición), que de aquella casa tenían que salir platos de morcilla caliente para todos aquellos paisanos que su pobreza le impedía alimentar durante el año a dicho animal.

Recuerdo que mi abuela Mamanona me decía:
- “Como a Barbarica se le tiene como pobre, es en la casa del pueblo que dura la morcilla en aceite durante todo el año, de tanta como acumula (que le regalan) en el tiempo de las matanzas”.
Aquella viuda que fue aparcera durante toda su vida y cuando le llegó el final del ciclo, el agotamiento, el reconocimiento que tenía que dejar su puesto en el tajo, puesto qué, ella ya no podía rendir, se marcha a su casa, en el pueblo a vivir los últimos días a sabiendas que dependía su alimentación de la bondad de sus paisanos. ¿Cuántas barbaricas nos podemos encontrar en cualquier suburbio, de cualquier ciudad?. Que barbaridad que solo nos acordemos de los ancianos que hoy viven "en las llamadas residencias" tan solo por estas fechas.

Parece que muchas tradiciones van desapareciendo, ésta en concreto la mantienen todos aquellos que acuden a los actos litúrgicos de estos días llevando o llenando las despensas de Caritas para casi todo el año de todos aquellos alimentos que no son perecederos. Aquí en la ciudad donde vivo, entre las parroquias y las cofradías en éste tiempo acumulan toneladas de alimentos que son destinados para el comedor de Caritas durante todo el año.

sábado, 18 de diciembre de 2010

MORCILLICAS DE ORO.

Al ser el 24 de diciembre cuando mi madre nació, ya por solo ese detalle nos teníamos que reunir todos los años por dicha fecha la familia de mi hermano y la mía en casa de mis padres. Desaparecidos ellos, las circunstancias no vuelven a ser las mismas. Los tiempos son distintos. Relevos generacionales, que nos marcan las edades de cada uno.

De todo lo vivido, de todo lo escuchado, (…), del tiempo pasado, la antesala de esos días siempre mis padres creían que no acertarían con los reyes para sus nietos y tal encargo lo delegaban en nosotros, la generación puente. La que ya estamos en primera línea.

El recuerdo que en estos días, ya terminado el adviento y comienzo de la Navidad, siempre le llega a mi madre la incertidumbre esperando que llegase a Almería para que le acompañase a una de las joyerías del Paseo de Almería, para comprarle todos los años a sus nietas unas morcillicas de oro como pendientes. Tenían que seguir la tradición sus nietas que llevasen como las llevaron todas las mujeres de la familia. Creo que dichos pendientes eran muy comunes encontrarlos en cualquier mujer beninera.

No entendí que dichos pendientes llevasen dicho nombre de morcillicas cuando deberían de haberle puesto el nombre de media luna en cuarto menguante o en cuarto creciente. Qué más da el nombre cuando lo importante era que todas las beninerillas llevar la luna colgando de los pómulos de sus orejas. Siempre pensé que el escoger dicho nombre culinario fue una imposición de unos y una tradición de otros llevada a cabo con todas sus consecuencias, llevasen el nombre que llevase.

La luna que nos alumbraba a los beniner@s, a los arrieros a los trabajadores del campo. La que marcar en su posición la hora de levantarse, (…). La media luna que lleva en sus pies la Virgen del Martirio la patrona de la Alpujarra. La media luna que simboliza para los musulmanes lo que para nosotros es la Cruz Roja.

Es estos días donde más de uno se llena de nostalgia y los que te conocen captan rápidamente que estamos ausentes, en esos momentos nos suelen decir:
- “!Ya está en la Luna!”.

Con el estado de pitorreo latente que tiene mi hijo el mayor, estoy seguro que cuando lea lo que termino de escribir y me vea con mirada ausente, seguro que me dice:
- “¿Ya está mi padre pensando en la morcilla de cebolla alpujarreña”?.

jueves, 16 de diciembre de 2010

LA PARIDAD EN EL PORTAL DE BELÉN

Cuando María Teresa Fernández de la Vega explicaba lo de la paridad, yo estaba con la boca abierta esperando lo de la paridad en el Portal de Belén. Pero termino el discurso, se terminaron las preguntas de los periodistas y lo que me interesaba escuchar ni siquiera se planteo ni mencionó. Bien visto y mejor pensado, (con el paso del tiempo y comiéndome el coco) no me imagino a dicha señora, cambiando pañales, dando biberones o llevando sus nietos y recogiéndolos del colegio, aunque dicha dama, sea muy culta, muy leída y la más placeada de todas sus compañeras del ejecutivo.

El tema de la paridad a los de mi edad, a Juan Gutierrez, a Encarna Rubillo, …, a nosotros los benineros, deberíamos “coger el toro por los cuernos” y desde este año imponer que tienen que tener su sitio en el Portal de Belén, los abuelos. Aunque tenga que sacrificarse el buey o la mula por el tema del espacio, pero en los tiempos que corren, quien realmente son insustituibles en el MISTERIO DEL PORTAL DE BELÉN, es la abuela Ana y el abuelo Joaquín, o a los otros abuelos (¿por parte de madre?) que para nada han figurado en toda la historia de los belenes y posiblemente fueron los que se comieron el marrón.

Cuando José se marchaba a trabajar a la carpintería y María estaba lavando en el río, haber quien tenía el niño en brazos, etc., etc.
Repasando en los villancicos se ha omitido, no se tiene para nada en cuenta que la jubilación de los mayores se ha retrasado, queda condicionada a que sus nietos lleguen a la edad para poder colocarse unos cuantos pirsin o tatuajes. Tan solo me he encontrado a uno que dice:

"Nana de Santa Ana
Cuando la “Señá Santana”
Cantaba la nana a su nietecillo
Como le sonreiría
Mientras se dormía el dulce chiquillo
Y cantarían con ella
La luna, la estrella y los pajarillos.
Un ángel que vuela y rompe a cantar
Para que la abuela no pierda el compás.
Y así nacería por aquellos días, la nanita nana
Así todavía se canta en Triana.
¡Ay nana nanita!
¡Ay nanita nana!
Canta la abuelita Señora Santa Ana
Y con voz muy queda guitarra y campana
Corre por Sevilla la nanita, nana.
Sobre el pecho de la abuela
Hecho de canela el niño ha “dormío”
Mientras su nana le canta
También a la santa el sueño ha “rendío”
Y un ruiseñor al mirarla
Por no despertarla se vuelve a su “nío”
Un ángel que vuela y rompe a cantar
Para que la abuela no pierda el compás.
Y así nacería por aquellos días, la nanita nana
Así todavía se canta en Triana.
¡Ay nana nanita!
¡Ay nanita nana!
Canta la abuelita Señora Santa Ana
Y con voz muy queda guitarra y campana
Corre por Sevilla la nanita, nana.
Nana, nana ¡ay la nana!
Nana, nana de la Señora Santa Ana".

Ya, paná mandar un correo a la Moncloa, (ya no está la señora que reclamaba la igualdad, …,) para que dentro “del mundo mundial al menos español” que quiere englobar la paridad entre el reconocimiento a todos aquellos abuelos que cogen al recién nacido en la cuarentena y lo sueltan, cuando ya es adolescente y le empiezan a salir los bellos del bigote.

Como considero que es de justicia dicho reconocimiento, la carta que iba a mandar a la Moncloa, la mandaré al Presidente de la Conferencia Episcopal de España, para que imponga que en el Portal de Belén se tiene que encontrar espacio para colocar a Santa Ana y a San Joaquín, e incluso a los otros abuelos (¿por parte de madre?), que no han figurado para nada en la historia de los belenes y que posiblemente fueron los que se comieron el marrón.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

QUE NO TOCO LA ZAMBOMBA.

No tiene guasa “mi gente”, “los de mi coro”, que nada más comenzar a ensayar villancicos, con que asome la cabeza al ensayo me corean:
- ¡Paco!. ¿ Y la zambomba?.
Yo respondo:
- Que llevo muchos años dando zambombazos y este año le toca a otr@ marcar el ritmo y darle al carrizo.

Como todos los años comenzamos (ante mi negada a encontrar sustituto). Las mujeres cuando se les mira (con intención de adjudicársela) mueven la cara para otro lado como si ellas no tuviesen gracia y salero para darle ritmo al carrizo. ¡Inocentes ellas!. Con la de carrizadas que pueden llevar a sus espaldas.

Fermín que nació en Cuba, (que lo sabe tocar todo y además con gracia) de madre alemana y padre cubano siendo sus abuelos de dicha isla caribeña, se atreve con toda percusión, la caja, los timbales, el tambor, etc., pero cuando se le pone delante suya la zambomba, dice que el dan escalofríos, y automáticamente se la coloca al que tiene al lado.

Paco Horrillo se ofrece, paro por unanimidad todas las miradas de todos los asistentes dan a entender, dicen: ¿Paco?. Si cuando esta tocándola los ojos se les pone en blanco, se muerde el labio inferior y por ello no es el más indicado; vamos, que no se le consiente ni tocarla. No sabe ná el gachó.

Con lo fácil que es la construcción de una zambomba:
- Se coge el tronco de una pita, la parte que está pegada al suelo, la más ancha, con una altura de unos sesenta centímetros, cuando el tronco está seco se hace hueco. La parte menos estrecha sería la base y la más ancha (que suele ser la de arriba según estaba sembrada) se compra un metro cuadrado de muselina y por medio de grapas se intenta que dicho trozo de tela quede lo más estirada posible. En el centro de la tela (la muselina), se le amarra un trozo de madera del tamaño del dedo meñique. En dicho trozo de madera se mete un carrizo, un jopo de cañavera como se diría en Benínar. No tiene otra ciencia tener una zambomba. Cuando se está tocando es fundamental tener la mano empapada en agua y por supuesto la tela.

Tocar la zambomba tiene tres fundamentos:
- Es tan solo, un instrumento para los villancicos.
- Es la que marca el ritmo, la que acelera o ralentiza la canción, la que da la entrada, la que remata.
- Es un instrumento que no es admisible en un conservatorio. ¿O sí?.

Una canción popular referida a dicho instrumento:
"La zambomba tiene un diente
y no puede comer pan,
sólo castañas y nueces
y turrón de mazapán.
Dale que le dale, dale a la zambomba,
dale que le dale, hasta que se rompa.
- La zambomba es un puchero
que ha nacido en Aragón
y el muchacho que la toca
tiene ganas de turrón...".

Que ya se me pasó el arroz para seguir tocando la zambomba. Que la toquen los más jóvenes. Que en Benínar no existía dicha tradición.

viernes, 10 de diciembre de 2010

MAYA DE CHUMBA

Recuerdo que por estas fechas Eugenia la canadiense tenía la mesa camilla llena de postales de Navidad confeccionadas por ella, más las que había repartido por algunas tiendas de Berja. A su vez, a la entrada de la casa colocaba un hilo donde colgaba todas las felicitaciones que le llegaban casi de todos los continentes. Mandar y que le mandasen postales por estas fechas para ella formaba parte de la Navidad.

Durante el verano cada vez que salía al campo siempre portaba, una ramita, …, muchas hojas, …, pero sobre todo a casi todas sus postales les solía colocar un trocito de maya de chumba.

Posiblemente cuando vivía en Benínar en casa de Andrés el Regalao, en una de aquellas tantas tertulias me decía:
“Es mucho más intenso, más fuerte, lo que representa la maya de chumba que lo que representa un árbol colocado en el salón, atiborrado de figuritas, estrellas, paquetitos, lacitos, … de plástico”.
“La maya de una sola chumba no dice nada pero si ponemos las mayas de muchas chumbas formaríamos una red. Cuando se piensa en una red, nos llega a la cabeza automáticamente, estar atrapad@ o querer estar atrapad@. En estos días que llegan nadie puede estar fuera de la red. Fuera te mueres de frío”.

Continuaba diciendo Eugenia:
“Cada vez que entro en una casa alpujarreña y me encuentro con un abeto a estilo americano, (que se mueran los feos si pone el alcalde a la entrada del pueblo el dichoso arbolito), creo que quien ha tomado la decisión de dejarse influir colocando ese árbol, posiblemente diría lo que dicen Uds., de una persona, que nada más verla y observarla, sin querer evitarlo piensas: Vámonos que aquí, en este sitio, ya está toelpescaovendio”.

Eugenia, el que está escribiendo, tu discípulo, jamás hubiese sacado tanta enseñanza de una chumba seca, la que vemos desde la ventanilla del coche, en cualquier cuneta de cualquier carretera de la Alpujarra.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

LAS DOS TÍAS QUE ME QUEDAN (II)

Recientemente visité a mi tía Lola y comprobé que no es el parné lo que puede dar la felicidad a la primera de la saga de las cuatro lolas vinculada a la familia de los ramones de Benínar.

Es una mujer que con cuatro biznietos se le nota en la mirada y en todo su rostro que está viviendo una de las mejores etapas de su vida.

Una de las primeras preguntas que se me ocurrió fue:
- ¿Qué edad tienes?.
Se le engorruñe los labios, me mira de arriba a abajo y me contesta:
- ¿Tú no sabes que a las mujeres no se les debe preguntar la edad que tienen?. ¿Tú como me ves?.
- Espléndida, tía, espléndida.

El dinero no da la felicidad, aunque se cobre lo establecido que tienen que recibir al mes los que están jubilad@s como autónom@s agrícolas. En éste caso supongo: ¿Qué dinero recibe todos los meses la viuda de uno que cotizó como autónomo agrícola?.

En base a la respuesta de la pregunta anterior, cualquiera le preguntaba a la mujer del hermano de mi padre, mi tío Ramón con cuanto dinerillo cuenta todos los meses.
Son necesarios otros flecos, otros añadidos, para que una persona se sienta con la armonía y el semblante que se reflejaba en aquel rostro que se puede encontrar en muy pocas personas cuando se llega a la edad de mi tía.

Al ver que su sobrino se había callado, es ella es la que toma la iniciativa, lo coge de la mano con la intención de enseñarle el resto de la casa. Ni Lewis Carroll en su obra cumbre pudo llegar con su imaginación a todo el contenido de aquella vivienda, o al menos para la que vivía en ella. En una vivienda de Santo Domingo. En El Ejido.

Llegamos a su habitación donde me muestra todo un armario repleto de trajes que estoy seguro no cogerían todos, en los baueles que la Piquer usaba cada que se marchaba para “hacer las Américas”.

Comienza desde el principio diciendo:
- Todos los sábados vienen a recogerme mis amigas y nos marchamos a estar bailando, … Mira este traje rojo con estos complementos, … Por supuesto que cada vez que salgo de casa antes me tomo mi tiempo en el maquillaje, en pintarme, …
Cuando termina la disertación sobre vestidos, maquillajes y complementos, comenta su hija:
- Es verdad. Cuando tiene que ir al centro del El Ejido, para arreglar cualquier asuntillo o aclara cualquier papel viste como muy pocas mujeres de su edad y por supuesto no quiere que le arreglen lo que ella puede perfectamente resolver.

Mirando a aquella hija y aquella madre, a aquellas dos Lolas, al ver como se miraban, se comprendían y sobre todo jamás apareció una rectificación de su hija, ese era uno de los flecos que en muy pocas familias se resuelve pacíficamente. Mi tía Lola vive en su casa, sola, muy cerca de donde viven sus dos hijos, visitada por ellos lo que estiman necesario y respetando en todo momento lo que la bisabuela decide.

Su hija no entró ordenando, ni colocando en su sitio lógico, donde según los más jóvenes deben estar colocadas cada cacharro, u, lo que sea, …, no toco nada, puesto que en aquella casa estaba todo donde tenía que estar y por supuesto, todo limpio y perfumado, como los chorros del oro.

Con la experiencia que tenemos todos los benineros de las relaciones, entre hijos, padres y abuelos (respetando o atropellando) de cada uno de los que forman o formaron las familias, en éste caso, mi tía Lola tiene una calidad de vida, …, la mejor. La envidia de todas las benineras de su edad. Será porque ella se la ha fraguado y por supuesto sus hijos se la han respetado.

Como en todo momento, ella, (mi tía) fue la que decidía donde debíamos estar en el lugar de la casa y por supuesto cual era el tema del que se tenía que hablar. Ya estando despidiéndonos en la puerta de la casa se me ocurre preguntarle:
- ¿Cómo se puede llegar a la edad de tener cuatro biznietos y tener la calidad de vida que disfrutas?.
- ¡Sobrino!. ¡Sobrino!. Sobrino. Todo es cuestión de currárselo.

martes, 30 de noviembre de 2010

LAS DOS TIAS QUE ME QUEDAN. (I).

Miren Gutiérrez Almazor, nueva directora ejecutiva de Greenpeace España, si conociese a mi tía Pepa, estoy completamente seguro, que la llevaría como asesora y le montaría un despacho justo al lado de donde ella lo tiene.

Miren, por supuesto se dedicaría a los asuntos importantes que atañen a la organización y Pepa se le encomendaría la labor que ella lleva ejerciendo desde hace más de noventa años. Greenpeace España necesita incorporar la HISTORIA: RELACIÓN HOMBRE Y NATURALEZA, que aún se conserva en las mentes de las personas mayores que han vivido y viven en la Alpujarra. En ésta caso el comportamiento de Pepa la del Cartero, viviendo media etapa de su vida en Benínar y la otra mitad entre un piso de Granada y un huertecillo en Huetor Vega.

La escuela alpujarreña, la que ya existía siglos atrás, Pepa es la que mantiene la llama, (como su madre Frasquita se encargaba que las mariposas permaneciesen siempre encendidas en la ermita de las ánimas que había a la entrada del pueblo alpujarreño de Benínar) del ecologismo llevado a sus máximos.

Pepa nacida en el principio de la segunda década del 1900, cuando se tuvo que marchar de su pueblo, continuó (manías le decían sus hijos) apartando la materia orgánica de su casa y la iba enterrando en las macetas y el agua de fregar de la cocina la guardaba en cubos para volver a utilizarla en el váter. Imaginen la de zurcidos, remiendos que llevan sus prendas de vestir (para estar por casa) desde sus alpargatas hasta sus delantares. No realiza dichas adaptaciones de su ropa pensando en el ahorro económico (gracias sean dadas a San Roque y a la Virgen del Carmen que estando en Benínar como fuera de ella tanto ella como su familia jamás pasaron dificultades en ninguno de los aspectos de la vida); tampoco se puede definir que tal postura “fuese manía”, puesto que, dicha alpujarreña tiene una memoria y sabe estar en cada momento mejor que su sobrino (el que está escribiendo). La postura de Pepa es llevar (lo que ahora se puede calificar como ecologismo radical) a la reutilización. Todo lo que llega a sus manos tiene que volver a la tierra de donde procede. Firme en sus convicciones jamás fue convencida para caer en las redes del consumismo en la que todos estamos atrapados en mayor o menor medida y para ello se han creado grandes basureros y contenedores de recogida de ropa usada.

Los beneficios que aporta dicho comportamiento ella los ve palpables, disfruta al ver la gratitud en el brillo de sus hojas en las macetas que tiene en su piso de Granada y en el huerto que tiene en Huetor. Sus macetas brillan al ser regadas lo justo, las plantas, los árboles de su huerto producen lo mejor en toda la vega de Granada. Pepa ha aprendido el lenguaje de las plantas.

Conoce mejor que nadie a sus plantas puesto que las considera parte de ellas (no digo de su familia puesto que ella siempre supo las tres escalas en las que están las plantas, los animales y las personas) y las plantas al ser tratadas como seres vivos e identificadas cada una de ellas, aplican el dicho: “Ser agradecido es, de bien nacido”.

Si supiese la Universidad de Granada los currículum escritos en la tierra que ha ido dejando por donde ha pisado (saber donde se pisa cuando se sale al campo, todo un tratado que ella conoce a la perfección), en el cuidando, mimando y la gratitud recibida de la tierra por la que ha pasado, sin duda alguna crearían la cátedra de Papa la del Cartero. La pionera. La mujer que a lo largo de su vida interpreto como nadie el lenguaje de las plantas.

domingo, 14 de noviembre de 2010

GRANOS DE MAÍZ.

El paisano Díaz Roda me pregunta por las razones de escoger el nombre de "elpabilos" como título de mi blog. Como a muchos paisano entre ellos José Antonio (al menos por mi parte) no se le puede negar ni eludir las respuestas que considere oportunas, además que sean sinceras y con casi todos sus matices. Te contesto:

En una de las miles de veces que fui a recoger a mi mujer cuando sale del trabajo al hospital (como norma general siempre se entretiene y por lo tanto dispongo de un tiempo de espera), no sé porque carajo, por curiosear me llamó la atención, en trauma una habitación con un solo enfermo que aparentaba un crío. Tenía todos los tubos puestos, es decir estaba conectado todo su cuerpo a todas las máquinas. Estando contemplando aquel panorama, casi me gritan:
- ¿Usted que está haciendo?. Me dice una enfermera que al conocerme por mi mujer me dice:
Es un crío de doce años que ha pasado en los bajos de un camión, el vehículo dio marcha atrás y lo aplastó.

En visitas posteriores me decía un intérprete que “dicho elemento” era de ambiente rural y que había decidido pasar el estrecho para ganar dinero y que sus padres no sufrieran tanto.

Como la TV, un día sí y el otro también pone reportajes de los niños (sobre todo sudamericanos) que se pasan el día rebuscando en la basura, (…). Me acordé que en un tiempo pasado pasé por esa misma edad y casi por las mismas circunstancias.

No me enrollo más y contesto a Díaz Roda la pregunta de la razón del “elpabilos”.

En un momento dado al ver que mis padres no daban abasto, por más que madrugaban y se acostaban tarde siempre, les faltaban horas del día y la cebada ya la habían segado (no me acuerdo si Roque o Frasquito RR), que en forma de gavillas esperaban que alguien las transportara desde El Pabilos (un paraje heredado por mi madre por encima del Meloncillo) a la era de mi tío Ramón. Puede que fuese una distancia de siete kilómetros.

En ese momento tome conciencia que había que arrimar el hombro a la unidad familiar. Aparejé la burra, le puse los palos de barcinar y sin que nadie me lo pidiese fui acarreando todas las gavillas a la era.

Para mí “elpabilos” (además de ser un secano de mi abuelo Papanino y Madoloricas donde tenía un corral con una manada de ovejas), fue el momento en el que un crío o estrenando la adolescencia toma conciencia que tiene que arrimar el hombro a los trabajos de la familia.

Esta frase José Antonio la entiende como beninero que es:
Cada panocha tiene que aportar sus granos para llenar el cesto.

sábado, 13 de noviembre de 2010

TUROBRIGA

TURÓN.

He puesto en Google Turón, el pueblo alpujarreño, y en http://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Portada, y tan solo un folio se describe todo un pueblo fundado por los romanos: Turobriga.

Me acuerdo de un libro escrito sobre la pasada Guerra Civil (que en una determinada fecha llegó un arzobispo,…) y poco más ha dejado la huella de casi veinte siglos.

Lo mismo que se preguntaba Rafael Alberti y que cantaba Aguaviva me pregunto:
“Donde, donde los hombres / donde los hombres, …
Qué cantan los poetas, / Qué miran, … / Qué piensan, …"
Los de ahora y los de antes puesto que en tantos siglos, algo tiene que estar escondido en alguna parte, que es necesario buscar para que esté fácilmente a nuestro alcance, puesto que, para los beniner@s, el pueblo de Turón, nuestro vecino, forma parte de todos nuestros recuerdos mucho más que los cangrejos, “uloquesea”, que llevan tiempo intentado que forme parte de un eslabón más de la Historia de Benínar.

Desde el punto de vista afectivo, cuando las fiestas de San Roque eran unas “pedazodefiestas”, si en alguna ocasión, al alcalde beninero se le hubiese ocurrido dar un grito:
- “!Los de Turón, al fondo. El resto que se adelante!”. (Uviceversa).
El equilibrio hubiese aparecido. El mismo número de bailaor@s aportaba nuestro vecino que el resto de los asistentes,a las fiestas. Yo el primero reconozco que no correspondí acudiendo a las Fiestas de San Marcos, tantas veces como ellos.

En el escrito mencionado en "internete", aparece: “Las minas de plomo y los higos”. También por justicia se debería poner que ha sido el pueblo que ha mantenido el trovo y su baile a través de los tiempos, como el Chacarrá de Tarifa o los Verdiales de Málaga.
Que ridículo hablar de Turón y limitarse tan solo que gracias a esas dos producciones el pueblo se ha mantenido durante los veinte siglos. En la fecha que estamos, a primeros de siglo XXI es bueno visitarlo (la última vez, el que escribe, tiene la imagen en su retina del pueblo rodeado de todos los almendros en flor, ni Monda en Málaga, ni Medina Azahara en la Córdoba califal le superan), por ejemplo en ésta época donde los gañanes vuelven a los secanos de siempre, con las primeras lluvias, como siempre lo hicieron a labrar la tierra. Como se pierdan esta forma de trabajar la tierra en Turón, la imagen solo la podremos ver en algún que otro portal de Belén. Me refiero a los belenes que ponen los ayuntamientos y las diputaciones, y que los abuelos expliquen a sus nietos, “que pintan aquellos tres en mitad del campo”.

No se menciona para nada sus olivos centenarios, sus almendros, pero sobre todo sus sementeras, sus granos, sus eras, a sus comerciantes, a su artesanía, a sus temporeros, (a sus emigrantes que siempre vuelven); y quién de mi época no recuerda a los señoritos, los dueños de los cortijos que llenaban la iglesia o la ermita con tan solo la presencia de uno de ellos. Estos dueños de los cortijos siempre fueron (como San Marcos intercede ante Dios de nuestras necesidades espirituales) los intercesores de las necesidades mundanas de sus pobladores.

¿Qué hubiese sido de las almazaras y molinos de Benínar sin las aportaciones de nuestros vecinos de Turón?.

¿Qué sería (para terminar), de Paco Ramón (y un puñao de beniner@s más) si no se abasteciese del néctar (como lo hiciesen nuestros ancestros) que se cosecha en las viñas de dicho municipio?.

jueves, 11 de noviembre de 2010

SORBETONES Y MOCARRERAS

Quiero demostrar que el síndrome beninero, el de la nostalgia de tiempos pasados, el de costumbres y formas de actuaciones y vida que se marcharán con nosotros, puesto que nuestros hijos pertenecen a otra generación distinta y distante de lo tradicional, que en cierta medida ellos no ven claro, ni mantenerla, ni incorporarse, ni asumirla como propia. Aunque le he puesto el calificativo beninero, aparece, en las urbanizaciones modernas y en la Conchinchina siempre y cuando nos encontremos con sociedades desarraigadas. Un ejemplo es la pea que más de uno cogimos cuando comenzamos otro año más, a comienzos de noviembre a ensayar villancicos.

El comienzo de éste año ha sido especial, por desvincularnos de la iglesia donde solíamos cantar, por la estampida de algunos, (…), pero sobre todo que a la directora le ha dado por poner las grabaciones de todos aquellos años (que ya son veinticinco) de villancicos que siempre nos hicieron estremecer.

El encuentro para éste tipo de ensayo siempre está presidido por la botella de anís del Mono (que ratas los de Badalona, que para mantener el precio de la botella le han quitado volumen, la han achicado), y la fuente de pestiños.

Puede que sea que algún@s, se pasaron rellenando una y otra vez el minúsculo vasito de plástico, del anís de siempre cada vez lleno hasta rebosar; puede ser, que en las grabaciones aparecen voces con identidad propia, que en cierta medida marcaban la diferencia de nuestro grupo con otros, cuando se escucha la misma versión del villancico; puede ser la nostalgia de tiempos pasados, entrañables sin dudarlo, algunos se acordaron de cuando tenían los treinta años, donde en las primeras grabaciones aparecían los chillidos de nuestros hijos pequeños que todos llevábamos a los ensayos; puede ser (…), tantas conclusiones como componentes formamos el coro actual, que cuando empezaron los sorbetones y mocarreras, ya casi todos estábamos puestos de pie, el nerviosismo nos impedía seguir sentados. Lo cierto es que las guitarras, las panderetas, la zambomba, los palillos, etc., se volvieron a guardar en el baúl donde están guardados todo el año y todos alrededor de la mesa terminamos con un puntito especial (para que la pareja de la guardia civil al salir del ensayo nos hiciesen la prueba de alcohol) y liquidamos la fuente de pestiños y de todos los mantecados y polvorones que siempre se guardan en una casa de las navidades anteriores.

Que comienzo más chungo nos ha preparado la directora donde se ha demostrado que la mayoría tenemos la voz cascada, que no suenan los chillidos de los críos, que más del cincuenta por ciento ya no cantan en el mismo coro pero, al fin y a la postre, seguimos reuniéndonos, seguimos cantando, sin repuesto por supuesto, nuestros hijos están en otros menesteres, (…).

Quiero terminar para que algún paisano de los que viven en Cataluña, les haga llegar a los que están detrás del mono, que nosotros, en Algeciras, mientras el cuerpo aguante, seguiremos fieles consumidores del anís de Badalona.

sábado, 6 de noviembre de 2010

TIEMPOS DE CALOSTROS

Ayer desfruté como hacía tiempo participando, de un rito en el que se extasiaron casi todos mis sentidos. Estaba en el campo, vi una cabra recién parida y el pastor me permitió ordeñar unas ubres repletas. Me volví a encontrar con los calostros (primera leche que sale de la ubre de la recién parida). Me llegó a la mente las manadas de cabras que había en Benínar. Me acordé de Antoñica la Matías que era la pastora que solía aparecer por mi casa, portando medio cubo de calostros como trueque de los artículos imprescindibles para su casa. Me he vuelto a encontrar con dicho alimento justo cuando en el pueblo solían parir las cabras, en éste mes de noviembre, para que los chotillos tuviesen el peso justo para su venta en Navidad. La historia que pudo enganchar el que escribe a un alimento y lo escasos de historias que tiene esta gente (los hijos del frigorífico) de lo que comen todos los días. Cuando le he dado a probar a mis hijos los calostros, su cara manifestaba ni fú ni fá. !Los calostros que mamaron!.

Esta gente moderna por no poner unos boniatos en el horno y después pelarlos, (escribiendo la palabra pelar), jamás sabrían el sabor de una granada si es que alguien no pone un recipiente lleno de granos de dicho fruto, es más, antes son capaces de ir al supermercado y comprar un tetrabrik, mini de zumo de naranja que ir al huerto cada día, coger las mandarinas necesarias para prepararse un zumo.

No encuentro la forma de enganchar a mis hijos para que aprendan lo que la naturaleza está diciendo, ofreciendo, brindado la posibilidad, …, en cada temporada. Ya casi he perdido la esperanza que aprendan las fechas de siembra de las almácigas o que semilla se siembra de ésta forma. Cuando hablamos de este tema, ellos me razonan, que en el almacén donde van a comprar el pienso de los perros, tienen estanterías donde están colocadas las plantas que se deben de sembrar en cada temporada.

Les encantan los hongos que puestos a la plancha, con un poco de aceite, sal y unas gotitas de vinagre; saben a gloria, pero para ellos la chantarela, o los boletus, nacen en la cocina, lavados y cortados.

Me gustaría que me acompañasen alguna tarde para ir a coger majoletos, (para hacer un licor de majoleto) o ir al bosque donde aún se conservan, que en este mes de noviembre, están en su plenitud.

Tengo unos hijos que “pierdo el sentio” (expresión que da a entender el máximo de lo máximo, al menos en Cádiz) de lo bueno que me han salido, pero, pero, pero, …, quisiera trasmitirle la conexión con la Pachamama (Madre Tierra para los indios de los andes), pero no he encontrado aún la pedagogía apropiada.

Es de suponer que todo lo que termino de escribir, lo firmaría mi padre sobre sus hijos y mis abuelos de los suyos. Pongamos el calificativo: Generaciones que evolucionan y ven las cosas de distinta forma.

Están los jueces que la mayoría de sus hijos les salen con la misma profesión, los farmacéuticos, los banqueros, etc., los colectivos de siempre; pero en el tema de la cultura de la agricultura: ¿Alguien conoce a alguien que siga en ella argumentando que es la profesión que le gusta?.

sábado, 30 de octubre de 2010

DIAS EN LOS QUE BROTAN LOS SUSPIROS.

En Benínar se le dedicaba tres días a los muertos que se dividía, el primero a todos los santos, segundo a los difuntos y el tercero a los finados. Nunca encontré la diferencia entre finado y difunto a pesar que todos los años se lo preguntaba a mi abuela Mamanoma. La contestación la sabía de memoria:
- Día uno, de todos los santos. Día dos, el de los difuntos. El tres, de los finados.
¿Lo tienes claro?. ¡Venga, camina que ya está en la puerta mi prima!.

Me negaba a entrar en la discusión con ella sobre el afecto, roce, amistad, etc., conceptos fundamentales para sentir la pérdida de un ser querido, de los que uno se acuerda en sus oraciones, de los que no pasa un día que cualquier detalle hace que llegue su imagen a la memoria, no importa el año en que murieron. La de manchas que dejaron en la memoria o marcas en todo lo que nos rodea o lo que escuchamos, y, sobre todo, a los beniner@s, en el 2010, que el setenta por ciento de nuestros antepasados además de enterrados están bajo el agua, puesto qué así, lo decidió el progreso.

Lo cierto, es que mi abuela salía de la casa cuando su prima Gaicos, le tocaba en la puerta, cogidas del brazo recogían a Barbarica y a María la Pabila, camino para la iglesia y las cuatro eran de las primeras en llegar para coger sitio puesto que esos tres días el aforo estaba hasta la bandera.

Nunca olía la iglesia tan fuerte a alcanfor. La mayoría de los mantones de casi todas las mujeres habían estado en el baúl de la casa, en el tiempo de las calores y en los terraos de Benínar aún no existían ni cuerdas para tendedero ni palillos de la ropa para poder airearlos. (Creo que mi abuela no llegó a conocer aquel invento de dos trozos de madera y un muelle). Como ninguna tenía ni palillos ni cuerda para tender, todas actuaban de la misma forma. Como todos los mantones olían lo mismo, y todas los llevaban puestos, nadie tenía autoridad para mirar por encima del hombro a la vecina de al lado para decir: “Retírate que apestas”.

En aquellos tres días tocaba oler a alcanfor, mientras se rezaba o se daba una cabezadita. Cuando se está todo el día de un lado para otro, el día entero de bulla, el trajín del las personas del campo, habiéndose levantado clareando el día y por primera vez se sentaban en una silla, el susurro del cura de espaldas al público, diciendo la misa en latín y el calorcillo del mantón de lana de ovejas alpujarreñas, l@s que estaban cansad@s de trabajar todo el día, aquel ambiente (de calorcillo y silencio) se prestaba a tener la mente en otro sitio o descabezar el sueño.

Días en que había que blanquear el nicho, pasarle el mancaje al lomo de tierra que señalaba donde estaba el muerto enterrado en tierra (lo de las flores en ese día es todo una modernidad) que cada familia tenía y por las noches comer boniatos, época en que se cosechaban y los que habían estado en Murtas, en Ugíjar o en Berja alguna que otra castaña.

Como las noches se han ido alargando y ya aparecía nieve en la sierra, había que vestir la mesa camilla con el paño y el tapete bordado y almidonado por la abuela y
poner el brasero a punto.

Aquellos tiempos en que mi abuela y sus vecinas asistían a misa, era cuando empezaban a aparecer las primeras cabrillas (las venas de los pies muy marcadas de color rojo) empezando por los tobillos y Dios sabe hasta dónde quedaban marcadas por las horas de brasero y por supuesto tiempo en que la mujer beninera tenían que posturarse: Cabrillas o pasar frío. No estaba bien visto (un término medio) que las alpujarreñas se pusiese unos pantalones.

Encender una mariposa en memoria de los familiares ausentes, en asistir los tres días a misa, cenar boniatos (la madre, la administradora, al ver devorarlos con agonía decía: Aunque la pila es grade antes se acaban). Comenzar a sentarse en la mesa camilla con el brasero. En eso consistía la celebración de los tres días dedicados al recuerdo de los fallecidos. Puede que las benineras suspirasen mucho más de lo normal.

¡Bueno!. Puede que algún año proyectasen en la posada de arriba la película: La hija de Juan Simón protagonizada por Antonio Molina, donde todas las mujeres (¿fáciles en lágrimas?), salían llorando y los hombres, demostrar que eran hombres y que de sus ojos no había salido ninguna lágrima, salían de la sala de proyección. Por supuesto que contaban los llorones que en todo aquel trozo de calle estaba iluminada con tan solo una bombilla de cuarenta, (con unas pérdidas por caída de tensión, de tres pares de, …, que más iluminaba un candil) que colocada en la esquina de la casa de Facundo y por ello camuflar el estado de los ojos no era complicado. Con la silla al hombro después de haber visto la película, cada mochuelo a su olivo, que con lo visto en aquella noche había para más de una semana de chismorreo.

miércoles, 27 de octubre de 2010

EL COLOR DE LAS ROGATIVAS.

No pasa desapercibido los comentarios que se realizan en los lugares que los beniner@s tienen en la red. No tiene otra explicación que monte a continuación unos argumentos (no siempre fue verde el río) que en cierta medida mi fuente de inspiración sean mis dos ancestros. Quizás, también sea como consecuencia, que José el del Canónigo se ha encontrado una foto donde se encuentran mis dos abuelos Papanino y Paramón en la era de dicho cortijo en la boda de mi tío Pepe y mi tía Clara y mirando la foto los comentarios aparecidos sobre el color del río que pasaba por Benínar, al parecer se ha convertido en un monográfico donde tan solo se han fijado en un solo color, ¿y el resto de los colores?. No siempre los beniner@s contemplaban el verde de la esperanza, el de la abundancia, cuando el agua en pleno verano desaparecía por el Cejoz, cuando funcionaba todo el año el molino de los Carpos, o cuando el agua no llegaba ni a Las Yeseras.

Cuando las nubes no habían llegado en ese año y el agua en pleno verano de la Acequia de la Vega llegaba a duras penas al Cajorrillo, la mitad del pueblo resaltaba el color verde de la Vegeta, del Rincón, los Majalones, etc., y se lamentaba del color tostado, el que presentaban las plantas, en los Arenales, la Mecila, las Lomillas, etc., deshidratadas; ¡de pena! al contemplar el suelo repleto de los frutos adolescentes que los árboles en un afán de supervivencia soltaban. Árboles desnudos como en invierno siendo verano.

Cada año que las lluvias fueron escasas, se llegaba a la determinación de sacar en procesión a San Marcos, el rey de los charcos, en rogativa, para que llegasen las lluvias, para que el otro medio pueblo dejase de ver el color más feo de todos, el que presenta un árbol sediento, al ver que a sus huertos no llegaba el agua.

sábado, 16 de octubre de 2010

LAS MOSCAS DE GARCÍA MÁRQUEZ LLEGARON A BENÍNAR

Decía Lola la del Ebanista:
- “No hay quince años feos ni llenos de hermosura”.
Le contestaba el marido:
- “¡Toma!, los dieciséis, diecisiete, (…), las mujeres siempre tienen unas cuantas hermosuras, encantos ocultos”.

Por esa edad deberían estar las dos hijas de Clemencia la de la Tienda, cuando comenzaron a preparar el ajuar, puesto que en todo destacaban en Benínar y todos sus paisanos estaban de acuerdo que serían de las que se casarían con “lo mejorcito del pueblo o alrededores”. Dichas mujeres han demostrado a lo largo de su vida ser el prototipo de mujeres emprendedoras, grandes empresarias y en la misma medida han cuidado el núcleo familiar. ¡Pero!, pero, pero, no sabían bordar. No habían salido del pueblo y por ello el tema de los primores no encajaba con ellas y recurren a Doloricas, que había estado estudiando en la capital para que cuidando de su hijo pequeño, la madre a cambio les bordase los tapetes, las sábanas, las corchas, etc., lo mínimo que tenían que aportar al matrimonio una moza cuando se casaba.

Cuando Juan hacía referencia a “los encantos de las mujeres”, seguro que estaba pensando en todos aquellos altaricos que las mujeres de Benínar, de una misma calle, preparaban para el día del Corpus. Hoy aquellos encantos se llaman, creatividad, diseño, ornamentación y exposición de trabajos de bordado, casi desaparecidos o que nos llegan de China.

Aquellas manifestaciones tradicionales y espontáneas de realizar un diseño, un monumento donde se posaría la custodia con la Sagrada Forma, a base de las macetas que eran cuidadas con esmero durante todo el año, pero sobre todo de colgar de las fachadas de las casas, sábanas, colchas, pañitos de croché, trabajos de bolillo, con ramilletes de flores formados con hilos de colores, de las marcas las Cadenas o la Hilandera (sin tener como ahora se tiene en el 2010 revistas para plagiar, …), todo aquel conjunto hoy se asemeja, cuando la diputación o cualquier caja de ahorros, reúne en una determinada sala la creatividad de distintos artistas, con la diferencia de antes, ahora, que todo aquello se hacía por amor al arte y sin que ningún organismo público o privado realizase las subvenciones oportunas. Aquellos monumentos (que así se les llamaba en el pueblo), nacían cuando las gentes de un pueblo tenían cubiertas todas sus necesidades y ven el futuro lleno de optimismo, es cuando surge la creación. La creatividad, los altares para celebrar el día del Corpus desaparece en Benínar en el mismo momento que llegan aquellos funcionarios diciendo que se va a construir un pantano y por ello, de sus tierras y de sus casas se tienen que marchar. Seguro que García Márquez se inventaría que aquellos invasores portaban un tipo de mosca que su picadura contagiaba de pesimismo y les quita el sueño a todos los habitantes de aquel pueblo alpujarreño.

miércoles, 13 de octubre de 2010

¿MONAGUILLAS?

El paisano José Antonio DR, se extraña de no ver en la procesión del Corpus nada más que mujeres y niñ@s.

Creo que tienes que recordar que en temas religiosos, (al menos los curas que yo conocí) siempre los hombres fueron separados de las mujeres. Ellos, en Benínar podían subirse a la tribuna y ver a los mujeres desde encima.

Los bancos de la iglesia todos ocupados por las beninaeras, apretadas unas contra las otras, mientra los bancos de la otra mitad asignada a los hombres, medio vacíos. Te tienes que acordar del episodio de doña María la madre del cura.

En las procesiones, primero los cri@s, segundo las mujeres, todas en fila, finalizaba en todo su recorrido, con los hombres de forma desorganizada (hablando por supuesto) desde el principio al fin.

Aún continua, en menor medida la costumbre que en una misa, la iglesia está llena de mujeres y en la calle charlando los hombres; creo que aún perdura sobre todo en los pueblos alpujarreños.

Los hombres (hasta ahora), siempre confiamos que la mujer dicha mediación, entre los miembros de la familia y la divinidad, ellas, las madres, las realizaron (y las siguen realizando) con mejores resultados que los hombres. A las mujeres se les acompañaban a la iglesia – vestida para la ocasión – mientras el hombre se quedaba en la puerta. No creo que sea tradición musulmana, más bien judaica.

¿Tienes la imagen de algún hombre descalzo en una procesión por la manda realizada?.
¿Te acuerdas, tienes la imagen, de algún beninero con un rosario en las manos?. ¿Algún escapulario?. ¿Vestido de marrón por el hábito a la Virgen del Carmen?.
¿Recuerdas si algún beninero tenía en la iglesia un reclinatorio?.
Desde pequeñill@s: ¿Recuerdas alguna monaguilla?. ¿Repicando la campana?.
¿Recuerdas a algún beninero arreglando, barriendo, (…), sacando brillo a los candelabros?. ¿Algo relacionado con el - contenido y continente - de la iglesia?. ¿En éste caso de preparar altares el día del Corpus?.
¿En un velatorio, recuerdas a un hombre encargado de encender y mantener las llamas de los candelabros y mariposas?.

Fueron en los últimos entierros cuando la mujer se incorporó a acompañar al difunto al cementerio, - menos cuando se enterró a la señorita Salud, pero este tema bien merece un comentario aparte - desde siempre la procesión (siempre sin formar dos filas) del entierro estaba formado por hombres. Era en la única ocasión en que el hombre portaba una vela en la mano – las que se decían que eran de las Ánimas – en las procesiones siempre las portaban las mujeres. Para los niñ@s, portar una vela, conseguirla, era lo sublime, portar en sus manos el fuego.

¿Qué hombre encontraba un poco de tiempo para asistir a los rosarios o a las novenas que se celebraban en Benínar?. ¿Madrugar para los Vía Crucis?.

Imágenes y más imágenes. Creo que de todas me quedo con las que aparecen en la película: “un violinista en el tejado”. Estaba basada en una novela del escritor rusoSholom Aleichem, titulada Las hijas de Tevye.

martes, 12 de octubre de 2010

LAS "AFOTOS" DEL CORPUS.

Recuerdo que mi padre me decía que tanto en la guerra como después en los tres años de mili, a los soldados le daban un paquete de tabaco. Desde el principio tenía claro que él no fumaría y que vendiendo el tabaco, ahorraría para comprarse un reloj de pulsera, puesto que sería el primer joven de Benínar que tenía reloj en la muñeca.

Puede que pasasen aún los setenta y en el pueblo aún se consideraba un despilfarro tener una cámara de fotos y por ello las que tenemos de aquellos tiempos fuese de la cámara que alguien ajeno al pueblo inmortalizaba una forma de vida.

Aún no se le permitía a los que hacían la primera comunión (pues no salen en las fotos comentadas) que fuesen las niñas vestidas de blanco y los niños de merineritos. El que escribe, su madre se empeñó que fuese a su primera comunión vestido como después sería normal vestir a los niñ@s para tal acontecimiento, el cura se negó alegando que todos tenían que ir vestidos sin ninguna distinción; beninera y cura no llegaron a un acuerdo y dicho beninerillo, la primera comunión lo haría un año después y por supuesto no de marinerillo, puesto qué, el del año pasado le estaba pequeño y la madre dio su brazo a torcer, pero con una condición: Los dos curas después de la misa irían a mi casa a comer buñuelos, madalenas, borrachillos y soplillos. Puede que fuese la primera comunión que se celebraba en Benínar.

El color de los vestidos de las mujeres una vez casada, tenían que ser negros o de un gris muy cercano al negro. Solo se permitía a las niñas el color blanco, el color que estaba estrechamente ligado a la pureza. Fue Eugenía la canadiense (a comienzos de los setenta) la que les mostró a los beniner@s que existían en la ropa los colores del arcoíris, vistiéndose ella (ya entrada en los cincuenta) de ropa de colorines, a su marido y a sus hijos.

Imaginar que hoy no se puede ir a una boda por ejemplo si no se lleva un vestido para la ocasión, unos zapatos, (…), todos los demás complementos y en la foto se ve a mi abuela que todas las faldas que tenía siempre las llevaba puestas, cambiando la de exterior dependiendo del acontecimiento al que asistía. Los hombres se compraban un traje para casarse alegando que después sería utilizado como mortaja.

La toca y el mantón, que utilizaron la generación de mi abuela, las siguientes, sus hijas, descartaron dichas prendas para siempre. En primer lugar la radio y después la televisión, cambiaron a cada una de las generaciones que fueron apareciendo.

Qué lejos estaba Benínar de la película, “con faldas y a lo loco “, qué, por aquellos tiempos se proyectaba en las pantallas de EEUU y en Europa.

sábado, 9 de octubre de 2010

OTRO SONIDO DE LOS CERROS DE BENÍNAR

Creo que lo que más llenaba nuestros sentidos era el sonido de los cencerros, cuando los pastores se los colocaban a los animales y antes se daban una vuelta por el pueblo antes de salir de Beninar con dirección a la sierra para estar en ella todo el verano.

La chiquillería de la misma forma que disfrutaba cuando llegaba la banda de música de UgÍjar al encontrarse con sonidos nuevos, cuando pasaban por la calle del pueblo las manadas de ganado, todo el mundo se asomaba a las ventanas y todo, al escuchar los sonidos de los cencerros, por lo menos aquel día rompía la monotonía y sería diferente. Otra forma de ir marcando cada periodo del año.

Ese día era el día de los pastores, al desfilar por el pueblo; vestido para la ocasión y con su morral más nuevo. En las últimas ocasiones, pudimos ver como los pastores agregaban otro animal de ayuda. Los perros del ganado.

Pude valorar el sonido de dicho instrumento, al asistir a una exposición permanente en Extremadura - que su dueño es amigo - y que tendrá al rededor de 1000, ..., !muchos!, coleccionados, de cabras ovejas y vacas.

El que suene cada uno diferente, es gracias primero a su tamaño, pero sobre todo a la mano artesna que al terminarlo, logra arrancar de él, el sonido único e inconfundible. Sonido y animal, para el pastor siempre quedarán unidos.
¿Qué será de aquellos cencerros, de todas aquellas manadas de cabras?.
Yo guardo el sello, que mi abuelo Faustino le colocaba a cada una de sus ovejas.
Les refresco la memoria a mis paisanos, para que se acuerden para que otro acontecimiento extraordinario en el pueblo se utilizaban.

Donde estarán aquellos artesanos que los construían o si aquellos cencerros, llegaban de otra parte de España. Seguro que se comprarían en la Feria de Ugíjar.
En la TV, podemos ver como algunos pueblos dicho instrumento lo utilizan como pieza fundamental para escenificar un determinado acontecimiento.
Dentro de la manada, un cencerro especial se le colocaba al animal de plena confianza para el pastor.
Llegar a aquella confianza mutua para cada pastor tenía un determinado aprendizaje, que en muy pocas ocasiones revelaban su secreto.

No creais, que los cencerros se colocaban "a la primera que llegase". Cada cencerro tenía una determinada familia de cabras - las cabras se desplazan en todo momento y duermen dentro de un clan - y dentro de la familia se le colocaba a una determinada cabra.

Terminado el ritual, todos colocados por categorías, comenzaba el desfile para terminar en el río y comenzar el camino a la sierra.

jueves, 7 de octubre de 2010

LA PATRONA DE LA ALPUJARRA

Desde el 1606 que se celebra las fiestas en honor a Nuestra Señora del Martirio, la Iglesia Católica no nos ha tratado a los alpujarreños como a los demás andaluces a pesar de conmemorar ese día cientos o miles de mártires que en su día desde Roma se nombró al “abogado del diablo”, para su beatificación. Del 15/08/07 al 15/10/07, en Ugíjar se pudo ver una exposición sobre el tema. ¿Qué meritos son necesarios para conseguir el rango de basílica menor?. Ninguna de todas las Vírgenes en Andalucía tienen tantos mártires para presentar como aval. Desde el punto de vista de nuestra TVA, cada año se puede comprobar que con tan solo dar dicha noticia en el telediario al menos para sus responsables, “se sale del trance un año más”.

Desde siempre se ha vivido en el mismo nivel de fiesta (porrones, bota, tapitas, etc., y algún que otro trato) y sentimientos, (devoción, promesas y rezos) que los que todos los años acuden a la romería de la Virgen de la Cabeza en Jaén o los rocieros que año tras año, generación tras generación, acuden a las Marismas de Almonte para postrase ante la Blanca Paloma.

En Wikipedia se encuentra que el primer documento de la Virgen del Rocío data del 1640, la nuestra, la alpujarreña también parten del mismo siglo, pero sus celebraciones distan casi como de Almonte a Ugíjar.

La última vez que llegué a dicha feria por el río tendría sobre unos diez años que según mi querido F.R.R.:
- “Que feria nos pasamos con las quinientas pesetas que nos dio tu madre para comprarle una albarda a la burra”.
La primera vez que vi los titiriteros, los gitanos con la cabra, a un animal que se le nombraba como vaca y otro, el caballo, pero sobre todo el mercado más grande que había en el mundo mundial.

lunes, 4 de octubre de 2010

EL SUEÑO DE PODER VOLAR

"Hay que emigrar como las golondrinas". Lo ha escrito nuestro paisano Pepe Agus en el foro. Me permito interpretar lo que ha querido decir, pero no sé que palabra puede sustituir a "EMIGRAR". Emigrar siempre ha sido de las palabras que al pasar por mis oídos tienen el efecto del anzuelo o de la punta de las banderillas. He sido emigrante y vivo precisamente en el Estrecho de Gibraltar por donde suena muy mal dicha palabra. Creo que sería mejor escribir: Poder volar como las golondrinas.
No quiero referirme poder subir en un avión y pasar unas vacaciones en el lugar programado por nuestra agencia de viajes. Me refiero a poder volar como las aves. Procrearse donde ellas siempre lo hicieron y una vez adultos buscar el alimento donde se encuentre. También pienso en la utopía que los humanos los vuelos los realicen como ellas, las aves, sin maletas, sin pasaporte, sin fronteras y que nos dejemos guiar, como ellas lo hacen confiando en la experiencia de sus mayores, de las corrientes de aire o de las magnéticas, del que encabeza la bandada y no de la propaganda de una agencia de viajes.
Levanto la vista y contemplo con frecuencia por estas fechas una de tantas concentraciones de cigüeñas justo en el centro del Estrecho de Gibraltar que están buscando las corrientes de aire para remontar lo más posible, es de suponer que colocadas a una determinada altura, pasan planeando todo el desierto del Sáhara para llegar ¿donde (…)?.
La UE, (al menos así nos lo están vendiendo) ha colocado un puñado de observatorios, (avistamientos) con representantes de muchos países en toda esta zona para comprobar el número de aves, la fecha en que emigran, etc., donde llegan, de una forma u otra. Los países llamados del primer mundo quieren convertir dichos espacios como los nuevos santuarios, estén en el continente que sea. Si allí llegan sus aves, ese espacio es de ellos. Esto va tomando forma. Me gusta. La protección de los espacios naturales allí donde ellas lo marcan. Ya no se toma posesión de un determinado terreno en un determinado continente para explotar sus recursos naturales. Las aves nos están convenciendo que existen santuarios naturales que es imprescindible su conservación. Ellas son el mejor indicador del cambio climático. Han empezado por las aves. Espero que también nos cuenten a todos aquellos que de una forma u otra dejamos nuestro pueblo (obligados en casi todos los casos por el mal llamado progreso) y todos los años volvemos en una determinada fecha todo el tiempo que queremos y no el que nos marcan las cuentas bancarias. No es humano que cuando se llega a una determinada edad, a los viejos se les concentran en un determinado edificio y allí se les cuida a todos juntos hasta que se van muriendo. La protección a los infantes y a los viejos debe cambiar por completo. Debemos volver a imitar como se hacía en Benínar a los ciclos que nos marca la naturaleza. No es lo mismo nacer y pasar la adolescencia en un pueblo, que una vez siendo adulto remontar el vuelo y buscar el alimento en otro lugar.
Hablando con Eugenia Doucet, recientemente, me decía que dos de sus hijos, pasan medio año en Canadá y el otro medio en Andalucía. No es nada nuevo puesto qué, quien conoce Coin, Alharín y Mijas, se puede comprobar que la población mayoritaria procede de los países del norte de Europa. Como las grullas vuelven todos los años a pasar el invierno en Extremadura, sus jubilados a la Costa del Sol.
Me gustaría poder imitar a dos de nuestros paisanos que el verano se lo pasan en un pueblo en el País Vasco y el invierno en Andalucía. Me gustaría saber si dicha situación fue planificada con antelación, se dejaron llevar por el instinto, que argumentos emplearon con el banco, que hipoteca, etc, o han pasado de todo lo racional y se comportan como las cigüeñas blancas.
Es interesante visitar: http://www.fundacionmigres.org/

domingo, 3 de octubre de 2010

LA CURA DEL REUMA.

Ha llegado el otoño; comienza a caer los primeros chaparrones y en Benínar los mayores comenzaban a tomar medidas (como hoy se vacunan contra la gripe, por si llega, que sea benévola), para que el reuma no los paralizase sentados en la chimenea día tras día. Las faenas del esparto y los manojos de hierva para los conejos savias medidas preventivas.

No recuerdo el escrito de referencia donde comentaba con Eugenia la canadiense que los médicos de atención primaria del pueblo donde estaba viviendo, Berja, deberían, en vez de mandar tantos medicamentos (mi hija está realizando una tesis doctoral sobre el uso de los medicamentos relacionados con la tarjeta 21 con resultados desalentadores), que el ayuntamiento preparase pequeños huertos para que los viejos, sembrase durante todo el año la vitualla (lo está llevando a la práctica el Ayuntamiento de Los Barrios, Cádiz), y que cada vez que el enfermo crónico visite el médico de cabecera, para poder retirar los medicamentos entregase unos determinados metros de soguilla, pleita o tomiza.

Éste tipo de comentario que a más de uno les debe sonar a cachondeo y que los más jóvenes, no entienden muchas palabras ni cuál es la finalidad del relato, lo descrito anteriormente era la única y más sabia solución para paliar en lo posible el reuma, (lo que en la actualidad se le llama alternativa o medicina natural simple) cuando se tiene edad de padecerla.

Al salir de mi casa, en Las Cuatro Esquinas, en Benínar, en el centro había enterrada por la mitad una piedra redonda donde por estas fechas siempre había un beninero (ellas estaban en otros menesteres) majando un manojo de esparto que había permanecido parte del verano sumergido en agua. Uno de los hermanos Gutiérrez me lo recordaba en el último encuentro de beniner@s en Cataluña. Tal acontecimiento no debía ser considerado de escasa importancia cuando han trascurrido casi cincuenta años y aún aparece de los primeros a recordar cuando se trata de recuerdos a destacar.

Por estas fechas estaba establecido que mientras se escuchaba el sonido de las chorreras, era el momento de remendar las albardas, las aguaderas, los serones, (…), de renovar todas las cuerdas que formaban parte de las labores del campo.

Dentro del entorno de la Alpujarra, los serones, aguaderas, albardas siempre se compraban por estas fechas en la Feria de Ugijar. Dichos objetos no es que no se supiesen fabricar en Benínar, (se fabricaban a base de varetas de adelfa y pleita) lo que ocurría es que los benineros ocupaban un nivel de distinta calificación como trabajador, puesto que los que se dedicaban a su fabricación, eran aquellos que no podían acceder a ser agricultores. La clase social última, la más baja serían los gitanos errantes dedicados a esquilar animales y la construcción de vasijas de cañaveras; la clase social que le seguía eran los asentados en un pueblo, (los tullidos, enfermos crónicos, etc.) dedicados a las labores de esparto y en el siguiente escalón social los agricultores.

Para mis paisanos los beniner@s, para todos los alpujarreños que se animen a volver a recuperar las labores del esparto, pero sobre todo, que llega la Feria de Ugíjar, que tenemos que rezarle una salve a la Virgen del Martirio y estando en la capital de la Alpujarra disfrutar de tantos olores, sabores, colores y recuerdos.

lunes, 27 de septiembre de 2010

UNA AMERICANA PRENDE DARME LECCIONES.

Ya marchado el sol como siempre suelo sacar por última vez los tres perros ancianos que tengo, cuando los llevo amarrados es para arrastrar de ellos y por ello los saco sueltos. Una mujer con acento extranjero me dice:
- Oiga. ¿Dónde lleva la bolsa?.
Me sentó más malamente que una presunta señora con acento de vaya usted, a saber, me corrigiese, que a la vuelta, al volver a pasar otra vez por delante de ella, (al continuar sentada la presunta señora en el mismo lugar), le digo:
- ¿Cuántos cubos tiene en su cocina para separar los residuos de la casa?.
- ¿Qué dice?.
¡Ya estamos en contestan lo que quieren entender del Castellano los de fuera!. La persona que estaba a su lado me contesta diciendo que ellos desde hace mucho tiempo separan, el papel, los plásticos y el resto de la basura.
- En América es obligatorio hacer dichas separaciones. Contesta la mujer.
- Pues yo, desde hace bastante tiempo además de todo lo que ustedes realizan, tengo un cuarto cubo para separar la materia orgánica, ya que tengo unos recipientes, con lombrices para obtener el humus.
Me di media vuelta y di por terminado la conversación puesto que uno que ha cargado y descargado serones de estiércol, se ha criado en un pueblo alpujarreño donde aún no se conocía la palabra basurero (allí todo se reciclaba), el que me llamase la atención de la bolsita para el excremento de los perros (no es que no tuviese razón de que todos los que salen con su perro recojan las cacas), es que, dentro de las actividades del día, siempre dejo un tiempo para sembrar y reciclar todo lo que podo de las palmeras, por ejemplo.
Todo un aprendizaje en Benínar sobre el reciclado y la misión que tiene cada beninero de dejar plantadas los árboles que pueda, no para su disfrute de recoger lo sembrado; se siembra a sabiendas que la sombra y el fruto será disfruta o recogido por las generaciones que llegan; ¡a mí me va a llegar una americana a corregirme diciéndome:
- En América es obligatorio, (…).
Como vivo y hablo como se habla en ésta tierra, en Cádiz me llegó a la cabeza:
¡Ihaputa!.
Que en su vida ha cogido un mancaje ni se ha puesto unas albarcas, me va a dar lecciones, que en América (…).
Siglos antes que lo aprobase el Senado de los EEUU, antes que ustedes-vosotr@s fuesen nación, en la Alpujarra siempre desde hace muchísimos siglos, como norma, nada se desperdicia, todo se recicla.

viernes, 24 de septiembre de 2010

TIEMPO DE CAÑAVERAS.

Recuerdo el nombre y el boca a boca de casi tod@s l@s beniner@s cuando un paisano se le ocurrió cortar las cañaveras fuera de temporada. Se corrió la voz por el pueblo que a un paisano se le habían puesto los testículos, casi (perdón por las comparaciones), como el volumen del burro del molinero. En los madriles se dice “como el caballo del Espartero”. Nadie era capaz de imaginarse tal tamaño y por ello todos los paisanos aplicaron la técnica de “hacerse el encontradizo” para ver en vivo y en directo lo inédito, lo descomunal. Los entendidos del pueblo en dicha materia (como en tantas otras) le pusieron un determinado nombre (lo que hoy conocemos como alergia), que aquel espectacular volumen era como consecuencia de ser un agonía (adelantarse a los demás) y cortar el mejor manojo de cañas, las más largas y las más gordas que habían nacido en las reviras del río en todo su recorrido. Aquello que había llegado a aquel extremo, a ser de tal tamaño que no le cabía entre las piernas, nuestros paisanos no encontraban otra explicación que las cañaveras en una determinada época del año, suelen soltar “un polvillo” que afecta a las partes más sensibles del cuerpo, a determinadas personas. Es de suponer que ningún extraño a la familia los había visto, pero todos decían:

“Los tiene además en carne viva”.

En aquel pueblo tan falto de noticias las conjeturas de la postura en la que estaba el afectado era visto y analizado dependiendo del grado de imaginación de los que participaban en la conversación. Tampoco era plan de llamar a la puerta del afectado:

¿Oiga, (...)?.

Lo cierto es que las cañaveras en aquellos tiempos tenían múltiples aplicaciones, desde fabricar el mango de una escoba, el soplador para las ascuas, para dar palos a los almendros o los olivos para que cayesen los frutos donde no llegaban las manos; pero sobre todo para formar la estructura donde se amarraban los tomates y haciendo cañizos, se colocaban encima de los palos retorcidos de álamo para formar el techo de cada una de las habitaciones de las casas. También se recuerda como la camioneta de Pedro, por éste tiempo, cargada de manojos de cañaveras salía por el Collado para ser vendidos en los pueblos cercanos.

En ésta época en concreto, cuando el verano estaba en sus últimas bocanadas, había que esperar el momento para recopilar las cañas que se necesitaban en el año, intentando evitar la alergia, pero sobre todo que no circulase agua por el río, ya que eran cargados los manojos sobre las bestias y uno de sus extremos iban arrastrando. Imposible que aquel tipo de carga pasase por el Cajorrillo.

Con el jopo de la cañavera, los beninerillos (no las niñas, ellas estaban en otros menesteres) construían una lanzadera de huesos de almecinas, (como se ve en la TV como cazan los indios del Amazonas con cerbatanas los monos que están en las copas de los árboles) que colocados a la entrada del pueblo se divertían al ver como reaccionaban, burr@ y arrier@ al recibir el disparo del chaval escondido en los tarajes de la ramblilla.

Las cañas también se empleaban para la construcción de los tres kioscos que se montaban en las fiestas del pueblo. Bajo su sombra todos los años nacían la mayoría de las parejas de novios mientras se degustaba un sabroso helado de avellana.

Infinidad de anécdotas, ocurridas y otras imaginadas están centradas en los cañaverales. Ninguna planta tenía tanta utilidad y tantas historias centradas en los cañaverales de Benínar.

Todos los años este tipo de faena ocasionaba algún accidente laboral de cierta gravedad, puesto que dicho trabajo como tantos otros, la Seguridad e Higiene en el Trabajo aún no se había inventado.

jueves, 23 de septiembre de 2010

DECISIONES QUE ZAHIEREN

Científicos en hidrogeología dan con la solución para el Pantano de Benínar (y II).
Reflexiones tomadas de los distintos documentos que aparecen en Plaza de Benínar.

"Las características geológicas", tienen que tener una base aportada por los sondeos previos a la construcción de la presa que se realizaron en Benínar durante dos o tres años.

Las muestras etiquetadas de cada uno de los sondeos realizados al terreno limitado, el que formaría el vaso del pantano quedaron almacenadas durante algún tiempo en uno de los almacenes que tenía el organismo público en las Viñuelas.

En uno de los sondeos en concreto en los Olivos Nuevos surgió un surtidor de varios metros de altura que permaneció un tiempo dejando un reguero de color rojizo que llegó hasta el río, que pasó de los Arenales. Todos los beniner@s, conocemos un paraje denominado Las Yeseras, donde se eslomaron durante muchos años muchas generaciones de yeseros. Dichos resultados eran concluyentes para los trabajadores de la tierra, las amas de casa, los pastores, etc. El yeso y el agua nos trasmitieron desde los fenicios, los romanos, etc., (por el sistema del boca a boca o por el simple experimento de un beninerill@ haciendo una presa en la Ramblilla) hasta por el último albañil Manuel el Rubillo, que nos decía: Siempre fueron incompatibles el yeso y el agua. En aquel lugar no se podía construir un pantano. No hacía falta tener el título de ingeniero en obras públicas para conocer dicha incompatibilidad del yeso y el agua.

¿Los ingenieros encargados de ejecutar la presa se pasaron por "las entrepiernas" toda aquella documentación aportada por los sondeos realizados?. Al menos dichos personajes se colocaron en un pedestal tan alto, (con título universitario, el de más prestigio) que ni se bajaron para escuchar los conocimientos del terreno que tenían los beniner@s, de su entorno, ni las voces de la sabiduría popular les llego en ningún momento. Desde el punto de vista comparativo, es el enfermo que va al médico, éste diagnosticar sin escuchar al paciente.

¿Quien dio la orden que aquellas muestras desapareciesen de dentro del almacén?. Dicho de otra forma: ¿Van desapareciendo con el tiempo y los encargados de custodiarlos volvieron la cara para otro lado?.

Al ser un documento público, (características del terreno), dichos resultados, (no fueron realizados por perico el de los palotes) fueron pagados por los contribuyente. Presupuesto público. Se colocó al frente de ellos a técnicos competentes en la materia (para acordarse -…-, de todas sus mulas y demás animales si en la actualidad nos argumentan que en los años setenta la hidrogeología no existía), que informaron y firmaron unos papeles, que dicho sea de paso: ¿Donde están?.
Son documentos, papeles, que deben ser custodiados para que los hijos de los expulsados de su pueblo puedan ser consultados cuando lo estimen oportuno, generación tras generación.

No sé a quién le corresponde ir archivando para formar un documento, un libro para que se conozcan al menos en las distintas universidades, la de humanidades, psiquiatría, etc., obras públicas, y medio ambientales, para que dichos estropicios no se vuelvan a realizar. Lo de estropicio es un trato benévolo a las actuaciones realizadas por todos aquellos que día a día conscientes de las decisiones que estaban tomando sobre los beniner@s y su entorno, seguían a pie de obra tomando medidas para que aquel valle y sus habitantes fuesen perdiendo el pulso hasta conseguir su muerte o quedasen lesionados.

¿A dónde puede llegar la mente de ciertas personas que no dejan de zaherir (a sabiendas que los resultados a corto y largo plazo no crearían mejora alguna ni en los humanos ni en el medio ambiente) y no sentían el más mínimo remordimiento?.
No sé hasta qué punto los que llevaron a Béninar para la construcción del pantano fueron preparados como se prepara a un ejército para arrasar y ocupar.

jueves, 16 de septiembre de 2010

DICHOS BENINEROS

Cuando en Benínar nos juntábamos unos cuantos en una sombra, jadeando en pleno verano alguien, solía decir:
“Quien fuese en el invierno cura y en el verano pastor”.
Aclaro para los que no han llegado a conocer a un cura con sotana, y con bonete que en nuestro pueblo era casi pecado pillar a un cura sin dicha prenda. Era la línea de investigación más importante para los beninerillos, averiguar lo que había debajo de unas faldas, en este caso una sotana, abotonada desde la punta de los pies hasta el cuello. ¡Trescientos botones!. ¡Más!. Lo de envidiar al cura en el invierno radicaba en la sospecha, que debajo de la sotana el cura podía llevar puesto todo el contenido del ropero (perdón, el arca, puesto que en Benínar no había roperos) para no pasar frío. La envidia al pastor, consistía, en que los meses de verano se marchaba del pueblo a las laderas de Sierra Nevada. “Probrecillos aquellos paisanos”, que tenían que dormir con manta en pleno mes de agosto. Recomendaciones había que buscarse para ser ayudante de pastor.

El tema que se escribe surge como consecuencia que ha llegado un invitado a casa, le he llevado a visitar Castellar, por su castillo y por su pantano, en mitad del campo nos hemos tropezado con un pastor, (las personas de campo tienen la sabiduría y la ironía en su justo equilibrio) hemos parado el coche para hablar con él y nos ha contado lo siguiente:
- “Nosotros los jubilados vivimos en este pueblo mejor que en otros sitios. Como nos queda una paguita (…), (el campero, retiene mentalmente el importe, nos mira fijamente y comienza a girar las manos pero no suelta prenda). Contesta: Na. Después de estar trabajando desde que era un crío guardando ganado y ser minero, (…). Na. Menos mal que todos los jubilados tenemos nuestros animales (…). Gracias a Felipe González. Él, "el gran capitán" (elevando el brazo izquierdo y apretando el puño). Logró ganar el pleito y que las tierras volviesen a propiedad de todos los del pueblo; por ello cada uno de los jubilados tenemos nuestros animales que llevamos a pastar a las tierras reconquistadas”.

Al escuchar al campero, chasco los dedos y comienzo a pensar:
¿Mira que sin pedir permiso a nadie los que estamos jubilad@s, beniner@s, nos podemos agenciar una manailla de cabras u ovejas, construir un corralillo, (…), con una “solución habitacional” al lado y de camino vivir en Benínar?.
He pedido presupuesto de lo que vale una cabra, e incluso, no descarto la posibilidad de alquilarlas por temporada.
Me hace ilusión volver a guardar chotos como guardaba mi padre, cuando era zagalón en el Cejoz, sobre todo en el verano.
Termino con otro dicho beninero: “No existe un lugar mejor para montar una huerta, teniendo el estiércol seguro, y el agua en la misma puerta”.

domingo, 12 de septiembre de 2010

APEDREADOS

Abdula aparece periódicamente en casa para ayudarme en las labores de casa. Esta mañana ha llegado con la cabeza totalmente rapada, le digo que se diese la vuelta para verlo por detrás y esa parte del cráneo la tiene llena de cicatrices.

Me ha llegado el recuerdo de cuando los beninerillos nos citábamos en los alrededores de donde estaban las escuelas a las afueras del pueblo para jugar a aquellos juegos de antaño que también describe en su poesía un paisano (más o menos de mi misma edad yo más viejo por supuesto) bajo el seudónimo de eldi_blo.

Como norma, no en todas las ocasiones, pero sí en muchas, siempre se terminaba la reunión con un imberbe corriendo y una lluvia de piedras le perseguía hasta la entrada del pueblo. Por supuesto que no siempre le tocaba al mismo. Las rotaciones eran inevitables.

Casi todos los de mi generación si nos rapásemos la cabeza como Abdula, seguro que aparecerán las cicatrices de aquella forma de resolver nuestras diferencias. Uno corriendo y todos detrás lanzando piedras sobre aquel que había sido juzgado y condenado sobre la marcha. Yo que pensaba que era una característica beninera, resulta que es un recurso que también aparece en África y en otros lugares.

No deja de ser un comportamiento no del todo erradicado, puesto que he visto en la tele (eliminadas las piedras al alcance de la plebe) que en la conmemoración del día de Cataluña, al público se le ha distanciado cien metros más del año anterior, puesto que en los años anteriores, los insultos lanzados (que les causaban a los políticos el mismo daño que una pedrada) y los gestos, era el recurso de los indignados al no tener una piedra a su alcance.

lunes, 30 de agosto de 2010

LA DOCTORA TIQUISMIQUI

En el Hospital de la Costa del Sol me había citado con Salvador. Por más que me explicaba donde podíamos tomar una cerveza en el término de Marbella denominado los Monteros, no entendía, no quería enterarme. Lo que realmente necesitaba era verme con él en el hospital que está cerca.

Salvador es el padre de una médico internista. Necesitaba hablar con ella de una forma sosegada, sentados en un bar y sin prisa.

Cuando le explico a Salvador mis intenciones comienza a reírse y me dice:
- Cuando el otro día estuvimos hablando de los hijos te tomates en serio lo que dije de mi hija que era una tiquismiqui.

Después de comunicar en recepción que bajase la doctora, nos sentamos los dos en el bar y sin dejar de sonreír continuó diciendo mi amigo:
“Recuerdo los últimos días de mi abuela y veo a mi hija y son exactamente iguales. Cuando tiene que contestar, se detiene unos segundos para ordenar su respuesta. Anda casi a saltitos. Veo sentada o levantada la misma postura en las dos. (…). Mi abuela desarrollo toda su vida en una huerta dentro de una choza en la Buqueria y mi hija en el hospital donde nos encontramos.

Mi padre estaba a punto de casarse, pero se murió su padre y por ello lo establecido en aquellos tiempos le forzaron a posponer su boda, al asumir ser el cabeza de familia. Hasta que sus tres hermanas no se casasen, él no podría hacerlo.
Salvador deja de contar abuelorios puesto que ve aparecer una bata blanca. Le entra una sonrisa nerviosa que le deja paralizado. La hija se acerca le da un abrazo, tan largo como para que el padre se derritiese. Me mira la doctora y me dice:
- Mi padre necesita de vez en cuando un abrazo de este tipo para seguir funcionando. ¿Qué pasa?.
El padre agacha la cabeza, se sonríe y dice:
- Esta es mi hija la tiquismiqui.
Es una pecha reír como tiene montada su casa. Lo primero que compraron fue un sofá y un buen equipo de música cuando se fue a vivir con su pareja.
Unas buenas estanterías para llenarlas de libros y colocar cuadros.
- Papá, que mi pareja y yo tenemos nuestras prioridades y conforme van apareciendo los ahorrillos compramos lo que con más urgencia necesitamos. Que los nietos llegarán cuando les llegue su hora.
Se miran los dos padre e hija y se les nota que son cómplices.
- ¿Esta vez que escusa tienes para que deje lo que estaba haciendo y acuda para que presumas como la doctora Romero públicamente te da un abrazo?.
Vuelven a mirarse y con la mirada están renovando que se quieren, que se necesitan, mientras la doctora, se levanta y alejándose le dice:
- Tienes que ir a casa con mamá. Tengo todas las fiambreras vacías y apenas me queda fruta.
Salvador se levanta para intentar que su hija vuelva a sentarse para que me atienda lo que quería preguntarle, pero yo le detengo y le digo:
- Parte de mis asuntos internos creo que me habéis enseñado que se pueden resolver. Los otros, ya encontremos otra ocasión para que se me expliquen.

jueves, 26 de agosto de 2010

COSECHA SIN GORRIONES

Mi mujer lleva dos días de forzado duelo ya que la hija de la difunta no podía soportar estar sola en el tanatorio con los restos de su madre.
Cuando llegó mi mujer a casa le pregunto:
- ¿La difunta no tenía dos hijos más?.
- Los ha llamado y no han aparecido.
- ¿Los vecinos?. ¿Los compañeros de trabajo?.
- Han llegado unos tres en total, por lo del cumplimiento, han estado el tiempo justo y se han marchado.

Mi mujer continúa diciendo que todo el día han estado en el tanatorio, tan solo cuatro personas, el del bar, el vigilante y ellas dos. Para no faltar a la verdad, ha aparecido el de la funeraria, presentado las distintas alternativas, la más barata.
La exposición de dicho empleado (continúa diciendo mi mujer) es llegar al sarcasmo en su mayor expresión. El guarda jurado, el empleado del bar, con los forros de los bolsillos al aire y todas las monedas puestas sobre el mostrador, los dos bolsos y monederos de la hija de la difunta y el mío, vaciados encima de la mesa.

Me he acordado de los cientos de ahogados que han aparecido en las playas de Tarífa durante los treinta años que he estado trabajando en dicha ciudad, que fueron enterrados sin el regateo de la funeraria.

Me he acordado de los posibles beniner@s, que se encontraron en la misma situación cuando decidieron ser emigrantes. Me he acordado en especial de aquellos benineros que fueron llevados al asilo de Almería con lo del pantano. Me he acordado de unos conocidos que vivían fuera de Andalucía, que fueron avisados que su madre se había muerto y la gente del pueblo que acudía a cumplir, preguntaba si se le había avisado a sus dos hijos, puesto que allí no estaban, o nadie daba señas de acordarse de sus facciones. Los hijos llegaron justo en el momento para recoger las cenizas, realizando todos los trámites por teléfono.

Volviendo al tema del duelo en que se ha visto forzada mi mujer, el panorama es desolador. Una nacida en un pueblo de Almería, que se encuentra con su madre difunta en Algeciras y que nadie llegue a darle el pésame, es mucho más irracional que el primer plano que se ve en la película Al Sur de Granada, en un entierro en Yegen, en la Alpujarra, cuando se abre el fondo del ataúd (que tenía el pueblo para enterrar a los más pobres) y el difunto cae al fondo del hoyo realizado en la tierra.

La difunta que fue maestra en uno de los barrios de Algeciras debía haber planificado su muerte, al menos para que su hija Marta no se viese en el trance de estar, tremendamente sola.

Tendré que seguir sembrando parras, higueras, girasoles, (…), lo que sea, para que por lo menos me visiten todos los días durante todo el año los gorriones y los mirlos.

lunes, 23 de agosto de 2010

ENTRE ALIMOCHES, PALOMAS Y BENINER@S

El alimoche del Dr. Félix Rodríguez de la Fuente, es criado en cautividad, sin ningún contacto de sus congéneres y cuando llega a adulto, responde como siempre lo hicieron sus ancestros cuando se encuentran delante de una envoltura llena de alimento, con el pico coge piedras, las lanzan sobre el huevo, rompen su cáscara para conseguir lo que contiene su interior.

Si eso lo hacen los alimoches, es de esperar que tarde o temprano, los que ahora son beninerill@s vuelvan, puesto que está grabado en sus genes que tienen que volver a ese trozo del Globo Terráqueo para encontrar el equilibrio buscado. Lo mismo que vuelven los indígenas de toda la Tierra a sus lugares de procedencia. Eugenia Doucet me ha dicho por teléfono que su hija Susana está realizando un estudio sobre los indios de Canadá. Cuando me lo mande comprobareis la gran diferencia de cómo “son tratados” los indígenas, los que heredaron la tierra por los que tomaron posesión de ella en dicho país en comparación con nosotros l@s beniner@s.

En las fiestas de Benínar todos los años aparece alguien que sus raíces le reclaman. El año pasado fue un matrimonio de mi edad que vivía en Barcelona, que no conocía el pueblo nada más que por referencias de sus padres y abuelos. Este año, ha aparecido una mujer diciendo que ella está en una de las fotos que hacía referencia a una primera comunión.

A la vuelta de las fiestas de este año a Algecíras donde vivo, pase por Alhaurín,y uno de los sobrinos de mi mujer, casi nos estaba esperando, para darnos un par de palomas, para que él llegase al convencimiento que las palomas que le habían vendido eran realmente mensajeras. Las metió en una caja, la caja en el maletero y en esa tarde noche cuando llegamos a Algeciras teníamos instrucciones que las teníamos que soltar.

Con las medidas tan desfiguradas (la protección) que en la actualidad tenemos sobre los animales, tanto mi mujer como mi sobrino estaban llenos de dudas sobre el regreso al palomar y además de noche. El que estaba totalmente convencido que dicho experimento daría resultado positivo era yo, puesto que soy beninero y la llamada de la tierra, la experimento todos los años. El vínculo que se grava en la mente de casi todos los seres vivos con el lugar de nacimiento forma parte de nuestra genética aunque no se tenga la capacidad intelectual, u lo que sea, de un alimoche como de una paloma.

Mi mujer permaneció en un duerme vela esperando la llamada del sobrino y el sobrino aún con estrellas en el cielo se levantó para ver si las palomas cumplían con las características especificadas en el contrato de compra o comprobar a grandes rasgos la palabra genética.
Las palomas antes que saliese el sol en Alhaurín ya estaban de vuelta en el palomar después de haber estado volando toda la noche y haber superado una distancia de ciento y pico de kilómetros.

A los que no habéis nacido en Benínar os prometo que cuando regrese a Alhaurín entrevistaré a las palomas para justificar de alguna manera, de forma comparativa, la necesidad imperiosa de volver donde nacieron. Podemos aproximarnos a entender lo que les pasa a l@s beniner@s para volver año tras año, a la tierra donde nacieron.

Menudo chasco se hubiesen pegado las palomas si en vez de encontrar su palomar en dicho lugar se hubiese construido un pantano.

domingo, 22 de agosto de 2010

SÍNDROME BENINERO.

“El Síndrome de Estocolmo, es un estado psicológico en el que la víctima de secuestro, o persona detenida contra su propia voluntad desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador, …”.
La definición la he copiado de: www.tuotromedico.com.

La reverencia al señorico, al terrateniente, al que tiene la llave, en la Andalucía profunda, necesito creer que morirá con los hijos de la generación que fueron obligados a firmar la destrucción de su pueblo.

En cada fiesta, cada vez que nos reunimos los beniner@s, en el Camping de Benínar para celebrar algún acontecimiento, siempre aparece la siguiente frase:
Por esta vez, el ayuntamiento nos ha dejado prestadas las instalaciones, para que celebremos las fiestas. Pero: ¿Qué ocurrirá cuando se alquile dicho edificio para ser explotado económicamente?.

Las instalaciones que tiene la Agencia Andaluza del Agua, donde no podemos entrar, no se pueden celebrar cualquier acontecimiento, aun está manteniendo (sus administradores) el culto añejo a la reverencia. Mejor dicho, aún no han llegado ni las personas que logren que se le entregue las llaves, o la persona que representa al organismo con competencia que nos las entreguen. Yo que vivo cerca de Gibraltar, es más o menos lo mismo. Es donde los beniner@s tienen que enseñar su carné de identidad para poder entrar. Es el lugar de todo el valle, el recinto por donde no puede pasar la procesión de San Roque y La Virgen del Carmen.
“Con la iglesia hemos topado querido Sancho”. Es decir que “alguien ha dejado caer, (…), que no es posible”. “A alguien se le ha dicho que diga, que ni se ponga a escribir tal petición, puesto que tal recinto (…)”.
Nos muestran (“como la zanahoria del burro”) la posibilidad de ceder las Viñuelas. Se nos sigue diciendo:
“Limpiaremos de maleza todo el recinto, se derribará un edificio en mal estado, (…). Uds., ponen el resto”. ¿Aun tenemos que seguir poniendo, aportando l@s beniner@s?. ¿No les basta y les sobra con treinta años de culto a la reverencia?.
Noticias de última hora dicha cesión está en el aire, por dos motivos:
- Cambio de gestores y lo firmado “lo están peinando”.
- La fuente mana gran cantidad de agua, como no está canalizada, (…), deslizamiento del terreno.

Aún no ha nacido l@s beniner@s, que “sin armarla, sin mal rollo, basándose en las reparaciones que suelen hacerse en democracia, en el diálogo, que el organismo correspondiente reconozca los atropellos realizados por sus anteriores gestores, (…). Mientras tanto, l@s beniner@s, estamos demostrando y educando a nuestros infantes que en Benínar están sus raíces, la tierra de sus antepasados, que a una generación se le obligo a firmar.

Los expulsados, todos los años, agradecen al ayuntamiento que les preste las instalaciones del camping (que no escatiman todo aquello que se le solicita) y a la agencia del agua, se le tramita todos los permisos (para no despertar a la fiera) para celebrar las fiestas. El eterno reconocimiento de que ellos son los dueños y ellos dan los permisos.

Psicológicamente estamos tocados puesto que nos planteamos:
- ¿El camping fue construido para ser arrendado o para que los beniner@s celebren sus reuniones y actividades?.
- ¿Las viviendas existentes fueron construidas para que sean disfrutadas por los empleados de dicho organismo (para que sus funcionarios pasen las vacaciones) o para que l@s beniner@s, puedan estar unos días para curar su nostalgia, volver a cargar la sabia de sus raíces?.
- ¿Actuaremos como los que tienen el Síndrome de Estocolmo que si llega la policía (algún día) defenderemos, a los que nos prestan (lo que ellos cogieron) y consienten que volvamos a estar donde nacimos y nacieron nuestros antepasados?. ¿Estamos convencidos psicológicamente que los que tienen las llaves son realmente los dueños?.

La reverencia al señorito, al terrateniente aún forma parte de nosotros, (todos, administradores y administrados) de la que fue la Andalucía profunda, la que exportamos los españoles a todas aquellas tierras conquistadas.

Síndrome beninero:
Se llega a un pueblo. Se valora sus casas, sus huertos, sus calles, sus esquinas (…), donde pasaron su infancia, se casaron, enterraron a sus muertos, (…). Se le hace firmar a una sola generación, de todas las pasadas y a las que les queda por vivir, que el cielo, la tierra, el agua, las plantas (…), no les pertenecen. Pero. Dejaron un cabo suelto. A los expulsados los dejaron vivos y llenos de recuerdos. Les pasa como a las golondrinas, a las cigüeñas o los vencejos, se fueron, pero todos los años en una determinada fecha vuelven.
Un fandango de Huelva para terminar, tiene la siguiente letra:
Que si me voy, no me voy, /que si me voy, no me ausento, / que si me voy no me voy, / que si me voy no me voy, / vives en mi pensamiento.