domingo, 23 de diciembre de 2012

AGOTAR LOS PESTIÑOS, QUE NOS VAMOS A LA CALLE.



El compás, la melodía, el ritmo, el son y muchísimas cosas más se consiguen cuando un grupo está compenetrado, y en esta tierra donde vivo los porcentajes son altos que se puedan formar y escuchar. Todo comienza en el mes de noviembre, donde aparecen encima de la mesa la botella de anís (que será utilizada como instrumento rozando en ella una cucharilla) y, el plato de pestiños. 
Normalmente dicho grupo sufrirá una transformación nada más terminar los Reyes Magos, para convertirse en una comparsa o chirigota y pasada la Semana Santa, dicho grupo se volverá a trasformar otra vez de nuevo en un grupo rociero. 
Con el paso del tiempo el grupo se va renovando y en cierto modo especializando cada uno de sus componentes con cualquier instrumento musical, que menos la guitarra, ninguno de ellos se puede aprender su sonido a compás, que suenen en cualquier conservatorio. Por supuesto que tocar las palmas a compás no es una improvisación, es un don, tienes que pasar por tu cuerpo la corriente del cante que estas interpretando (tienes que estar enchufado a la copla) de la misma forma que lo están los altavoces al equipo de sonido.
Son coplas que se regalan, qué, el que las cantan siente la necesidad de expresarse de esa forma y para el que lo escucha es un alto en el camino para llenarse, empaparse en lo que siempre se ha llamado espíritu navideño. En la plaza de cualquier pueblo, dentro de una iglesia o en el salón de actos de cualquier asilo, es donde suelen acudir la mayoría de los grupos que por estas fechas regalan hermosas melodías con el cantar de villancicos.

Como estamos en Cádiz, no está mal la letra de un tanguillo:        

TANGUILLO DE NOCHEBUENA

El niño Dios vino al mundo,
en un humilde portal,
y nosotros le cantamos
coplillas de navidad.
El Niño Dios vino al mundo
entre María y José.
Tanguillos y alegría tanguillo y alegría al niño tócale, tócale el almirez, tócale, tócale  la zambomba,  la guitarra también, tócale tu el tambor, tócale con cariño tócale con amor a ese niño tan bonito del Cielo aquí nos mando el Señor.

viernes, 21 de diciembre de 2012

TRAIGAN LOS MANTECAITOS



Desayunando con churros en el mercado Ingeniero  Torroja de Algecíras las mañanas resultan de otra forma. Se sienta a mi lado mi amigo José María, el que presume tener la mejor colección de compact de flamenco. Me dice que  hoy cumple setenta y cinco años Paco de Lucía uno de los hijos ilustres del Campo de Gibraltar. Me sigue diciendo que por estas fechas suele aparecer casi de incognito en su tierra de nacimiento, con gorra, gafas  y bufanda. Nos lo podemos encontrar paseando por la Playa del Rinconcillo o en cualquier sitio del centro. Me ha empezado a tatarear varios villancicos entre miradas ausentes y suspiros los que se solían cantar cuando Paco era niño y las navidades se celebraban a lo grande en el barrio donde vivían los gitanos, como en la actualidad es el barrio de Santiago en Jerez de la Frontera, donde ha nacido la celebre frase la zambombada.

Estrivillo:
Vengan pastores, vengan al portalillo,
tráiganse los tambores, guitarra y bombo
que en el portal vamos a contemplar,
que la Virgen está bailando,
San José taconeando
y el Niño que está en la cuna
las palmas está tocando.

Mi padre toca el pandero y mi madre la guitarra
y mi hermanillo pequeño dando to el día la tabarra
y el abuelo baila que te baila,
ya estamos to los pastores.
Ya llegó mi hermana. Ya llegó mi hermana.     

Estrivillo:

En el barrio hemos decidido entre todos hacer un Belén
y hasta el alcalde ha venido pa su figurita poner,
en el momento de enchufar las luces,
se ha quemado el pesebre y todo empezó a arder.
Hasta San José. Hasta San José.

Estrivillo:

Traigo unos mantecaitos traigo unos tragos de vino
y este que viene conmigo viene borracho perdió,
cando mi madre lo vea, no veas lo que le dará,
yo le diré que lo deje, estamos en Navidad.
Estamos en Navidad. Estamos en Navidad.
Estrivillo.

viernes, 7 de diciembre de 2012

FRUTAS DE BENÍNAR


¡Al kakis bueno!.
¡Al kakis de calidad!.
¡Con el color de la cara de una serrana cuando las calles están llenas de nueve!.
¡Kakis de Benínar con el sabor de los panales de las abejas!.
¡Tan dulces como la almibar!.

El motocarro de Paco el de Ramón estaría aparcado en cualquier calle de los pueblos de Murtas o de Turón con cuatro cajillas de kakis, tan solo una de azufaifas y otra de níspolas, que en nuestro pueblo se decían de pudrir.

Benínar tenía brevas a mogollón pero muy pocos árboles frutales. Los había y los recuerdo donde estaban situados; como recuerdo que los beninerillos hacíamos guardia para poder probar dichos manjares. 
Recuerdo que Eugenia la canadiense cuando llegó por primera vez a Benínar, y ver el suelo del naranjal lleno de ellas del huerto de los Fernandez ponía la misma expresión que un cantaor de flamenco con la siguiente letra: !Ahay!. !Ahay!. Nosotros comprándolas a primeros de mes a dolar la unidad para cada uno de la familia y aquí en el suelo pudriéndose.

Con tan solo probar dos o tres azufaifas de las que tenía Isabel la de Isabel Roda, eran suficiente para que en ese día nuestro paladar imprimiese en la memoria otro de los tantos sabores que se recuerdan de cuando uno era niño.

Las níspolas y la platanera que tenía Guadalupe en aquel huerto debajo del puente. Los beninerillos montábamos toda una estrategia para aprendernos el itinerario de su propietaria desde que se levantaba hasta que se acostaba para poder probarlos.
No se podía escapar cada época del año sin haber probado aquellas frutas.

Hasta que no llegaron los polos que fabricaba Doloricas la de la tienda, los beninerillos no probábamos nada dulce puesto que en el pueblo vender caramelos en las tiendas se consideraba todo un lujo fuera del alcance de la gran mayoría de los críos.

Hoy en cualquier huerto de cualquier beninero – haberlos ailos - nos podemos encontrar tal variedad de árboles frutales, que se puede decir que de cosecha propia se está comiendo fruta todo el año. Qué decir de las gradas y de los chirimoyos. Cuando empezaron mi vecina Carmen decía: Niño, es que quitan el sentío. Y uno disfrutando viendo como una gota del chirimoyo regalado avanza de la mano al codo..

Pero sobre todo las uvas: Clarillas, molineras, del barco, del cuerno, negras y seguro que se me escapa alguna variedad. Mi amigo Antonio el extremeño, me ha prometido una parra que da dos cosechas. Yo le contesté: !Anda!. Como las breveras de Benínar que daban brevas y por Santa Ana y Santiago, higos.

En nuestro pueblo recuerdo espantar los gorriones que acudían a comerse las espigas del trigo, pero en el tema de uvas eran tantas que apenas se notaba que los gorriones cobrasen su ración de cada día, puesto que para eso también eran benineros y todos los nacidos en aquel valle tenían que comer. ¿O no?. Sin bautizar, claro está; pero nacer, nacían en nuestro pueblo y, casi todos debajo de las tejas del tejado de la iglesia.

Recuerdo a una paisana cabreada lamentarse, ya que los frutos del árbol que había guardado noche y día esperando que madurasen, habían desaparecido a lo que otra vecina le decía:
- Se los habrán comido los gorriones. ¿No hay huesos en el suelo?. Está claro. Los gorriones.
A lo que contestaba la desolada con las manos en la cintura en plan de guerra.
- ¿Los que caminan dando zancadas o los que caminan dando saltos?. ¡Si los llego a coger, …!.
- Tanto unos como otros no dejan de ser gorriones.

domingo, 2 de diciembre de 2012

LA LLUECA QUE TODO LO PUEDE



El niño minero que llegase al Pozo Malacate desde aquel momento dejo la niñez para convertirse en la sombra de Faustino. Era el criado del dueño y señor de las explotaciones mineras de Benínar. El malagueño cada vez se está volviendo más señorico puesto que tenía a su vera el lazarillo que todo lo controla, que todo lo escucha y a su vez su madre y sus dos hermanos veneran al que le da de comer y por ello todos los comentarios que se escuchan en el pueblo llenan a oídos de Faustino. La madre de Antoñico, siempre tiene la comida que le gusta al señor y alguno de sus hijos se la lleva a su hora allí donde se encuentre. La familia del que fuese el niño minero se convirtió en la familia que siempre tuvieron los señoricos andaluces que endiosaban a sus señores.

Antoñico asume la construcción y puesta en funcionamiento del molino que después sería conocido como el Molino de Andrés el Perejil. En cierta medida quien estará siempre a pie de obra para la construcción y después funcionamiento será su madre Dolores y sus dos hermanos, puesto que el dueño y señor no podía prescindir de su criado.

Ya Dolores había ejercido un trabajo en la sombra de preparar un cortijo cerca, en Peñarrodá para que se fuese a vivir allí Faustino con su amante, ya que en Benínar las habladurías y el vivir en pecado mortal (ni se habían casado ni estaba previsto) para aquella pareja se había convertido en una atmósfera insoportable. A pesar del genio y figura de Dolores, ella con sus hijos eran un ejército que tenían siempre la de perder para defender los tejemanejes del señorico, ante aquella población que todo era baremado y puesto en primer lugar en base a lo ideal: El pecado.

La frenillo en Peñarroda, Faustino va y viene todos los días a la explotación minera a caballo que le gusta cambiar de animal según se le antoja, ya Dolores la Perejila se encuentra más libre para dedicar la mayor parte de su tiempo a la construcción de casa y molino.

El de la cantera de piedras del Barranco Baena, antes de comenzar a la extracción de las dos ruedas, va hablar con  Faustino:
-         - La Perejila es la que está moviendo todos los hilos para lo del molino. Se siente dueña y señora. Como si ella pusiese los reales.
El dueño y señor, le mira de arriba abajo y le contesta:
-         - ¿La construcción va por buen camino?. Si funciona, déjala. Palante.

No son fáciles los tiempos y Dolores tiene que enfrentarse ante una serie de leyes sociales, unas impuestas por la iglesia y otras no escritas impuestas por la sociedad cerrada a cal y canto a la mujer. Las féminas a su vez formaban un grupo mucho más sólido ante todos los acontecimientos, ante determinadas posturas. Las benineras siempre demostraron tener más agallas y muchísimo más tesón e inteligencia sobre todo el grupo de las casadas que sus compañeros los hombres. Esto llega hasta los hijos de mi generación que para identificarnos a casi todos, pronuncian nuestro nombre y a continuación: Hijo de la madre coraje correspondiente.

Dolores va a empezar a montar una empresa, adquirir el conocimiento de dicha tecnología y por supuesto la comercialización y venta del producto, del molino de harina.   

martes, 27 de noviembre de 2012

HABEMUS ZANJA.



Como sus reales le costó, Faustino y la frenillo saltaban abrazados encima de la última lomilla de launa la que impedía  que corriese el agua de la Acequia de la Vega. No ha sido fácil la excavación de la zanja.  Los últimos que terminaron el trabajo fueron un grupo de trabajadores traídos de Berja. En la mediación de la excavación corrió el bulo en el pueblo que, “aquella alteración de la naturaleza traerían más demonios que ángeles”. Mal fario, y por ello a pesar de cobrar su jornal no se encontraban benineros para tal trabajo. Los trabajadores llegados de fuera  no se marcharán del pueblo hasta que estuviese construida la acequia, el molino, la almazara y la molineta. Como la financiación de dicho trabajo es por parte del extranjero, (persona ajena a la población), los del lugar se preguntan: ¿Qué pretende?.

Para la mitad del pueblo Faustino es respetado y alabado pero la otra mitad,  le tienen coraje. Unos se quitan el sombrero cuando pasan a su vera, como se solía hacer cuando los hombres se cruzaban con el cura; pero otros evitan el encuentro, dan el rodeo para no encontrase y cuando no queda más remedio cruzarse con él, acachaban la cabeza y arreaban al animal para que cogiera el trote. El dicho: ”Virgencita que me quede como estoy”, era dar carpetazo a las conversaciones de los benineros cuando analizaban los beneficios de la dichosa zanja. Todos se preguntaban: ¿Para quién serían los bancales que les llegaría el agua de la acequia?. ¿Para quién sería el molino?. ¿Para quién la almazara?. ¿Cuántos reales le costaría a cada uno del lugar todo aquello si llegan a comprar, ser propietarios?. Toda la gente del pueblo estaba convencida que todo aquello que pusiera en funcionamiento el agua de la acequia sería para aquellos trabajadores que habían excavado la zanja al haberse negado ellos. Nadie sabe nada de nada, y, el fenómeno de no fiarse nadie de nadie, volvería a revolotear, mejor dicho: El pueblo es ocupado por una densa niebla que no hay forma que se levante y lo deje todo despejado.   En Benínar cuando se expropiaron las tierras para la construcción del pantano dos siglos después, vuelve a ser invadida por la misma niebla. Vuelve a repetirse el mismo fenómeno cuando a los expropiados por la presa de Benínar, cada uno, se niega a decir la valoración de su finca.  Se les ofrece casa y tierras en Santo Domingo, en el Poniente de Almería para la construcción de invernaderos y tan solo cinco familias aceptan dicho ofrecimiento.

Estos dos fenómenos o comportamientos de los benineros como grupo de gente pegada a su tierra, serán analizados posteriormente con más profundidad.

Faustino no aceptaba la resignación a la supervivencia en la que se encontraba la mayoría de la gente del pueblo, cuando en aquella época Europa se estaba industrializando. En cierta medida esta postura a seguir en lo conocido: La burra, la espuerta, la azada y la hoz, repercute en el escaso número de trabajadores que acuden a la explotación minera. 

La comercialización de La Alpujarra, de Almería, con relación a la agricultura en primer lugar fue la seda. En segundo lugar la barrilla. Le siguen los parrales. Por último de la recogida de las alcaparras sale el poco dinero que necesitan los benineros para compararse la mínima ropilla, la célebre maleta de cartón y el billete `para ser emigrantes.

Cuando Faustino llega al pueblo, la mayoría de la población beninera se dedica a la agricultura y ganadería y el poco dinero que consiguen es gracias al cultivo de un determinado grupo de plantas para conseguir de ellas el carbonato sódico a partir de la calcinación de dichos matojos. Es decir, vendiendo cenizas de donde se obtenía la barrilla. Dicho producto era la materia prima para la fabricación del vidrio, para la limpieza de la ropa, y sobre todo para la obtención del jabón. Estas plantas son sembradas en los secanos del pueblo alternando los cultivos del trigo y la cebada. Dichas plantas aún se pueden encontrar visitando aquellas tierras que no fueron arrasadas por las máquinas en el entorno de Benínar.       

domingo, 18 de noviembre de 2012

LA GUAPA DE BENINAR




Este mes de noviembre quedará marcado en el calendario todo lo acontecido en la tierra donde vivo. No siempre coincide en Cádiz la Cumbre Iberoamericana, la  incesante llegada de pateras al puerto de Tarifa y las moscas cojoneras de los llanitos protestando a nivel de embajadores de España e Inglaterra, con el argumento que los pescadores vecinos se están buscando el pan de sus hijos donde siempre lo hiciesen sus antepasados y ahora les toca a ellos.

No sería bueno largar todo lo que tengo dentro sobre los llanitos, el vecino glotón que cada vez que se le antoja, le pega una patada a la tapia medianera y la vuelve a colocar un poco más dentro de nuestro huerto. Vecino que siempre que se han quedado sin agua, llama a la puerta para enganchar la manguera a nuestro grifo. Por supuesto que la línea de teléfono pasa por nuestra fachada que si nos negásemos se quedaría sin teléfonos fijos. Lo más fastidioso, es, que la basura la deposita en nuestra tierra y cada vez que se le avería uno de los miles de petroleros, todo el petróleo llena de mierda nuestras costas.  Tienen la sede social treinta mil empresas para una población de quince mil habitantes. Paraíso fiscal. Supongo que no seré yo solo de todos los campogibraltareños el que se acuerde de sus ancestros ya enterrados cada vez que me encuentro un vehículo en la carretera con matricula de su graciosa majestad. Cuando dice el cura de mi parroquia que “todos somos hijos de Dios”, yo le contesto: Menos los llanitos que ellos siguen empecinados que son hijos de la Gran Bretaña.
   
El tema que más me llega al alma, puesto que antes fui yo emigrante (está bien escrito lo de emigrantes puesto que en el siglo XXI, existen países y fronteras legalmente, pero no para el currito que tiene que buscar el pan de cada día para él y su familia) son ellos (dichosos ellos que lograron llegar y no se los tragó el estrecho) los que  casi siempre remando en lanchas de plástico llegan a la Tarifa de los fenicios, romanos, árabes, … Tanto me llega al alma el tema de los que pretende llegar como sea a Europa, que he dejado de dar paseos por el litoral del estrecho (paisaje que la naturaleza cambia de tonalidades de colores cada media hora cada día del año) por temor a encontrarme en cualquier recodo, en cualquier cala con un cadáver y que no sea de una ballena, de un delfín, de algún animal marino.

Qué decir del último, el que este fin de semana se está celebrando en Cádiz. No estoy pensando en todos los jefes de estado que llegaron y se comieron unos cuantos ostiones, unas galeras  o unas gambas de San Lúcas. Lo que pienso es de cómo han preparado a la capital más guapa situada donde empieza o termina Europa. Como en mí todo tiene un antecedente, que son mis vivencias de niñez y juventud, Cádiz se parece a la guapa de mi pueblo, qué, al llegar un fotógrafo de fuera de Benínar y verla, comenzó a fotografiar en cada postura que ella ponía lavando en el río. Por delante por detrás, (como Dalí pinto a Gala asomada a la ventana), por los laterales, desde arriba, en cada una de dichas fotos Carmen salía preciosa. Yo en estos momentos me acuerdo de la más guapa cuando se preparó para ser la madrina de cuando se casó su hijo. ¡Quitaba el sentío!. Arrancaba suspiros de todo aquellos que la miraban. Ni la ha habido ni la habrá una madrina tan guapa como ella. Pues así está Cádiz en este noviembre del 2012, como la guapa de Benínar cuando fue madrina. La novia (en aquel tiempo) que debía ser la protagonista, (la cumbre hoy), pasa a segundo plano puesto qué, la ciudad de acogida brilla muchísimo más que todo lo demás.      

jueves, 15 de noviembre de 2012

CORRE TODO LO QUE PUEDAS




Los Heredia de Málaga en el 1820 era una familia (hoy se les catalogaría de emprendedora) que pretendía crear en su ciudad un polígono industrial que en aquel tiempo no existía en España. Dicha familia descubre que el carbón mineral será el motor de la industrialización que se está desarrollando por toda Europa pero que aún no había llegado a España. En Málaga se crean unas cuantas industrias y para ello se necesitaba mano de obra que llegue de otros lugares. Para ello se construyen unos cuantos barrios para alojar a los obreros que llegan de otras partes. A este hervidero vuelve Faustino para plantear la construcción de la zanja en Benínar.

Cuando nuestro protagonista entra por la puerta de aquella gran casona en Málaga, para él es volver al regazo, a los juegos de niño y adolescente y por ello una amplia sonrisa se hospedará en su cara que durará hasta que vuelva de nuevo a subir al carromato de vuelta a los trabajos encomendados en La Alpujarra. Al primero que ha visto es al jardinero y se han sentado en el muro de un  arriate los dos juntos y se han puesto a hablar mientras que de vez en cuando se dan un abrazo, mientras el jardinero le está poniendo al corriente de todo lo ocurrido en su ausencia. Ha llegado el ama de llaves, se ha sentado con los dos y los recuerdos los han contagiado, las risas son espontáneas y del encuentro los presentes no perciben que está pasando el tiempo que el sol no se detiene para que ellos disfruten.
               
Cuando el dueño y señor de los Heredia tiene a Faustino delante y escucha los proyectos de aquel joven (aquel entrañable niño que nadie de la familia daba un real por lo que sería de mayor) que se ha transformado no solo en todas las palabras que utiliza, también físicamente lo ve espléndido. El dueño y señor está embobado y a todo lo que dice le contesta un:
-          Por supuesto que sí.

Faustino regresa  con una faltriquera tan repleta que puede  comprar todas las molinetas que se puedan construir en todos los pueblos de La Alpujarra.

Durante todo el camino de vuelta va recordando aquella conversación mantenido con el jardinero cuando le pedía que le explicase como eran aquella gente al vivir en aquel lugar tan aislado.
Faustino encogiéndose de hombros le dicia:
-          Los “extranjeros” que estamos en el pueblo somos tres, el cura, el secretario y yo. El secretario es de los pocos que saben leer y escribir y por ello mira por encima del hombro a todo los benineros, menos, claro está, les pide un cesto de frutas. El cura solo se relaciona con los cazadores. Cuando se sube en el púlpito, él dice que para que le entienda la gente tiene que recurrir a ejemplos de caza. Para mí sus sermones son patéticos. La población vive en pequeñas viviendas. Familias llenas de niños que los padres se lo ven y se las desean para alimentarlos de todo aquello que puede sacar del campo. No tienen otro recurso. Si las lluvias son propicias comen, si las lluvias no llegan a tiempo, pues no comen. Apenas si tienen animales, puesto qué, lo prioritario es comer y tanto el cura con el sermón de los lirios del campo, los pájaros, … “que Dios proveerá”, y, sobre todo observan a los animales y de su comportamiento deducen comportamientos para aplicarlos a ellos y la comunidad. Los hombres son los que suelen visitar los pueblos importantes de Berja y de Ugijar y entienden el progreso a su manera. Las mujeres casi todas mueren sin conocer los pueblos cercanos, ellas que son más propensas a la innovación al no verlo no existe, el progreso no llega.

Desde que nacen parece que los padres le dicen a sus hijos: Corre todo lo que puedas para que no te salgas del sitio. Corre a por agua, a por leña, a por hierba para los animales, a pedir fuego, hacer la comida, meterla en el cenacho que en el campo el hombre espera. Además de todo esto y mucho más motivos para correr, corre que espera, coger la oliva coger la almendra. Cuando ya no se puede correr más, cuando la vida los para, los frena, a las ancianas se les dan las agujas para calceta y a los ancianos el manojo de esparto para hacer pleita, remendar los serones, los capachos, las aguaderas.
             
Pero lo que aflora durante todo el viaje desde Málaga hasta Benínar una y otra vez es lo que le dijo con sonrisa picarona el ama de llaves:
Escuché por casualidad que el dueño y señor por fin aceptó lo que constantemente pretende tu tía, preparar tu casamiento.



jueves, 8 de noviembre de 2012

LA MOLINETA (II).


EL POZO MALACATE.

Antoñico un niño que podía tener sus ocho años, (en aquel tiempo no todos los recién nacidos eran inscritos  en el registro cuando nacían) subido en su burra sale del pueblo clareando el día con dirección al Pozo Malacate. Es el mayor de tres hermanos y termina de quedarse huérfano. A su padre le dio un dolor miserere y en escasos días falleció. Viendo que su madre había quedado totalmente destrozada y era incapaz de reaccionar, que ni comía ni preparaba comida alguna para sus tres hijos, son las vecinas las que por compasión (la compasión en Benínar siempre tenía dos recompensas, primero la satisfacción personal y segundo para darle al recompensado unas cuantas lecciones de cómo se debe de ahorrar utilizando el cuento de la cigarra y la hormiga)   y con comentarios de todos los colores cada día acudían con algo de alimento. El niño que quería ser minero ya había derramado todas las lágrimas que tenía que derramar y cansado de tanta compasión, apareja la burra y se va a ofrecerse él y su burra al encargado al jefe de la explotación minera. En el camino va pensando que son dos sueldos los que puede aportar a su casa, el de su burra y su trabajo. Niños mineros, un poco más mayores que él ya estaban trabajando. Le habían contado que existían lugares tan estrechos que solo cuerpos como el suyo podía entrar y por ello estaba seguro que lo admitirían. No podía soportar por más tiempo cada vez que entraba a la casa ver como su madre se iba consumiendo y a sus hermanos siempre en el mismo rincón jugando con palos y piedras. Llega de los primeros al pozo y le dice al encargado:

-        - Mi padre se ha muerto y mi madre, …
El encargado le corta y le contesta:
-          - Sí, ya conozco tu historia, pero los niños que están trabajando vienen con su padre o con sus hermanos. Tú no tienes a nadie. De arriero no te puedo poner puesto que no tienes fuerza para empujar el serón si se tuerce. De aguador tampoco, puesto que, para eso están las niñas. Si encuentras a algún hombre que se quiera responsabilizar de ti puedes entrar en el pozo haber si tienes fuerzas para picar todo el día y todos los días seguidos. Te veo muy enclenque, mu canijo, y además mal alimentado. Tu mismo. ¿Si encuentras a alguien?.

El encargado se va a atender a uno que le estaba llamando y ve como el niño se abraza a la cabeza de su burra y comienza otro nuevo duelo pero esta vez por la impotencia. El encargado se compadece y vuelve a donde está el minerillo y le dice:

-          - ¡Venga hombre!. Levanta el ánimo que si alguien te acoge es por el coraje que demuestras. Bueno. Te doy una semana de plazo. La burra desde este momento queda contratada; pero tú sabes que tiene que estar bien alimentada y que no le falte el pienso. ¿Tienes dinero para ponerle unas herraduras nuevas?. Está bien; toma dinero, ve al pueblo y que el herrero le ponga zapatos nuevos. No debía de atenderte, puesto que ni tu ni tu madre os vi trabajando en la zanja.  ¿Sabes arreglar los aparejos de las bestias?.                     

Antoñico se sube en la burra con el mismo coraje que se sube el Rey Cristiano en los Moros y Cristianos el día de San Roque,  se dirige de vuelta al `pueblo, pero antes de ir al herrero se pasa por su casa y le dice a la madre lo acontecido.

Faustino ve que cada vez son más los que llegan pidiendo trabajo y los recursos alimenticios que produce el pueblo no están en proporción a lo que produce la vega. Cada vez está más convencido de la ampliación de las zonas de riego y por ello escavar la zanja. Está apareciendo otro problema sobre el alojamiento de los que llegan. Si no tienen acceso o facilidad de alimentos y alojamiento, al ser una población inestable los mineros que llegan se marcharán a las explotaciones vecinas, sobre todo a las de Sierra de Gador que en cierta medida los problemas de alojamiento y alimentación los tienen mejor resueltos que las explotaciones de plomo de Benínar. Piensa que debe hacer un viaje relámpago a Málaga, para exponer el problema a su familiar, el dueño y señor, que le conceda, le faciliten  de lo que en aquellos momentos necesita aquella población minera para lograr estabilidad.

El responsable de las explotaciones mineras de Benínar ya ha renunciado a que los habitantes escaven  la zanja. En todas las reuniones obtiene nada más que sonrisas socarronas como respuesta cuando plantea el  ideal: “Las mejoras para la comunidad ustedes no las tienen presentes, que el agua llegue hasta el pueblo beneficia a todos ”. Los intereses de los que riegan en toda la Vega de Darrical van a impedir la ampliación de la vega, con el argumento que en los veranos el agua suele escasear y ampliar las zonas de riego les va a condicionar el número de veces que riegan sus huertas en el verano. La comunidad de regantes se han formado en bloque para influir en el resto de la población. Todos los propietarios de los huertos o son familiares o parientes, tienen el monopolio de frutas y hortalizas y saben que si se incrementa la producción se abaratarán los precios. Las reuniones fueron frecuentes  para convencerlos pero al ver los regantes que no obtenían nada a cambio se negaron. 

Faustino pone sus cartas encima de la mesa para convencerlos de la necesidad de una almazara y de un nuevo molino de harina y sobre todo que si en el verano  se ocasionara un incendio en alguna casa del pueblo no tendrían agua para sofocarlo, podría arder el pueblo entero y por ello es necesario la construcción de una cuantas balsas que almacenen el agua para el verano.

Al escuchar los regantes lo de la almazara y el molino y en cierta medida un reparto de tierras del nuevo plan de regadío dijeron que se lo consultarían a sus mujeres. En Benínar había por costumbre que los que hacían los tratos, las ventas  y los que al final firmaban los documentos eran los hombres, pero los que siempre cerraban el trato eran las mujeres. Se podían contar con los dedos de la mano y sobrarían dedos los que se pasaban por el forro de los calzones esta norma. Cuando fueron a darle su aprobación a Faustino de que ellos serían los que escavarían  la zanja a cambio del molino, tierras y la almazara les contestó con una amplia sonrisa y moviendo la cabeza les dijo:

-         - ¿Ahora sí cuando veis ya funcionando el molino y la almazara?.!Pues va a ser que no!. La idea es mía y seré yo el que dirija y ponga mi proyecto en marcha y quien reparta.         

martes, 6 de noviembre de 2012

LA MOLINETA (I)



LA ZANJA DE FAUSTINO. 

Una joven de rompe y raja, de postín, encandilaba a los hombres y dejaba con los ojos perdidos a las mujeres, llega a Benínar  y nadie sabía su procedencia. Nadie la conocía por referencias ni por la técnica de “la pinta” (parecido con los rasgos familiares). Siempre contestaba con una sonrisa cuando se le preguntaba su origen o a cualquier otra pregunta. Con una mano atrás y otra delante, más pobre que las ánimas benditas, al llegar sin un hatillo. Ha comenzado a andar por las calles y se ha sentado en el  escalón de  una puerta en la Calle Ancha. Va corriendo de boca en boca por todas las calles del pueblo (para las mujeres una mocica y para los hombres una diosa) que ha aparecido una desconocida  y como siempre son los infantes los que salen corriendo para llegar los primeros para encontrarse con aquella recién llegada. Después de ser analizada e interrogada a la persona recién llegada, los niños solían ser crueles o todo lo contrario, correr a casa para traerle un trozo de pan cuando se encontraban con alguien que llegaba al pueblo por primera vez. Una vecina que estaba barriendo su puerta cuando la vio llegar, que se sentó en el escalón de tres puertas más abajo, la observa en todo momento y ve como se le van acercando mocosos que no hacen más que preguntarle sin que ella dijese palabra alguna. Se acerca la autóctona al grupo y con la escoba en la mano dice al corro de zagales que la dejen en paz con el argumento que aquella persona tenía frenillo.    
La mujer que barría su puerta se desvive por encontrarle una casa que la acogiese para que trabajase como criada. Consigue encontrársela pero lo que no podría ni conseguir ni evitar era el asedio de todos los jóvenes, hasta que llega a oídos de un encargado de las minas de la llegada de aquella mujer al pueblo. A aquella mujer le hacía falta como el agua de mayo la protección de un hombre, que tan solo uno se fijase en ella, que el resto de los hombres sacasen la conclusión de estar los dos enamorados. Pues bien, todos los hombres llegaron al convencimiento, sacan la conclusión que aquella hembra ya tenía macho y por ello, ya podía  salir y entrar al pueblo cuando tenía que ir a lavar al río o a por un cántaro de agua sin ser acosada. El encargado Faustino cuando se encuentra la primera vez con la moza del frenillo se miran  y mantienen la mirada lánguida el tiempo suficiente como para que los estaban presenciando dicho encuentro presenciasen una de las cosas más hermosas y raras que podía pasar en Benínar.
Aquel encargado que estaba en el pueblo a la fuerza, la mirada de aquella joven lo apacigua y comienza a ver con otros ojos aquel pueblo alpujarreño. Sentado en el Cerro de la Balsica contemplando aquel valle, piensa y razona que aquel pueblo necesita otro molino de harina, una almazara y una molineta.     
Llega como tantas veces donde se encontraba el cortijo de Aurelio, que para él aquel trozo de terreno representaba la frontera y en aquella tarde en su mente tiene la planificación del derribo de aquel muro que encontraron generaciones y generaciones de benineros y que fueron incapaces de derribar. Por culpa de aquel accidente natural la población de Benínar estaba viviendo cicateramente de  los alimentos que se producían en unos cuantos bancales regados por la acequia principal del pueblo.
Quiere formar un ejército formado por los niños mineros, jornaleros e incluir a aquellos que van por los caminos recogiendo excremento de los animales. Reúne a todas las mujeres en la plaza después de una novena y les dice:
-          Vuestros hombres trabajan bajo mis órdenes por un puñado de monedas de sol a sol, …
A vosotras y vuestros hijos  os presento un proyecto de aumentar el doble las tierras de regadío y por ello el doble de alimento. Mañana por la mañana os espero en el cortijo de Aurelio con azadas y espuertas.
Al otro día al despuntar el alba mujeres y niños parecían abejas en la puerta de la colmena dispuestos a emprender el vuelo hacia donde se encontraba la floración más grande jamás conocida para dar los viajes que fuesen necesarios para llenar los panales, hasta que el néctar saliese por la piquera de la colmena. 
Faustino tiene en una mano una espuerta llena de yeso que empieza a marcar una raya blanca, que comenzaba donde terminaba en aquel momento la Acequia de la Vega y por donde tenía que trascurrir hasta el otro lado de aquella colina. Al bajar (para empezar a marcar) justo al lugar donde tenían que comenzar la escavación, se da cuenta por primera vez que aquella obra ya fue iniciada con anterioridad pero fue abandonado el proyecto.  
Desde lo alto de la loma ve que empezaron con coraje pero de forma desorganizada y comienzan a destacar aquellas mujeres que intentan organizar a los demás pero sin doblar la cintura. Se marcha lleno de pesadumbre pensando que antes de una semana aquel proyecto se quedaría sin trabajadores voluntarios.  Comienza a hacerse una serie de preguntas:
-          ¿Cómo es posible que ejecutar aquella zanja aún a nadie (de todas las generaciones pasadas) se le ocurrió a sabiendas que aquella obra aumentaba el doble la zona de riego y por ello los huertos?.
-          Trabajar en mejoras para la comunidad: ¿Cómo se puede explicar dicho concepto a una sociedad donde la mayoría son analfabetos?.
-          ¿Qué formas de solidaridad existen en el pueblo, en esta comunidad tan cerrada e incomunicada?.
Todos los días nada más levantarse Faustino va casi corriendo a ver el progreso de la zanja. Cada día comprueba que avanza más lento a ir abandonado progresivamente las mujeres y quedar nada más que críos que se toman al trabajo como un juego al no estar pendiente de ellos los mayores.
Un día estando en los pozos de extracción de mineral se le acerca un mozo al encargado y le dice:
-          ¿Sabes cuantas veces comenzaron la construcción de la zanja (que yo sepa) desde que el pueblo pasó de los quinientos habitantes?.
-          No.
-          Pues son unas cuantas querido “mesías”.
-          ¿Cuál es la razón de abandonar los que empiezan?.
Se miran los dos, pero el obrero Ramón vuelve al tajo al ver que son unos cuantos los oídos que orientaban sus orejas (como lo hacen los mulos y los burros buscando sonidos) para escuchar lo que estaban hablando.
Aquel comentario le sienta lo mismo que al profesor que casi tiene la pizarra llena de contenido, se vuelve, mira para atrás y nadie está pendiente, nadie le sigue. Faustino borra con coraje todo lo que tiene confeccionado en su mente del proyecto de la zanja, decide ir a donde se estaba construyendo para mandar a “cada mochuelo a su olivo”, pero cuando llega, se encuentra que solo estaban trabajando la frenillo y dos niñas más. Al verlo llegar la joven le recibe con una amplia sonrisa y vuelve a ruborizarse como lo hace cada vez que se encuentran.

jueves, 25 de octubre de 2012

ROGATIVAS CON LA OLIVARDA




Hoy que está lloviendo me llega el sosiego, la serenidad al ver caer el agua que ha tardado en llagar a la zona donde vivo desde hace muchos meses. Al salir al jardín, además de ver que las plantas se les ve disfrutar también, en lugares apartados he observado como los caracoles se están comiendo a besos, se están poniendo morados. Atrás queda la incertidumbre, el levantarse por la mañana y lo primero, abrir la ventana y ver las nubes o su ausencia. Pertenezco a la última generación de alpujarreños que sienten en su piel la conexión que existe entre la tierra, las semillas y el agua. La generación que me sustituirá, para ellos la tierra son los paisajes, las semillas son las comprar en los supermercados y el agua es tener o no tenerla en los grifos. Hoy el globo terráqueo se divide en dos con relación a la lluvia. Los que necesitan que llueva para eliminar la contaminación de las ciudades y los que necesitan el agua para fecundar la tierra para que siga en armonía los ciclos de la vida.   
Recuerdo las rogativas en Benínar que se planteaban ante la impotencia de la ausencia de la lluvia. Con sacar en procesión a San Marcos (rey de los charcos)  por las afueras del pueblo, (sería con la intención que dicho intercesor ante el dios de la lluvia, viese el estado de la tierra, de las fuentes y de las plantas) para que in sito se hiciese cargo, tomara conciencia, se moviese mucho más de lo que hasta aquellos momentos se había movido, para que lloviese, dicha procesión, rezos y cantos era el preludio de la lluvia mansa que saciaba la tierra. También asocio a que en la peana del santo solo se le ponían flores de olivarda o altabacas que eran las que florecían en aquellos momentos en los brazales, en las terreras, como también me las encuentro por los caminos donde vivo.. 
El estado del suelo desquebrajado, la vegetación amarillenta y las hojas retorcidas por la ausencia de la lluvia, deshidratada hasta el límite, ya no podían esperar más. Los rastrojos estaban pidiendo a gritos ser roturados por los arados o vertederas. ¡Ahora!. Es el grito que solo escuchaban y escuchan las gentes del campo, o después sería tarde  para acoger en su seno las semillas.
En el año eran dos los meses que culminaban, se decidía, si en ese año habría o no rogativas, el mes de noviembre y el de abril. Noviembre por la simbiosis, tierra, agua y arado. La siembra del trigo,  que en el año próximo se tendría o no el pan nuestro de cada día. “Abril (por el dicho popular)  que la sementera chica o grande ha de subir”.  Si el agua no era propicia en dicho mes, las calvas en el sembrado daban pena, el trabajo y el esfuerzo no había sido recompensado  y las espigas sin apenas granos, desolaban. Los rostros de los benineros ante aquella imagen era de desconsolación.
Lo cierto es, qué, ya casi estamos en noviembre y esta mañana mientras paseaba por el campo para mí que olía a incienso. El mismo olor que salía del incensario que portaban los monaguillos abriendo la procesión en las rogativas de Benínar, que el olor se hacía más intenso cuando San Marcos pasaba por La Ramblilla de Hirmes a la altura de la Joya. Me inclino para oler a una de las plantas de olivarda del camino y de allí no era el olor, en la altabaca  no estaba. He buscado más flores a mí alrededor y allí solo estaba florecida la altabaca. ¿El olor de donde sale, quien lo aporta?. ¿El olor tan solo estaba en mi imaginación?.
Necesito que llueva y no sé,  qué hacer. Mis antepasados organizaban una rogativa, aportaban lo que los humanos en aquellos tiempos podían aportar, procesiones, rezos y cantos. Las plantas y los animales ponían lo demás. La tierra por donde he pasado ya está poniendo su incienso. Huele a incienso. La altabaca está en plena floración. La tierra y las plantas ofrecen lo que tienen para que el dios de la lluvia se compadezca. ¿Qué hicimos mal los humanos para que las nubes que pasan por encima de nuestras casas  no estén autorizadas para que suelten  lluvia?.     
¡Dios!. Como era el comportamiento de mis abuelos, los benineros, ¿pensaban que sacando en procesión a San Marcos o a San José por los campos cercanos al pueblo y colocando en su peana unas matas de altabaca eran capaces de modificar la posición del anticiclón de Las Azores para que entrasen por el sur de España las borrascas?.

sábado, 13 de octubre de 2012

CADA MAESTRILLO CON SU LIBRILLO





El mes pasado, todo el día en Cádiz para que disfrutase una hija de nuestra Eugenia Doucet, Susana. En el recorrido cada dos por tres me encontraba con un cartel que decía: “Juanito este es Napoleón Bonaparte. Napoleón este es Juanito”. El encuentro era el día treinta y ese día tenía yo que estar en Cádiz y si era posible en primera fila para presenciar el encuentro. Pregunté a unos y a otros que me encontré por la calle  el lugar de dicho encuentro de Juanito con el francés.  Nadie me dio norte. Pensé que una vez en casa consultaría en internet dicha información que me obsesionaba. Los gaditanos saben vender las imágenes y las palabras como nadie. Los canadienses no entendían ni mi obsesión por mi incesante pregunta ni les interesaba lo más mínimo ni el doscientos centenario, ni la Papa, ni Juanito, ni Napoleón, (…), hasta que encontramos un tema de conversación: Christopher Columbus. No había forma de bajar del burro a los canadienses que como se llamaba aquel que descubrió las Américas era Cristóbal Colón y en aquellos momentos me deje llevar por la historia que mis acompañantes me contaban, que a ellos le enseñaron en la escuela. En Cádiz ni se debe ni se puede discutir casi por nada, lo que refleja la palabra se puede contemplar casi de golpe a la vuelta de cualquier esquina.
Decía Susana y su marido: “Christopher Columbus cuando llegó a Canadá, se encontró que habían indios, noruegos y hasta chinos”, … “Llegó allí porque los franceses participaron”, … “Tanto él, Columbus, como sus acompañantes intentaron ayudar e incorporar en las vidas de los que allí ya estaban”, … En el viaje de vuelta salió el tema de Gibraltar y en esta ocasión al considerar yo que los gibraltareños son unas moscas cojoneras, cada uno de sus argumentos sobre los llanitos, aunque estén dentro de la Comonguel y sea su graciosa majestad la misma para los dos, me quite el gusanillo.   
¡Caray!. A mí, (el que escribe), que me habían enseñado que Cristóbal Colón, salió de Huela y llegó a Centro América, en concreto a las Bahamas,  y, en vez de subir lo que hizo fue bajar a lo largo del continente, nadie me dicho que el almirante llegase hasta Canadá.
Ya que me encuentro en casa y sé el verdadero significado del cartel de Juanito y Napoleón , (que  fueron colocando por toda Cádiz capital con la intención de “Homenaje al Maestr@”), no entiendo como dichos maestros (al gremio que he pertenecido) se dejan “manipular” y enseñan a las generaciones que tienen ante ellos sobre la HISTORIA lo que le interesa en esos momentos a los que gobiernan. A los españoles nos las contaron de una forma, a los de la Comonguel, tal y como me lo contó la canadiense Susana y es de suponer que cada país de América tendrá su versión según sus intereses de dicho personaje. Me pregunto: ¿Habrán incorporado los catalanes a los libros de texto que Cristóbal Colón pudo salir de Huelva gracias a la financiación de la  burguesía catalana?. ¡Ohu!.
Preguntaré a mis paisanos, a los de mi edad, los que se marcharon de Benínar, de La Alpujarra de Almería  a Cataluña, que  tienen en estos momentos sus  nietos en la escuela (ahora que tienen los catalanes plenos poderes en todo lo referente en la educación) sobre cómo les enseñan la Historia (“los que se nombran los poseedores, los dueños  de la tierra”) a los infantes que tienen ahora en sus centros escolares las verdaderas razones por la que sus abuelos se marchasen de Andalucía a otros lugares de España.            

lunes, 8 de octubre de 2012

LOS DOS MOMENTOS CLAVES DE BENÍNAR



Este escrito nace como consecuencia de leer el colgado en Plaza de Beninar en el que se refiere a la casa de Pacoroa.
Toda una serie de temas que los benineros tenemos y debemos desarrollar puesto que en ellos va el crecimiento de los dos momentos en que Benínar comienza a crecer. En primer lugar la construcción de las mejores viviendas del pueblo posiblemente en la época de las minas de plomo (a mediados del siglo XIX) y en segundo, con el auge de los parrales a mediados del siglo XX.
-          Cuando se decide la construcción de aquella manzana de casas justo en el centro del pueblo, los que tenían dinero en aquellos momentos forzosamente se tuvieron que poner de acuerdo para ir levantando paredes puesto que todas ellas eran medianeras. Lo que es lo mismo, en una sola pared tenían que apoyarse los palos de los techos de los dos vecinos.
-          En el siglo XIX en La Alpujarra no se conocía el cemento Portland, ni los ladrillos (en todas sus variedades), ni hierros para el forjado y para la construcción lo que tenían a mano era la cal, el yeso, arcilla del Cucanal y arena del rio. Casi un siglo después, siguen en pie las viviendas construidas, ni una más ni una menos y el último edificio que se levanta en Benínar es el almacén que construyó Paco el de Ramón en un solar comprado a Facundo que El Moñico tenía un plantel de almendros. Dicho almacén se levanta por primera vez en el pueblo con pilares de hormigón y con ladrillos.  El arquitecto, el aparejador y el albañil es Rubillo.
-          Recuerdo escuchar (no sé si Paco Ruiz, el Rubillo, o Pepe el Rizo)  “conservaban” aquellas placas que servían de moldes que al llenarlas iban progresando las paredes.
-          Importante volver a desenterrar las técnicas que utilizaban los yeseros y los caleros. Si las explotaciones de plomo, queman todos los árboles, las últimas moreras y encinas, el yeso y la cal, arrasan con todo el matorral.
-          Por último la casa que en Benínar tenía más forjados en total cuatro era la casa de Guadalupe. Todo un desafío para cualquier aprendiz de arquitectura puesto que además de ser la de mayor altura no necesitaba el apoyo de las construcciones colindante.
En los años en que se construyen las murallas en el río, regresan los que se marcharon “para hacer las Américas” y el pueblo va perdiendo la juventud al marcharse a Cataluña. Los jóvenes que quedaron se plantearon una y mil veces sentados en el poyete del reducto: ¿En vez de montar la fábrica textil en el río Llobregat, en  Cataluña y llevarse a los beniner@s para que trabajasen en ella, no sería lo más lógico, montar la fábrica en nuestro río y dejar a los nuestros en nuestra tierra?. Si la materia prima que es el algodón que también es de Andalucía, que nos expliquen, que nos argumenten la razón de montar allí dicha fábrica.

viernes, 10 de agosto de 2012

LAS PALOMAS DEL CEJOR



Cuando los de mi generación (recién estrenada la adolescencia) empezamos a visitar la balsa que tenía Juan el Nene en el Cajor para bañarnos, además de sentir la sensación de estar caminando por  un lugar mágico donde el silencio es roto por tus propios pasos. Lo que más nos impresionaba era aquellas paredes de roca verticales (se nos decía de pequeños, que existían lugares tan estrechos que pasaba muy justo el mulo con los dos capachos de los que iban a vender tomates a Adra) y el vuelo rasante de las palomas que vivían en aquellos tajos. Comentábamos entre nosotros, que aquellas aves no realizaban vuelos normales. ¿Podría ser como consecuencia de ser hostigadas continuamente por los cazadores a sabiendas que una vez abatida en el vuelo donde llegasen a caer era imposible tener acceso para cogerla?. No sé si dicho comportamiento de los cazadores (de aquellos tiempos difíciles y difíciles de encajar en los actuales), hoy sería la misma.  

Puede que aquellas palomas fuesen emigrantes, las llamadas (columba aenas),  zuritas, o pueden que fuesen (columba livia) mensajeras o ninguna de las dos, lo cierto es que mi admirado maestro me contaba una historia que no fue ratificada por el protagonista (emigrante en Cataluña) cuando nos encontramos y le pregunté sobre el tema.

Contaba mi maestro Frasco: “Después de estar fuera del pueblo tres años por la guerra y otros tres por el servicio militar, estando en Ceuta para embarcar para la península, me encuentro con Antonio que llevaba un paquete envuelto en retales totalmente tapado, que una vez solos, fuera del bullicio me dijo que eran palomas mensajeras que su sargento se las había regalado”:
-         -  ¿Crees que te van a durar mucho tiempo – le preguntó mi maestro - las palomas en el pueblo?.
-         -  Pues no lo sé. Si ocurriese lo que estas pensando, al que las mate, le mato la burra, el mulo o las gallinas del corral.

Las peripecias de todo lo acontecido que contaba Antonio con  la  llegada al pueblo de aquellas palomas fue una noticia mucho más relevante que las noticias que llegaron a Beninar durante los tres años de guerra. Cansados los benineros de tres años de noticias sobre la guerra la llegada de aquellas aves, fue el principio del fin. Pero aquellas palomas no podían continuar en una casa del pueblo por ser una de las diversiones más ocurrentes de los críos y siempre amenazadas por los gatos, siendo estos animales la base de la pirámide del hambre en el pueblo, (aquellos gatos tenían que ser domésticos, pero alimentarse de forma salvaje), pero sobre todo, el problemón, era, que comían grano tan escaso en aquellos tiempos de posguerra para las personas, que casi eran contados en la era.

Cada grano en aquellos tiempos era tan importante en Benínar que los críos después de estar aprendiendo a identificar los números y las letras, su familia le había encomendado irse corriendo al trigal a espantar a los gorriones. La carga de responsabilidad de los infantes benineros es para otro tema.

Antonio el mensajero pide permiso a Juan el Nene y es trasladado el palomar a una especie de vivienda que había junto a la balsa en el Cejor.
A Antonio nada más llegar al pueblo le pica la mosca que por aquellos tiempos estaba haciendo estragos en Benínar. Cuando las larvas de aquel insecto (parecido al descrito por García Marquez en Cien años de Soledad) comenzaban a moverse dentro del cuerpo de  algún beniner@, el pueblo les resultaba agobiante, afectándole al sueño y ocasionándole un  humor de perro. 

Aquel recién licenciado, de una guerra y de la mili  guardaba en su bolsillo la carta de un familiar que le había encontrado trabajo en Cataluña. Más pronto o más tarde el infectado tenía que emigrar pero había dado su palabra de cuidar de por vida a aquellas palomas y aquellos animales se hacían querer.  A Antonio  le llega a la mente una idea que en cierta medida le va a descargar de la responsabilidad de dejar a aquellas palomas abandonadas: Educarlas para que fuesen libres. 
Logra construir de madera un simulacro de escopeta con la intención de enseñarles a que reaccionasen al ver una persona con un arma en las manos. Tenía que lograr que volasen en forma de zis-zas no describiendo una parábola como hacían las perdices. Antonio razonó en más de una ocasión, que si por cualquier motivo fracasase en Catañuña, quizás, con la escusa de haber dejado desamparadas a sus palomas, fuese el argumento para volver de nuevo al pueblo. 
A Antonio se le ponía el cuerpo totalmente tenso cuando escuchaba la palabra fracaso. Entre la mili y la guerra aprende a escribir y llega al pueblo con las palomas y una libreta. Fue elaborando el folio emotivo para explicar,  justificarse  ante  los paisanos de allí como a los de aquí la razón de volver de nuevo al pueblo con el achaque de las palomas.  
El colombófilo beninero ya ha fijado cuando será un emigrante y va a depender de cómo reaccione la tercera generación de pichones. Antonio el mensajero,  escribe en otro folio  una lista  de quien debía despedirse cuando se marchase con la primera generación de pichones. Cada verano, otoño, etc., cada cambio de estación mientras educaba a los pichones fue eliminando de aquella lista poco a poco despidos emotivos por diversas causas. Desengaños o sueños rotos. Cada vez  mas paisanos eran tachados de la lista hasta llegar a la conclusión, que cuando se marchase del pueblo solo se despediría de sus palomas.

 La última vez que visité el Cejor, ante mis ojos estaban los mismos tajos, las mismas matas, los mismos barrancos, los mismos espartos, el mismo silencio pero no encontré ninguna paloma. Sentí la misma desolación que me invadió minutos antes cuando visité el cementerio a escasos cinco minutos del Cejor. De aquel espacio había desaparecido tanto Antonio como sus palomas.
¿Quizás a Antonio le llegó a Cataluña una de sus palomas mensajeras (cuando más lo necesitaba) con una propuesta de vivir en otra tierra que habían encontrado las palomas donde podían estar juntos  el beninero y sus palomas?.   

martes, 31 de julio de 2012


¿LE PEDIMOS A LOS MAYORES QUE CUENTEN NIDOS?. 

La Fundación Migres ha publicado en Tarifa al Día lo siguiente:
“El seguimiento primaveral del Programa Migres 2012 cierra su campaña con cifras muy altas. Casi 90.000 aves planeadoras (rapaces y cigüeñas) entraron en la Península Ibérica desde el continente africano durante los meses de febrero a mayo. Este elevado número de aves corresponde a 30 especies distintas, destacando los milanos negros Milvus migrans (más de 40.000 aves), los abejeros europeos Pernis apivorus (más de 10.000), las cigüeñas blancas Ciconia ciconia (más 12. 000), águilas calzadasAquila pennata y culebreras europeas Circaetus gallicus (casi 6.000 y 9.000 respectivamente), y más de 2.900 buitres leonados Gyps fulvus”.

.Donde ellos (los que cuentas aves en todos los observatorios del Campo de Gibraltar) ven milanos yo estoy viendo golondrinas, las que anidaban en las azoteas de las casas. Donde ellos ven águilas yo veo los aviones que salían del tejado de la iglesia. Donde ellos ven cigüeñas yo estoy viendo abubillas, abejorucos, pichotes, cabicomoro, pajaricas de las nieves, totovías, pero sobre todo los verderones, chamarizos,  jilgueros y los ruiseñores, los que no se cansaban de pregonar por todas partes que había llegado la primavera y por ello había que disfrutarla, como ellos la disfrutaban. Tal vez por ello nos decían nuestros mayores: ¡El que canta el mal espanta!. 
Aún no aparecen en las estadísticas las aves pequeñas, las que llegaban y seguro que seguirán llegando a todos los barrancos y a todos los tejados de las iglesias de La Alpujarra.
Visitando a mi amigo Antonio Viera, en Lantilla, cuando todos los de su casa se marchan a la playa y él se queda solo, se dedica como siempre, todos los veranos  a construir (de las tablas que se encuentra en cualquier lugar) nidos de diferentes tamaños y formas según lo demanda el ave en cuestión. Presume de tener centenares de nidos ocupados por muchas especies en su finca en la dehesa extremeña. Los turistas llegan a su pueblo todos los inviernos a ver las grullas, pero nadie se para a contemplar las aves pequeñas.   
En este campo como en tantos otros los alpujarreños hemos vivido al margen de todas aquellas pequeñas aves que llegaban y seguro seguirán llegando y a nadie aún se le ha ocurrido crear la fiesta de los que llegan (a comienzos de la primavera, con la llegada de las primeras golondrinas) o la fiesta de los que se van (la salida de la pareja de ruiseñores con todos los hijos nacidos) a sabiendas que estos seres vivos siempre, todos los años han cumplido su palabra de volver.
En una ocasión, imitando a mi amigo extremeño me puse a construir nidos y después colocarlos (con la ayuda de los socios de Plaza de Beninar) en diferentes zonas de lo que fue mi pueblo, pensando que serían ocupados. Ha pasado el tiempo y dichas construcciones están vacías.
Las pequeñas aves que anidaban todos los años en toda la vega, vivieron la experiencia  y así se lo trasmitieron a sus descendientes, que aquella zona (de barrenos y tractores mientras se construía la presa del pantano) no era ni es la adecuada para la procreación, para criar a sus vástagos. Aquellas aves pasaron de largo de Benínar y se marcharon a toda la Ladera Sur de Sierra Nevada.   
No estaría mal que las autoridades de los pueblos de La Alpujarra comiencen la tarea de ir creando  los censos de todas aquellas aves que han nacido en sus términos municipales en todo lo que abarca la ladera de Sierra Nevada. Ha llegado el momento que la población de humanos dejen de  ignorar las aves que llegan para anidar todos los años a los campos alpujarreños. Están el tiempo suficiente de la reproducción y ampliada la familia, después se marchan,   pero que todos los años vuelven. Las aves serán el indicador más fiable del futuro. No estaría mal que el Sur de Granada  fuese identificado porque aún sigue vigente el compromiso de volver todos los años a reconstruir el nido a que sus hijos nazcan en La Alpujarra.       

martes, 17 de julio de 2012

SI ME TENGO QUE DEFINIR SOBRE LA PEPA


 

SI ME TENGO QUE DEFINIR SOBRE LA PEPA


Mi amigo Luis Martín me ha mandado un correo de nuestro profesor José Antonio y como siempre, me induce a buscar información para tener  una visión más amplia de todo lo acontecido y lo que queda sobre La Pepa en Cádiz la Constitución de Cádiz.

La Pepa benéfica
                                                        José Antonio Hernández Guerrero

Estos momentos –en los que ya hemos pasado el ecuador del “ilusionante” 2012- pueden ser los propicios para que realicemos un balance provisional del grado de cumplimiento de aquellas estimulantes promesas que a muchos nos hicieron soñar con un reparto más justo y más equitativo de sus posibles beneficios. A mi juicio, hemos de evitar un paralizante catastrofismo y un ingenuo triunfalismo. Si es cierto que Cádiz no estrenará este año un nuevo perfil urbano, económico, social y cultural, y que “El Doce“ no ha servido para dotar a la Provincia y a la Capital de nuevas infraestructuras como, por ejemplo, la llegada del tren de alta velocidad o ni para culminar ese segundo puente sobre la Bahía, que se convertiría en un emblema de la capital; si, también es verdad que el 2012 no ha sido un revulsivo social, ni aquella divisa del profundo agradecimiento de todo el Estado a ese “espíritu de un Cádiz, moderno, generoso y benéfico”, también hemos de reconocer que aquí han tenido lugar unos relevantes eventos como, por ejemplo, el reciente Seminario sobre “La Historia olvidada de la Constitución de Cádiz”, la VIII Bienal Iberoamericana de Arquitectura y la próxima celebración de la XXII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno. No podemos menospreciar tampoco la restauración del Oratorio, la creación del Centro de Interpretación de la Constitución de 1812, la inauguración del Espacio de Creación Contemporánea y la Exposición del Señor de Sipán.
¿Recuerdan ustedes cómo, en las fechas previas, los líderes políticos pugnaban para repartirse la “tarta” y discutían acaloradamente sobre ¿quién debía repartirla? ¿cómo se debía repartir? y ¿quién recibiría la mayor parte? Ahora, cuando se ha llegado a la conclusión de que la “tarta” es muy pequeña, son escasos los que se deciden a responsabilizarse de su distribución y, aún no aparecido quienes –haciendo una elemental autocrítica- reconozcan que se equivocaron haciendo aquellos cálculos tan beneficiosos. Lo cierto es que, por culpa de la crisis y de otros muchos factores que deberíamos examinar, aquel lujoso buque se ha convertido en una mera patera en la que no caben, como ocurre casi siempre, los menos favorecidos.
En mi opinión, el resultado más rentable de la celebración del Bicentenario de la Pepa debería ser la aplicación de las principales lecciones éticas, sociales, solidarias y “benéficas” que, como es sabido, sólo fueron papel mojado en aquella festiva fecha de 1812. El balance sería positivo si, en ese examen, tras contabilizar las actividades festivas y evaluar el grado de cumplimiento de las promesas y de los proyectos anunciados a bombo y platillo, ahora –a mitad de la carrera- llegamos a la conclusión de que, al menos, merecemos aprobar las lecciones políticas, éticas y sociales, aquellas “piadosas intenciones benefactoras” que la Carta Magna contenía.
Los comentarios que escuchamos sobre el exiguo grado de cumplimiento de aquellas ilusionantes promesas que, con la mejor voluntad, sembraron los responsables de las diversas instituciones políticas suelen olvidar unas cuestiones que, a mi juicio, son importantes. Me refiero, en esta ocasión, a la atención preferente que merecen esos ciudadanos que, por sufrir algunas minusvalías, tropiezan con serias dificultades para disfrutar de unos eventos que, probablemente, no se repetirán en nuestra Ciudad y Provincia. Como se insiste hasta la saciedad, la Constitución de Cádiz de 1812, derivada de la soberanía nacional y orientada a consolidar derechos humanos universales, ha adquirido un valor casi mítico, como perdurable símbolo de libertad, de justicia y, también, de “beneficencia”.
Ni en estos momentos resulta estimulante visitar Cádiz (aunque nunca como ahora es cierto el dicho de ser LA TACITA DE PLATA y por ello perderse por sus calles) para comprobar lo prometido por los políticos  al celebrarse el 200 aniversario, ni tampoco levanta el ánimo leer lo escrito por: Juan Van-Halen, o  Martin Hume, el historiador inglés tan conocedor de la realidad de la época. Lo que más me ha llamado la atención es lo que destaca, Jean Detox en marzo 21, 2012 a las 10:54
Dos siglos después, han nacido 29 estados o territorios:

17
 estados independientes en América
* 1 estado en Asia: Filipinas
1 estado en Oceanía: Palau
7 estados miembros de los EE.UU.: California, Nevada, Utah, Arizona, Nuevo México, Texas y Florida,
* 1 estado libre asociado en los EE.UU.: Puerto Rico y
* 2 territorios no incorporados en los EE.UU.: las Marianas y Guam, en el océano Pacífico.

Pero después de leer y releer, si me tengo que definir con que Pepa quedarme, sin dudarlo me quedo con las dos horas de espectáculo viendo a Sara Baras, la Niña de la Isla interpretando a su paisana, la Pepa.