domingo, 23 de diciembre de 2012

AGOTAR LOS PESTIÑOS, QUE NOS VAMOS A LA CALLE.



El compás, la melodía, el ritmo, el son y muchísimas cosas más se consiguen cuando un grupo está compenetrado, y en esta tierra donde vivo los porcentajes son altos que se puedan formar y escuchar. Todo comienza en el mes de noviembre, donde aparecen encima de la mesa la botella de anís (que será utilizada como instrumento rozando en ella una cucharilla) y, el plato de pestiños. 
Normalmente dicho grupo sufrirá una transformación nada más terminar los Reyes Magos, para convertirse en una comparsa o chirigota y pasada la Semana Santa, dicho grupo se volverá a trasformar otra vez de nuevo en un grupo rociero. 
Con el paso del tiempo el grupo se va renovando y en cierto modo especializando cada uno de sus componentes con cualquier instrumento musical, que menos la guitarra, ninguno de ellos se puede aprender su sonido a compás, que suenen en cualquier conservatorio. Por supuesto que tocar las palmas a compás no es una improvisación, es un don, tienes que pasar por tu cuerpo la corriente del cante que estas interpretando (tienes que estar enchufado a la copla) de la misma forma que lo están los altavoces al equipo de sonido.
Son coplas que se regalan, qué, el que las cantan siente la necesidad de expresarse de esa forma y para el que lo escucha es un alto en el camino para llenarse, empaparse en lo que siempre se ha llamado espíritu navideño. En la plaza de cualquier pueblo, dentro de una iglesia o en el salón de actos de cualquier asilo, es donde suelen acudir la mayoría de los grupos que por estas fechas regalan hermosas melodías con el cantar de villancicos.

Como estamos en Cádiz, no está mal la letra de un tanguillo:        

TANGUILLO DE NOCHEBUENA

El niño Dios vino al mundo,
en un humilde portal,
y nosotros le cantamos
coplillas de navidad.
El Niño Dios vino al mundo
entre María y José.
Tanguillos y alegría tanguillo y alegría al niño tócale, tócale el almirez, tócale, tócale  la zambomba,  la guitarra también, tócale tu el tambor, tócale con cariño tócale con amor a ese niño tan bonito del Cielo aquí nos mando el Señor.

viernes, 21 de diciembre de 2012

TRAIGAN LOS MANTECAITOS



Desayunando con churros en el mercado Ingeniero  Torroja de Algecíras las mañanas resultan de otra forma. Se sienta a mi lado mi amigo José María, el que presume tener la mejor colección de compact de flamenco. Me dice que  hoy cumple setenta y cinco años Paco de Lucía uno de los hijos ilustres del Campo de Gibraltar. Me sigue diciendo que por estas fechas suele aparecer casi de incognito en su tierra de nacimiento, con gorra, gafas  y bufanda. Nos lo podemos encontrar paseando por la Playa del Rinconcillo o en cualquier sitio del centro. Me ha empezado a tatarear varios villancicos entre miradas ausentes y suspiros los que se solían cantar cuando Paco era niño y las navidades se celebraban a lo grande en el barrio donde vivían los gitanos, como en la actualidad es el barrio de Santiago en Jerez de la Frontera, donde ha nacido la celebre frase la zambombada.

Estrivillo:
Vengan pastores, vengan al portalillo,
tráiganse los tambores, guitarra y bombo
que en el portal vamos a contemplar,
que la Virgen está bailando,
San José taconeando
y el Niño que está en la cuna
las palmas está tocando.

Mi padre toca el pandero y mi madre la guitarra
y mi hermanillo pequeño dando to el día la tabarra
y el abuelo baila que te baila,
ya estamos to los pastores.
Ya llegó mi hermana. Ya llegó mi hermana.     

Estrivillo:

En el barrio hemos decidido entre todos hacer un Belén
y hasta el alcalde ha venido pa su figurita poner,
en el momento de enchufar las luces,
se ha quemado el pesebre y todo empezó a arder.
Hasta San José. Hasta San José.

Estrivillo:

Traigo unos mantecaitos traigo unos tragos de vino
y este que viene conmigo viene borracho perdió,
cando mi madre lo vea, no veas lo que le dará,
yo le diré que lo deje, estamos en Navidad.
Estamos en Navidad. Estamos en Navidad.
Estrivillo.

viernes, 7 de diciembre de 2012

FRUTAS DE BENÍNAR


¡Al kakis bueno!.
¡Al kakis de calidad!.
¡Con el color de la cara de una serrana cuando las calles están llenas de nueve!.
¡Kakis de Benínar con el sabor de los panales de las abejas!.
¡Tan dulces como la almibar!.

El motocarro de Paco el de Ramón estaría aparcado en cualquier calle de los pueblos de Murtas o de Turón con cuatro cajillas de kakis, tan solo una de azufaifas y otra de níspolas, que en nuestro pueblo se decían de pudrir.

Benínar tenía brevas a mogollón pero muy pocos árboles frutales. Los había y los recuerdo donde estaban situados; como recuerdo que los beninerillos hacíamos guardia para poder probar dichos manjares. 
Recuerdo que Eugenia la canadiense cuando llegó por primera vez a Benínar, y ver el suelo del naranjal lleno de ellas del huerto de los Fernandez ponía la misma expresión que un cantaor de flamenco con la siguiente letra: !Ahay!. !Ahay!. Nosotros comprándolas a primeros de mes a dolar la unidad para cada uno de la familia y aquí en el suelo pudriéndose.

Con tan solo probar dos o tres azufaifas de las que tenía Isabel la de Isabel Roda, eran suficiente para que en ese día nuestro paladar imprimiese en la memoria otro de los tantos sabores que se recuerdan de cuando uno era niño.

Las níspolas y la platanera que tenía Guadalupe en aquel huerto debajo del puente. Los beninerillos montábamos toda una estrategia para aprendernos el itinerario de su propietaria desde que se levantaba hasta que se acostaba para poder probarlos.
No se podía escapar cada época del año sin haber probado aquellas frutas.

Hasta que no llegaron los polos que fabricaba Doloricas la de la tienda, los beninerillos no probábamos nada dulce puesto que en el pueblo vender caramelos en las tiendas se consideraba todo un lujo fuera del alcance de la gran mayoría de los críos.

Hoy en cualquier huerto de cualquier beninero – haberlos ailos - nos podemos encontrar tal variedad de árboles frutales, que se puede decir que de cosecha propia se está comiendo fruta todo el año. Qué decir de las gradas y de los chirimoyos. Cuando empezaron mi vecina Carmen decía: Niño, es que quitan el sentío. Y uno disfrutando viendo como una gota del chirimoyo regalado avanza de la mano al codo..

Pero sobre todo las uvas: Clarillas, molineras, del barco, del cuerno, negras y seguro que se me escapa alguna variedad. Mi amigo Antonio el extremeño, me ha prometido una parra que da dos cosechas. Yo le contesté: !Anda!. Como las breveras de Benínar que daban brevas y por Santa Ana y Santiago, higos.

En nuestro pueblo recuerdo espantar los gorriones que acudían a comerse las espigas del trigo, pero en el tema de uvas eran tantas que apenas se notaba que los gorriones cobrasen su ración de cada día, puesto que para eso también eran benineros y todos los nacidos en aquel valle tenían que comer. ¿O no?. Sin bautizar, claro está; pero nacer, nacían en nuestro pueblo y, casi todos debajo de las tejas del tejado de la iglesia.

Recuerdo a una paisana cabreada lamentarse, ya que los frutos del árbol que había guardado noche y día esperando que madurasen, habían desaparecido a lo que otra vecina le decía:
- Se los habrán comido los gorriones. ¿No hay huesos en el suelo?. Está claro. Los gorriones.
A lo que contestaba la desolada con las manos en la cintura en plan de guerra.
- ¿Los que caminan dando zancadas o los que caminan dando saltos?. ¡Si los llego a coger, …!.
- Tanto unos como otros no dejan de ser gorriones.

domingo, 2 de diciembre de 2012

LA LLUECA QUE TODO LO PUEDE



El niño minero que llegase al Pozo Malacate desde aquel momento dejo la niñez para convertirse en la sombra de Faustino. Era el criado del dueño y señor de las explotaciones mineras de Benínar. El malagueño cada vez se está volviendo más señorico puesto que tenía a su vera el lazarillo que todo lo controla, que todo lo escucha y a su vez su madre y sus dos hermanos veneran al que le da de comer y por ello todos los comentarios que se escuchan en el pueblo llenan a oídos de Faustino. La madre de Antoñico, siempre tiene la comida que le gusta al señor y alguno de sus hijos se la lleva a su hora allí donde se encuentre. La familia del que fuese el niño minero se convirtió en la familia que siempre tuvieron los señoricos andaluces que endiosaban a sus señores.

Antoñico asume la construcción y puesta en funcionamiento del molino que después sería conocido como el Molino de Andrés el Perejil. En cierta medida quien estará siempre a pie de obra para la construcción y después funcionamiento será su madre Dolores y sus dos hermanos, puesto que el dueño y señor no podía prescindir de su criado.

Ya Dolores había ejercido un trabajo en la sombra de preparar un cortijo cerca, en Peñarrodá para que se fuese a vivir allí Faustino con su amante, ya que en Benínar las habladurías y el vivir en pecado mortal (ni se habían casado ni estaba previsto) para aquella pareja se había convertido en una atmósfera insoportable. A pesar del genio y figura de Dolores, ella con sus hijos eran un ejército que tenían siempre la de perder para defender los tejemanejes del señorico, ante aquella población que todo era baremado y puesto en primer lugar en base a lo ideal: El pecado.

La frenillo en Peñarroda, Faustino va y viene todos los días a la explotación minera a caballo que le gusta cambiar de animal según se le antoja, ya Dolores la Perejila se encuentra más libre para dedicar la mayor parte de su tiempo a la construcción de casa y molino.

El de la cantera de piedras del Barranco Baena, antes de comenzar a la extracción de las dos ruedas, va hablar con  Faustino:
-         - La Perejila es la que está moviendo todos los hilos para lo del molino. Se siente dueña y señora. Como si ella pusiese los reales.
El dueño y señor, le mira de arriba abajo y le contesta:
-         - ¿La construcción va por buen camino?. Si funciona, déjala. Palante.

No son fáciles los tiempos y Dolores tiene que enfrentarse ante una serie de leyes sociales, unas impuestas por la iglesia y otras no escritas impuestas por la sociedad cerrada a cal y canto a la mujer. Las féminas a su vez formaban un grupo mucho más sólido ante todos los acontecimientos, ante determinadas posturas. Las benineras siempre demostraron tener más agallas y muchísimo más tesón e inteligencia sobre todo el grupo de las casadas que sus compañeros los hombres. Esto llega hasta los hijos de mi generación que para identificarnos a casi todos, pronuncian nuestro nombre y a continuación: Hijo de la madre coraje correspondiente.

Dolores va a empezar a montar una empresa, adquirir el conocimiento de dicha tecnología y por supuesto la comercialización y venta del producto, del molino de harina.