lunes, 22 de junio de 2015

!Niño!: Con cada copa me duermo un demonio


 


Recuerdo que en Benínar si mencionábamos la palabra borracho a nuestra mente llegaba la imagen del primo Juan el de Juan Antonio. No recuerdo cuando se hizo mayor. Cuando se cumplían los treinta o los cuarenta en el pueblo, todos los hombres vestían de la misma forma y era imposible adivinar su edad. Se hacían viejos, cuando comenzaban a deformarse y por su forma de nadar.  Cuando llegó ese momento de vestir de mayor Juan todo lo dejo aparcado y se dedicó a estar todo el día en los bares del pueblo y en eso pasaba el día, ya que por la noche como podía llegaba a su casa para acostarse.
Le llegó una especie de regalo, una herencia,  con la que no contaba (lo que hoy en día puede ser una pensión) al morirse una hermana de su madre en Granada y ser los legítimos herederos él y su hermana Carmen. En el pueblo aquella herencia rompió el refrán que decía: “Quien tiene un amigo en Graná ni tiene amigo ni tiene na”.  Granada tenía en aquella época una influía en Benínar tremenda.  Lo que ocurría en dicha capital marcaba lo que en aquellos momentos había que hacer, tanto en lo personal como en lo colectivo.
En aquel tiempo el tema de las pensiones aún no habían llegado a La Alpujarra y las personas mayores no solían emborracharse, quizás una copita de anís antes de marcharse a la vega, pero eran muy pocos, tan solos los que tenían  un real en el bolsillo; la gran mayoría  tampoco tenían una cosecha a la vista para vender y dejar la copa fiada en el bar. Lo de bar es un decir puesto que en el pueblo se le llamaban tabernas hasta que Joaquín montó un bar con TV y discoteca.
En Beninar después de la guerra civil, llegó otra revolución. En el pueblo existieron unas cuantas revoluciones, la siembra de plantas para la sosa, el esparto, las minas de plomo, la siembra de parras, y la última hacer murallas en el río para encauzarlo y ampliar la vega.
Juan tenía unas paratillas (terrazas de cultivo) a la vera del río y hablando con los vecinos les propuso hacer una muralla estrechando el cauce del río y por ello se formó un pago (la vega del pueblo estaba dividida en trozos de tierra con una determinada acequia y todas las tierras que regaba dicha acequia se le ponía el nombre de pago en esta caso el Pago de los Arenales). La acequia de Los Arenales no existía antes del nacimiento de Juan. Al estar soltero y lleno de energías él, Juan el de Juan Antonio, era el que  siempre estaba trabajando en la muralla. La madre le llevaba la comida a medio día para que no perdiese tiempo en su trabajo. Los demás vecinos acudían para la construcción de la muralla cuando podían, Juan siempre estaba a pie de obra y mientras descansaba, acercaba arena, piedras  o cal. Sin él hubiese sido aquella muralla algo parecido a la Torre de Babel. Se hubiese empezado pero no se hubiese terminado.  Puede que la formación de aquel pago, Juan, sacase la conclusión  hacerse borracho por el desencanto.
Cuando ya la muralla estuvo totalmente terminada y su finca entarquinada, no se sabe si por su situación de soltería, el morir sus padres, por aparecer  la herencia de su tía de Granada, por, …, lo cierto es que dejo sin sembrar aquel trozo de vega de parras, de naranjos, o de algodón lo que en aquellos tiempos sembraban sus vecinos. Decide no hacer nada y comenzó a buscar compañía en las tabernas hasta asumir que se había convertido en alcohólico.
Cuando yo tenía edad de guardar una cabra (los compromisos que asumíamos los críos para ayudar a la familia), recuerdo un día que me lo encuentro sentado encima de la muralla y en aquella tarde estaba ebrio; me senté a su lado y le pregunto:
-         ¿Cómo es que no estás borracho hoy?.
Me mira de arriba abajo, se pone la mano sobre la barbilla sin dejar de mirarme y tarda tiempo en contestarme. La cabra había saltado al bancal y se estaba comiendo el maíz que estaba creciendo.  Le tiro una piedra a la cabra para que se fuese del maizal y Juan me dice que la deje mientras yo estuviese sentado con él.
-         Tenemos que hablar de la vida, - le digo - puesto que si estas callado me marcho.
-         ¿Y que conversación se puede tener con un mocoso como tu sobre la vida?. ¿Una persona de cuarenta años que conversación puede mantener con un mequetrefe como tú?.
-         ¿Te puedo decir lo que se dice de ti en el pueblo?. Bueno lo que dicen las chismosas no, pero sí lo que dice Mamanona:
Le da pena como los críos se rían de ti cuando te ven borracho, de lo que dicen las chismosas de cómo vas vestido y de cómo tienes que tener la casa de sucia.
Con el trabajo que te ha costado hacer la muralla y ahora el bancal lo tienes abandonado.
Que deberías de buscar una mujer y casarte como lo ha buscado tú hermana que ha encontrado un hombre, un viudo en Murtas. Han formado una familia.
Tu deberías ir a Turón, Darrical o a Hirmes y buscar una mujer ya que tienes finquitas que no todo el mundo lo tiene.
-         ¿Qué te ha mandado Mamanona para que me digas todas esas cosas?.
-         No. Esas cosas yo las he escuchado después del rosario cuando se quedan para charlar todas las mujeres en la puerta de la iglesia y la única que te defiende, la que habla bien de ti  es tu tía, Mamanona.
Al escuchar lo que le estaba diciendo, se tumba boca arriba, cierra los ojos y al poco tiempo se incorpora y dice:
-         Me voy  debajo de aquella higuera que una buena siestesita me va a poner a tono.
Ya que estaba en la parata más alta y debajo de la higuera, me dice:
-         No encuentro ningún argumento para explicarte mocoso la razón de ser un borracho.  Son temas de mayores. Con cada trago me ahogo un diablo.
Dile a las chismosas del pueblo que los pellejos (la piel de un macho cabrío se sacrificaba, se le untaba pez y se le daba la vuelta como un calcetín, se amarraban las extremidades y se llenaba de vino para poder transportalo a lomos de las bestias de un pueblo a otro)  que llegan de Murtas o las damajuanas que traen los Reinosos de Ujijar todas las semanas todo ese vino no me lo bebo yo solo.
Pregúntales cómo van a reaccionar sobre la construcción del pantano para que tengan agua otros. Toda la vega se irá al carajo.
 Mejor no le digas a nadie nada.


PD.
El escribir sobre borrachos, la idea me surgió estando en Inglaterra ya que me encontré con unos cuantos. Pero. Como me marca tanto  Benínar, mi pueblo,  donde pase toda mi niñez y juventud, me dije: Habla, escribe, desarrolla lo que conoces. Cada borracho-a de Inglaterra seguro que también ellos levantaron su muralla, o murallitas, y ...     

                                                                                       

jueves, 11 de junio de 2015

ABUELOS EN OTROS MENESTERES


La Virgen y el Niño con Santa Ana y San Juan el Bautista de da Vinci

Considero como normal que si me necesita mi hija para  cuidar a mi nieto mientras los padres están trabajando, que haga la maleta y me marche a Inglaterra, allí donde ellos tienen su trabajo. Estén donde  estén mi disposición es total. 
Para nada se parece el clima de aquella tierra, a la tierra donde vivo. Allí el sol es cicatero o las nubes lo quitan de en medio para ellas soltar agua (que para eso fueron creadas), casi de forma agobiante.
Mi nieto se encuentra en una edad que no admite estar en casa sin hacer nada y es por ello que le ponía el plástico al carro y yo me vestía con el mismo material y casi todo el día lloviese o tronase, o "cayesen chuzos de punta" (como se decía en mi pueblo, Benínar, para situar al que teníamos delante de cómo está el clima), estábamos fuera, recorriendo aquellas calles, los mercados, museo, etc., tan distintos a las nuestras de Andalucía.
Pero lo que más me ha impactado es ser el único abuelo que empujaba el carro de un bebe en un espacio de tiempo de casi un mes entero en una ciudad inglesa. !Ni uno me tropecé!. Aquí donde vivo en Algeciras en el paseo marítimo los que empujamos los carros somos en su gran mayoría los abuelos, por ello, al ser yo el único, empecé a observar a todos aquellos que más o menos de mi edad me tropezaba con ellos en la calle para ir “comiéndome el coco” (en algo había que pensar) analizando la procedencia de dichos abuelos. Como coincidencia, en el avión tres mujeres de mi edad (las únicas que hablaban en castellano), les pregunto la razón de su viaje y me contestan: 
- Con lo agustito que se está en Cádiz. Si no fuera por tener que cuidar de mis nietos, prontillo ve venía aquí a pasar frio.
Aquella ciudad que en el siglo de la revolución  industria fue la pionera en el tema textil, aquel tiempo dejó una serie de edificios que en la actualidad están restaurando, y transformándolos en diminutos apartamentos, que  dichos espacios de habitabilidad no son para las comunidades de paquistaníes o vayan ustedes a saber de dónde proceden aquellos abuelos, con grandes barbas, turbantes, blancos, negros o mezclados. Cuando digo lo de mezclados es cuando uno antes de dar una definición, se comienza a girar la mano hasta que a uno le sale el nombre adecuado o parecido a un determinado color.  Dichos apartamentos deduzco que no están destinados para dichas comunidades, ya que en su gran mayoría cada mujer lleva unos cuantos menores, cogidos al carro cuando nos cruzamos por la calle.
Conclusiones mías que aquellas mujeres con burka o con pañuelo tapando  la cabeza acudan a los abuelos para que le den una vuelta, un paseo a sus nietos.  Y que digo, (sigo suponiendo) que le den el biberón o le cambie los pañales, o lo más entrañable dejarlos dormidos en el regazo.
En este campo los abuelos mencionados anteriormente son casi clavaitos, iguales  en su forma de actuar que los ingleses.
No sé cuando descubrirán dichos abuelos, los blancos, los negros, los paquistaníes los mezclados (otra vez me sale el giro de la mano) que atender a sus nietos se encuentran por encima de otras ocupaciones u otros deberes. ¿Cuantas generaciones tienen que pasar en dichos pueblos para que llegue la generación de abuelos que dediquen parte de su tiempo para cuidar a sus nietos?.
En Benínar, La Alpujarra, dicho tema se ha resuelto en tan solo una generación, la nula dedicación de mi padre a sus nietos (los cogían en brazos y ya era un gran paso) y la entrega incondicional de mi generación a tales menesteres.         

Los ingleses en renta per cápita, en porcentajes en el paro, …,  y en tantas cosas nos llevan leguas de distancias a los alpujarreños, pero en el tema del papel que en la actualidad tienen que desempeñar los abuelos dentro de la unidad familiar, nosotros le superamos a ellos en la misma distancia que ellos en ser más modernos, (¿más ricos?) que nosotros. Otro tema en los que “me fui comiendo el coco” es: Los mayores, los borrachos y los hospitales. Después escribiré de ello.