sábado, 30 de octubre de 2010

DIAS EN LOS QUE BROTAN LOS SUSPIROS.

En Benínar se le dedicaba tres días a los muertos que se dividía, el primero a todos los santos, segundo a los difuntos y el tercero a los finados. Nunca encontré la diferencia entre finado y difunto a pesar que todos los años se lo preguntaba a mi abuela Mamanoma. La contestación la sabía de memoria:
- Día uno, de todos los santos. Día dos, el de los difuntos. El tres, de los finados.
¿Lo tienes claro?. ¡Venga, camina que ya está en la puerta mi prima!.

Me negaba a entrar en la discusión con ella sobre el afecto, roce, amistad, etc., conceptos fundamentales para sentir la pérdida de un ser querido, de los que uno se acuerda en sus oraciones, de los que no pasa un día que cualquier detalle hace que llegue su imagen a la memoria, no importa el año en que murieron. La de manchas que dejaron en la memoria o marcas en todo lo que nos rodea o lo que escuchamos, y, sobre todo, a los beniner@s, en el 2010, que el setenta por ciento de nuestros antepasados además de enterrados están bajo el agua, puesto qué así, lo decidió el progreso.

Lo cierto, es que mi abuela salía de la casa cuando su prima Gaicos, le tocaba en la puerta, cogidas del brazo recogían a Barbarica y a María la Pabila, camino para la iglesia y las cuatro eran de las primeras en llegar para coger sitio puesto que esos tres días el aforo estaba hasta la bandera.

Nunca olía la iglesia tan fuerte a alcanfor. La mayoría de los mantones de casi todas las mujeres habían estado en el baúl de la casa, en el tiempo de las calores y en los terraos de Benínar aún no existían ni cuerdas para tendedero ni palillos de la ropa para poder airearlos. (Creo que mi abuela no llegó a conocer aquel invento de dos trozos de madera y un muelle). Como ninguna tenía ni palillos ni cuerda para tender, todas actuaban de la misma forma. Como todos los mantones olían lo mismo, y todas los llevaban puestos, nadie tenía autoridad para mirar por encima del hombro a la vecina de al lado para decir: “Retírate que apestas”.

En aquellos tres días tocaba oler a alcanfor, mientras se rezaba o se daba una cabezadita. Cuando se está todo el día de un lado para otro, el día entero de bulla, el trajín del las personas del campo, habiéndose levantado clareando el día y por primera vez se sentaban en una silla, el susurro del cura de espaldas al público, diciendo la misa en latín y el calorcillo del mantón de lana de ovejas alpujarreñas, l@s que estaban cansad@s de trabajar todo el día, aquel ambiente (de calorcillo y silencio) se prestaba a tener la mente en otro sitio o descabezar el sueño.

Días en que había que blanquear el nicho, pasarle el mancaje al lomo de tierra que señalaba donde estaba el muerto enterrado en tierra (lo de las flores en ese día es todo una modernidad) que cada familia tenía y por las noches comer boniatos, época en que se cosechaban y los que habían estado en Murtas, en Ugíjar o en Berja alguna que otra castaña.

Como las noches se han ido alargando y ya aparecía nieve en la sierra, había que vestir la mesa camilla con el paño y el tapete bordado y almidonado por la abuela y
poner el brasero a punto.

Aquellos tiempos en que mi abuela y sus vecinas asistían a misa, era cuando empezaban a aparecer las primeras cabrillas (las venas de los pies muy marcadas de color rojo) empezando por los tobillos y Dios sabe hasta dónde quedaban marcadas por las horas de brasero y por supuesto tiempo en que la mujer beninera tenían que posturarse: Cabrillas o pasar frío. No estaba bien visto (un término medio) que las alpujarreñas se pusiese unos pantalones.

Encender una mariposa en memoria de los familiares ausentes, en asistir los tres días a misa, cenar boniatos (la madre, la administradora, al ver devorarlos con agonía decía: Aunque la pila es grade antes se acaban). Comenzar a sentarse en la mesa camilla con el brasero. En eso consistía la celebración de los tres días dedicados al recuerdo de los fallecidos. Puede que las benineras suspirasen mucho más de lo normal.

¡Bueno!. Puede que algún año proyectasen en la posada de arriba la película: La hija de Juan Simón protagonizada por Antonio Molina, donde todas las mujeres (¿fáciles en lágrimas?), salían llorando y los hombres, demostrar que eran hombres y que de sus ojos no había salido ninguna lágrima, salían de la sala de proyección. Por supuesto que contaban los llorones que en todo aquel trozo de calle estaba iluminada con tan solo una bombilla de cuarenta, (con unas pérdidas por caída de tensión, de tres pares de, …, que más iluminaba un candil) que colocada en la esquina de la casa de Facundo y por ello camuflar el estado de los ojos no era complicado. Con la silla al hombro después de haber visto la película, cada mochuelo a su olivo, que con lo visto en aquella noche había para más de una semana de chismorreo.

miércoles, 27 de octubre de 2010

EL COLOR DE LAS ROGATIVAS.

No pasa desapercibido los comentarios que se realizan en los lugares que los beniner@s tienen en la red. No tiene otra explicación que monte a continuación unos argumentos (no siempre fue verde el río) que en cierta medida mi fuente de inspiración sean mis dos ancestros. Quizás, también sea como consecuencia, que José el del Canónigo se ha encontrado una foto donde se encuentran mis dos abuelos Papanino y Paramón en la era de dicho cortijo en la boda de mi tío Pepe y mi tía Clara y mirando la foto los comentarios aparecidos sobre el color del río que pasaba por Benínar, al parecer se ha convertido en un monográfico donde tan solo se han fijado en un solo color, ¿y el resto de los colores?. No siempre los beniner@s contemplaban el verde de la esperanza, el de la abundancia, cuando el agua en pleno verano desaparecía por el Cejoz, cuando funcionaba todo el año el molino de los Carpos, o cuando el agua no llegaba ni a Las Yeseras.

Cuando las nubes no habían llegado en ese año y el agua en pleno verano de la Acequia de la Vega llegaba a duras penas al Cajorrillo, la mitad del pueblo resaltaba el color verde de la Vegeta, del Rincón, los Majalones, etc., y se lamentaba del color tostado, el que presentaban las plantas, en los Arenales, la Mecila, las Lomillas, etc., deshidratadas; ¡de pena! al contemplar el suelo repleto de los frutos adolescentes que los árboles en un afán de supervivencia soltaban. Árboles desnudos como en invierno siendo verano.

Cada año que las lluvias fueron escasas, se llegaba a la determinación de sacar en procesión a San Marcos, el rey de los charcos, en rogativa, para que llegasen las lluvias, para que el otro medio pueblo dejase de ver el color más feo de todos, el que presenta un árbol sediento, al ver que a sus huertos no llegaba el agua.

sábado, 16 de octubre de 2010

LAS MOSCAS DE GARCÍA MÁRQUEZ LLEGARON A BENÍNAR

Decía Lola la del Ebanista:
- “No hay quince años feos ni llenos de hermosura”.
Le contestaba el marido:
- “¡Toma!, los dieciséis, diecisiete, (…), las mujeres siempre tienen unas cuantas hermosuras, encantos ocultos”.

Por esa edad deberían estar las dos hijas de Clemencia la de la Tienda, cuando comenzaron a preparar el ajuar, puesto que en todo destacaban en Benínar y todos sus paisanos estaban de acuerdo que serían de las que se casarían con “lo mejorcito del pueblo o alrededores”. Dichas mujeres han demostrado a lo largo de su vida ser el prototipo de mujeres emprendedoras, grandes empresarias y en la misma medida han cuidado el núcleo familiar. ¡Pero!, pero, pero, no sabían bordar. No habían salido del pueblo y por ello el tema de los primores no encajaba con ellas y recurren a Doloricas, que había estado estudiando en la capital para que cuidando de su hijo pequeño, la madre a cambio les bordase los tapetes, las sábanas, las corchas, etc., lo mínimo que tenían que aportar al matrimonio una moza cuando se casaba.

Cuando Juan hacía referencia a “los encantos de las mujeres”, seguro que estaba pensando en todos aquellos altaricos que las mujeres de Benínar, de una misma calle, preparaban para el día del Corpus. Hoy aquellos encantos se llaman, creatividad, diseño, ornamentación y exposición de trabajos de bordado, casi desaparecidos o que nos llegan de China.

Aquellas manifestaciones tradicionales y espontáneas de realizar un diseño, un monumento donde se posaría la custodia con la Sagrada Forma, a base de las macetas que eran cuidadas con esmero durante todo el año, pero sobre todo de colgar de las fachadas de las casas, sábanas, colchas, pañitos de croché, trabajos de bolillo, con ramilletes de flores formados con hilos de colores, de las marcas las Cadenas o la Hilandera (sin tener como ahora se tiene en el 2010 revistas para plagiar, …), todo aquel conjunto hoy se asemeja, cuando la diputación o cualquier caja de ahorros, reúne en una determinada sala la creatividad de distintos artistas, con la diferencia de antes, ahora, que todo aquello se hacía por amor al arte y sin que ningún organismo público o privado realizase las subvenciones oportunas. Aquellos monumentos (que así se les llamaba en el pueblo), nacían cuando las gentes de un pueblo tenían cubiertas todas sus necesidades y ven el futuro lleno de optimismo, es cuando surge la creación. La creatividad, los altares para celebrar el día del Corpus desaparece en Benínar en el mismo momento que llegan aquellos funcionarios diciendo que se va a construir un pantano y por ello, de sus tierras y de sus casas se tienen que marchar. Seguro que García Márquez se inventaría que aquellos invasores portaban un tipo de mosca que su picadura contagiaba de pesimismo y les quita el sueño a todos los habitantes de aquel pueblo alpujarreño.

miércoles, 13 de octubre de 2010

¿MONAGUILLAS?

El paisano José Antonio DR, se extraña de no ver en la procesión del Corpus nada más que mujeres y niñ@s.

Creo que tienes que recordar que en temas religiosos, (al menos los curas que yo conocí) siempre los hombres fueron separados de las mujeres. Ellos, en Benínar podían subirse a la tribuna y ver a los mujeres desde encima.

Los bancos de la iglesia todos ocupados por las beninaeras, apretadas unas contra las otras, mientra los bancos de la otra mitad asignada a los hombres, medio vacíos. Te tienes que acordar del episodio de doña María la madre del cura.

En las procesiones, primero los cri@s, segundo las mujeres, todas en fila, finalizaba en todo su recorrido, con los hombres de forma desorganizada (hablando por supuesto) desde el principio al fin.

Aún continua, en menor medida la costumbre que en una misa, la iglesia está llena de mujeres y en la calle charlando los hombres; creo que aún perdura sobre todo en los pueblos alpujarreños.

Los hombres (hasta ahora), siempre confiamos que la mujer dicha mediación, entre los miembros de la familia y la divinidad, ellas, las madres, las realizaron (y las siguen realizando) con mejores resultados que los hombres. A las mujeres se les acompañaban a la iglesia – vestida para la ocasión – mientras el hombre se quedaba en la puerta. No creo que sea tradición musulmana, más bien judaica.

¿Tienes la imagen de algún hombre descalzo en una procesión por la manda realizada?.
¿Te acuerdas, tienes la imagen, de algún beninero con un rosario en las manos?. ¿Algún escapulario?. ¿Vestido de marrón por el hábito a la Virgen del Carmen?.
¿Recuerdas si algún beninero tenía en la iglesia un reclinatorio?.
Desde pequeñill@s: ¿Recuerdas alguna monaguilla?. ¿Repicando la campana?.
¿Recuerdas a algún beninero arreglando, barriendo, (…), sacando brillo a los candelabros?. ¿Algo relacionado con el - contenido y continente - de la iglesia?. ¿En éste caso de preparar altares el día del Corpus?.
¿En un velatorio, recuerdas a un hombre encargado de encender y mantener las llamas de los candelabros y mariposas?.

Fueron en los últimos entierros cuando la mujer se incorporó a acompañar al difunto al cementerio, - menos cuando se enterró a la señorita Salud, pero este tema bien merece un comentario aparte - desde siempre la procesión (siempre sin formar dos filas) del entierro estaba formado por hombres. Era en la única ocasión en que el hombre portaba una vela en la mano – las que se decían que eran de las Ánimas – en las procesiones siempre las portaban las mujeres. Para los niñ@s, portar una vela, conseguirla, era lo sublime, portar en sus manos el fuego.

¿Qué hombre encontraba un poco de tiempo para asistir a los rosarios o a las novenas que se celebraban en Benínar?. ¿Madrugar para los Vía Crucis?.

Imágenes y más imágenes. Creo que de todas me quedo con las que aparecen en la película: “un violinista en el tejado”. Estaba basada en una novela del escritor rusoSholom Aleichem, titulada Las hijas de Tevye.

martes, 12 de octubre de 2010

LAS "AFOTOS" DEL CORPUS.

Recuerdo que mi padre me decía que tanto en la guerra como después en los tres años de mili, a los soldados le daban un paquete de tabaco. Desde el principio tenía claro que él no fumaría y que vendiendo el tabaco, ahorraría para comprarse un reloj de pulsera, puesto que sería el primer joven de Benínar que tenía reloj en la muñeca.

Puede que pasasen aún los setenta y en el pueblo aún se consideraba un despilfarro tener una cámara de fotos y por ello las que tenemos de aquellos tiempos fuese de la cámara que alguien ajeno al pueblo inmortalizaba una forma de vida.

Aún no se le permitía a los que hacían la primera comunión (pues no salen en las fotos comentadas) que fuesen las niñas vestidas de blanco y los niños de merineritos. El que escribe, su madre se empeñó que fuese a su primera comunión vestido como después sería normal vestir a los niñ@s para tal acontecimiento, el cura se negó alegando que todos tenían que ir vestidos sin ninguna distinción; beninera y cura no llegaron a un acuerdo y dicho beninerillo, la primera comunión lo haría un año después y por supuesto no de marinerillo, puesto qué, el del año pasado le estaba pequeño y la madre dio su brazo a torcer, pero con una condición: Los dos curas después de la misa irían a mi casa a comer buñuelos, madalenas, borrachillos y soplillos. Puede que fuese la primera comunión que se celebraba en Benínar.

El color de los vestidos de las mujeres una vez casada, tenían que ser negros o de un gris muy cercano al negro. Solo se permitía a las niñas el color blanco, el color que estaba estrechamente ligado a la pureza. Fue Eugenía la canadiense (a comienzos de los setenta) la que les mostró a los beniner@s que existían en la ropa los colores del arcoíris, vistiéndose ella (ya entrada en los cincuenta) de ropa de colorines, a su marido y a sus hijos.

Imaginar que hoy no se puede ir a una boda por ejemplo si no se lleva un vestido para la ocasión, unos zapatos, (…), todos los demás complementos y en la foto se ve a mi abuela que todas las faldas que tenía siempre las llevaba puestas, cambiando la de exterior dependiendo del acontecimiento al que asistía. Los hombres se compraban un traje para casarse alegando que después sería utilizado como mortaja.

La toca y el mantón, que utilizaron la generación de mi abuela, las siguientes, sus hijas, descartaron dichas prendas para siempre. En primer lugar la radio y después la televisión, cambiaron a cada una de las generaciones que fueron apareciendo.

Qué lejos estaba Benínar de la película, “con faldas y a lo loco “, qué, por aquellos tiempos se proyectaba en las pantallas de EEUU y en Europa.

sábado, 9 de octubre de 2010

OTRO SONIDO DE LOS CERROS DE BENÍNAR

Creo que lo que más llenaba nuestros sentidos era el sonido de los cencerros, cuando los pastores se los colocaban a los animales y antes se daban una vuelta por el pueblo antes de salir de Beninar con dirección a la sierra para estar en ella todo el verano.

La chiquillería de la misma forma que disfrutaba cuando llegaba la banda de música de UgÍjar al encontrarse con sonidos nuevos, cuando pasaban por la calle del pueblo las manadas de ganado, todo el mundo se asomaba a las ventanas y todo, al escuchar los sonidos de los cencerros, por lo menos aquel día rompía la monotonía y sería diferente. Otra forma de ir marcando cada periodo del año.

Ese día era el día de los pastores, al desfilar por el pueblo; vestido para la ocasión y con su morral más nuevo. En las últimas ocasiones, pudimos ver como los pastores agregaban otro animal de ayuda. Los perros del ganado.

Pude valorar el sonido de dicho instrumento, al asistir a una exposición permanente en Extremadura - que su dueño es amigo - y que tendrá al rededor de 1000, ..., !muchos!, coleccionados, de cabras ovejas y vacas.

El que suene cada uno diferente, es gracias primero a su tamaño, pero sobre todo a la mano artesna que al terminarlo, logra arrancar de él, el sonido único e inconfundible. Sonido y animal, para el pastor siempre quedarán unidos.
¿Qué será de aquellos cencerros, de todas aquellas manadas de cabras?.
Yo guardo el sello, que mi abuelo Faustino le colocaba a cada una de sus ovejas.
Les refresco la memoria a mis paisanos, para que se acuerden para que otro acontecimiento extraordinario en el pueblo se utilizaban.

Donde estarán aquellos artesanos que los construían o si aquellos cencerros, llegaban de otra parte de España. Seguro que se comprarían en la Feria de Ugíjar.
En la TV, podemos ver como algunos pueblos dicho instrumento lo utilizan como pieza fundamental para escenificar un determinado acontecimiento.
Dentro de la manada, un cencerro especial se le colocaba al animal de plena confianza para el pastor.
Llegar a aquella confianza mutua para cada pastor tenía un determinado aprendizaje, que en muy pocas ocasiones revelaban su secreto.

No creais, que los cencerros se colocaban "a la primera que llegase". Cada cencerro tenía una determinada familia de cabras - las cabras se desplazan en todo momento y duermen dentro de un clan - y dentro de la familia se le colocaba a una determinada cabra.

Terminado el ritual, todos colocados por categorías, comenzaba el desfile para terminar en el río y comenzar el camino a la sierra.

jueves, 7 de octubre de 2010

LA PATRONA DE LA ALPUJARRA

Desde el 1606 que se celebra las fiestas en honor a Nuestra Señora del Martirio, la Iglesia Católica no nos ha tratado a los alpujarreños como a los demás andaluces a pesar de conmemorar ese día cientos o miles de mártires que en su día desde Roma se nombró al “abogado del diablo”, para su beatificación. Del 15/08/07 al 15/10/07, en Ugíjar se pudo ver una exposición sobre el tema. ¿Qué meritos son necesarios para conseguir el rango de basílica menor?. Ninguna de todas las Vírgenes en Andalucía tienen tantos mártires para presentar como aval. Desde el punto de vista de nuestra TVA, cada año se puede comprobar que con tan solo dar dicha noticia en el telediario al menos para sus responsables, “se sale del trance un año más”.

Desde siempre se ha vivido en el mismo nivel de fiesta (porrones, bota, tapitas, etc., y algún que otro trato) y sentimientos, (devoción, promesas y rezos) que los que todos los años acuden a la romería de la Virgen de la Cabeza en Jaén o los rocieros que año tras año, generación tras generación, acuden a las Marismas de Almonte para postrase ante la Blanca Paloma.

En Wikipedia se encuentra que el primer documento de la Virgen del Rocío data del 1640, la nuestra, la alpujarreña también parten del mismo siglo, pero sus celebraciones distan casi como de Almonte a Ugíjar.

La última vez que llegué a dicha feria por el río tendría sobre unos diez años que según mi querido F.R.R.:
- “Que feria nos pasamos con las quinientas pesetas que nos dio tu madre para comprarle una albarda a la burra”.
La primera vez que vi los titiriteros, los gitanos con la cabra, a un animal que se le nombraba como vaca y otro, el caballo, pero sobre todo el mercado más grande que había en el mundo mundial.

lunes, 4 de octubre de 2010

EL SUEÑO DE PODER VOLAR

"Hay que emigrar como las golondrinas". Lo ha escrito nuestro paisano Pepe Agus en el foro. Me permito interpretar lo que ha querido decir, pero no sé que palabra puede sustituir a "EMIGRAR". Emigrar siempre ha sido de las palabras que al pasar por mis oídos tienen el efecto del anzuelo o de la punta de las banderillas. He sido emigrante y vivo precisamente en el Estrecho de Gibraltar por donde suena muy mal dicha palabra. Creo que sería mejor escribir: Poder volar como las golondrinas.
No quiero referirme poder subir en un avión y pasar unas vacaciones en el lugar programado por nuestra agencia de viajes. Me refiero a poder volar como las aves. Procrearse donde ellas siempre lo hicieron y una vez adultos buscar el alimento donde se encuentre. También pienso en la utopía que los humanos los vuelos los realicen como ellas, las aves, sin maletas, sin pasaporte, sin fronteras y que nos dejemos guiar, como ellas lo hacen confiando en la experiencia de sus mayores, de las corrientes de aire o de las magnéticas, del que encabeza la bandada y no de la propaganda de una agencia de viajes.
Levanto la vista y contemplo con frecuencia por estas fechas una de tantas concentraciones de cigüeñas justo en el centro del Estrecho de Gibraltar que están buscando las corrientes de aire para remontar lo más posible, es de suponer que colocadas a una determinada altura, pasan planeando todo el desierto del Sáhara para llegar ¿donde (…)?.
La UE, (al menos así nos lo están vendiendo) ha colocado un puñado de observatorios, (avistamientos) con representantes de muchos países en toda esta zona para comprobar el número de aves, la fecha en que emigran, etc., donde llegan, de una forma u otra. Los países llamados del primer mundo quieren convertir dichos espacios como los nuevos santuarios, estén en el continente que sea. Si allí llegan sus aves, ese espacio es de ellos. Esto va tomando forma. Me gusta. La protección de los espacios naturales allí donde ellas lo marcan. Ya no se toma posesión de un determinado terreno en un determinado continente para explotar sus recursos naturales. Las aves nos están convenciendo que existen santuarios naturales que es imprescindible su conservación. Ellas son el mejor indicador del cambio climático. Han empezado por las aves. Espero que también nos cuenten a todos aquellos que de una forma u otra dejamos nuestro pueblo (obligados en casi todos los casos por el mal llamado progreso) y todos los años volvemos en una determinada fecha todo el tiempo que queremos y no el que nos marcan las cuentas bancarias. No es humano que cuando se llega a una determinada edad, a los viejos se les concentran en un determinado edificio y allí se les cuida a todos juntos hasta que se van muriendo. La protección a los infantes y a los viejos debe cambiar por completo. Debemos volver a imitar como se hacía en Benínar a los ciclos que nos marca la naturaleza. No es lo mismo nacer y pasar la adolescencia en un pueblo, que una vez siendo adulto remontar el vuelo y buscar el alimento en otro lugar.
Hablando con Eugenia Doucet, recientemente, me decía que dos de sus hijos, pasan medio año en Canadá y el otro medio en Andalucía. No es nada nuevo puesto qué, quien conoce Coin, Alharín y Mijas, se puede comprobar que la población mayoritaria procede de los países del norte de Europa. Como las grullas vuelven todos los años a pasar el invierno en Extremadura, sus jubilados a la Costa del Sol.
Me gustaría poder imitar a dos de nuestros paisanos que el verano se lo pasan en un pueblo en el País Vasco y el invierno en Andalucía. Me gustaría saber si dicha situación fue planificada con antelación, se dejaron llevar por el instinto, que argumentos emplearon con el banco, que hipoteca, etc, o han pasado de todo lo racional y se comportan como las cigüeñas blancas.
Es interesante visitar: http://www.fundacionmigres.org/

domingo, 3 de octubre de 2010

LA CURA DEL REUMA.

Ha llegado el otoño; comienza a caer los primeros chaparrones y en Benínar los mayores comenzaban a tomar medidas (como hoy se vacunan contra la gripe, por si llega, que sea benévola), para que el reuma no los paralizase sentados en la chimenea día tras día. Las faenas del esparto y los manojos de hierva para los conejos savias medidas preventivas.

No recuerdo el escrito de referencia donde comentaba con Eugenia la canadiense que los médicos de atención primaria del pueblo donde estaba viviendo, Berja, deberían, en vez de mandar tantos medicamentos (mi hija está realizando una tesis doctoral sobre el uso de los medicamentos relacionados con la tarjeta 21 con resultados desalentadores), que el ayuntamiento preparase pequeños huertos para que los viejos, sembrase durante todo el año la vitualla (lo está llevando a la práctica el Ayuntamiento de Los Barrios, Cádiz), y que cada vez que el enfermo crónico visite el médico de cabecera, para poder retirar los medicamentos entregase unos determinados metros de soguilla, pleita o tomiza.

Éste tipo de comentario que a más de uno les debe sonar a cachondeo y que los más jóvenes, no entienden muchas palabras ni cuál es la finalidad del relato, lo descrito anteriormente era la única y más sabia solución para paliar en lo posible el reuma, (lo que en la actualidad se le llama alternativa o medicina natural simple) cuando se tiene edad de padecerla.

Al salir de mi casa, en Las Cuatro Esquinas, en Benínar, en el centro había enterrada por la mitad una piedra redonda donde por estas fechas siempre había un beninero (ellas estaban en otros menesteres) majando un manojo de esparto que había permanecido parte del verano sumergido en agua. Uno de los hermanos Gutiérrez me lo recordaba en el último encuentro de beniner@s en Cataluña. Tal acontecimiento no debía ser considerado de escasa importancia cuando han trascurrido casi cincuenta años y aún aparece de los primeros a recordar cuando se trata de recuerdos a destacar.

Por estas fechas estaba establecido que mientras se escuchaba el sonido de las chorreras, era el momento de remendar las albardas, las aguaderas, los serones, (…), de renovar todas las cuerdas que formaban parte de las labores del campo.

Dentro del entorno de la Alpujarra, los serones, aguaderas, albardas siempre se compraban por estas fechas en la Feria de Ugijar. Dichos objetos no es que no se supiesen fabricar en Benínar, (se fabricaban a base de varetas de adelfa y pleita) lo que ocurría es que los benineros ocupaban un nivel de distinta calificación como trabajador, puesto que los que se dedicaban a su fabricación, eran aquellos que no podían acceder a ser agricultores. La clase social última, la más baja serían los gitanos errantes dedicados a esquilar animales y la construcción de vasijas de cañaveras; la clase social que le seguía eran los asentados en un pueblo, (los tullidos, enfermos crónicos, etc.) dedicados a las labores de esparto y en el siguiente escalón social los agricultores.

Para mis paisanos los beniner@s, para todos los alpujarreños que se animen a volver a recuperar las labores del esparto, pero sobre todo, que llega la Feria de Ugíjar, que tenemos que rezarle una salve a la Virgen del Martirio y estando en la capital de la Alpujarra disfrutar de tantos olores, sabores, colores y recuerdos.