lunes, 4 de octubre de 2010

EL SUEÑO DE PODER VOLAR

"Hay que emigrar como las golondrinas". Lo ha escrito nuestro paisano Pepe Agus en el foro. Me permito interpretar lo que ha querido decir, pero no sé que palabra puede sustituir a "EMIGRAR". Emigrar siempre ha sido de las palabras que al pasar por mis oídos tienen el efecto del anzuelo o de la punta de las banderillas. He sido emigrante y vivo precisamente en el Estrecho de Gibraltar por donde suena muy mal dicha palabra. Creo que sería mejor escribir: Poder volar como las golondrinas.
No quiero referirme poder subir en un avión y pasar unas vacaciones en el lugar programado por nuestra agencia de viajes. Me refiero a poder volar como las aves. Procrearse donde ellas siempre lo hicieron y una vez adultos buscar el alimento donde se encuentre. También pienso en la utopía que los humanos los vuelos los realicen como ellas, las aves, sin maletas, sin pasaporte, sin fronteras y que nos dejemos guiar, como ellas lo hacen confiando en la experiencia de sus mayores, de las corrientes de aire o de las magnéticas, del que encabeza la bandada y no de la propaganda de una agencia de viajes.
Levanto la vista y contemplo con frecuencia por estas fechas una de tantas concentraciones de cigüeñas justo en el centro del Estrecho de Gibraltar que están buscando las corrientes de aire para remontar lo más posible, es de suponer que colocadas a una determinada altura, pasan planeando todo el desierto del Sáhara para llegar ¿donde (…)?.
La UE, (al menos así nos lo están vendiendo) ha colocado un puñado de observatorios, (avistamientos) con representantes de muchos países en toda esta zona para comprobar el número de aves, la fecha en que emigran, etc., donde llegan, de una forma u otra. Los países llamados del primer mundo quieren convertir dichos espacios como los nuevos santuarios, estén en el continente que sea. Si allí llegan sus aves, ese espacio es de ellos. Esto va tomando forma. Me gusta. La protección de los espacios naturales allí donde ellas lo marcan. Ya no se toma posesión de un determinado terreno en un determinado continente para explotar sus recursos naturales. Las aves nos están convenciendo que existen santuarios naturales que es imprescindible su conservación. Ellas son el mejor indicador del cambio climático. Han empezado por las aves. Espero que también nos cuenten a todos aquellos que de una forma u otra dejamos nuestro pueblo (obligados en casi todos los casos por el mal llamado progreso) y todos los años volvemos en una determinada fecha todo el tiempo que queremos y no el que nos marcan las cuentas bancarias. No es humano que cuando se llega a una determinada edad, a los viejos se les concentran en un determinado edificio y allí se les cuida a todos juntos hasta que se van muriendo. La protección a los infantes y a los viejos debe cambiar por completo. Debemos volver a imitar como se hacía en Benínar a los ciclos que nos marca la naturaleza. No es lo mismo nacer y pasar la adolescencia en un pueblo, que una vez siendo adulto remontar el vuelo y buscar el alimento en otro lugar.
Hablando con Eugenia Doucet, recientemente, me decía que dos de sus hijos, pasan medio año en Canadá y el otro medio en Andalucía. No es nada nuevo puesto qué, quien conoce Coin, Alharín y Mijas, se puede comprobar que la población mayoritaria procede de los países del norte de Europa. Como las grullas vuelven todos los años a pasar el invierno en Extremadura, sus jubilados a la Costa del Sol.
Me gustaría poder imitar a dos de nuestros paisanos que el verano se lo pasan en un pueblo en el País Vasco y el invierno en Andalucía. Me gustaría saber si dicha situación fue planificada con antelación, se dejaron llevar por el instinto, que argumentos emplearon con el banco, que hipoteca, etc, o han pasado de todo lo racional y se comportan como las cigüeñas blancas.
Es interesante visitar: http://www.fundacionmigres.org/

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