sábado, 31 de julio de 2010

PAMPLINAS

No pretendo empequeñecer las formas y maneras que utilizaron mis padres o todos los beniner@s para darme la educación que demuestro ante los demás. Es la educación que ellos heredaron y por ello trasmitida, pero sin sufrir una pequeña revisión en cada generación anterior. He escrito mis padres y mis paisanos, puesto que nuestra, mi forma de reaccionar, tiene como base lo que se aprende en casa y en el caso de Benínar lo que aprendíamos en la calle. Desde casi comenzar andar ya estábamos entre paisanos y delante de nosotros en su su forma de actuar teníamos los actores, los buenos y los malos, los que teníamos que aprender de ellos (de los buenos que sus acciones eran palpables) y los que no debíamos de imitar (los comportamientos dudosos los que actuaban no con buenas intenciones). No entraré en el tema de la AUTORIDAD, (base fundamental en la educación) al tener distintas valoraciones los de mi generación a los que nos preceden.

En mi casa, o en toda la educación a mis hijos se utilizaron y se sigue utilizando expresiones que si pasásemos las vacaciones en mi casa, la que teníamos en Benínar, seguro que unos cuantos de mis paisanos al escucharlas seguro que dirían: Pamplinas.

Lo más moderno, la forma de localizar en el móvil a mis hijos: Nene o nena. Aunque en la actualidad sean unos profesionales y estén trabajando para lo que se prepararon, para sus padres al utilizar la palabra nen@, es manifestar que esa dependencia afectiva mutua no debe retroceder lo más mínimo. La expresión: Mi vida, tanto mi mujer como el que escribe, cada vez que la utiliza, la dice de verdad y además, es un sentimiento que seguro tenían mis padres y todos los beniner@s, pero, muy poco utilizada.

En la salida o en la entrada a casa, pero sobre todo cuando se sale de viaje: El beso y el abrazo. Dichos gestos salían de forma espontánea cuando la gente se marchaba a Barcelona o a cualquier sitio de España. ¿Que dichas expresiones fuesen cotidianas entre padres e hijos en el pueblo?. Raro. Raro. Raro.

Todos los beniner@s, se esforzaban por darle a sus hijos la mejor comida y mejor cocinada, el máximo de bancalillos pero en cambio los sentimientos de ternura no recuerdo si no se daban por lograr que los beninerill@s se hiciesen “fuertes ante la vida” (como se educaba a los gladiadores) o por seguir la tradición de no manifestar los sentimientos de afecto y cariño ni en público ni en privado. Luego pasa lo que pasa, que cuando los seres queridos no los tienes, siempre te queda ese nudo que te indigesta los recuerdos. Ese montón de besos y abrazos no dados o reprimidos. Entre analizar si era o no era el momento o qué pensarían los que estaban delante, (…), otra ocasión desperdiciada. Carga que se lleva en la espalda que en sus momentos se tenía que haber descargado.

No recuerdo a nadie que en éste sentido diese un paso al frente, convocase a todos en la plaza, se colocase en las escalerillas y dijese:
¡Pero esto qué es lo que es!. ¡No podéis continuar reprimiendo vuestros sentimientos!. ¡No tenéis que ocultaros para que no os coja infraganti, dando un beso o un abrazo!. No tenéis ninguna base en que apoyaros que los sentimientos para vuestros seres queridos se tienen que tragar; y sobre todo, dicho comportamiento no forman parte del chismorreo.

domingo, 25 de julio de 2010

!MÁS SIMPLE!.

En una ocasión, uno de mis alumnos me estaba protestando utilizando su boca y todos los miembros de su cuerpo para reclamar lo que él consideraba sus derechos. Se me acerca otro alumno por detrás que era vecino del protestón y me dice:
- No se preocupe, que ése, es más simple que un nido de tórtolas.

Los nidos de dicho pájaro están formados por cuatro ramitas, colocadas en una cruz en la copa de cualquier árbol, que cualquier movimiento termina con uno de los huevos en el suelo.

Pues así eran la mayoría de las cocinas de las casas de los pobres en Benínar. La chimenea situada en el centro, siempre encendida o con un ascua enterrada en cenizas, que cuando se retomaba otra vez el fuego, se le buscaba con las tenazas, (si había desaparecido se le pedía a la vecina), se utilizaba el soplador, se le ponía encima unas cuantas ramitas y una vez emprendido el fuego, se colocaban las estreves (trípode de hierro unido por un círculo de dicho material) y encima el puchero o la sartén, únicos utensilios de cocina.

Algún lebrillo, una orza, con remaches, una cantarera y muy pocos platos, con las características pinturas azules, cerámica granaina. Platos los justos que eran utilizados para los cocidos de lentejas judías o garbanzos. La madre terminaría comiendo de pie y por supuesto sin tener asignado un plato.

El puchero de barro para los cocidos y la sartén para, las migas, las gachas o las fritadas. Por supuesto que no faltaba el estropajo de esparto que antes había sido una soga.

Las cucharas y tenedores muy escasos (no sé de qué material estaban fundidos) ya qué, sus comensales, pasando de los cuarenta años comenzaban a quedarse sin muelas en principio y les seguían los dientes, arrancados ya picados por el herrador del pueblo, puesto qué, fuese, era la única persona que tenía unas tenazas.

Nada más comenzar a dar los primeros pasos a los niños (no he colocado niñ@s, puesto que así era) se agenciaban una navajilla que ya mayores la navaja en vez de ser recta, terminaba en una en un medio arco. La navaja corva que hace poco me la mostraba un paisano en Hirmes. Hasta el cuchillo no era frecuente en aquellas cocinas, puesto que, quien partía el pan (antes de dar el primer corta a la hogaza se le hacía una cruz) y dicha distinción le correspondía al padre o jefe de la casa.

Los conejos y los pollos se solían trocear con un hacha en un trozo en forma de cono, de madera, que estaba a la entrada de la casa que a su vez se utilizaba como asiento.

Los filetes de ternera, los beniner@s se encontrarían con ellos ya muy entrados los años ochenta. Seguro que los que fueron obligados a marcharse de su pueblo en los años ochenta no presagiaban, que un buen día (como Colón cuando descubriera América) se tropezarían con ellos. ¿No tendrá algún paisano una foto de tal encuentro?.

Los vasos apenas se conocían. Los que podían beber vino lo hacían en una bota y los que bebían agua utilizaban una calabaza, cultivada en el huerto que también se utilizaba para llenar el cántaro en las pozas construidas en el río para que filtrase el agua y fuese clara. Bueno, puede que hubiese un tazón para las sopas del abuel@ que al no tener dientes, todo lo tenía que remojar.

El su gran mayoría el pueblo llano de Marruecos (sobre todo la gente de campo) para comer utiliza un trozo de pan y todos casi siempre sentados en el suelo meten las manos en el lebrillo o en la sartén. Los que tienen relaciones con los europeos o piensan tener son los que se plantearon entrar en el mundo de mesa, platos y cubiertos.

Me llega a la mente uno de los piropos que solían decir (nosotros los catetos) en los años setenta cuando se encontraban con una mujer hermosa:
- ¡Niña estás más güena que comer con los dedos!.

El tema escrito me ha surgido al ver y escuchar una pareja de tórtolas que año tras año, suelen hacer el nido en una mimosa que tengo en casa. Supongo que continuarán cada año construyendo su nido, puesto que un vecino de los bloques frente a mi casa, al intentar anidar una pareja de ruiseñores (en el mismo árbol meses atrás) y el macho está cantando durante el celo las veinticuatro horas, al vecino no le dejaba dormir, dicho humano se planteó: Hasta aquí hemos llegado. Os marcháis vosotros o me marcho yo.
¿Quién gano en el desafío?.

viernes, 23 de julio de 2010

MESA CAMILLA COJA.

Menos mal que cada una de las mesas que me sirvieron fielmente, incondicionalmente, (…), jamás fueron rencorosas. Nadie como ellas para soportar mis alegrías y mis penas. De cada una de ellas guardo algo y mi amigo Juan que es joyero está (…), pero como tiene otras cosas urgentes no está, por hacerme un relicario de cada una.
La mesa camilla de mi pueblo de mi infancia. La mesa donde me puse a estudiar por primera vez. El pupitre. La mesa de la universidad. La mesa de profe. La última que termino de abandonar (como todas las anteriores) para que se la lleve el camión de la basura.

Una mesa donde se han colocado mis codos cuando me he encontrado abatido, cuando se coloco la tarta del primer cumpleaños del primer hijo, el primer nieto de mis padres; donde he colocado un libro tras otro para llenarme, transportarme a tanta vivencias, … Una mesa no se merece el tratamiento que le hemos al menos los que vivimos en ésta casa, mi hogar.

Los dos niños, mis hijos, sin pensárselo dos veces la han colocado donde están los contenedores de basura. El ordenador se encuentra encima de la mesa nueva de aluminio y la vieja, cuando levanto la vista me la encuentro al lado del contenedor. No lo he podido aguantar, he girado el ordenador 180 grados y termino de arreglar el pastel, puesto que oficialmente en las últimas horas (antes que se la lleven los basurer@s) no solo he consentido que la tiren, es que además, de ser la mesa la que sostenía los mejores manjares, comimos o celebrábamos todas las fiestas y sobre todo la tertulia de sobremesa, con el cafelito (…), le he vuelto la espalda. Tengo el remordimiento que dicha mesa he consentido que se convierta en trasto.

Algo parecido me ocurrió en los últimos días de Benínar, cuando teníamos por narices que marcharnos de nuestra casa de nuestro pueblo. Mi madre en cada viaje que se daba con el traslado le pasaba como me está pasando, tenía los mismos sentimientos sobre su mesa y no hacía más que decir:
- ¡Que se os olvida la mesa!. ¡Se pone un buen paño encima y es una mesa nueva!. ¡Que es la heredé de mis padres!. ¿Dónde pongo los paños de croché bordados por mi madre?. Que ella siempre medía mi estado de ánimo y me comprendía muchísimo más que todos vosotros juntos. Que (…), se puede prescindir de todo menos de mi mesa.

Precisamente aquella mesacamilla, la que antes de ponernos a comer teníamos que encontrar la piedrecita, la chinita que colocada en una determinada pata, lográbamos que no se moviese la plataforma donde comíamos, que no se deramasen los platos con colmo; nos calentábamos cuando el frió y el brasero, la que se le vestía de invierno o de verano, donde seguro mi madre me sentaba antes de comenzar a andar para ponerme a su altura y poder charlar con su bebé, (…).

Otra vez vuelvo a tener la misma sensación que he abandonado a lo imprescindible para organizar una conversación relajada, etc., etc. etc. La primera la dejé abandonada presagiando (escusa para eliminar remordimientos), sabiendo ciertamente que sería aplastada por una de las máquinas que derribaron la casa y la segunda la que colocada a una distancia de trescientos metros, dejó de ser mesa y se convirtió en basura.

¿La nueva mesa que tengo en la terraza será capaz de ser el centro de tantas satisfacciones?. ¿Será propicia para la amistad?. ¿Las musas cuando demande su presencia la aceptarán?.

El coche no es coche, ni la mesa es mesa, hasta que en su superficie se rocía agua bendita y se deja encendida hasta que se consuma una vela. Me lo decía mi abuelo de Tarifa.

Como soy y pienso en beninero, aún tenemos la mesa, tenemos el consuelo, que representa a todas las mesas que había en el pueblo; donde en la actualidad se colocan las vinagreras y los pañitos blancos almidonados, para celebrar la misa el día de San Roque.

jueves, 22 de julio de 2010

LOS REYES MAGOS.

No celebran en Bérchules el uno de agosto de cada año en la plaza del pueblo, comiendo las doce uvas cuando los demás mortales lo solemos hacer el treinta y uno de diciembre; pues, el que está escribiendo termina de sacar del buzón de correos una carta que según palabras de mi hijo:
- ¿Te han escrito los Reyes Magos?.
Lo del refran: “la cara es el espejo del alma”, en mi caso se ve, los que me rodean han notado, que mi rostro está reflejando satisfacción. ¡Que me cambiado el semblante!. Que me llega la sonrisa de oreja a oreja.
El remitente de dicha carta es el ILMO. AYUNTAMIENTO DE BERJA.
Me he acordado de la canción de Juanito Valderrama: “Yo soy un pobre emigrante, que vive en la tierra extraña, …”. Por supuesto que cuando se graban el disco duro para siempre es cuando se es joven y yo lo fui cuando se cantaban esas coplas. Creo que los Erasmus beninerill@s, carecen (a Dios gracias,… y lo pasado, pasado queda) de esa fibra sensible; no se emocionaran de la misma forma si recibiesen la misma carta que me han mandado a mí, allí donde se encuentran en cualquier sitio de Europa, como consecuencia de un acontecimiento ocurrido en su pueblo y desde su ayuntamiento el alcalde le ha mandado una carta.
Gracias a todos los que hicieron posible para que me llegase la carta de los Reyes Magos a finales del mes de julio, empezando por el que llevó la carta a correos (o del empleado de correos que fue a recogerla) y terminando por el alcalde.

jueves, 15 de julio de 2010

EL COLOR MORENO DE LOS POBRES.

Todas las mujeres de Benínar estaban pendientes que la joven que estaba en edad de encontrar novio, casadera, y saliese por necesidad al campo, en todo momento aquellas jóvenes tenían que llevar todo su cuerpo tapado para que el sol no las marcase poniendo moreno parte de su cuerpo. El color blanco era el objetivo desde que se levantaban hasta que, rendidas por el trabajo volvían de nuevo a la cama.

Su madre, su abuela, su vecina, e incluso ya con novio, (como se decía en pueblo, "nadie es fe@ cuando se tiene diecisiete años") su suegra quería para ella lo mejor y el primer impacto en los años cincuenta y sesenta, tenía que dar una moza, era presentar una piel blanca.

Piel blanca: Moza con bancales, rica, con padres de cartera; piel morena mujer trabajadora, pobre.

En Almería capital al pasear (es un decir utilizar para una pueblerina pasear por el paseo de su capital) o pasar por El Paseo, a las catatas se les localizaba rápidamente por el color de su piel. Las pueblerinas para no escuchar la palabra fatídica CATETA cuando por necesidad acudían a la capital de su provincia tenían que presentar su cara y extremidades blancas y además andar de forma pausada y sobre todo a paso corto. El paso corto, era una señal que dicha mujer no andaba subiendo o bajando lomas o cerros, que crea una manera de andar. Si no presentaban dichos requisitos, las miradas, los piropos, (…), las de pueblo no pensaban que estaban siendo analizadas por su belleza, por sus curvas, por su feminidad, sacaban la conclusión (y sus razones tendrían), que estaban siendo “señaladas con el dedo de ser catetas” y además pertenecer a la clase social pobre, de obreras del campo.

Una mocica que en las fiestas de San Roque tenía la cara morena, los brazos y piernas tostados por el sol y alguna parte de su cuerpo blanca, su carta de presentación era, ser trabajadora del campo, cogedora de almendras, por ejemplo y por ello ser más pobre, como se solía decir: “Que las Ánimas Benditas”. Podría ser guapa y hermosa, pero si estaba parcheada por el sol: Pobre. Afortunadamente dicho criterio se fue al traste en nuestra sociedad en general, pero aún perdura en las clases altas y peliculeras, se puede ser todo un monumento, pero como se sea pobre, como no se sepa andar, ahora y antes, se les colocaba la etiqueta: Antes, catetas, ahora, bajunas.

La iglesia de aquellos tiempos, en sus púlpitos, todo se centraba y resumía en el color blanco, inmaculado, el color de pureza que para no condenarse tenía que tener el cuerpo y alma.

La familia que tenía unos bancalillos o secanillos, mandaba a las labores del campo a niños, jóvenes y viejos, pero la que estaba en el periodo de encontrar novio, se quedaba en la casa para no ser marcada por el sol. Las familias pobres que todos los recursos eran escasos, antes estaba poder comer, dar la peonada, que tener parte del cuerpo moreno.

domingo, 11 de julio de 2010

ARRIEROS (I).

En las fiestas de agosto del 2009 quería encontrarme con un beninero especial Joaquin Añez, que me habían dicho que se dedicaba toda la temporada de producción de los invernaderos del Poniente Almeriense al transporte de hortalizas desde Almería hasta cualquier país del centro de la UE. He ido a la casa de sus padres y me dijeron que posiblemente esté en esa tarde ya casi entrada la noche.

Quiero encontrarme con él, con nuestro Juaquinillo", por representar una profesión en la que la mayoría de los beniner@s fuimos aprendices. La profesión que han ejercido miles y miles de alpujarreños desde tiempos de los romanos cuando explotaban los yacimientos de oro de Ugijar, hasta llegar al padre de Joaquín que representa un salto en el tiempo en la Alpujarra equivalente de cuando los americanos llegaron a la luna.

El padre de Joaquín cuando se casó, los padres le dieron un mula ya "gastailla" y con dicho animal, las hortalizas que cosechaba en un paraje de la Vega de Darrical denominado El Colón, - que sus propietarios en su gran mayoría vivían en Benínar - las cosechaba por la tarde y las llevaba a vender a Berja al otro día saliendo del pueblo de madrugada.

Capachos repletos de frutas maduradas y recolectadas en su tiempo que hasta las pisadas de los animales se me amontonan identificando a cada animal y a su dueño. Aquellas tardes de capachos me tintaron los sentidos, el olor, sabor, color, tazto y sobre todo el presumir de tener en mis manos lo mejor que nos daba la Madre Tierra y el fruto de un trabajo donde se ponían los cinco sentidos.
Me siento alcoholizado, ludópata, pordiosero, mendigo (...). El Hijo Pródigo que vuelve de nuevo a su casa pidiendo ser admitido como jornalero. Me he puesto la canción de Chavela Bargas: "... quiero volver, a tus brazos, otra vez, (...).
Sigo con el tema principal.

Cuando Joaquín el camionero tendría unos diez años el padre se compra una furgoneta, compra frutas y hortalizas en el pueblo y de ser arriero de mul@s pasa a ser arriero de CV de vapor, que en un principio el hijo no quiere heredar dicha profesión, hasta que, cansado de ir de un lado para otro, después de haber cumplido los treinta años, decide convertirse en camionero de frigorífico, salir de Almería y recorrer desde Almería hasta Alemania, Inglaterra, etc.

Mientras tanto me he marchado al camping del Cerro de las Viñas, me he sentado en un amplio mirador, contemplo el lugar donde antes estaba el pueblo, he retrocedido casi cuarenta años, - seguro recién nacido nuestro protagonista Joaquín - y en la soledad me ha llegado a la cabeza aquellos días de verano entre la tarde y la noche, en la puerta de Juan el de María el que fuese el último alcalde del pueblo. El que entregase todo el legado – muy diezmado y apenas sin contener nada trascendente - de aquel pueblo alpujarreño, Benínar al Ayuntamiento de Berja.

La hija de Juan el de María y Carmen, Maricarmen, empezando a tocar la guitarra, su familia en pleno, unos cuantos jóvenes y los canadiense, la familia Doucet al completo.
Había una canción en la que se conseguía distintas voces que decía:
… y arreando la tropa, dale que dale, el arriero va, el arriero va.
Las penas y las vaquitas se ven por la misma senda, las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas. Allí fue donde aprendí que todos los humanos tenemos los mismos sentimientos, sus autores de la canción de América del Sur, los que nacimos en Benínar y los que nacieron en Canadá.

Hoy los que se dedican a transportar mercancías ajenas, los modernos arrieros, salen del Poniente Almeriense y llegan a cualquier país europeo. Recuerdo la canción de Julio Iglesias que dice: “Llueve y está mojada la carretera, …” Estos nuevos arrieros cuando llueve están resguardados en sus cabinas, donde pasan la mayor parte del tiempo, bien para descansar por el número de kilómetros o en la puerta de los almacenes de destino para que la mercancía sea descargada. Aquellos arrieros debajo de la panza del burr@, mul@, en cuclillas aguantando el chaparrón y sin impermeable puesto que aún no sa había inventado el plástico.

Nuestro paisano Joaquín en las fiestas del año 2008 decía que recientemente ya el camión frigorífico que él lleva le han incorporado el GPS y por ello ya el circular por la UE, no presenta tantos obstáculos como cuando cogió el camión frigorífico por primera vez hace aproximadamente doce años donde en cada frontera tenía que comprar un mapa, tenía que hacerse de las monedas de cada país y tenía que localizar un teléfono público – tampoco existían los teléfonos móviles - en cualquier gasolinera para ponerse en contacto con sus jefes para que le diesen instrucciones al encontrar dificultades de venta u otras circunstancias.

jueves, 8 de julio de 2010

EL PAÑUELO DE AMPARO

Leer o escuchar para un beniner@ el nombre de Amparo es automáticamente acordarse de la gitana que vivía en la última casa del pueblo. He escrito casa por no poner “habitáculo ocupacional”, (puesto que así era la vivienda de nuestra paisana) como ya lo calificó una ministra. Con el sueldo que le ha quedado a la extremeña compraría unos cuantos, “ocupacionales” les realizaría unos arreglicos y casi seguro que le salió un cortijo en la Dehesa de Extremadura, aunque siga viviendo en la capital como suelen hacerlo los señoricos de antes y los de ahora. Como tengo duda sobre lo del cortijo le preguntaré a mi amigo Antonio Viera, que es de la zona, haber si he metido la pata en lo del cortijo. En lo de la forma de vivir los señoricos, en eso no fallo. Cuando tenga el dato si tengo que disculparme sobre lo del cortijo de la ex ministra lo hago.

Al tema en cuestión sobre Amparo y he prometido ser breve.

• Al ser sordomuda, seguro que estaría trabajando para la ONCE en la actualidad o tendría la concesión de la administración de lotería puesto qué, nadie como ella para cumplir con todos los requisitos, claro está si hubiese podido ir a la escuela, puesto que en aquellos tiempos la gente se casaba muy joven y Amparo seguro que a los trece años al ser gitana ya estaría preñada. ¿Qué nota tendría en la universidad de la vida?. 14.

• En economía yo le pondría otro catorce (como se les pone ahora a los jóvenes que se presenta a la selectividad). El marido se buscaba la vida pelando burr@s, mul@s y carnicero ocasional. Amparo con esos recursos tenía que darle de comer y vestir a la familia más numerosa que había en el pueblo. ¡Ojo!. Que lo del catorce no es cachondeo, puesto que vivía en una población agrícola-ganadera y jamás fue denunciada ni ella ni nadie de su familia por robar para comer y en Benínar,
donde “había gente pa to”, como dijo el torero.

• Otro catorce por vivir en la última casa del pueblo y en cuesta cuando iba cargada. Llevar siempre un crío amamantándolo, otro cogido al vestido y además, el cántaro sobre la cadera, la canasta de ropa, el brazado de leña, etc.
No tenía burr@ para el transporte, y nunca pidió una prestada ni nadie se la ofreció.

• Como un hermano también como ella sordomudo, se quedó en desamparo, fue acogida por ella en su casa.

• Los pagos del alquiler los tenía que hacer en estiércol.

Termino por la promesa de ser breve y por sentir como beninero un pellizco en el estómago.

Al tener que marcharse del pueblo por el pantano la madre administración tenía establecido que ley se le diese (…) unas pesetas para comprarse una casa en Berja, que seguro será donde vive o vivía. Si hubiese estado en manos de los administradores (las madres que los parió que eran unas santas), al ser gitanos, ¿qué hubiese ocurrido?. ¿Se lo plantearon?. Me refiero a darle o no las pesetillas que les correspondía por ser beniner@s todos sus hijos, a cada uno de ellos la gran mayoría mayores de edad. "Posiblemente los administradores chanchullearon, los hicieron un paquete y a juí".

¡Que no me acuerdo como tenía puesto el pañuelo Amparo!.

miércoles, 7 de julio de 2010

LOS BENINER@S ESPERANDO AL MESIAS

En la boda de mi sobrina, (por poner fecha concreta) son los novios los que sitúan a cada invitado. Los recién casados nos pusieron a dos recién jubilados juntos que ejercieron por el mismo tiempo la profesión de monaguillo. También profesionalmente se dedicaron a la misma profesión.

Empezamos a recordar casi desde el comienzo. Estando de monaguillos. Finales de los cincuenta o comienzos de los sesenta. El cura, (ambos guardamos una foto en el puerto donde el cura se raspa con unas tijeras el rostro) nos invitó a visitar Málaga y de paso al sacerdote al que había sustituido. Recuerdo el encuentro en la última planta del Hospital Carlos de Haya, destinado solo para los tuberculosos que existían en los años cincuenta y sesenta, solo en Málaga y provincia.

Lo que a los dos nos arranca una sonrisa, fue cuando el cura alquiló una patera y nos dio una vuelta, diciendo:
¡Temblar beninerillos que estáis en el agua y no precisamente en en puerto de Hirmes!.

Terminó el banquete, todo el mundo se marchó a bailar, hasta que los camareros amablemente nos pidieron que nos marchásemos del salón puesto, que lo tenían que arreglar.
En una de aquellas parrafadas me dice:
- ¿No crees que el pantano se llenará hasta arriba y no será de agua?. ¿Nos ayudará la Rambla, Ramblilla y el río?.
En vez de contestarle le di la mano como se daban la mano los que iban a la Feria de Ugijar y se cerraban el trato al comprar una albarda.
El darse la mano para los benineros (las benineras aún no tenían capacidad para firmar tratos) era firmar un documento ante notario. No se daba la mano como se suele hacer ahora, que se hace como signo de amistad, (…) y sobre todo de una forma lánguida y de compromiso. Se hacía totalmente consciente los firmantes que aquello: “Iba a misa”. Es decir: !Sagrado!. Puntualizo que por los años cincuenta y sesenta, "lo sagrado”, (…). En estos momentos no encuentro ni frase ni palabra para que el lector pueda equiparar y por ello, le dejo que lo pregunten a sus mayores los más jóvenes.

Otra bomba de profundidad que lanza mi compañero de mesa:
- ¿No crees que tiene que aparecer (vuelve de nuevo a meter espuelas mi contertulio) una persona entre los benine@s que sea el que tome el timón y que le sigan quien quiera aunque luego se apunten todos, como ocurre en las fiestas, en el camping a que le den el bocata o el plato de fritailla?.

La forma de hablar entre los beniner@s es tremenda puesto que con cuatro espartos te construyen un cenacho, es decir, un recipiente (donde se puede guardar todo un tratado de comportamientos alpujarreños) de los que duran años y años siendo utilizado todos los días. Malditas bolsas de plástico que han sustituido a dicho recipiente.

Tenemos tantas vivencias pasadas y trasmitidas que cuando se dice por ejemplo: Ramblilla. El beniner@ que lo dice para los que les están escuchando es situarlo donde paso su niñez, adolescencia y juventud, vestido para la ocasión en los Moros y Cristianos.

Por supuesto que tiene que aparecer una persona como Facundo, por ejemplo, que sacaba a los beniner@s de la cárcel en la guerra civil y los repartía por los cortijos de la Vega de Granada.
Centrado en la misma persona me decía un paisano, los dos sentados en la Plaza del Ay untamiento de El Ejido, mi querido Romera:
- Las tramitaciones, valoraciones la construcción del pantano no hubiese sido lo mismo si Facundo hubiese sido el secretario del ayuntamiento.
- Es la pura realidad entre los beniner@s. Nos faltó en esos momentos un beniner@ de raza. Apunto yo.

Cuando apareció en España que todo beniner@, podía conseguir una paguita cuando se jubilase y que tenía todos los hospitales a su disposición, teníamos, apareció en Almería Juan Maldonado, funcionario que sabía como nadie abrir todas las ventanillas y rellenar las instancias que se rellenaban antes. Nadie como el hijo del Ebanista para dominar los papeles. Como Pinito del Oro dominaba el equilibrio, o como la saga de los Ordoñez dominando la capa. Era precisamente el tiempo en que los beniner@s se enfrentaban a los papeles, a las instancias. Cuando apareció en España los impresos y las solicitudes.
Dos personajes, Facundo en la guerra y Juan Maldonado cuando nacen la burocracia, que fueron auténticos Mesías que guiaban a los beniner@s. Los hechiceros de la tribu que solo ellos eran capaces de hablar directamente con los dioses.

¿Estaremos en Adviento los beniner@s?.

Espero que no tarde tanto tiempo a los de Benínar y sus descendientes como les está tardando a los que practican la Religión Judaica.

viernes, 2 de julio de 2010

PATRIOTERISMO

Para que nos situemos un poco en la realidad y eliminemos un poco y tiremos por la borda un poco de chovinismo o patrioterismo, yo tengo en casa unos cuantos números, que cada vez que pasé por Berja, me acerqué por la calle Manuel Salmerón y allí se puede comprar libros y la revista sobre todo de la zona.

Aquí en el Campo de Gibraltar podemos consultar sobre unas once, revistas en las mismas líneas de investigación una por cada pueblo: Aljaranda, Baelo, Melaria, La Almoraima, etc.

Oficialmente los beniner@s (al menos así lo deja a entender Paco Ramón) formamos parte de la revista Farua, dedicada a los estudios alpujarreños, centralizada en Berja donde pertenecen, "por ahora", oficialmente los beniner@s.

Cada vez son más las personas que nada más hablar con ellos destilan BENINAR por los cuatro costados. Huelen a beniner@s.

¿Tendremos que hacer beniner@s adoptivos a los ilustres que firman en dicha revista?.
¡Sean dadas gracias al Todopoderoso al Dios de la creación!.
Los beniner@s hemos entrado en nuestro trastero y hemos comenzado a desempolvar nuestro pasado. Queremos encontrar los documentos de la herencia de nuestros antepasados y los hemos colocado en nuestras ventanas. ¿Os suena lo que ahora se colocan en las ventanas?.

Ningún pueblo puede edificar su presente sin los cimientos de su pasado.
¡Bien!. ¡Bien y mil veces bien!.
Aunque Benínar circunstancialmente lo han borrado, derribaron sus casas, enterraron su puente, demolieron su iglesia, (…, en los Evangelios aparece: “Una vez muerto, … se repartieron a suerte sus túnica) con el argumento, ”del mal llamado progreso, al no encontrarse físicamente el pueblo” han quitado sus letreros de todos los caminos de todos los pueblos que llegan al nuestro. ¿Se puede confirmar que oficialmente ya no somos invisibles?. Es como les ocurre a otras minorías y no quiero poner el nombre de dichas minorías que pululan por El Ejido.

¡Aleluya!. Para la revista Farua ya no somos invisibles.
Los beniner@s como hormiguitas, con la ayuda de la Rambla de Murtas la de Hirmes, los montes que le rodean y sobre todo del río, como nos añoramos, no podemos vivir el uno sin el otro, las benineras que nos parieron, como las Madres de la Plaza de Mayo Argentinas, con su pañuelo blanco colocado en su cabeza, (…). Algo tendremos que hacer los beniner@s, para reclamar lo que ellas reclaman: “Vivo nos lo quitaron y vivo lo queremos”

Todos tenemos que lograr que el pantano se vacíe de agua y se llene de tierra. Desaparezca la palabra pantano. Sea una superficie plana donde renazcan los huertos. Vuelva San Roque y todos los santos diseminados a ocupar su iglesia, vuelvan a surgir sus casas, sus calles y vuelva a aparecer a la salida de Berja un letrero que diga:
Dirección Benínar.

"Puede que nosotros no lo veamos", (dichas palabras entrecomilladas no son propias, les pertenece a otro beninero que termina de jubilarse) pero allí estaremos, en el El Collao para ver, contemplar, escuchar (…) pasar los coches de las mudanzas para volver a llenar de trastos las casas de Benínar.
¿A lo mejor nos tenemos que colocar un pañuelo y, …?.