domingo, 25 de julio de 2010

!MÁS SIMPLE!.

En una ocasión, uno de mis alumnos me estaba protestando utilizando su boca y todos los miembros de su cuerpo para reclamar lo que él consideraba sus derechos. Se me acerca otro alumno por detrás que era vecino del protestón y me dice:
- No se preocupe, que ése, es más simple que un nido de tórtolas.

Los nidos de dicho pájaro están formados por cuatro ramitas, colocadas en una cruz en la copa de cualquier árbol, que cualquier movimiento termina con uno de los huevos en el suelo.

Pues así eran la mayoría de las cocinas de las casas de los pobres en Benínar. La chimenea situada en el centro, siempre encendida o con un ascua enterrada en cenizas, que cuando se retomaba otra vez el fuego, se le buscaba con las tenazas, (si había desaparecido se le pedía a la vecina), se utilizaba el soplador, se le ponía encima unas cuantas ramitas y una vez emprendido el fuego, se colocaban las estreves (trípode de hierro unido por un círculo de dicho material) y encima el puchero o la sartén, únicos utensilios de cocina.

Algún lebrillo, una orza, con remaches, una cantarera y muy pocos platos, con las características pinturas azules, cerámica granaina. Platos los justos que eran utilizados para los cocidos de lentejas judías o garbanzos. La madre terminaría comiendo de pie y por supuesto sin tener asignado un plato.

El puchero de barro para los cocidos y la sartén para, las migas, las gachas o las fritadas. Por supuesto que no faltaba el estropajo de esparto que antes había sido una soga.

Las cucharas y tenedores muy escasos (no sé de qué material estaban fundidos) ya qué, sus comensales, pasando de los cuarenta años comenzaban a quedarse sin muelas en principio y les seguían los dientes, arrancados ya picados por el herrador del pueblo, puesto qué, fuese, era la única persona que tenía unas tenazas.

Nada más comenzar a dar los primeros pasos a los niños (no he colocado niñ@s, puesto que así era) se agenciaban una navajilla que ya mayores la navaja en vez de ser recta, terminaba en una en un medio arco. La navaja corva que hace poco me la mostraba un paisano en Hirmes. Hasta el cuchillo no era frecuente en aquellas cocinas, puesto que, quien partía el pan (antes de dar el primer corta a la hogaza se le hacía una cruz) y dicha distinción le correspondía al padre o jefe de la casa.

Los conejos y los pollos se solían trocear con un hacha en un trozo en forma de cono, de madera, que estaba a la entrada de la casa que a su vez se utilizaba como asiento.

Los filetes de ternera, los beniner@s se encontrarían con ellos ya muy entrados los años ochenta. Seguro que los que fueron obligados a marcharse de su pueblo en los años ochenta no presagiaban, que un buen día (como Colón cuando descubriera América) se tropezarían con ellos. ¿No tendrá algún paisano una foto de tal encuentro?.

Los vasos apenas se conocían. Los que podían beber vino lo hacían en una bota y los que bebían agua utilizaban una calabaza, cultivada en el huerto que también se utilizaba para llenar el cántaro en las pozas construidas en el río para que filtrase el agua y fuese clara. Bueno, puede que hubiese un tazón para las sopas del abuel@ que al no tener dientes, todo lo tenía que remojar.

El su gran mayoría el pueblo llano de Marruecos (sobre todo la gente de campo) para comer utiliza un trozo de pan y todos casi siempre sentados en el suelo meten las manos en el lebrillo o en la sartén. Los que tienen relaciones con los europeos o piensan tener son los que se plantearon entrar en el mundo de mesa, platos y cubiertos.

Me llega a la mente uno de los piropos que solían decir (nosotros los catetos) en los años setenta cuando se encontraban con una mujer hermosa:
- ¡Niña estás más güena que comer con los dedos!.

El tema escrito me ha surgido al ver y escuchar una pareja de tórtolas que año tras año, suelen hacer el nido en una mimosa que tengo en casa. Supongo que continuarán cada año construyendo su nido, puesto que un vecino de los bloques frente a mi casa, al intentar anidar una pareja de ruiseñores (en el mismo árbol meses atrás) y el macho está cantando durante el celo las veinticuatro horas, al vecino no le dejaba dormir, dicho humano se planteó: Hasta aquí hemos llegado. Os marcháis vosotros o me marcho yo.
¿Quién gano en el desafío?.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Está muy bien tu escrito. Cuantas cosas en tan poco tiempo!!

Que vecinos tienes...molestarle el ruiseñor...

De benínar: los cubiertos,en las casas "pobres" casi siempre eran de aluminio. Mi cuchara, era de un metal mas "noble" e incluso tenía un trozo de baño de plata, que se mantuvo intacto durante toda mi niñéz y seguro que provendría de herencia; del mismo "juego" había más cucharas y tenedores; cuchillos no, se pasaba a los de empuñadura de madera y a una gran "alfaca".

Los jarrillos de porcelana blanca y granate, era lo que utilizaba para beber en las comidas. Los calabacines, se utilizaban para ir a las "pozas", como bién cuentas.

En el bazar de mi casa, puestos de adorno, si que había vasos de cristal, que se utilizaban, cuando el médico pedía agua y para dar agua a alguna niña que subía de la escuela; según me contó ella mi madre a las demás se la ponía en el calabazín, pero a ella en vaso.

También había platos y "fuentes" de la Cartuja de Sevilla, entre otras cosas de "lujo" Así las tenemos ahora, cuando poco a poco las pudimos traer a Barcelona y las repartimos entre los hermanos.

Creo que teníamos lo justo y necesario. El tazón de las sopas de leche o de café, el puchero para hervir el café...Hoy día es una exajeración la de cacharros que tenemos en las casas. Cada día más.

Bueno Paco, no es cosa de ir punto por punto, entre otras cosas porque no me acuerdo de todo lo que has puesto y como soy un DIEZ en esto, si lo miro, pierdo todo lo que he escrito.
Me ha gustado recordar cosas.

Un saludo Juan Gutiérrez.

Anónimo dijo...

hola jose ramon me gusta tu forma de escribir pues espresas los hechos cotidianos con una claridad que parece que estoy viendo a mi abuelo con la navaja corva como tu la describes pues a mi me resultaba curiosa porque no conocia nadie que tubiera una igual y ahora que tu has escrito esto se que era costumbre de beninar de donde era mi abuelo aqui en berja utilizaban navajas normales y ami me fascinaba la que tenia mi abuelo

Anónimo dijo...

Navaja "capaora" la llamaban pues con la hoja "corva" eran las que utilizaban los "capaores" para castrar a los "marranillos".

Igual estoy equivocado. Juan Gutiérrez.

Anónimo dijo...

Mira en el diccionario. Aunque en Benínar se decía "estreves", su nombre correcto es "trébede".

Esas cocinas que describes serían la tuya, porque yo no recuerdo ninguna que fuera así. Nos colocas como si estuvieramos en la Edad Media comiendo con las manos a "bocaos" la carne "asá".

Cualquiera que te lea esto... ¡en qué lugar nos pones!

Se te están borrando los recuerdos y estás creando fantasmas y estereotipos de los que ves en las películas de la edad media.