jueves, 8 de julio de 2010

EL PAÑUELO DE AMPARO

Leer o escuchar para un beniner@ el nombre de Amparo es automáticamente acordarse de la gitana que vivía en la última casa del pueblo. He escrito casa por no poner “habitáculo ocupacional”, (puesto que así era la vivienda de nuestra paisana) como ya lo calificó una ministra. Con el sueldo que le ha quedado a la extremeña compraría unos cuantos, “ocupacionales” les realizaría unos arreglicos y casi seguro que le salió un cortijo en la Dehesa de Extremadura, aunque siga viviendo en la capital como suelen hacerlo los señoricos de antes y los de ahora. Como tengo duda sobre lo del cortijo le preguntaré a mi amigo Antonio Viera, que es de la zona, haber si he metido la pata en lo del cortijo. En lo de la forma de vivir los señoricos, en eso no fallo. Cuando tenga el dato si tengo que disculparme sobre lo del cortijo de la ex ministra lo hago.

Al tema en cuestión sobre Amparo y he prometido ser breve.

• Al ser sordomuda, seguro que estaría trabajando para la ONCE en la actualidad o tendría la concesión de la administración de lotería puesto qué, nadie como ella para cumplir con todos los requisitos, claro está si hubiese podido ir a la escuela, puesto que en aquellos tiempos la gente se casaba muy joven y Amparo seguro que a los trece años al ser gitana ya estaría preñada. ¿Qué nota tendría en la universidad de la vida?. 14.

• En economía yo le pondría otro catorce (como se les pone ahora a los jóvenes que se presenta a la selectividad). El marido se buscaba la vida pelando burr@s, mul@s y carnicero ocasional. Amparo con esos recursos tenía que darle de comer y vestir a la familia más numerosa que había en el pueblo. ¡Ojo!. Que lo del catorce no es cachondeo, puesto que vivía en una población agrícola-ganadera y jamás fue denunciada ni ella ni nadie de su familia por robar para comer y en Benínar,
donde “había gente pa to”, como dijo el torero.

• Otro catorce por vivir en la última casa del pueblo y en cuesta cuando iba cargada. Llevar siempre un crío amamantándolo, otro cogido al vestido y además, el cántaro sobre la cadera, la canasta de ropa, el brazado de leña, etc.
No tenía burr@ para el transporte, y nunca pidió una prestada ni nadie se la ofreció.

• Como un hermano también como ella sordomudo, se quedó en desamparo, fue acogida por ella en su casa.

• Los pagos del alquiler los tenía que hacer en estiércol.

Termino por la promesa de ser breve y por sentir como beninero un pellizco en el estómago.

Al tener que marcharse del pueblo por el pantano la madre administración tenía establecido que ley se le diese (…) unas pesetas para comprarse una casa en Berja, que seguro será donde vive o vivía. Si hubiese estado en manos de los administradores (las madres que los parió que eran unas santas), al ser gitanos, ¿qué hubiese ocurrido?. ¿Se lo plantearon?. Me refiero a darle o no las pesetillas que les correspondía por ser beniner@s todos sus hijos, a cada uno de ellos la gran mayoría mayores de edad. "Posiblemente los administradores chanchullearon, los hicieron un paquete y a juí".

¡Que no me acuerdo como tenía puesto el pañuelo Amparo!.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Has hecho muy bién, en recordar a esa figura tan entrañable de nuestro pueblo que era Amparo.

Pues ahora que lo pienso, le recuerdo un pañuelo de flores (no podía ser de otro modo) anudado con un pico en la espalda, creo que eso era cuando iba arreglada.

Recuerdo a su suegra (Mariquilla) a Miguel, su marido y a sus hijos.

Un saludo, Juan Gutiérrez.

paco maldonado dijo...

¡Como hemos cambiado!. Juan.
Se puede cambiar siempre que se parta de un estado, de unas circunstancias, de una historia, en nuestro caso de vivir en Benínar.
Si viviésemos en estos tiempos en el pueblo, ni Amparo viviría donde estaba viviendo y asuntos sociales la estaría atendiendo como cualquier hijo de vecino.
Nuestros descendientes deben conocer nuestro punto de partida para que el futuro sea distinto para los beninerill@s que empujan.
Un abrazo.