domingo, 11 de julio de 2010

ARRIEROS (I).

En las fiestas de agosto del 2009 quería encontrarme con un beninero especial Joaquin Añez, que me habían dicho que se dedicaba toda la temporada de producción de los invernaderos del Poniente Almeriense al transporte de hortalizas desde Almería hasta cualquier país del centro de la UE. He ido a la casa de sus padres y me dijeron que posiblemente esté en esa tarde ya casi entrada la noche.

Quiero encontrarme con él, con nuestro Juaquinillo", por representar una profesión en la que la mayoría de los beniner@s fuimos aprendices. La profesión que han ejercido miles y miles de alpujarreños desde tiempos de los romanos cuando explotaban los yacimientos de oro de Ugijar, hasta llegar al padre de Joaquín que representa un salto en el tiempo en la Alpujarra equivalente de cuando los americanos llegaron a la luna.

El padre de Joaquín cuando se casó, los padres le dieron un mula ya "gastailla" y con dicho animal, las hortalizas que cosechaba en un paraje de la Vega de Darrical denominado El Colón, - que sus propietarios en su gran mayoría vivían en Benínar - las cosechaba por la tarde y las llevaba a vender a Berja al otro día saliendo del pueblo de madrugada.

Capachos repletos de frutas maduradas y recolectadas en su tiempo que hasta las pisadas de los animales se me amontonan identificando a cada animal y a su dueño. Aquellas tardes de capachos me tintaron los sentidos, el olor, sabor, color, tazto y sobre todo el presumir de tener en mis manos lo mejor que nos daba la Madre Tierra y el fruto de un trabajo donde se ponían los cinco sentidos.
Me siento alcoholizado, ludópata, pordiosero, mendigo (...). El Hijo Pródigo que vuelve de nuevo a su casa pidiendo ser admitido como jornalero. Me he puesto la canción de Chavela Bargas: "... quiero volver, a tus brazos, otra vez, (...).
Sigo con el tema principal.

Cuando Joaquín el camionero tendría unos diez años el padre se compra una furgoneta, compra frutas y hortalizas en el pueblo y de ser arriero de mul@s pasa a ser arriero de CV de vapor, que en un principio el hijo no quiere heredar dicha profesión, hasta que, cansado de ir de un lado para otro, después de haber cumplido los treinta años, decide convertirse en camionero de frigorífico, salir de Almería y recorrer desde Almería hasta Alemania, Inglaterra, etc.

Mientras tanto me he marchado al camping del Cerro de las Viñas, me he sentado en un amplio mirador, contemplo el lugar donde antes estaba el pueblo, he retrocedido casi cuarenta años, - seguro recién nacido nuestro protagonista Joaquín - y en la soledad me ha llegado a la cabeza aquellos días de verano entre la tarde y la noche, en la puerta de Juan el de María el que fuese el último alcalde del pueblo. El que entregase todo el legado – muy diezmado y apenas sin contener nada trascendente - de aquel pueblo alpujarreño, Benínar al Ayuntamiento de Berja.

La hija de Juan el de María y Carmen, Maricarmen, empezando a tocar la guitarra, su familia en pleno, unos cuantos jóvenes y los canadiense, la familia Doucet al completo.
Había una canción en la que se conseguía distintas voces que decía:
… y arreando la tropa, dale que dale, el arriero va, el arriero va.
Las penas y las vaquitas se ven por la misma senda, las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas. Allí fue donde aprendí que todos los humanos tenemos los mismos sentimientos, sus autores de la canción de América del Sur, los que nacimos en Benínar y los que nacieron en Canadá.

Hoy los que se dedican a transportar mercancías ajenas, los modernos arrieros, salen del Poniente Almeriense y llegan a cualquier país europeo. Recuerdo la canción de Julio Iglesias que dice: “Llueve y está mojada la carretera, …” Estos nuevos arrieros cuando llueve están resguardados en sus cabinas, donde pasan la mayor parte del tiempo, bien para descansar por el número de kilómetros o en la puerta de los almacenes de destino para que la mercancía sea descargada. Aquellos arrieros debajo de la panza del burr@, mul@, en cuclillas aguantando el chaparrón y sin impermeable puesto que aún no sa había inventado el plástico.

Nuestro paisano Joaquín en las fiestas del año 2008 decía que recientemente ya el camión frigorífico que él lleva le han incorporado el GPS y por ello ya el circular por la UE, no presenta tantos obstáculos como cuando cogió el camión frigorífico por primera vez hace aproximadamente doce años donde en cada frontera tenía que comprar un mapa, tenía que hacerse de las monedas de cada país y tenía que localizar un teléfono público – tampoco existían los teléfonos móviles - en cualquier gasolinera para ponerse en contacto con sus jefes para que le diesen instrucciones al encontrar dificultades de venta u otras circunstancias.

3 comentarios:

ACUARIO dijo...

paco. los años canbian y deser arrieros y llebar los frutales en burros y Mulos ahora ban en camiones y tenia queser un BENINERO como la copa de unpino JUAQUI AÑEZ y una excelente persona como sus PADRES lo unico que ledigo es que tenga mucha precaucion y lemando un beso. M I L

Anónimo dijo...

Estupendo artículo. Paco te ha quedado muy bién.
Nunca me había parado a pensar en los arrieros "modernos" la visión que yo tenía era que fuesen forasteros, hiciesen largos trajectos y sobretodo que cantasen fandangos? de noche por los caminos...ya ves, me quedé parado en el tiempo, siendo muy niño.

Un saludo. Juan Gutiérrez.

paco maldonado dijo...

Acuarios, los beniner@s tenemos de todo, en todas las profesiones.
Lo que nos pasa a nosotros es que partimos de un pueblo con muy pocos habitantes, y vemos como los arrieros, como los nietos de aquellos padres, entre otras cosas saben manejar (el ordenador, cualquier máquina, …) mejor que nosotros y por supuesto, saben que tienen un patrimonio de sentimientos, que tenemos la obligación de dejárselo escrito.
Ahora no se trata de dejar cortijos o celemines de tierra, puesto que ellos tienen la posibilidad y la decisión de llegar donde ellos quieren llegar.
Ellos nos superan en todo y por ello a nosotros no nos queda otra forma de “completar su vida y su carácter”, aportando nuestros sentimientos, que solo los pueden aportar los viejos, como lo hacen cualquier pueblo con entidad propia.
Un abrazo.