viernes, 20 de diciembre de 2019

Cruzar fronteras


Ya estamos todos los que formamos el coro otro día más de ensayo. El almirez, el triángulo, las panderetas, los palillos, la zambomba la flauta y como no las guitarras.
Desde hace cerca de treinta años,  por estas fechas, se nos da por escrito los villancicos seleccionados y en  un folio todas las citas con sus fecha y hora para actuar en las parroquias;  donde los descapacitados y ancianos.
Empezamos todos los que formamos el coro cuando teníamos  hijos pequeños. Mientras sus padres ensayaban las canciones y villancicos, ellos jugaban en el patio de la parroquia. Ya están estos descendientes nuestros casados y todos los que formamos el coro tenemos unos cuantos nietos. Alguien ha sacado este tema. Todos nos hemos callado y nadie quiere seguir hablando de "él tema", y mucho menos que ninguno de nuestros hijos se han incorporado al coro y los nietos, crecen y crecen. Pero tampoco se incorporan. Estas nuevas generaciones, creo que no está en sus sueños sustituirnos.
Me dice Merche con los puños colocados en las caderas:
- !Por ahora!.
   !Espera!.
    Yo sueño con que los míos se incorporarán pronto. ¿Y los tuyos?. 

La Virgen sueña caminos
está a la espera,
la Virgen sabe que el niño
está muy cerca.

De Nazaret a Belén
hay una senda,
por ella van los que creen
en las promesas.

Estrivillo:

Los que soñáis y esperáis
la Buena Nueva
abrid las puertas al niño
que está muy cerca.
El Señor, cerca está
el viene con la paz.
El Señor, cerca está
Él trae la verdad.

En estos días del año
el pueblo espera
que venga pronto el Mesías
a nuestra tierra.

En la ciudad de Belén
llama a las puertas,
pregunta por las posadas
y no hay respuesta.

La tarde ya lo sospecha
está alerta
el sol le dice a la luna
que no se duerma.

A la ciudad de Belén
vendrá una estrella,
vendrá con todo el que quiere
cruzar fronteras.

Estrivillo.

sábado, 14 de diciembre de 2019

Yo quiero ser un loco

Cuando llegan estas fechas, no lo puedo evitar. tengo que recurrir a todo el archivo que tengo de todos los villancicos, que fueron aportando todos los que estamos en el coro. Ir al grupo de ensayo y volver acumular más papeles donde se reflejan los villancicos que este año se van a ensayar, se van a cantar.
Vuelvo a reclamar que en cada uno de ellos se refleje el autor y me vuelven a decir que yo soy el        " ere con ere, ...." (el que cansa por volver a exponer los mismos argumentos una y otra vez) con la misma cantinela.
El que a continuación copio no encontré el autor.

Aunque intento a veces
comprender al mundo
me es imposible,
me siento incapaz.
Dicen que es locura
tener ideales
que es mejor vivir
cantando sin cesar.

Estrivillo:

Señor yo quiero ser un loco
pero mi locura serás tú.
Yo quiero ser la hoz
que corte ese trigo;
para convertirlo
en alimento de amor.

Muchas son las bocas
pocas las semillas
para alimentar
al mundo con tu pan.
Yo quisiera Cristo
seguirte y amarte
que es mejor vivir
contigo hasta el final.

Estrivillo.
Señor yo quiero ser un loco. ,,,,

Nota:
Pondré unos cuantas letras de villancicos que cantamos este año y volveré a colgar más artículos que reflejan la vida de mi pueblo alpujarreño. Benínar.  El pueblo que fue destruido y sus habitantes expulsados de él con el argumento que se construiría un pantano.
Me es difícil comprender que tenga el blogs más de setenta mil entradas y que dichas entadas correspondan a entrar desde Italia. Canadá. EEUU. Rusia. etc. Mi patria. Si estuviese en mi pueblo, Benínar y esto lo comentase con mis paisanos estoy seguro que todos nos quedaríamos con la mirada perdida intentando encontrar una razón de que lo ocurrido en nuestro pueblo tuviese trascendencia miles de veces superior en todo el mundo que en los pueblos de alrededor que contemplaban como Benínar paso a paso desaparecía del mapa.

Lo último:
No creo que el que escribió este villancico pensara que en este diciembre del 2019 en Madrid se celebraría la cumbre del clima. 


domingo, 12 de mayo de 2019

Color de esperanza. Creer que se puede.

Hoy en el día de San Isidro nos hemos incorporado a otro nuevo coro unos cuantos disidentes del coro que se formó hace treinta años y hemos estado cantando  en la capilla que dicho santo tiene aquí en Algeciras.
Lo que me ha llegado al alma fue cuando una mujer mayor se me acerca y me pide la letra de la última canción que cantamos en la misa.
Cuando he llegado casa he buscado el autor sin dejar de pensar en la letra de dicha canción. El autor es el argentino Coti Sorokin.
La letra dice:

Se que hay en tus ojos con solo mirar,
que estás cansado de andar y de andar
y caminar gritando siempre en un lugar.

Se que las ventanas se pueden abrir,
cambiar el aire depende de ti
te ayudará, vale la pena una vez más.

Saber que se puede, querer que se pueda
quitarse los miedos, sacarlos afuera,
pintarse la cara color de esperanza
tratar el futuro con el corazón.

La verdad es que "saber  que se puede, querer que se pueda",... hay veces que uno se debe plantear casi sin esperar ayuda del exterior.

martes, 30 de abril de 2019

Las palomas que marcaron etapas en mi vida

Palomas, Par, Blanco, Afecto

Este es un escrito que me he encontrado con él y fue uno de los primeros que dejé en el archivo.
Lo escribiría en el 2007 o 2008 y me ha recordado las palomas que regalaron a mi hijo cuando  tan solo tres años. Vivíamos en un piso y por ello las situamos en la pequeña terraza que al poco tiempo las regalamos al ayuntamiento. Las pusieron en un parque público y antes de una semana ya habían desaparecido. No he vuelto a ver esta variedad de palomas, blancas y con la cola siempre abierta. Nos las regaló un viejo que vivía en uno de los barrios aquí en Algecíras, que ingresó en el hospital y ya se veía cerca de la muerte. Creyó que sus palomas nosotros las protegeríamos.
El escrito narra una de mis primeras salidas al campo para estar todo el día cuando yo apenas tendría seis o siete años.
Mi padre me llevó un día de agosto a coger almendras al Meloncillo, pero el calor, los pinchos que guardaban a las almendras que habían sido abareadas, el agua que tenía un sabor, que no era cardo, pero que tampoco era agua, al estar el cántaro tapado con la albalda de la burra, y sobre todo – aún retumba en mis oídos – era el incesante canto de las chicharras. Canto realmente insoportable que se sumaba al calor de agosto, a la pelusa que soltaban las pelusas de los capotes de las almendras y – no entiendo la razón de denominarlo canto – la lamentación de aquellos insectos que puede que fuese por el calor más la época de celo que el sonido que salía de ellos, se asemejaba a las cuerdas de un violín tocado por un loco.
Cuando mi padre ve que estoy más interesado en correr detrás de las chicharras, que de coger almendras, – no se la razón – me dice que fuese al cortijo que estaba al otro lado de la rambla, que preguntase por el hijo de los dueños y le dijese que mi padre quería hablar con él.
Me monto en mi burra desaparejada, con mi sobrero de paja y me dirijo a aquella construcción que sobresalía en aquella ladera, rodeada de almendros y de olivos. El que me llevase la burra, fue una recomendación, puesto que aquella burra, jamás reculó cuando se encontraba con un perro, por muy enfadado que éste mostrase sus colmillos. Aquella burra, jamás retrocedía, al ser sorprendida o asustada por alguna animal, o al ir por los caminos, y cayese algo rodando. Por supuesto que las sombras que se desplazaban en la noche le hacían pararse, orientar las orejas hacia ella para avisar a su dueño, pero ella impasible, esperaba acontecimientos. Cualquier animal de su especie reaccionaba dando un brinco y tirando al suelo al jinete. ¿Qué beninero no se ha caído de su bestia al asustarse ésta?. Como los melones cuando se abren, que no se sabe su dulzor, cuando se compraba una burra en la feria de Ugijar, aquel animal, no se sabía sus intenciones. A mi padre le toco la mejor burra, con diferencia de las demás. A mediación de la cuesta antes de llegar al cortijo, me encuentro con una fuente, que apenas cinco metros de donde salía el agua había una balsa llena de agua.Como todas las fuentes que teníamos en Beninar, aquella también estaba llena de sanguijuela y había que tener un cuidado grande para al acercarse a beber, una de ellas no entrase con el agua.
Quizás aquella balsa llena de agua en pleno verano, sería la razón de que aquella zona se le conociese por el Meloncillo. El que iba encima de la burra, quiere recordar, que en la ladera y ya en la rivera de la rambla, en medio de aquellos impresionantes olivos y almendros, había visto matas de melón y de sandía. Quiero recordar y a su vez centrar el tema con el mapa que ha aparecido en el foro, creo que los olivos más altos y con el tronco más viejo, se encontraban en los Majalones y en la zona pegada a la rambla que tenía aquel cortijo. Si aquellos olivos permanecen vivos – los del cortijo del Canónigo – en ellos se puede saber, el tiempo que alguien los sembró. Creo recordar que estos olivos no son acebuches que es la variedad de donde parten los olivos actuales. Los olivos de referencia se puede saber si están injertados y si es así, sería otro dato a tener en cuenta, para averiguar su edad.
Allí solos, la burra y el arriero, y sin tiempo controlado de llegada, haber quién le impedía darse un baño en aquellas aguas. Cuando se acercó al borde de la balsa y ve como las culebras se le habían adelantado, vuelve de nuevo a vestirse y a retomar el camino para llegar al cortijo.
Si ya el estar en el Meloncillo, era estar, en el centro del silencio, cuando se entraba en aquel cortijo, - era obligatorio pasar por una reja que siempre estaba abierta, un pasillo empedrado que a mano derecha había balcones casi a nivel de suelo con rejas, hasta que se llegaba a una especie de recibidor techado, posiblemente, donde los animales de carga, descasaban comiendo un poco de verde, mientras el gañán a su vez, descansaba dentro de la casa, – el silencio a uno le envolvía, que se hacía latente en las pulsaciones del corazón dentro de las orejas.
Por más veces que preguntaba si había alguien, allí no respondía nadie.Sentado en la sombra, ya desestimado que en aquel cortijo hubiese persona alguna aparece una mujer, diciendo que estaba lavando y que las palomas le habían avisado que alguien había llegado al cortijo.
– Es verdad – le dice el chaval a la dueña – que aquí no tenéis perros.
– ¡Déjate de perros, que los perros no traen nada más que pulgas!. Aquí, quien me avisa que alguien se acerca al cortijo son las palomas.
– ¿Las palomas?
– ¡Si hijo, sí! Cuando detestan la presencia de alguien, todas salen volando del tejado, van a donde yo me encuentro o comienzan a dar vueltas volando por encima del cortijo. Para las palomas tú no puedes ser peligroso puesto que no han ido a avisarme, se han quedado dando vueltas por encima del cortijo.
Mientras aquella mujer estaba dándome toda una lección sobre el comportamiento de las palomas, se calla en seco, se me queda mirándome y dice que “no me saca por la pinta”. Los benineros cuando nos encontramos fuera del pueblo y si hace mucho tiempo que no nos vemos, solemos decir: “hasta que no he sacado la pinta, no sabía quién eras”. A aquella mujer le fallaba “la pinta” y por ello, le pregunta a recién llegado:
– ¿Y tu quien eres?. No te encuentro la pinta.
Al identificarse el chaval, le dice la dueña del cortijo:
– Es verdad, esta mañana casi despuntando el día, vi como aparecisteis por la rambla. A coger las almendras como todos los años, supongo. ¿A qué has venido?. Anda, amarra la burra en el pesebre que coma verde y me acompañas donde estoy lavando y de camino, haber si encuentras alguna fruta en el huerto.
Aquel cortijo tenía dos fuentes. La que estaba por encima del cortijo, regaba un impresionante huerto con tomates, pepinos, calabazas, etc. Desde aquel lugar se podía ver, como ya los terraos de launa del cortijo comenzaban a ser ocupados por los tomates secados al sol, los higos, los zamborinos, – era una variedad de la calabaza que se utilizaba en Beninar para alimentar a los cochinos – y las ristras de pimientos. ¡!Que ricas estaban las migas, con pimientos y tomates secos fritos – solo pasados por la sartén con un poco de aceite – y una ensalada de la habitualla – era el nombre de todo lo que producía un huerto en Beninar – con aquel aceite de color verde!. Frutas en aquel cortijo – como en todos los de la zona, – empezaban la temporada con los nísperos, los albaricoques, las brevas, los melocotones, los higos, las ciruelas, los melones, las sandías, … y aún se podían comer antes o después de los nísperos, naranjas – que empezaban en el mes de octubre y podían llegar al mes de mayo y aún los naranjos las tenían en el suelo – que aún permanecían en el árbol de la temporada pasada.
Aquel cortijo, su dueña me lo enseño por dentro y podría describirlo, pero como en la actualidad se encuentra de pié y dicen en foro “con gente dentro”, que el interesado lo visite. Lo que sí recuerdo, en especial, es que, lo que no definí como la cocina, era la primera vez, que vía una cocina en pendiente, que en el fondo estaba la gran chimenea, para calentarse y para hacer la comida.
Al otro día estaba de nuevo en el cortijo, puesto que la dueña me ofreció un par de pichones, mejor dos de un mismo nido – macho y hembra – y un tercero que estaba solo, que también me dijo que me lo podía llevar.
Los cortijos de nuestro entorno se medían por las arrobas de almendras, de aceite y de higos que producían. Nadie decía las hectáreas o metros cuadrados que tenía, se valoraba el cortijo también por las cuartillas de grano – que después de ser trilladas las gavillas de trigo o de cebada – se medían en su propia era. En nuestros cortijos se tenían los mejores pares de mulos  con diferencia de los que existían en el pueblo. Los que mejor araban, trillaban, los más grandes y sobre todo, los más nobles y los mejor cuidados. Quizás estos animales, su padre fuese un caballo y su madre una burra. El par de mulos que tenía Julio el del Marchar, eran la referencia de todos los demás animales de su especie no solo en Beninar, en Turón y en Murtas. Sería interesante que nos dijese su procedencia. Lo escribo por lo siguiente:
En un libro escrito por Marañón sobre los Marqueses de los Vélez, – zona que se encuentra en el naciente de Almería – estos personajes, iban a comprar los caballos y los mulos a Jerez de la Frontera.
Los cortijos en cierto modo se diferenciaban poco unos de otros. Los cortijos eran representativos en la media de la personalidad,  laboriosidad de quien los estaba labrando. Desaparecía la persona o familia de dicho cortijo “que era la envidia de los demás” y dicho cortijo con sus tierras entraban en el abandono y en el olvido.Todos coincidían en sus esplendidos huertos, sus árboles frutales, sus atrojes, y el tiempo centenario que tenían sus almendros y sobre todo sus olivos.Dichos cortijos que en el 1600, se caracterizaban por la cantidad y ornamentación – estructura y frondosidad – de sus moreras, el que escribe, no se acuerda que en dichos cortijos se conservasen alguno de dichos árboles.
Termino, destacando unos puntos interesantes:
¿Qué opinaban los cortijeros de los que vivían en los pueblos?¿Qué opinaban los que vivían en el pueblo de los cortijeros? Se pueden enlazar con: ¿Qué opinaban los de la capital de todos aquellos que llegaban de los pueblos? ¿Y los de la capital, cuando llegaban al pueblo? Afortunadamente esta temática se va “disolviendo como el azúcar en el café”, pero en aquellos tiempos el tema se consideraba de cierta importancia y de cierta relevancia.


domingo, 24 de marzo de 2019

Escribo desde la playa donde llegan las pateras.



Termino de leer un artículo de mi compañero (jubilado como yo),  Pompo Sena, titulado: "Treinta años de naufragio  en el Estrecho".   La primera    foto del primer marroquí     (que el mar lo arroja a la playa) ahogado, en la playa gaditana de Los Lances en Tarifa la hace él y aparece en todos los medios de comunicación de España. Cuando mi compañero llega a la playa ve que la  policía está   confundida.  Ese tipo de  personas para ellos son nuevos, diferentes ya que hasta entonces los que llegaban a la costa a este lado del estrecho de Gibraltar eran gente con buenas embarcaciones y de otra calaña. Eran los que portaban la  droga. A últimos del 1988 los inmigrantes van llegando de África al sur de Europa desembarcando en barcas de madera al otro lado del estrecho de Gibraltar. Más de cincuenta mil en total en todo el 2018. Sin mencionar la cantidad de ahogados que siguen apareciendo.

Recuerdo que en ese año que apareció el primer cadaver fuimos unos cuantos a arrojar claveles al puerto de Algeciras, al mar, para reclamar ¿que?. Lo cierto es que esta manera de reclamar actuaciones por parte de las autoridades, nos dimos cuenta que no eran ni eficaces ni suficientes.

Escribo sobre tres hermanos que cogieron una patera y se presentaron aquí en Algeciras (estos tres que llegaron en una goma inflada como tantos otros no entran dentro de las estadísticas) para vivir en casa de su hermana que ya lleva viviendo aquí en Algeciras unos cuantos años. Bueno el número de hermanos que ya viven aquí  en Algeciras, que ya hace años tienen "los papeles en regla", son cinco; pero donde realmente comen y viven es en casa de su hermana Fátima. Al no hacer nada y estar todo el día sentados, ya han cogido unos cuantos kilos. Ya se han pasado unas cuantas tallas.

Nada más llegar les ofrecí darles clases de castellano. Les compré unas libretas, las más elementales. Me puse con ellos para que empezasen a escribir (copiando frases y palabras), pero  la impotencia se adueño de ellos en esa primera clase. Solo tenían que copiar, pero se levantaban y se sentaban levantando los brazos y respirando fuerte. Al ver que estaban sufriendo su hermana se dio cuenta y me dijo que mejor sería que fuese en otra ocasión cuando ellos retomasen las clases. Con el paso del tiempo el más pequeño dice que ya tiene sus "papeles resueltos" ya que ha encontrado a una española que se va a casar con él. Al mayor de ellos todos están esperando que vuelva de nuevo a Marruecos ya que allí se dejó una barca y con ella tiene resuelta la vida; pero el del medio lo tiene más difícil ya que no le harán un contrato de trabajo hasta que esté establecido con normalidad, es decir que hasta que no tenga justificado que lleva tres años viviendo aquí en España las cosas las tiene difíciles.
   
Los que terminan de llagar treinta años después (de cuando mi compañero tomó la foto en la playa) no los entiendo o al menos están totalmente fuera de mi entorno, de mis lógicas, de mis razonamientos. Bueno los entiendo un poco ya que yo pasé por esa misma incertidumbre cuando mis paisanos los alpujarreños (la mayoría analfabetos) comenzaron a marcharse a Cataluña para encontrar un trabajo. Digo de entenderlos un poco ya que lo fundamental es plantearse antes de salir de su país, es: ¿Donde voy a trabajar?. ¿Cual es mi oficio?.

Llevan ya unos cuantos meses viviendo a costa de su hermana los tres varones y ninguno  de ellos ha empezado a estudiar, a pesar, de que se les nota su dificultad en hablar castellano. De escribirlo nada de nada.

Es un tema que para nada lo tocan los medios de comunicación (los políticos menos) que son los que están pendientes de regularizar, ya están viviendo entre nosotros o  a los que nos llegaran  en pateras. No dicen, no entra en el diálogo cuando se habla de extranjería que lo fundamental es que aprendan nuestro idioma y que aprendan un oficio. Puede que lo hagan con los menores que están en centros de acogida pero con el resto (los que tienen más de dieciocho años) nada de nada. Los chavales que están dentro de los centros de acogida, (me dice  una profesora que es amiga y esta en uno de ellos trabajando), lo que me dice o me cuenta, es,  que el interés por aprender lo que los profesores le pretenden enseñar, su mentalidad no ha sido preparada para estar un tiempo aprendiendo. Ellos no se han jugado la vida en el Mediterraneo para estar toda la mañana sentados en clase escuchando lo que no entienden. Ellos lo que quieren es trabajar para mandar un poco de dinero a su madre que lo está pasando muy mal, en su país de procedencia  (según ellos), y es el argumento que casi todos utilizan para razonar  el porque pasaron el estrecho, salieron de su país con dirección a Europa.

Están acostumbrados a trabajar de sol a sol con calor y con frío y no les importa hacer lo mismo aquí en España por la cantidad que les den y por un poco de comida. No se les escucha exigencia alguna si al final de mes ven en sus manos un poco de dinero. Es lo que les pasaba a mis paisanos los alpujarreños, cuando llegaron a trabajar a Cataluña. Donde trabajaban y en que condiciones, dependía del dinero que les daban al terminar el mes, siempre era mas y mejor de como estaban en su pueblo.

Esta generación y las que quedan por llegar, que lleguen a meter en su mente que pueden ser emprendedores, que pueden crear su propia empresa o que tienen que tener una determinada especialidad, no lo han vivido en la sociedad de donde proceden y por tanto difícil será que sean capaces de adaptarse a esta Europa donde se pide cada día más y más especialistas.

No es que terminen en una universidad (ya que no serían capaces de costeársela). Es lo que exiguimos a todos nuestros jóvenes, al menos los españoles que conozco.  Al país a donde llegan  le deberían poner como condición imprescindible, unos estudios, una especialidad. No vale que los dejen sueltos por las calles o a cargo de cualquier familiar o amigo del que ha pasado en patera para que los tenga en su casa para darle cobijo.   

Termino pensando en los estudios  por los que tuvieron que pasar mis hijos y sobre todo me llega a la cabeza el amigo de mi hijo mayor. Antonio. Está medio año aquí con nosotros y el otro medio subiendo y bajando de un avión para ir a cualquier país del mundo para arreglar la fibra óptica que une los pises, une los continentes. Yo le digo que acabará dando clase en la universidad ya que dicha especialidad aún no ha llegado a ellas y mucho menos a la formación profesional. Todos hablamos de la fibra óptica pero especialistas como Antonio (nos dice que en Andalucía no existe ninguno con esta especialidad) en todo el mundo me dice que serán unos ciento cincuenta y que solo existen dos empresas, una francesa y otra americana.

Esta gente que nos llega en pateras que proceden de los barrios marginados o del trabajo en el campo, ¿cuando serán capaces de meter en su mente, en su cabeza, que ellos tienen que estar preparados, tienen que estudiar para las nuevas especialidades que van apareciendo en el mercado laboral?.

¿Que piensan del tema de la migración mis vecinos, mis amigos, mis hijos?.  Pues dá para otro artículo. 

jueves, 21 de febrero de 2019

Seguir viviendo mientras la cabeza se va vaciando

Hace unos meses que se murió mi querida Lola Blanco. A los noventa años.Su mente vacía por completo y en la soledad y sin apenas nadie que la visitase. En un piso en el centro de Granada.
Seguro que pensaría lo que he escrito, siempre compartimos, millones de toneladas de palabras cuando estaba en su casa de Benínar y era la reina, todos acudían a ella cuando algo necesitaban.
Seguro que Lola se acordaría una y mil veces de la parafernalia que se montó en Benínar con la muerte de la Señorita Salud y ella moría  solíca. Sola en Grana. Como muere una maznolía en cualquier plaza de Granada.

Terminando de escribir lo de mi amiga Lola me llega la noticia que ha muerto mi amiga Luchi. Con tan solo setenta y cuatro años. De ser una persona dedicada a cuidar de los demás mayores que tenía a su alrededor, en menos de veinticuatro horas se ha muerto. Ambas personas Lola y Luchi siempre dedicados a estar pendientes de los demás. Pienso que Lola ha estado viviendo casi quince años, que "no mereció la pena seguir viviendo". Es el tiempo en que a Lola se le fue vaciando la cabeza hasta quedar totalmente vacía. Quiero terminar como ha terminado Luchi.  Sobre todo no terminar con la cabeza bacía. 

Nadie va a llorar por mi
aunque me muera en Granada.
Ni el Darro ni el Geníl,
pondrán color a sus aguas.
Yo que soñaba que era el sitio.
Que Granada era el cielo
cuando yo era la dueña
de cielo y tierra, que si quería volaba.
Allí me compré una casa.

Cuando llegué en plena juventud
las campanas repicaban.
Y con el paso del tiempo
las escucho y no repican
escucho como doblan a muerto.
Ahora que me voy haciendo vieja
confundiría a mi madre Lola Blanco
con Angelicas o Adela.

Nadie pide hablar conmigo.
Para muchos ya estoy muerta
ya nadie me pide nada.
¿Qué pasará cuando cumpla los noventa años?.
Los benineros dirán:
¿Pero Lola que estaba aún en Grana?.
¿Se ha muerto a los noventa?.
Lola Sánchez Lola Sánchez
La reina de La Alpujarra
Igual que fue Ben Humeya.

Los réditos a toda una vida
son aceitunas secas duras como piedras,
Son almendras con gusanos, picadas
que nadie, nadie, se ofrece
a cogerlas y tirarlas
Las tiene encima la mesa
y van creciendo y creciendo
como yedra en la muralla.

Son noventa primaveras,
nadie viene a visitarme,
y aunque la puerta
de mi casa, siempre ha estado abierta,
está, guardada por telarañas.
llenica, que rebosan.
¿Nadie  tiene algunos trapillo
para venir a quitarlas?.
Veo cerca ese día
que  la memoria me falla
como el culo a las canastas


Por la garganta me sube
un río de sangre vieja.
Mis palabras al no salir de mi boca
y si salen equivocadas,
se han convertido en cuchillos
que se clavan lentamente
que me desgarran el alma
que me recorren al despertarme
de los pies a la cabeza,
lentamente, muy lentamente, con calma.

Ni los rosarios rezados
ni tantas misas del alba.
Parece que los demonios
que viven en esta Granada
 han cogido mis rosario
y tantas misas diarias, y una a una
se las han dado a  los moros,
y estos los han tirado
a las fuentes o a las balsas
que tenemos en la Alhambra.
Que se los coman los peces
las culebras y musarañas.

Mi memoria es una fuente
que se secó, no da agua,
nada hay de favores y palabras.
Cada vez que soy más vieja
me pasa como a las fuentes
Del Murallón, Cañarroda, …
que en Benínar se han secado
como la cabeza mía
se está quedando vacía
Cada vez que abro la boca
escucho la cantinela,
me contestan: Pero Lola,
que no se te entiende nada.

Tantas ayudas prestadas
cuando vivía en Benínar,
mi casa, mi despensa,
mi dinero, mis consejos,
la ayuda de mis palabras
para que olividasen penas
tanta entrega a los demás
no han servido para nada.

Ese morir que no llega
 “Dios te sal María, …”
Que lo repito mil veces
rezo todas las mañanas
y mi voz se va apagando
y vuelve a ser otro día
que no sirve para nada.
¿Quién me quiere?.
¿A quien yo quiero?.
Se me ha secado el amor
la memoria, las palabras.
Esa muerte que no llega,
que no se a quien invocarla.
Yo se que Juanico el Nene y Lolica,
mis queridos padres,
piden a Dios que de una vez me vaya
pero nadie los escucha
a toda puerta que llaman

Ay pena penita  negra
de este vivir sin sentido
condenada cada día
a vivir de la silla a la butaca
de la butaca a la cama,
en esta calle sombría
en el centro de Granada.

Que nadie llore mi muerte,
que no doblen las campanas,
que no se le ocurra a nadie
poner lápida en mi tumba,
ni nadie derrame una lágrima.

Hermano en vida hermano
frente a frente en  la cara,
¿para qué esperar al duelo?
¿Por qué esperar un te quiero
del amigo, al que admiras, al que amas,
cuando ya se acabó todo
cuando estas dentro la caja?.

Estoy segura que ese día
Como les pasó a mis cuñadas
Seguro faltaran hombros
Para transportar mi  caja.