miércoles, 22 de julio de 2015

Ahora tan solo les faltan devotos.



Me decía mi amigo Antonio compañero de la universidad que en Trigueros, pueblo de la provincia de Huelva,  cuando estallo la Guerra del 1936, el comité se reunía en la iglesia del pueblo. Eliminaron todos los santos que había en la iglesia y que cuando llegaron a San Antonio Abad, patrón del pueblo nadie se atrevía a ponerle las manos encima y se aprobó por unanimidad que se le dice el número uno del carnet del partido comunista. Un problema menos para aquellos revolucionarios que se disputaban el número uno del carnet.
En Benínar ocurrió que aquellos alpujarreños eran mucho más lanzados, en este caso a San Roque, el patrón, lo arrojaron por encima del puente al agua del río pero como la escultura es de madera, fue flotando en el agua hasta llegar a una presa y allí se la encontraron y la guardaron  escondida hasta que terminó la guerra.
Lo que intento por todos los medios averiguar es la reacción de aquellos  benineros,  del mil novecientos treinta y seis ante todos los santos que tenía la iglesia. Es de suponer que actuarían como los de Trigueros. Bueno peor, ya que a San Roque, se lo quitaron del medio sin pensar que existían los milagros.
Todo esto sale a colación por ser reciente la fecha de volver a juntar a todos los santos que había en la Iglesia de Benínar (que fueron repartidos por las iglesias cercanas cuando destruyeron la iglesia por “razones del progreso por la construcción de la presa”) en una ermita reconstruida en la pedanía de Hirmes.
He visto en la cara de mis paisanos la satisfacción de tener otra vez ante su mirada a todos aquellos santos juntos y mucho más cuando han escuchado repicar de la campana.
Aún tenemos entre nosotros (y quiera Dios que sea por mucho tiempo) a paisanos que por su edad vivieron en aquellos días en que el cura escapó por los pelos vestido de mujer camino de Berja y como aquellos nuevos dueños del pueblo tomaron posesión del edificio de la iglesia. Aquel inmueble quedó en manos de personas que les importaba un carajo aquellos santos.  Parece que ha quedado borrado de la mente de la  otra parte de benineros que ocurrió en aquellos tres años. Ni está escrito en ninguna parte. Es de suponer, que  todos aquellos santos que había antes de la guerra fueron quitados de en medio y que los que en la actualidad veneramos son figuras que fueron llegando al pueblo después que terminase la guerra en tan solo diez años. Sigo suponiendo que el interior de la iglesia sufría una remodelación para ir colocando en sus nichos a los santos que llegaron. En mi niñez se decía que la Virgen de Fátima fue comprada por Emilia en agradecimiento al sanar su hijo Pedro por pasar una larga enfermedad. De la llegada de las demás imágenes, nadie me contó nada.   
Recurro a dos imágenes la de Málaga por mi tiempo en dicha ciudad en la universidad y la imagen que en la ciudad donde vivo Algeciras que levanta pasiones. Todas aquellas ciudades o pueblos que estuvieron un tiempo en el bando de los perdedores de la guerra eliminaron parte del patrimonio religioso y Benínar, Málaga, Algeciras entre otras ciudades sufrieron dichas pérdidas.
Señor de Algeciras, una imagen de Jesús Cautivo obra de Carlos Bravo Nogales en 1944.
 El Cristo de la buena Muerte, el que procesionan  La legón  en Málaga sufrió varios ataques y mutilaciones antes de ser definitivamente destruida en 1931 durante la quema de iglesias y conventos de Málaga del 11 y 12 de mayo de ese mismo año 1931. Hoy en día, fue esculpida en 1941 por Francisco Palma Burgos, inspirándose en la imágen original de Pedro de Mena.
Lo que realmente me llena de interés de todo lo acontecido últimamente con la reconstrucción de la Ermita de Hirmes de lo último vivido por  los benineros es el interés mostrado por volver otra vez después de 85 años  a la reconstrucción de la ermita, volver a llenarla de santos, de los cuales tan solo se sacan en procesión  dos imágenes, la Virgen del Carmen y San Roque. La Virgen de Fátima, San José, San Marcos, La Inmaculada, el Corazón de Jesús, el Niño Jesús que fueron procesionados en el día fijado en el calendario, en mi niñez y juventud cada año, y, es más, cuando no llegaba la lluvia y los campos estaban secos se sacaba en procesión a San Marcos para que fuese propicia la lluvia. Me pregunto: ¿Cuántas velas se les encenderán a las imágenes no procesionadas y cuantas-os benineros se pondrán de rodillas delante de  dichas imágenes para encomendarse o encomendar sus impotencias?.
Todos decimos: ¡Por fin todos vuelven a estar juntos!. Para mí  dicha expresión no encaja en mi mente, que  estos herederos (los jóvenes sobre todo) del patrimonio de Benínar entiendan “lo de por fin están juntos” ya que se caracterizan por su escepticismo y por las escasas veces que encienden velas (carecen de santos de su devoción o son otros santos distintos de los que están en Hirmes) y se ponen de rodillas ante los santos de sus antepasados.
Hace escaso tiempo he estado en Inglaterra y la mayoría de las iglesias están vacías, nada más entrar en ellas da la impresión que el culto de antes ha desaparecido, que la juventud no acude a ellas y ya murieron los creyentes. Por último me aparece con frecuencia en mi mente la siguiente pregunta: ¿Qué le dicen a nuestros hijos y nietos las imágenes que nosotros hemos logrado juntar otra vez y veneramos?.
Que de milagros tienen que ponerse a obrar todos los santos de nuestra Ermita de Hirmes para que la juventud repartida desde Algeciras a Cataluña para que los beninerillos-as se les hagan devotos, se encomienden a ellos y que suban a verlos y les enciendan media docena de velas. Una por cada antepasado.       

viernes, 10 de julio de 2015

Treinta y tres años no fueron capaces de borrar de mi memoria.








Todo empezó aquel agosto del año 1982, la última vez que se celebraron las fiestas del día de san Roque. Nunca se me ha olvidado aquella imagen de estar portando con el marido de María  la imagen del patrón y empezaron los cohetes, las tracas, en el Reducto y en la plaza. Aquella humareda y explosiones y mirando las paredes de la iglesia que parecía que se venían abajo, habían aguantado todas las pedradas que le habían llegado desde el Cerro el Algarrobo con los barrenos para obtener las piedras para  la construcción de la persa. En aquel caos aparece María. Con las manos y con el rostro, exclama, comienza a decir, … En aquel momento todos teníamos la sensación de estar en la puerta del infierno y Lucifer invitándonos a entrar.  Eran las últimas fiestas que se celebraban en Benínar, estaba dentro del embalse y por ello tenía que desaparecer, pero como ocurre ante la desaparición de un ser querido, nos preguntábamos una y otra vez: ¿Cual es la razón. ¿Por qué tiene que desaparecer?. No lo entiendo. ¿No se encuentran otra solución?.
Los ingenieros (los más listos del mundo mundial pero con una carencia total de sentimientos), la solución que ya habían planificado fue la demolición de todo el pueblo y por supuesto incluida una iglesia que en su fachada tenía una fecha que había sido construida en el 1575. Este bien cultural de La Alpujarra no le ocurre como:
 El castillo de Vélez Blanco que en el 1945  es cedido al Museo Metropolitano de Nueva York, donde más tarde quedó montado tal como puede verse en la actualidad. 
Aquellos responsables es de suponer que llamasen al cura para que se llevase las imágenes de La Inmaculada, del Carmen, San Roque, San José, etc. Las imágenes fueron repartidas por las iglesias del entorno y en  casas de particulares.
Así han estado hasta el año 2015 en que se ha vuelto a reconstruir la ermita en la pedania Hirmes de aquel pueblo que se llamó Benínar.
Estando en aquella explanada en Hirmes mientras se celebraba la bendición por el Sr. Obispo de la ermita y del altar por  mi mente pasaron  de golpe todas aquellas imágenes de aquellas procesiones celebradas cada año, de aquella Virgen de Fátima que regaló Emilia por salir de aquella enfermedad complicada su hijo Pedro. La de rezos de mi abuela Mamanona, de mis mayores, de mis abuelos, de mis padres y donde nacieron mis primeros amores.
No entendía, ni encontraba palabras adecuadas para unir argumentos para narrar, contar, decir, que de toda aquella iglesia tan solo se han salvado los santos (no todos) y la campana. Los bautizos, las bodas, los entierros, las de horas hincadas de rodillas rezando, (encomendando, pidiendo el cambio de rumbo)  en los reclinatorios, en el suelo, todo aquellos haces y sacos de rosarios, misas, procesiones y novenas, llenos de sentimientos, todo aquello, en aquel recinto, alguien decidió, que entrase la máquina y derribarse aquel recinto.

Con el paso del tiempo los benineros nos hemos interesado por todos aquellos pueblos que pasaron por el mismo calvario por el que paso el nuestro y hemos comprobado, como en la mayoría  de toda la geografía de España, en circunstancias similares al nuestro, al menos, los campanarios sobresalen por encima del agua, ello significa que se respeto de lo más sagrado de un pueblo que es por donde pasan todos sus habitantes cuando nace, se casa, cuando uno se inca de rodillas para rezar por ir las cosas torcidas, y, sobre todo se celebra la misa  de cuerpo presente.
   
La nueva ermita ha sido levantada a base de donaciones de hirmeros  y benineros y vendiendo loterías. Del pueblo, de los vienes comunales tan solo nos ha quedado el recurso de vender lotería (o no se dispone de un euro de otra procedencia) para pagar los bocadillos que se reparten cada vez que nos encontramos para cualquier celebración llegados cada cual de donde fue desterrado. 
Otra indignación más que en ese día me hacía apretar los labios y tragar suspiros, pensando que en mi ciudad Algeciras y Almería capital se encuentra levantadas todas las calles para montar el carril bici. Otro dato: Tan solo hace  unos días en el 2015 por fin tenía agua potable aquella población de Hirmes, la que fuese pedanía de Benínar que fue sacrificada para abastecer de agua a los invernaderos del Poniente Almeriense.
Los benineros e hirmeros hemos aportado tanto, se nos ha pedido tanto, que cuando a nosotros nos ha llegado lo que nos corresponde, ya somos mayores y creo, (al menos yo) que lo que nos queda es la resignación y agradecer que para la inauguración de la nueva ermita, acudan las autoridades. 
Tiene guasa dar las gracias y la bienvenida a unas autoridades que jamás se han pronunciado (ni estas ni las de antes) por lo que hicieron con mi pueblo y con su patrimonio. 
Datos:
 Se constituyó la Comunidad Autónoma de Andalucía el 28 de febrero de 1980 El dictador estaba enterrado y España era demócrata. Es una pregunta que nos hacemos los benineros (al menos yo): ¿En que consiste la democracia?. ¿Se puede restituir en cierta medida el mal ocasionado a un pueblo?.
Termino con un artículo publicado en Plaza de Benínar.

  DIÁSPORA BENINERA

LA DEMOCRACIA POR UN BENINERO.

La democracia comienza a enraizar en una población, cuando el 51% está vestido, tiene donde cobijarse, tiene un frigorífico donde guarda sus alimentos y tiene un mínimo de recursos fijos. Pero sobre todo, sus jóvenes tienen acceso, gratuito a la educación.
  E
En estas condiciones es cuando ese 51% tiene capacidad para escuchar a los que intentan vestir a los desnudos, reguardar a los sin techo y hacer presión para que tengan su parcelita donde se
sientan partícipes de la cosecha y sobre todo que puedan desarrollar su creatividad.

Quintero, en un pregón en los Carnavales de Cádiz lanza una frase:

“Para saber y comprender a Cádiz hay que mamar en Cádiz”.

Para saber lo ocurrido a los benineros, se puede aplicar dicha frase.

En Beninar la democracia se puede mirar como un caso atípico dentro de la provincia, pero dentro de la aldea global en la que estamos sumergidos es de vital importancia estudiar las condiciones de vida de su población.

Es un caso atípico dentro de Almería, puesto que ningún pueblo de la provincia, desde comienzos de los setenta, está sometido a las presiones:
- Que se tienen que marchar de su pueblo, puesto que El Poniente Almeriense demanda un pantano.
- Sus casas, sus tierras serán valorados, por dos personas que han llegado al pueblo y están respaldadas por la autoridad de aquellos momentos en Almería, España y que por mucho que protesten “la autoridad es la autoridad”.
- En aquellos momentos, la autoridad recién llegada al pueblo para la expropiación, “no entienden”, “no escucha”, “tiene la orden de sus superiores”, que la peseta es la peseta y los sentimientos, no entran a ser valorados por las pesetas.

En el caso de la aldea global en la que estamos sumergidos, a los benineros se les trata como se les trató, por ejemplo, a Los Navajos, Los Sius de América, Los Apatamas en Argentina o los que en la actualidad viven en la cordillera del Atlas en Marruecos.

No sé qué explicaciones le dieron a los chinos que se tuvieron que marchar de sus tierras, para crear en dicho recipiente natural, la presa mayor del mundo mundial. Seguro que los argumentos fueron los mismos que empleó El Ingeniero Jefe de La Presa de Beninar que después fue consejero de la Junta de Andalucía.

La transformación de dicho personaje en un brevísimo espacio de tiempo de actuar como un dictador, - el representante de Franco en La Alpujarra: un "franco en África en los años treinta", con tan solo treinta años, - en Beninar y después ser un demócrata en El Parlamento de Andalucía es para ser estudiada.

Para un beninero, la democracia es etérea, si no se le pone nombres y apellidos y sobre todo, los sumergidos en la democracia la van llenando de contenido.

Como se solía decir en Beninar:
“Cuanto más tropezones uno se encuentre en la sopa, más se nos va llenando la cara de satisfacción”.