¿LE PEDIMOS A LOS MAYORES QUE CUENTEN NIDOS?.
La Fundación Migres ha publicado en Tarifa
al Día lo siguiente:
“El seguimiento primaveral del Programa
Migres 2012 cierra su campaña con cifras muy altas. Casi 90.000 aves
planeadoras (rapaces y cigüeñas) entraron en la Península Ibérica desde el
continente africano durante los meses de febrero a mayo. Este elevado número de
aves corresponde a 30 especies distintas, destacando los milanos negros Milvus migrans (más de 40.000 aves), los abejeros europeos Pernis apivorus (más de 10.000), las cigüeñas blancas Ciconia ciconia (más 12. 000),
águilas calzadasAquila pennata y culebreras
europeas Circaetus
gallicus (casi 6.000 y 9.000 respectivamente), y más
de 2.900 buitres leonados Gyps
fulvus”.
.Donde ellos (los
que cuentas aves en todos los observatorios del Campo de Gibraltar) ven milanos
yo estoy viendo golondrinas, las que anidaban en las azoteas de las casas.
Donde ellos ven águilas yo veo los aviones que salían del tejado de la iglesia.
Donde ellos ven cigüeñas yo estoy viendo abubillas, abejorucos, pichotes,
cabicomoro, pajaricas de las nieves, totovías, pero sobre todo los verderones,
chamarizos, jilgueros y los ruiseñores,
los que no se cansaban de pregonar por todas partes que había llegado la
primavera y por ello había que disfrutarla, como ellos la disfrutaban. Tal vez
por ello nos decían nuestros mayores: ¡El que canta el mal espanta!.
Aún no aparecen
en las estadísticas las aves pequeñas, las que llegaban y seguro que seguirán
llegando a todos los barrancos y a todos los tejados de las iglesias de La
Alpujarra.
Visitando a mi
amigo Antonio Viera, en Lantilla, cuando todos los de su casa se marchan a la
playa y él se queda solo, se dedica como siempre, todos los veranos a construir (de las tablas que se encuentra en
cualquier lugar) nidos de diferentes tamaños y formas según lo demanda el ave
en cuestión. Presume de tener centenares de nidos ocupados por muchas especies
en su finca en la dehesa extremeña. Los turistas llegan a su pueblo todos los
inviernos a ver las grullas, pero nadie se para a contemplar las aves pequeñas.
En este campo
como en tantos otros los alpujarreños hemos vivido al margen de todas aquellas
pequeñas aves que llegaban y seguro seguirán llegando y a nadie aún se le ha
ocurrido crear la fiesta de los que llegan (a comienzos de la primavera, con la
llegada de las primeras golondrinas) o la fiesta de los que se van (la salida
de la pareja de ruiseñores con todos los hijos nacidos) a sabiendas que estos
seres vivos siempre, todos los años han cumplido su palabra de volver.
En una ocasión,
imitando a mi amigo extremeño me puse a construir nidos y después colocarlos (con
la ayuda de los socios de Plaza de Beninar) en diferentes zonas de lo que fue
mi pueblo, pensando que serían ocupados. Ha pasado el tiempo y dichas construcciones
están vacías.
Las pequeñas
aves que anidaban todos los años en toda la vega, vivieron la experiencia y así se lo trasmitieron a sus descendientes,
que aquella zona (de barrenos y tractores mientras se construía la presa del
pantano) no era ni es la adecuada para la procreación, para criar a sus vástagos.
Aquellas aves pasaron de largo de Benínar y se marcharon a toda la Ladera Sur
de Sierra Nevada.
No estaría mal
que las autoridades de los pueblos de La Alpujarra comiencen la tarea de ir
creando los censos de todas aquellas
aves que han nacido en sus términos municipales en todo lo que abarca la ladera
de Sierra Nevada. Ha llegado el momento que la población de humanos dejen de ignorar las aves que llegan para anidar todos
los años a los campos alpujarreños. Están el tiempo suficiente de la
reproducción y ampliada la familia, después se marchan, pero que todos los años vuelven. Las aves serán el indicador más
fiable del futuro. No estaría mal que el Sur de Granada fuese identificado porque aún sigue vigente el
compromiso de volver todos los años a reconstruir el nido a que sus hijos
nazcan en La Alpujarra.
1 comentario:
Muy refrescante tu crónica y tambien tu reflexión sobre las aves pequeñas; aquellas a las que se les dá menos importancia y que perdieron como nosotros el paraiso que teníamos en Beninar.
Paco, descríbeme si te acuerdas, como era el cabicomoro, pues no tengo ni idea.
Un abrazo, Juan Gutierrez.
Publicar un comentario