lunes, 23 de agosto de 2010

ENTRE ALIMOCHES, PALOMAS Y BENINER@S

El alimoche del Dr. Félix Rodríguez de la Fuente, es criado en cautividad, sin ningún contacto de sus congéneres y cuando llega a adulto, responde como siempre lo hicieron sus ancestros cuando se encuentran delante de una envoltura llena de alimento, con el pico coge piedras, las lanzan sobre el huevo, rompen su cáscara para conseguir lo que contiene su interior.

Si eso lo hacen los alimoches, es de esperar que tarde o temprano, los que ahora son beninerill@s vuelvan, puesto que está grabado en sus genes que tienen que volver a ese trozo del Globo Terráqueo para encontrar el equilibrio buscado. Lo mismo que vuelven los indígenas de toda la Tierra a sus lugares de procedencia. Eugenia Doucet me ha dicho por teléfono que su hija Susana está realizando un estudio sobre los indios de Canadá. Cuando me lo mande comprobareis la gran diferencia de cómo “son tratados” los indígenas, los que heredaron la tierra por los que tomaron posesión de ella en dicho país en comparación con nosotros l@s beniner@s.

En las fiestas de Benínar todos los años aparece alguien que sus raíces le reclaman. El año pasado fue un matrimonio de mi edad que vivía en Barcelona, que no conocía el pueblo nada más que por referencias de sus padres y abuelos. Este año, ha aparecido una mujer diciendo que ella está en una de las fotos que hacía referencia a una primera comunión.

A la vuelta de las fiestas de este año a Algecíras donde vivo, pase por Alhaurín,y uno de los sobrinos de mi mujer, casi nos estaba esperando, para darnos un par de palomas, para que él llegase al convencimiento que las palomas que le habían vendido eran realmente mensajeras. Las metió en una caja, la caja en el maletero y en esa tarde noche cuando llegamos a Algeciras teníamos instrucciones que las teníamos que soltar.

Con las medidas tan desfiguradas (la protección) que en la actualidad tenemos sobre los animales, tanto mi mujer como mi sobrino estaban llenos de dudas sobre el regreso al palomar y además de noche. El que estaba totalmente convencido que dicho experimento daría resultado positivo era yo, puesto que soy beninero y la llamada de la tierra, la experimento todos los años. El vínculo que se grava en la mente de casi todos los seres vivos con el lugar de nacimiento forma parte de nuestra genética aunque no se tenga la capacidad intelectual, u lo que sea, de un alimoche como de una paloma.

Mi mujer permaneció en un duerme vela esperando la llamada del sobrino y el sobrino aún con estrellas en el cielo se levantó para ver si las palomas cumplían con las características especificadas en el contrato de compra o comprobar a grandes rasgos la palabra genética.
Las palomas antes que saliese el sol en Alhaurín ya estaban de vuelta en el palomar después de haber estado volando toda la noche y haber superado una distancia de ciento y pico de kilómetros.

A los que no habéis nacido en Benínar os prometo que cuando regrese a Alhaurín entrevistaré a las palomas para justificar de alguna manera, de forma comparativa, la necesidad imperiosa de volver donde nacieron. Podemos aproximarnos a entender lo que les pasa a l@s beniner@s para volver año tras año, a la tierra donde nacieron.

Menudo chasco se hubiesen pegado las palomas si en vez de encontrar su palomar en dicho lugar se hubiese construido un pantano.

1 comentario:

paco maldonado dijo...

He tenido que recurrir a:
http://nieripigeonses.blogspot.com/2010/08/vuelos-nocturnosespana.html, para que m i amigo Juan, en cierta medida crea que lo de las palomas no me lo inventado.