miércoles, 18 de agosto de 2010

LA NOCHE QUE MAITA COGIÓ EL MICRÓFONO

Nos estaban l@s titulares del primer equipo pero l@s suplentes respondieron y lo mejor fue la respuesta de la cantera y las bengalas de los mayordomos.

Faltaba Encicabaños y su hermano Francisquito. María la Plaza. María la de Sebastiana y su hija. Carmen la del Alcalde y sus dos hijas. Maricarmen la de José Mari. La memoria y las voces, donde siempre nos hemos apoyado el resto para seguir las canciones que se cantaban en la iglesia o en los remolinos en la plaza.

El trance. Los nervios. Las indecisiones de comenzar sin l@s titulares se palpaba. La seguridad que siempre nos dieron las cantaoras no la teníamos, nos faltaban. Nos hacían titubear para comenzar a cantar los himnos a San Roque. Tres nada menos nos hemos encontrado rebuscando en la memoria de nuestros mayores. Se habían repartido folios para casi todos los asistentes. La explanada del camping casi repleta. Tan solo un puñaillo nos acercamos para formar el coro para cantarle a San Roque. No temíamos miedo de hacer el ridículo. El deseo que se volviese a escuchar los himnos al patrón era superior. Que llegasen las indecisiones, que nos parásemos en mitad de la canción o apareciesen voces que distorsionasen (…). El miedo escénico nos frenaba pero nos empujaban (…), ¡Dios sabe quién!, a que en los montes y en el Valle de Benínar se volviese a escuchar después de treinta años los himnos. Pienso que las matas blancas, el esparto, la alcaparra, (…) tiraban de nosotros dando seguridad.

Maita junto con su hija cogió el micro y daba las entradas, el tono y la seguridad.
Faltaban palabras en algunos tramos del verso, pero la seguridad de Gaditor, Martín (…) a Clara le llegó el sosiego y la serenidad cuando terminaron los tres y grabados en el móvil tan solo le faltaba las notas musicales para que las generaciones posteriores puedan leer la partitura (…). A su lado su madre sacando pecho al ver que su hija se había convertido en el eslabón que nos faltaba a los beniner@s para poner en pentagramas todas las notas musicales de las canciones que nos cantan nuestros mayores.

No sonarían tan mal las voces, cuando al llegar a escucharlas San Roque en el silencio de las noches alpujarreñas, nos mando unas gotas de lluvia como señal que lo cantado le había llegado, nada más y nada menos que al Cielo donde también estaba en fiestas con todos los beniner@s nos dejaron.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Paco,muy emotivo el ultimo parrafo de tu comentario,es de lo mas bonito que he leido en tu blog.Saludos de Mary Carmen y Jose Mari desde Albaina.

paco maldonado dijo...

Son días tan especiales que todos nos acordamos de todos, estemos donde nos encontremos.
Los dos días en Benínar dan para mucho y siempre aparece el momento, mirando para el pantano, en una conversación, en la procesión, cantando o bailando, (...), todo es compartido en vivo o en la añoranza.
Un abrazo.