miércoles, 1 de diciembre de 2010

LAS DOS TÍAS QUE ME QUEDAN (II)

Recientemente visité a mi tía Lola y comprobé que no es el parné lo que puede dar la felicidad a la primera de la saga de las cuatro lolas vinculada a la familia de los ramones de Benínar.

Es una mujer que con cuatro biznietos se le nota en la mirada y en todo su rostro que está viviendo una de las mejores etapas de su vida.

Una de las primeras preguntas que se me ocurrió fue:
- ¿Qué edad tienes?.
Se le engorruñe los labios, me mira de arriba a abajo y me contesta:
- ¿Tú no sabes que a las mujeres no se les debe preguntar la edad que tienen?. ¿Tú como me ves?.
- Espléndida, tía, espléndida.

El dinero no da la felicidad, aunque se cobre lo establecido que tienen que recibir al mes los que están jubilad@s como autónom@s agrícolas. En éste caso supongo: ¿Qué dinero recibe todos los meses la viuda de uno que cotizó como autónomo agrícola?.

En base a la respuesta de la pregunta anterior, cualquiera le preguntaba a la mujer del hermano de mi padre, mi tío Ramón con cuanto dinerillo cuenta todos los meses.
Son necesarios otros flecos, otros añadidos, para que una persona se sienta con la armonía y el semblante que se reflejaba en aquel rostro que se puede encontrar en muy pocas personas cuando se llega a la edad de mi tía.

Al ver que su sobrino se había callado, es ella es la que toma la iniciativa, lo coge de la mano con la intención de enseñarle el resto de la casa. Ni Lewis Carroll en su obra cumbre pudo llegar con su imaginación a todo el contenido de aquella vivienda, o al menos para la que vivía en ella. En una vivienda de Santo Domingo. En El Ejido.

Llegamos a su habitación donde me muestra todo un armario repleto de trajes que estoy seguro no cogerían todos, en los baueles que la Piquer usaba cada que se marchaba para “hacer las Américas”.

Comienza desde el principio diciendo:
- Todos los sábados vienen a recogerme mis amigas y nos marchamos a estar bailando, … Mira este traje rojo con estos complementos, … Por supuesto que cada vez que salgo de casa antes me tomo mi tiempo en el maquillaje, en pintarme, …
Cuando termina la disertación sobre vestidos, maquillajes y complementos, comenta su hija:
- Es verdad. Cuando tiene que ir al centro del El Ejido, para arreglar cualquier asuntillo o aclara cualquier papel viste como muy pocas mujeres de su edad y por supuesto no quiere que le arreglen lo que ella puede perfectamente resolver.

Mirando a aquella hija y aquella madre, a aquellas dos Lolas, al ver como se miraban, se comprendían y sobre todo jamás apareció una rectificación de su hija, ese era uno de los flecos que en muy pocas familias se resuelve pacíficamente. Mi tía Lola vive en su casa, sola, muy cerca de donde viven sus dos hijos, visitada por ellos lo que estiman necesario y respetando en todo momento lo que la bisabuela decide.

Su hija no entró ordenando, ni colocando en su sitio lógico, donde según los más jóvenes deben estar colocadas cada cacharro, u, lo que sea, …, no toco nada, puesto que en aquella casa estaba todo donde tenía que estar y por supuesto, todo limpio y perfumado, como los chorros del oro.

Con la experiencia que tenemos todos los benineros de las relaciones, entre hijos, padres y abuelos (respetando o atropellando) de cada uno de los que forman o formaron las familias, en éste caso, mi tía Lola tiene una calidad de vida, …, la mejor. La envidia de todas las benineras de su edad. Será porque ella se la ha fraguado y por supuesto sus hijos se la han respetado.

Como en todo momento, ella, (mi tía) fue la que decidía donde debíamos estar en el lugar de la casa y por supuesto cual era el tema del que se tenía que hablar. Ya estando despidiéndonos en la puerta de la casa se me ocurre preguntarle:
- ¿Cómo se puede llegar a la edad de tener cuatro biznietos y tener la calidad de vida que disfrutas?.
- ¡Sobrino!. ¡Sobrino!. Sobrino. Todo es cuestión de currárselo.

2 comentarios:

Juan Gutiérrez dijo...

Me da mucha alegría saber de tu tía Lola, la de tu tio Ramón, de la que no sabía nada desde hace mucho tiempo.
Como me suena que era pariente lejana de mi padre??Ella era de Benínar o procedía de rio abajo, como mi abuela Dolores??
Habrá que investigarlo.

Me alegro mucho de que ella, sus hijos y nietos se encuentren perfectamente.

Un saludo, Juan.

paco maldonado dijo...

Lo del parentesco cuando me encuentre con ella otra vez se lo preguntaré.
Lo del respeto y cuido a los mayores, por lo que has manifestado muchas veces tu y María no os escapáis. Primero con la abuela Constanza no distéis un paso atrás (los casi doce años, ...) y segundo con el tiempo programado que está previsto dedicar a los padres de María.
¿Te felicito?. No puedo destacar el comportamiento en los últimos días sobre nuestros padres de un solo beninero. Tendría que poner una lista bastante grande y seguro que en la felicitación me faltaría alguno. Las obligaciones se cumplen o se abandonan.
!Que puñetas felicitar esa forma de actuar!, sobre todo a aquellos beniner@s, el asistir a sus mayores. Forma parte de nuestra idiosincrasia beninera.
Saludos.