sábado, 7 de noviembre de 2009

PATRONES

PATRONES DE MEDIDA Y DE COMPORTAMIENTO.

Quien más quien menos se encuentra enganchado con una serie de comportamiento, manías, frases, palabras, olores, sonidos, etc. (que para los benineros tienen nombres y apellidos), que sin poder evitarlo, estemos donde estemos solemos pronunciarnos con idéntico patrón, como se nos imprimió en la mente en Benínar. Somos una tribu con las mismas querencias.

Un ejemplo, cada vez que nos encontramos con una palmera, la medimos con la que se nos quedó grabada en nuestra infancia: Las palmeras para nosotros son las palmeras que tenía Facundo; ¿dan los mismos dátiles (mejores o peores) que las de Facundo; son tan altas o más bajas que las de Facundo?. Los almecinos que nos encontramos; ¿son tan altos y tienen el mismo follaje como los almecinos que estaban en la puerta Juan Cuerdas?. Es el árbol en sí el que hace que acudan a nuestros recuerdos; es la inmensa pantalla donde estamos viendo, (…); son muchas de horas de juego de nuestra niñez asociado a dicha planta.

Sin ir más lejos el que escribe cada vez que va andando por la calle y con la mirada fija en el suelo, cuando se da cuenta de la postura de su cabeza, se acuerda de su madre (¡uh!, los recuerdos de los padres, una comida, …, hasta en los andares, … ¡clavaico! ), detalles diarios como era el hecho que cada vez que salía de casa, ella siempre acudía a la puerta a despedirlo, para ver desaparecer a su hijo por las cuatro esquinas y a los pocos pasos, a media calle, le solía decir:
- “Levanta la cabeza, que te va a salir chepa”.

Cada vez que me estoy metiendo los faldones en los pantalones siempre me acuerdo de mi maestro don Salvador que todos los días a la entrada de la escuela a todos aquellos niños que los faldones se los metía en los calzoncillos y por ello en la cintura terminaba el jerséis, la línea del calzoncillo y los pantalones, (normalmente con cinturón de tomiza), les obligaba a que pegado al cuerpo iban los calzoncillos, después los faldones y a continuación los pantalones.

Ahora que la caspa prácticamente ha desaparecido de todas las cabezas de los europeos, (del resto del mundo no sabría que decir), en Benínar las escamas blancas estaban generalizadas en todas las cabelleras. Recuerdo a una paisana que en todos los velatorios solía ir varias veces a los candelabros, pasar la mano por ellos y con las manos llenas de aceite se las pasaba por el cabello. Le decía a unos ojos de mequetrefe totalmente abiertos pidiendo una explicación:
- “Niño el aceite es lo mejor para eliminar la caspa”.
Cada vez que cojo la alcuza, las gotas de aceite que se desperdician siempre las asocio a aquellos momentos en que mi paisana acudía al remedio para su caspa.

Recuerdo que mi tía Pepa, que de Benínar pasa directamente a un piso en Granada, cuando fregaba los platos en la cocina, el agua la vertía en un cubo para que se reutilizase en el wáter. Cada vez que escucho un gripo abierto o una tubería rota en la calle me acuerdo de mi tía por darle el valor justo que ella me enseñó que tiene el agua.
Recuerdo que cuando Antonio el Sordo visitó la zona donde vivo, una de las primeras frases que dijo fue:
- ¡”Niño en la tierra donde vives la hierba la siegan las máquinas”!.
Cada vez que veo una cuneta con hierba tierna me acuerdo de mi paisano puesto qué, no tengo animales que la aprovechen. La hierba tierna está asociada al recuerdo de Antonio y de tantos otros paisanos que todos los días del año volvían a casa con un haz de hierba a sus espaldas para los animales del corral.

En ésta época de membrillos, cada vez que me encuentro en algún lugar donde se vende, cómo no acordarme de Lola que me daba a probar con el cucharón de palo aquella delicia que estaba haciendo ¡pus!, ¡pus!, … en un puchero de barro encima de las estreves, (utilizando como combustible lo que ahora se llama biomasa) para que yo diese el visto bueno de la terminación de su cocción.

Aun no se lo he preguntado a mis hijos, pero seguro que le preguntaré un día de estos: ¿Qué relación encontráis vosotros, con las almecinas, el agua, la hierba, el fuego, el viento, etc.?. Estoy seguro que el viento jamás lo van a relacionar con el que llegaba a Benínar por el Cejor, el de las eras, el que separaba la paja del trigo.

2 comentarios:

Encarna dijo...

Paco me ha gustado tu escrito, tienes razón con lo que expones.
saludos desde Barcelona

Indaloxes dijo...

Muy bueno el escrito Paco.

Un saludo.