martes, 29 de junio de 2010

En el mes de octubre creo que nació la idea.
Me mandaba la editorial:
loslibrosdeumsaloua.galeon.com

"Hace unos días se puso en contacto conmigo Ana Patricia Santaella, poeta del grupo Azalea de Córdoba, que compartió con nosotros las inolvidables jornadas de Tetuán y Xaouen. En su correo me hablaba del proyecto de editar una antología poética con el fin de recaudar algún dinero para enviar a Gaza ayuda humanitaria por medio de la ONG Mujeres en Zonas de Conflicto".

Versos para derribar muros

Edición y prólogos: Ana Patricia Santaella e Inmaculada Calderón
Ilustraciones: Ana Cesana y Manuel Márquez
I.S.B.N.(13): 978-84-937086-5-8

Cerca de un centenar de poetas han unido sus voces en esta obra coral, variada en cuanto a tonos, edades, poéticas y hasta lenguas, pero unánime en su sentir y en su percepción de la poesía como instrumento contra la atrocidad, la palabra esgrimida como única arma válida con la que unos versos pueden, frente a las bombas y la metralla, hacer brotar la cordura donde sólo hay sinrazón.
Dicha obra ha sido presentada en muchos sitios de España y en la actualidad se sigue presentando.

Mi aportación fue la siguiente:

No me dan miedo los cañones ni las treguas ni las guerras, me dan miedo aquellas minas sembradas en las cabezas.

No le tengo coraje a los muros colocados en las fronteras me dan miedo aquellas minas sembradas en las cabezas.

No lloraré por los muertos que dejan como herencia una guerra, lloraré y estoy llorando por todas aquellas minas sembradas en las cabezas.

Yo no saldré de mi casa a manifestarme con pancartas y con banderas, seguiré a aquel que diga, predique, se acabó de sembrar mas minas en las cabezas.

Yo compartiré mi pan, la sal, mi manta, mi hoguera
compartiremos los versos, los libros y la escuela, con los maestros que proclamen: Se acabaron aquellos días de sembrar minas en las cabezas.

Sentado en mi puerta estoy, esperando que pasen los de mi apuesta, se les quitará la juventud a aquellas generaciones que siembra a sus infantes las minas en sus cabezas.

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