lunes, 14 de junio de 2010

COMO HA CAMBIADO EL CUENTO DE LAS CIGÜEÑAS

El primer cuento que me contaron fue el moñeo, la pelea (por sospecha de robo) de dos vecinas por una madeja de lino, que nadie suponía que fueron las cigüeñas las que se la llevaron para hacer el nido. El segundo que las cigüeñas eran las encargadas de repartir los recién nacidos.

La última:
En Alhaurín el Grande. Un pueblo de Málaga. Desde siempre, (como se suele decir de toda la vida) existen dos cofradías, los moraos y los verdes. La diferencia entre ellos no es precisamente el color, ni que su Cristo o su virgen tengan nombres diferentes, ni que su ermita se encuentre en sitios distantes, la diferencia, la gorda, donde se centran las disputas todos los años, es haber quien tira el mayor número de cohetes y consiguen las explosiones más fuertes.

Los cohetes es el hilo que tira de la madeja donde están anudados las diferencia de las familias que pertenecen a los verdes o a los moraos.
Como si cada verde se pusiese a contar los cohetes que tiran sus hermanos de hermandad y la de sus contrincantes, medir las explosiones para después por medio de gráficas enfrentarse dialécticamente durante más de medio año en los bares en las partidas de dominó o en las esquinas para encontrar todos aquellos argumentos que los diferencian, comenzando por los cohetes por supuesto.

Este año ha surgido otra cofradía, formada por todos aquellos que sin ser verdes ni moraos, (que son la mayoría de los laurinos) que se pueden sospechar que ya forman parte de la cofradía de “las cigüeñas espantas” y que tienen infinidad de infiltrados (todos los amantes a la naturaleza y a las aves) en la cofradía de los verdes y de los morados.

El tema en cuestión, es que en el mes de marzo llegó por primera vez una pareja de cigüeñas; les dio tiempo a la construcción del nido a la puesta de huevos. Termina el enfrentamiento de los verdes y de los morados, haber quien tiraba más cohetes, miran para el nido y, las cigüeñas se habían marchado y además habían dejado los huevos abandonados. Todos coinciden que fueron los cohetes los que las espantaron.

Desde que eligieron las cigüeñas de todos los pueblos del Valle del Guadalhorce a Alhaurin, los laurinos sacaban cuello para presumir cuando se producía un encuentro con cualquier vecino. Después de las fiestas de los verdes y los morados y marcharse las cigüeñas los laurinos todos miran para el suelo nada más salir del pueblo puesto que todos los vecinos de los demás pueblos les están dando la vara por los cohetes y la espantá de las cigüeñas.

La TV dando caña con el cambio climático, los de la cofradía de “las cigüeñas espantas” culpando (pegando bocados hasta con la boca cerrada) a los que financian la compra de los cohetes, (…), a los laurinos les espera todo un año para reflexionar:

¿Serán capaces las cigüeñas de silenciar en Alhaurín a los jugadores de todas las partidas de dominó y que el año que viene como vuelvan a llegar las cigüeñas en el mes de marzo el alcalde de orden a los municipales que requisen todos los cohetes y petardos que lleguen al pueblo?.

Beninar@s: “Cuando las barbas de tu vecino veas cortar pon las tuyas a remojar”.

2 comentarios:

Indaloxes dijo...

Algunas veces se oye que la sociedad evoluciona pero, ¿hacia dónde? Día a día son más los que dan la espalda a las corridas de toros, los que alimentan a sus mascotas mejor que comen los humanos, los que ya no comen carne y se hacen vegetarianos.
En Benínar a principios del siglo XX el ayuntamiento pagaba una peseta por cada animal "dañino" que se mataba, eso hoy en día es una barbaridad y motivo para habitar la cárcel.
¿Acaso tenemos mejor consciencia que nuestros progenitores?

Saludos.

paco maldonado dijo...

Hay un tema que precisamente lo he estado hablando con un paisano, Antonio Blanco, este fin de semana.
Decía Antonio:
- “Tengo mis conejos, poyos, gallinas chotillos, etc. que los cuido como se tienen que cuidar a los animales, como siempre se cuidaron en Benínar y cuando los necesito para comer los sacrifico y los preparo, sin delegar en nadie ni el cuido ni lo demás”.
Recuerdo que con un gesto determinado omitió, lo que aparecerá a continuación, puesto que los que han nacido y se han criado juntos en un pueblo no tenemos en nuestras conversaciones que volver a repetir argumentos como los siguientes:
- La sociedad actual ni sabe ni quiere enterarse que la carne que se come procede de unos animales depurados genéticamente para que en el menor tiempo posible consigan un determinado peso y para ello se les prepara una alimentación apropiada y son tantos en el recinto que no pueden acostarse puesto qué, serian pisoteados por sus compañeros, y, lo que quiere el dueño es que coman.
Que a las gallinas además de tenerlas en una jaula se les enciende la luz por la noche para que crean que es verano y pongan todos los días, todo el año; y si es necesario calefacción también se le pone.
- Somos pocos los que renunciamos a la carne y delegamos en unos profesionales, ganadero, transportista, matadero, etc., y mientras saboreamos un buen solomillo sacamos cuello defendiendo a los animales, rematando la faena diciendo: “Soy incapaz de matar una mosca”.
Yo también remato la faena diciendo que en mi pueblo Benínar, Miguel el gitano, iba por las calles vendiendo el borrego, amarrado a una cuerda junto a él y hasta que no lo tenía todos los miembros del animal vendidos, hasta la sangre, no lo mataba.