domingo, 21 de marzo de 2010

PARECIDO AL SUEÑO DE SIMEÓN EN UNA BENINERA.

A comienzos de los años cuarenta del pasado siglo una beninera, (recién terminada la Guerra Civil de España) la menor de cuatro hermanos, estaba empeñada que se quería ir a estudiar a Almería.

Lo que pensaba estudiar lo escuché por primera vez cuando nació su primera nieta.

Cuando llegó a Almería se rodeó de un grupo de compañer@s que la mayoría terminaron estudiando carreras relacionadas con la medicina.

Conociendo como conocía el que escribe a Doloricas la de la Tienda, pienso que su vocación iría por derroteros no relacionados con la enseñanza, que era la tendencia hasta aquellos momentos que estudiasen las benineras. Para aquella mujer había otros campos mucho más interesantes en lo referente a ejercer una profesión y creo que coraje no le faltaba para estar en un aula llena de hombres que eran los que en aquellos tiempos ocupaban las aulas.

Siempre añoró aquel tiempo de estudiante en Almería. En aquellos años y mucho tiempo después que una alpujarreña viviese en un ambiente universitario, fue tan vital para ella como el estudiar una carrera universitaria.

¿Estaría dentro de sus planes terminar en la Universidad de Granada?.
A destacar dos argumentos: El primero por tener medios económicos (califiquemos sin mucha holgura) y segundo por sus relaciones con la familia de Facundo que estaba casado con Maravillas hermana de su madre que vivían en Granada.

Todo aquel cuento de “La Lechera” que aquella beninera había planificado para su futuro, un día se desmorona por completo cuando van a buscarla a Almería puesto que su madre había muerto. Mama Icas, su madre, antes de acostarse había comido caracoles y amaneció en el otro mundo.

Doloricas que había tocado con la yema de los dedos el ambiente universitario, tiene que renunciar a él, se tiene que volver y quedarse en Benínar cuidando a su padre que se había quedado viudo y el tiempo se le agotaba (en aquellos tiempos “una mujer como Dios manda” a los veinticinco años tenía que estar casada y con hijos) para encontrar un mozo del pueblo que se casase con ella.

La frase: “Como Dios manda” consistía en toda una serie de comportamientos y actitudes, (las normas de la tribu) que habían pasado de generación, que no estaban escritos en ningún papel pero todos los beniner@s aprendían y entendían. Normas que primero la radio y después la TV, (…), las fue disolviendo. Normas similares que están hoy vigentes en los casamientos de l@s artistas en Hollywood.

Cuando nació su primera nieta al tenerla en su regazo en vez de nombrarla por su nombre de pila, la nombraba por la profesión que ella hubiese querido tener.

Al año siguiente, en las fiestas de San Roque en Benínar, al presentar su nieta a su patrón le diría: “Ya puedo morir en paz, (…), en mis nietas se harán mis sueños, mis proyectos realidad”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No sabía que tu madre hubiese tenido que renunciar a sus estudios. Como siempre, la vida nos lleva por los caminos que a ella le da la gana.

Siempre recuerdo a Doloricas con muchísimo cariño. Nos ayudó mucho a mi madre y a mi.

Un abrazo, Juan Gutiérrez.

paco maldonado dijo...

En Benínar era recíproca la ayuda, cada cual en lo que podía y por eso nos salen estos sentimientos.
Un abrazo.

Encarna dijo...

Paco me ha gustado mucho esta historia de tu madre.
un abrazo.