lunes, 15 de marzo de 2010

MEDIR TRIUNFOS AJENOS

Podría empezar escribiendo el nombre de beniner@s que en la actualidad se les puede colocar la etiqueta de “triunfadores” en muchas facetas y áreas de la vida. ¡Pero, (…)!. En Benínar se decía un refrán: “La vida pone a cada cual en su sitio”.

También existen beniner@s que después de estar pagando el “subsidio agrario” cuando se han jubilado: ¿Han triunfado?. No sé con exactitud si cobran sobre los quinientos euros. También es verdad; hay que reconocer que los padres de los que ahora están jubilados, cuando ya no podían trabajar estaban a expensas de lo que les daban de comer sus hijos. Pero me tengo que parar (me ha llegado a la mente la canción de la Bien Paga y me cabreo, por acordarme de los beniner@s cuyos autores son Ramón Perello-JuanMostazo) puesto qué, la herencia de Benínar, otros las administran y la cobran. Se olvidaron de los beniner@s. Por eso me tengo que parar puesto que me estoy acordando “de la madre que pario al tío del tambor”, que el autor de dicha frase (según ABC de Córdoba) es de un tal Irra Brioso.

Como el tema que pretendo escribir es sobre beniner@s, que nacieron mucho antes de poder “ser triunfadores” (lo vuelvo a poner otra vez entre comillas puesto que los triunfadores para el que escribe son aquellos que pueden dormir a pierna suelta, se han realizado en lo que ellos libremente decidieron, tienen unos hijos que los cuidan, tienen una vejez de cinco estrellas servidos en restaurante de cinco tenedores, en la casa de sus hij@s por supuesto), el triunfo, es llegar a la meta como triunfador aunque nunca se les haya mencionado ni aparecido en ningún medio de comunicación. Es decir, “nunca fueron importantes”.

Empiezo por el beninero qué, el que escribe conocía perfectamente.

Paco el de Ramón nació en el 1918, es decir en el año de la gripe en Benínar. Ya zagalón, le llegó el momento de irse a guardar los borregos destetados que tenía su padre en un corral en el Cejoz. Ya tenía que marcharse de la escuela puesto que destacaba de todos los demás. Viendo su maestro que sería un desperdicio que aquel adolescente no continuase estudiando, (pocos años antes que comenzase la guerra civil, es decir antes del 1936) maestro y cura del pueblo van a hablar con el padre y le hacen la siguiente propuesta:
- Ramón. Estamos dispuestos a costear parte de los estudios de tu hijo Paco en Granada, puesto que sería una pena que no continuase estudiando.
No necesitó mucho tiempo para encontrar Ramón el siguiente razonamiento:
- Tengo cinco hijos y lo que quiero para uno lo quiero para todos. Sé que Paco vale para estudiar, pero: ¿Qué hago con los demás?.

Después de guardar unos cuantos borregos, a los dieciocho años ya estaba en el frente, puesto que en aquel tiempo todos los que tenían esa edad, España estaba metida en una guerra civil y todos los jóvenes españoles se convirtieron en soldados. Tres años de guerra en el frente y después hacer tres años más de mili.

Los jóvenes de doce años en adelante en el año 1930 ya habían aprendido todas las ciencias que era capaz de impartir el maestro y por ello, ni el maestro podía encontrarle libros (en Benínar no había libros) para que el alumno progresase ni el maestro tenía más conocimientos.

4 comentarios:

José Antonio Díaz Roda dijo...

Tú padre y el mío fueron juntos a la escuela (entonces estaba en la plaza, donde el malito ponía en San Roque el kiosko y después se hizo el teleclub) y me cuenta mi padre que el maestro creo que era D.Antonio los tenía en la primera fila por ser los "más espabilaos". Si hablas con mi padre se lo puedes preguntar.

Anónimo dijo...

Los chiquillos no tenian libros porque no habia dinero para pagarlos. En la pizarra había un mapa de España con sus montañas, cabos, un mapa fisico. Todos lo estudiabamos entonando una cancion que decia: España limita al norte con los Pirineos...
Si tu abuelo hubiera aceptado tu vida seria distinta ¿verdad?

Anónimo dijo...

Siempre me ha fascinado la manera de hablar de muchas personas mayores de Benínar.Había sabiduría en sus palabras, entre esas personas se encontraba tu padre.
Ni que decir tiene,que muchos benineros podrian haber llegado a lo mas alto. Eran otros tiempos y como bien dices,fueron triunfadores en otros aspectos de la vida.

Un saludo.

Juan Gutiérrez.

paco maldonado dijo...

La decisión que tomó mi abuelo Ramón en el 1930 indudablemente afectó el futuro de mi padre y por ello el de sus nietos. ¡Quien pudiese conocerla!. Sería al menos para mí tan interesante como cuando te pones a leer un libro que te engancha desde el principio.
Los recuerdos que tengo de mis dos abuelos paternos (a los maternos solo tengo una imagen difusa de mi abuelo materno) sobre todo la cara de mi abuela era de una complicidad tremenda. Me reflejaban sus ojos tantos sentimientos positivos, de ternura que siempre que regresaba al pueblo era la primera casa que visitaba. También lo piensa mi mujer.
Díaz Roda, el día que nos sentamos a limpiar las uvas en Cintas, algo me dijo.