lunes, 7 de diciembre de 2009

VIAJES CON IDAS Y VUELTAS

Cierro los ojos para recordar mejor los artículos que tenía el negocio, mejor diríamos los negocios de Doloricas la de la Tienda, abiertos las veinticuatro horas todos los días del año. La mayoría de las ventas se pagaban cuando se vendía la cosecha – el trueque - o el marrano. Todas las deudas anotadas en un montón de papeles de estraza, que se convertía en un verdadero drama, cada vez que pasado un tiempo se ponían encima del mostrador para ir sumando el importe de los artículos retirados, unas veces ella, otras los retirados por sus niños, lo que le encargó a su vecina: “Ya que vas, ¿me tres el encargo?, (…)”.

Los nietos de Doloricas antes de llegar a los treinta años – los de un hijo - han estado en Canadá, Cancún, Francia, Alemania, Italia, New Jersey, etc. Los nietos del otro hijo tendríamos que ir tachando de cada continente aquellos países que les faltan por recorrer, puesto que ya han estado en un buen puñado.
Si aquella beninera la primera que se subió en un motocarro levantase la cabeza (…), pero no llegó a subirse en un tren, un barco, ni en un avión.

Una vecina donde estoy viviendo en el Campo de Gibraltar, el día que cumplió los ochenta, al decirle sus dos hijas que cerrasen los ojos y pidiese un deseo, contesta Elisenda:
- “Quiero que vendáis el piso donde vivo y el importe nos lo gastemos las tres en visitar todos los santuarios de la cristiandad que yo me acuerdo”.
- “¿Como estuvo tu marido en la División Azul, no estarás pensando – le dice una de sus hijas – comenzar por Moscú, recorrer toda Europa y el Oriente Medio y terminar en la Ermita de Nuestra Señora de la Luz en Tarifa?.
- Si hija.
Sí.
Comencemos por la catedral del Kremlin. La de San Basilio”.
- ”¿Qué hacemos con tus nietos y nuestros maridos?”.
- “Le daremos una vuelta de vez en cuando. Todos son mayores de edad y ya es hora que se las arreglen como puedan”.

Si antes se decía que los niños llegan al mundo con un pan debajo del brazo, no se la leche que han mamao estos hijos nuestros, - que entran y salen de casa que muchas veces me cuestiono si realmente llegan a ver a sus mayores o a visitar el frigorífico, - que el pan se lo han cambiado por unos cuantos tacos de talonarios de noches de hotel.

Cualquiera controla los viajes de esta gente joven que cada vez son más frecuentes y más largos. A la puñeta escribir sobre los viajes de los hijos de los que nos bautizamos en Benínar. Prefiero escribir:
- De la decisión que tomó Elisenda mi vecina y de todos aquellos que mucho antes de llegar a los ochenta, justo en el momento de la jubilación, supieron tomar la decisión de visitar balnearios de verdad, no como las visitas que realizaban los benineros a beber agua a Cuesta Viñas.
- Me da lo mismo que mis paisanos decidan visitar santuarios cristianos o comunistas, pero que viajen.
- De Eugenia Doucet, que a sus ochenta y siete años, para regresar otra vez a su país ha tenido que enlazar con tres vuelos en el mismo día cruzando en uno de ellos el Atlántico.
- Todos aquellos paisanos que están pendientes de todos aquellos viajes del Inserso para encajar en ellos, él con su parienta y volver a bailarse todas las noches unos cuantos pasodobles con las mismas ganas que bailaban en Benínar.

Lo que más les encantan cuando he hablado de viajes con mis paisan@s, ellas son las primeras que saltan para destacar lo que el hombre casi siempre no sabe apreciar. Me decía nuestras paisanas Lola con unos ojillos tremendamente expresivos aunque el marco esté lleno de arrugas.
¡Niño! :
“Merece la pena viajar tan solo por ver que nos ponen la comida por delante. Ni he preguntado ni pregunto, quien decide la comida que se pone en el fuego ese día, quien recoge la mesa, quien friega los platos, (…), ni quien hace las camas”.
“Tan solo me falta en los viajes – no entiendo machaconería de mi marido que no me puedo llevar – mis agujas de croché o mi puntito de cruz”. “Tampoco me deja este gruñón que de la cabezadita después de comer allí donde me encuentre”.

De los tres viajes que aparecieron en el enunciado del principio, uno de ellos estaba destinado a escribir sobre los viajes de los nietos de los que salieron de Benínar. Pues va a ser que no.

Como decía mi compadre: “Los viajes de la gente joven es un despilfarro total. Nosotros en las mismas circunstancias ese dinerillo lo destinábamos para ahorra”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuanta razón tienes Paco en todos tus escritos.

ACUARIO dijo...

esque paco sienpre asido muilisto y sienpre lo segira ciendoy tanvien mui vuena persona

ACUARIO dijo...

esque paco sienpre asido muilisto y sienpre lo segira ciendoy tanvien mui vuena persona