viernes, 15 de enero de 2010

LO QUE GUARDA DOÑA PEPITA.

Es un comentario sobre la foto (la primera de las dos) que se ha publicado el 12/01/10 en Plaza de Benínar, con el título: “Recuerdos fotográficos de Doña Pepita”.

Doña Pepita además de guardar la foto tiene que guardar lo vivido en aquellos tiempos en Benínar. Se puede comparar con el investigador que llega hoy a una sociedad primitiva, está un tiempo viviendo entre sus habitantes, terminado dicho periodo se marcha. A partir de dicha fecha, no será lo mismo para el investigador ni para aquella sociedad primitiva. Doña Pepita (la maestra) y don Rafael (el médico) serán un punto de referencia en la Beninar de los años sesenta.

Lo que veo en la foto es un grupo de benineras con una personalidad bastante destacada cada una de ellas. En sus gestos, sus posturas, sus pronunciamientos y sobre todo en las miradas en cada momento eran impredecibles adivinar sus pensamientos y sus decisiones.

Casi todas las del grupo rompen con los cánones establecidos.
En la película “Lo que el tiempo se llevó”, Escarlata O’Hara se deja a regañadientes que su crida le apriete los cordones del corsé. Creo que este grupo de benineras nunca se dejó ni poner el corsé que le marcaba la sociedad ni que nadie le apretase los cordones, para marcar aún más la cintura.

Como norma general las mujeres de aquel tiempo, desde que nacían y conforme iban creciendo se les iba preparando para lo que estaba establecido socialmente. Tenían que ser esposa y madre, por supuesto dentro del matrimonio. Formar una familia y tener hijos. El cuidar del marido, de los hijos, de los ancianos de la familia era nada más y nada menos la labor encomendada a la mujer de aquella época, sin pensar para nada que la mujer podía tener, como ser humano, otro tipo de necesidades personales, intelectuales, profesionales, sociales, (…), e incluso artísticas.

Puede que en su plena madurez, (como ocurría en el resto de España), las mujeres de la foto necesitaban un tutor masculino incluso para figurar como titulares de una cuenta corriente en un banco. La mujer no podía firmar nada sin el consentimiento de su tutor.

La mayoría de las benineras que en la actualidad ejercen una determinada profesión (y que a su vez, son esposas, madres, supervisoras y cuidadoras de las personas mayores que están dentro del entorno familiar), en su día se tuvieron que plantear la forma de actuar de aquellas paisanas que estaban rompiendo los cánones establecidos, para ellas, las nuevas generaciones planificasen lo que querían ser de mayores.

Las decisiones personales que se tienen que tomar a lo largo de toda la vida, siempre o casi siempre se encuentran llenas de dudas. Estas dudas las agrandan o las hacen menores la familia que te rodea. En aquel tiempo en aquella sociedad tan cerrada como era la beninera las dudas de la decisión tomada ¡sí que eran dudas tan grandes como los Tajos del Cejor!, donde todo el mundo controlaba y era controlad@.

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