viernes, 22 de enero de 2010

BOQUETES

Anoche por fin pude tener acceso a internet después de estar casi una semana - según Telefónica - poniendo todo su esfuerzo en resolver una avería en la línea. También se ha necesitado el mismo tiempo en reponer las comunicaciones en el país que ha sufrido el terremoto. Las comparaciones son odiosas pero, no es lo mismo vivir en un país del primer mundo que en el resto de los países. Los que vivimos en los llamados “países ricos”, nos tienen enganchados a unas cuantas nicotinas, que a más de uno les rompen los esquemas de la rutina y andamos deambulando de un sito para otro, teniendo resueltos las necesidades alimenticias pero no las de entretenimiento. En fin, volvemos a “la normalidad, a lo cotidiano”, en lo referente a la “nicotina de la comunicación en la cual muchos estamos enganchados”.

A finales del mes pasado tres cuartos de lo mismo con lo de la TDT por la decisión tomada por los que rigen la TV. Salir a carajo sacado para comprarse una televisión de las modernas. La antena que había no servía y por ello mientras llegaban o no los instaladores otra semana sufriendo el mono de “la nicotina de la información”.

Entre la semana del corte de conexión a internet y el corte de la señal de TV, por no entrar por el aro de vacunarme de la gripe A, dicha pandemia, me escogió y me demostró que lo que tienen establecido los poderes fácticos, cuando lo dicen, cuando se pronuncian, no lo están diciendo de cachondeito.

La nicotina de las pastillas que se tienen que consumir cuando lo establecen los poderes fácticos, “va a misa”. Los nuevos sacerdotes de los dioses actuales, cuando se pronuncian no vale la necesidad de argumentos. La fe es la fe, antes la utilizaban unos y ahora la utilizan otros.

¿Llevarán tiempo intentando por todos los medios que dejemos de una vez la nicotina de los cigarrillos?. A estas alturas de mi vida, las nicotinas forma parte de mi, y no existen parches, ni chicles, ni na de na, que sea capaces de expulsar de mi cuerpo el mono de fumarme un cigarrillo.

Cuando yo vivía en Benínar tan solo tenía el mono de los cigarrillos celtas: ¡Y ahora tengo tantos monos!. Me condicionan desde que me levanto hasta que me acuesto, vamos, que son los que me organizan mi vida cotidiana que a su vez, cuando cobro todos los meses, tengo que ir separando montoncitos: Para el mono del tabaco. Para la TV. Para internet. Para el mono de las pastillas, para que (…), la moscas (tse tse) del sueño, me lo de o me lo quite (…). Como los bebés que necesitan el chupe para relajarse o para coger el sueño. Conforme crecemos descubrimos chupetes de sabores distintos. ¡Y, anda que los que llegan detrás!. No he visto ni un solo chupe en todas las imágenes que he visto de Haití.

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