jueves, 3 de marzo de 2011

IGUALICO.


La Dehesa Extremeña en cada momento del día tiene sonidos y silencios que en esta época del año son especiales para que todos los sentidos lleguen al disfrute, a la borrachera, a su plenitud.

La tarde fue especial al contemplar desde un altillo como el campo se ha colocado sus mejores galas. Todos los colores que se pueden ver en todos los cuadros de cualquier museo, seguro que fueron copiados de aquellos parajes. Me imagino los museos concurridísimos de gente y aquellos espacios tan solo para mi acompañantes y para mí.

En la dehesa donde llegan las grullas de los países del norte de Europa para llenar sus reservas de grasa a base de bellotas, no podía marcharme ese día sin escuchar el zumbido de los escarabajos. Millones de coleópteros se están desplazando a mi alrededor y yo solo puedo escucharlos. Algo parecido como el que vive al lado de una gran vía de circulación que escucha el zumbido de los motores de explosión. ¡Igualico!.

Al caer la tarde, casi con las primeras estrellas, cuando ya la mayoría de los pajarillos dejaron de trinar y se refugiaron para pasar la noche, cuando las bandadas de grullas se perdieron en el horizonte, llega un momento especial de silencio pleno, hasta que comienza a apreciarse un leve zumbido que va progresivamente creciendo. Es cuando los escarabajos tan negros como la noche empiezan su trabajo reciclando todo el estiércol de la jornada.

Borrachos los sentidos de la vista y el oído, el olor a carne asada me guía para llegar hasta el patio de una casa en el pueblo donde en las ascuas de una chimenea, se estaban asando todo lo que nos puede dar el cerdo ibérico.

La noche ya es madrigada entre plato y plato de sabrosa carne regada con vino de Huelva, cuando la guitarra es colocada en una esquina, agotada, exprimida; de las gargantas salieron las mejores canciones y de las manos las mejores palmas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La semana pasada hize un comentario sobre este maravilloso texto, y veo que no salió (la técnica y yo...siempre fuí de letras...)

Me quedo hoy, como castigo, con lo mas feo...los escarabajos peloteros no??

Un saludo, Juan.

paco maldonado dijo...

Yo no los veo feos. Es feo y pestozo lo que manejan, pero si te los pones en la palma de la mano tiene una figura única y unos colores brillantes.
Los beninerillos, no éramos como los de la capital. Entre nuestros tesoros estaban las lagartijas, los cigarrones y los escarabajos en un tubo de caña. ¿Ya no te acuerdas?.
Saludos. Juan.