jueves, 8 de abril de 2010

NO CONSIGO ADAPTARME.

Tengo un compañero de carrera que nada más pisar la universidad, le engatusaron cuando asistió a una conferencia, en el que el tema en cuestión hacía referencia a “los campos magnéticos y las corrientes subterráneas, su influencia sobre los seres vivos”.
Con el paso del tiempo ha ido recopilando datos y libros sobre dichas cuestiones y en la actualidad, cuando se pone a argumentar datos sobre el tema a los que les escuchan los deja con la boca abierta.

Otro compañero extremeño me decía que gran parte de los pueblos construidos en los últimos años del franquismo en Extremadura habían sido abandonados.

Otro dato. De los primeros pobladores de San Agustín (pueblo que le dieron a elegir a los benineros cuando lo expulsaron de su pueblo), preguntando a paisanos, me decían que los que estrenaron las viviendas en su gran mayoría se habían marchado.

Los ruiseñores que escucho mientras estoy escribiendo son los que me han planteado:
¿L@s beniner@s, un@s que fueron emigrantes y otr@s que fueron expulsados de su pueblo una vez que ya sus hij@s son mayores y vuelan por su cuenta, contemplando el nido vacío como les ocurre a las golondrinas, el entorno no les queda demasiado grande?.

Somos seres que mientras vivimos, entre la bioquímica las caídas de tensión y por ello la corriente eléctrica, es lo que nos mantiene en pie. A su vez el magnetismo tiene influencia importantísima sobre ambos conceptos. Un follón, pero decisivo sobre la calidad de vida de los seres vivos.

Seguro que toda la tarde estaré tarareando y pensando en la canción de Andrés Calamaro: Volver (con la frente marchita).

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