jueves, 27 de febrero de 2014

Paco de Lucía y Camarón

A pesar de llevar cerca de los cuarenta años viviendo  en Algeciras (aunque se duerma en Algeciras donde se vive es en Campo de Gibraltar) nunca vi por la calle ni a Paco de Lucía ni a Camarón. Bueno los vi en concierto hace ya años y la verdad es que apenas me acuerdo de ningún detalle de aquellos actos en concreto. Aquí a Paco y Camarón en la zona lo que realmente  te llega de Paco son  sus anécdota y su forma de ser. Es el hijo de Lucía, la vecina, el que andaba y jugaba cuando era niño y era joven. Lo destacado e importante se lo dan los de fuera. Conozco a gente que han estado relacionado con ellos y por tanto he escuchado infinidad de anécdotas, quizás más de Camarón que de Paco, aunque Camarón viviese en el otro extremo de la Bahía de Algeciras.
Lo que si he recorrido infinidad de veces son los espacios por donde ellos han pasado, han andado, observaron y en cierta medida formaron su carácter, puesto que el carácter, la forma del ser humano, del estar y de vivir lo da la tierra y las gentes con los que te relacionas sobre todo en momentos claves de la vida de una persona.
Esta mañana escuchaba que Paco se ha marchado a los sesenta y seis años, dos veces seis las cuerdas de una guitarra. No se si se conservarán dos guitarras de las tantas que ha tenido Paco en la zona. Esta mañana cuando fui a la plaza de abastos, escuché en un puesto: “Paco apenas si volvía por Algeciras, porque la gente es mupesa y lo agobiaban”. Tampoco la Playa del Rinconcillo donde él se sentía en plenitud, donde seguro le salieron las mejores de sus obras, no es la que era, ni viven los que estaban. En resumidas cuentas, la Algeciras que configuró la personalidad del creador de Entre dos Aguas no se parece para nada a aquellas cosas que le formaron parte de su personalidad como era, el mar, la mar y el barrio donde fue niño y fue joven no está los mismos vecinos, ahora ocupado principalmente por marroquíes.
Para estar en la mar del que se nos ha ido te tienes que ir justo al centro del Estrecho de Gibraltar y tener a tu lado alguna persona mayor de esas curtidas por el mar que le pueden poner mil nombres a la dirección y fuerza del viento que te vaya explicando el pupular de todos los peces  cuándo van para el Mediterráneo o regresan al Atlántico, ir a coger erizos, burgaillos y hortigas y ver la gran riqueza que existe en el espacio de la costa ocupado por las mareas. Para conocer sus pasos te tienes que meter en el centro del Parque de los Alcornocales a buscar hongos y tagarninas y ser acompañado también por una persona que sea de la zona, de las que trasmiten el conocimiento por conocer todos los animales y pájaros, cuando se van y cuando llegan, los que saben hablar con la tierra.
Cuando escuchas la composición entre dos aguas son unos minutos, cuando estar en el Estrecho de Gibraltar o en el Parque de los Alcornocales, es estar un día entero escuchando, tocando, viendo y respirando todo eso que le fue necesario vivir a Paco cuando era joven para componer lo que compuso y eso a mi manera si que lo he compartido con Paco de Lucía.
Cuando sin estar programado nos juntamos unos cuantos amigos con unas cuantas guitarras, es cuando me acuerdo de Camarón. En esos momentos es cuando fuerzas especiales, suben del centro de la tierra  o bajan del firmamento que uno se pone a cantar o a bailar y son momentos (pocos y escasos) que solo he vivido en esta tierra. Camarón se nos fue y Paco se nos ha ido lo mismo que se fueron los romanos. ¡Unpone!,  pero aún nos quedan siete ciudades con el mismo potencial lleno de energía que andando por ellas es fácil cerrar los ojos y sentirte romano. O escuchar entre dos aguas las del Mediterráneo y las del Atlántico donde se abran y se mezclan en el estrecho o reunirte con amigos y cantar como solo se canta y se vive el cante en esta tierra por Camarón.

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