miércoles, 26 de febrero de 2014

Pan duro para los patos. I

 Son unos cuantos años de estudio y pensar modos y maneras sobre si los gorriones y las tórtolas que llegaban a comerse el pienso de mis gallinas formaban parte de cómo yo tenía programada mis necesidades o por el contrario debía de seguir alimentándolas a todas las aves que llegaban al huerto por eso de ser un filantrópo.
En un principio era agradable ver los árboles que rodean mi casa donde los gorriones se pasaban sobre todo por las tardes armando la grande disputándose la mejor rama para dormir. Los que pasaban por la calle se quedaban boquiabiertos al escuchar el alboroto. Por supuesto que la acera estaba siempre llena de lo que ellos iban soltando durante toda la noche. Las tórtolas anidaban en el río cercano y tenían la comida preparada para comer ellas en primer lugar y nada más salir del nido sus crías, las situaban encima del gallinero, mostrarle la comida. y marcharse rápidamente para sacar la siguiente nidada. A las tórtolas solo les faltó decirme: Te dejo mis dos hijos para que les des de comer.
Los gorriones tenían más jeta, pues no solo se comían el grano, también, en la temporada de bravas e higos, pues yo tenía que comer los que a ellos les sobraba y con las uvas, con todas las frutas del huerto.
Llegó un momento en que las compras de pienso eran tan frecuentes, que empecé a plantearme de conseguir unos cepos de alambre como los que utilizábamos los críos en Benínar, que por medio de un amigo los conseguí. En mi pueblo los críos aportábamos comida a la casa mediante coger pájaros en el campo. No llegué a utilizarlos por eso del remordimiento de matar un ave. Me he convertido en un urbanista y todo lo tengo en el supermercado. Renuncié a la escuela que tuvimos los beninerillos de alimentarnos de las frutas y verduras y animales que se conseguían en el campo, un capitalino defensor de una naturaleza animales y plantas teóricamente, idílica. 
En este febrero del dos mil trece  en todo este mes se han hincado, se han comido  en toda Almería y provincia unos cuantos miles de kilos de animales en filetes. Mis paisanos  han comido carne de cualquier animal. Pero ellos los almerienses no tienen el remordimiento sobre su conciencia de haberlos sacrificado. Me he pasado unos cuantos años, preguntando por supuesto por mi tierra e incluso en la extremeña la forma y manera que los gorriones y las tórtolas se fuesen a alimentar al campo,  de donde proceden y que comiesen lo que en cada momento da la tierra. Me fabriqué una jaula trampa y en una ocasión llegó a tener dentro tres docenas de gorriones pero ni yo podía sacrificarlos ni nadie me ayudaba, les abrí la puerta y todos se marcharon, a pesar, que en esta tierra donde vivo en el Campo de Gibraltar existen bares específicos que una de sus especialidades de renombre por temporada, son los pajarillos fritos, como le pasa a los caracoles. Son manjares. Dicen.
Hace poco tiempo me encontré en casa de un familiar en Málaga con un comedero fabricado con una garrafa de aceite bacía de veinte litros, me llamó la atención, pregunté y me dieron el siguiente razonamiento: Los gorriones no llegan al grano, se tienen que meter dentro de la botella y eso no lo harán nunca. Si colocas los boquetes a una cierta altura podrán meter la cabeza las gallinas, pero no llegarán las tórtolas. De esta manera estoy un poco más tranquilo, me he quitado remordimientos adicionales y por supuesto he dejado de comprar la mitad del grano que antes compraba.
Sé que cada vez veo más claro que pertenezco y pienso como piensa mucha gente en la UE. Esta decisión mía de que los gorriones y las tórtolas han de buscarse la vida tal y como cada cual se la busca y no depender  del pienso de los demás, es una decisión coherente que se debe aplicar al tema de las fronteras, las que tengo tan cerca de donde vivo, el Estrecho de Gibraltar. No es fácil pronunciarse a la ligera de los que nos llegan de fuera y de compartir lo que tenemos. La satisfacción de compartir lo que tenemos con los que llegan siempre fue gratificante pero todo tiene sus medidas.  
Y en el tema de los animales y pájaros nuestros hijos deberían pasar un periodo de tiempo en un pueblo donde los animales, donde vivan en vivo y en directo que nacen, crecen se reproducen y forman parte de los alimentos, además de responsabilizarse y disfrutar de ellos que tomen conciencia que las tajadas que tienen en el plato han delegado en otros, controlarlos, cuidarlos, alimentarlos y sacrificarlos.      

Otro día escribiré sobre la cantidad de patos que tiene el río que está frente a mi casa que son alimentados diariamente por todos los vecinos con el pan que se les pone duro y por ello les sobra.

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