lunes, 25 de febrero de 2013

PATRIMONIO PERDIDO: PILETA



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Las piletas de piedra son pocas y escasas las que se podían  encontrar en el pueblo, pero Julio, acaricia aquellas tres como si acariciase un tesoro, como seguro la acarició aquel que partiendo de la piedra bruta logro transformarla convertirlas en un objeto cotidiano que no tiene utilidad para los benineros-as que terminan de marcharse y por esos sus dueños la dejan abandonada.
Cuando aquel picapedrero se tropezó con aquella piedra: ¿Quién fue el que vio  claramente la transformación en vasija?. ¿La Piedra y convenció al hombre?. ¿El hombre que al distinguirla de entre todas las que le rodeaban la escogió y le dedico todo el tiempo necesario para su cambio?. La contestación tan solo la pueden comprender los escultores.
Posiblemente el diseñador pertenecías a aquella generación que fue modelando una a una cada  piedra que formaba la bóveda de los tres arcos que tenía el puente. ¡Si!. El puente que tenemos todos los beniner@s en infinidad de fotos en infinidad de recuerdos. El puente que enterraron o lo convirtieron en un montón de piedras en la base de la presa. 
¿Cuánto tendría que recatear el cantero para que le diesen el precio justo de su trabajo?. ¿Le darían a cambio, una cuartilla de cereales, unas alcuzas de aceite, unos cuantos puñados de higos?. ¿Para cuanto tiempo tendría para alimentarse para él y su familia?. ¿Para vivir de aquel trabajo, cuantas piletas tendría que elaborar al día o a la semana?.
El Miguel Ángel de Beninar. El único de todos nosotros; puede que fuese de toda la Historia  beninera que sacaba una vasija de una piedra.  La persona con un don especial que es capaz de ver un volumen determinado en un objeto, en este caso en una piedra. Allí donde te encuentres para que veas que te reconocemos a ti y a tu obra, aunque posiblemente no se encuentre en la casa de uno de los nuestros.
Si en estos momentos comenzásemos a repasar beniner@s que destacan por sus conocimientos y por su esfuerzo, tenemos arquitect@s, licenciad@s en medicina, en farmacia, ingenier@s en puertos caminos y canales, agricultores, etc., etc., abogad@s trabajando en los bufetes más brillantes de Madrid. En aquellos tiempos, lo destacado eran los escultores de piedra. Benínar no daba para nada más o nada menos. Depende como se mire.   
Por vosotros, los canteros que preparasteis cada piedra que formó parte de la iglesia y después de las tres bóvedas del puente, por vuestro recuerdo. Para que veáis que aunque pase el tiempo, mientras exista un beniner@, os tenemos presentes.

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