viernes, 8 de marzo de 2013

Patrimonio perdido:



Verdaderas obras de arte familiares.



Hoy un político de tercera división, según he entendido que ejerce en  Huelva, le aconseja a una ministra que deje de hacer política y vuelva a su pueblo para hacer ganchillo.

Que mal gusto tiene el político y que poco sabe del ganchillo y otras labores que se hicieron y por desgracia van perdiendo adeptos en todos nuestros pueblos.

Antes, cuando se entraba en la edad de estar casadera, la mujer ya se había incorporado a la vida laboral y había demostrado su buen hacer, valía, para llevar un hogar, para ayudar en todo aquello que se  necesitaba que implicaba el relevo generacional. La preparación del ajuar para formar la familia implicaba, sentarse con las personas mayores y mientras se bordaba, se hacía ganchillo, se reflexionaba, había un traspaso de experiencia. Sentadas las dos generaciones en la puerta de la casa, seguro que aparecería:
-               -  Cuéntame sin perder detalle, …       

Como hoy todo se puede comprar en los chinos, el ganchillo que se hacía en los pueblos le han quitado como le pasa a los claveles, a las rosas, a los geranios,  que se compran en cualquier establecimiento del ramo, el olor, el color y el tiempo de caducidad.

Ese cuéntame sin perder detalle era las manchas que quedaban incrustadas en aquellos encajes, casi para toda la vida e incluso las que heredaban las nietas de las abuelas, las que formaban parte de una sábana que se colocaba en la ventana el día del Corpus, en la fecha de aniversario de boda se volvían a colocar en la cama, o cualquier día cuando el matrimonio funciona, porque lo querían los dos se hacía festivo y se volvía  a colocar la sábana llena de bordados. Antes de casarse, antes,  se llevaba o no se llevaba el ajuar y socialmente existía un baremo. Esa tradición que formó parte de muchas generaciones de que cada novia preparase su ajuar, en la actualidad no es lo mismo. Imposible que cada juego de sábanas, de manteles para la mesa en las celebraciones determinadas, como se ha comprado, no es lo mismo, deja de ser obra de la novia. Imposible que  guarden ese olor, esa textura, esos crujidos que van estallando conforme van deslizándose los pies, … Ahora que caigo, estoy escribiendo sobre sensaciones y conceptos que la mayoría de la gente joven ha desechado, no es que sean mejores y peores, es, que cada generación las va mejorando, o adaptando,  ¿o no?.         

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