miércoles, 6 de julio de 2016

El géiser de Benínar: ¿Volvera a salir?.




Pocos testigos tiene (de los que solemos entrar por estos medios) aquel géiser que apareció en la finca que tenían mis padres en la Mecíla, en los Olivos Nuevos.
La cosa empezó a primeros de los años setenta, cuando la administración manda a unos cuantos operarios para que hiciesen una serie de sondeos en todo el término municipal de Benínar. Los testigos o muestras de lo que sacaban (de los que creo quedan apenas muestras) de todos los sondeos realizados se almacenaban  en un almacén de los pocos que deben de quedar en Las Viñuelas.
No estaría mal volver a recoger aquellos datos conseguidos para ser un motivo más para argumentar que hacer la presa de Benínar fue el capricho de algún gobernante (yo sí que tengo el nombre, la sospecha,  de aquel gobernador civil franquista que se empeñó en que la presa  había que construirla). Aquel político pensaba: "Hágase lo que se tenga que hacer pero la presa se construye".  Aunque los datos obtenidos en los sondeos fuesen como fuesen, desde el principio, aquellos pruebas de las características de como era el subsuelo  eran el trámite principal, esencial  para justificar las características del terreno, es decir, no aconsejable la construcción de la presa en aquel lugar. En base a ellos la consejería de nuestra JA, debe de basarse para arreglar el boquete por donde se escapa el agua. Si es que llueve.
Lo mismo que el géiser "salió por casualidad", también por casualidad me hizo pensar en el empeño de aquel gobernador sobre la construcción de la presa, cuando unos cuantos benineros acudieron conmigo a su despacho en base a un documento que le fue mandado por correo  y a las veinticuatro horas, los firmantes de aquel documento me estaban acompañado, con  la guardia civil al despacho del gobernador al ser yo  quien fuese el autor de aquel escrito y el que recogiese las firmas. La verdad es que esta sospecha mía se basa en todo lo que nos largó aquel político en aquel despacho que después de casi cincuenta años solo son recuerdos, malos recuerdos, al menos para el que escribe. Quizás fuese presionado por todos aquellos dueños de tierras (que se podían contar con los dedos de una mano, cuando empezaron los invernaderos, pero era un negocio) y dueños de invernaderos que en aquellos tiempos estaban creciendo en todo el Poniente de Almería. Lo cierto es que aquella presa que enterró a mi pueblo, Benínar, no ha servido para nada viendo las estadísticas del agua que ha podido suministrar y si no ha podido suministrar el  agua demandada que requerían, imaginen la que les va a suministrar este año, el siguiente y los siguientes.  Las dos presas con menos agua almacenada o que acumula durante todo el año  dentro de la península las dos están en Almería y son la de Benínar y la de Cuevas de Almanzora.          
He escrito que muy pocos testigos tienen aquel géiser ya que surgió en uno de los sondeos realizados, cuando la mayoría de los jóvenes que en aquellos tiempos tenía Benínar, todos, estaban estudiando en la capital. (¿El Presidente de Plaza de Beninar no lo vio al estar ya trabajando en Blanes?). Llegó a la altura de cinco metros y duró unos cuantos días. Decía uno de los técnicos de los sondeos: “Al carecer de un tubo de plástico o de acero la propia tierra iría lentamente taponando aquella salida de agua”. Por supuesto que esta imagen como tantas (me refiero a la agonía de Benínar) otras no llegó a los periódicos de aquella época. Los que tenían cámara de fotos eran los periodistas y los políticos, (en el pueblo nadie tenía cámara de fotos). Aquel géiser no aparecerá en ninguna foto. Aquella imagen tan solo está en la memoria de los que pudimos verlo y en el reguero de tierra roja que fue depositando  el agua que salió por aquel agujero  desde el bancal hasta el río.  En el pueblo no se hablaba del géiser, (se decía por las esquinas: “Un chorro tieso de agua que ha salido en La Mecíla que  tenía el color y sabor al agua de Fuente Cuesta Viñas de Valor. Eso no tiene explicación, …”). Al no encontrar ninguna explicación, los benineros hablaba de las peripecias que sufrieron los trabajadores para poder salvar aquella maquinaria del sondeo.


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