lunes, 13 de febrero de 2012

LA PENICILINA LLEGA A BENÍNAR

La llegada de la penicilina al pueblo los benineros la situamos entre la muerte del hijo de Moñico y la sanación de Pedro el de Emilia, bien por dicho antibiótico o la llegada de la imagen de la Virgen de Fátima en el coche de Pedro el de la rubia por la carretera de Darrícal, es de suponer procedente de Ugijar.

Si para la mejor memoria de Benínar, mi compadre Frasquito Rodríguez Romera, invocaba a Facundo por considerar que era la cabeza mejor amueblada de todos los del pueblo, de todos los tiempos, imaginen que Facundo dejo reflejado en su testamento que fuese Moñico su albacea cuando él faltase, el que repartiese la herencia entre sus hijas. Sin duda que para Facundo, Moñico superaba con creces el puesto que desempañaba dentro de la función pública.

Todos los benineros conocíamos a Moñico por ser el aguacil del pueblo. El que con trompetilla en mano, convocaba a todos los paisanos para que acudiesen a su presencia para que escuchasen en forma de cantinela (por orden del Sr. Alcalde, se hace saber, …,) lo que en cada momento decidía la corporación municipal.

Lo que identificaban los beniner@s de Mañico, es que era empleado municipal y que se le había muerto su único hijo, justo antes de marchase a la mili al parecer por culpa de un ataque miserere. Después los benineros supimos que dicha muerte pudo ser por culpa de la peritonitis. Cuando Moñico, su mujer, todos los vecinos (cuando en Benínar se llegaba a la impotencia, a perder la capacidad de tomar una decisión los vecinos te empujaban), el enfermo, todos, no podían aguantar más tiempo soportando tanto dolor. Al enfermo lo subieron en un mulo, lo llevaron a Berja, lo subieron en un coche hasta llegar al Hospital Civil de Almería. En Almería falleció y allí fue enterrado.

Hoy los tanatorios y las empresas funerarias forman parte de nuestro mundo pero hasta los años ochenta donde moría un beniner@ allí se enterraba.

Me decía mi abuela Mamanona que la mujer de Moñico como su hijo murió en sus brazos, no paró ni un momento, ni la más mínima ocasión por encontrase con la muerte, para estar con su hijo.

Puede que fuesen de la misma edad, por la misma fecha, el hijo mayor de Emilia Martín que estrenando juventud cae postrado en la cama, y nadie daba con la solución para que aquel joven volviese a las calles del pueblo con la vitalidad que tenían todos los jóvenes. Por aquella fecha aún no se había empezado a construir la vivienda que ocuparía Don Emilio Durán Mediavilla, el médico que conjuntamente con la Niña Carlota colocarían a Benínar en la alimentación, seguridad e higiene como estarían los españoles capitalinos a final de siglo XX.

Emilia Martín logra que llegase un médico con la penicilina suficiente para que su hijo sanase. Pero no fiándose Emilia que aquella medicación fuese tan milagrosa, se marchó a Granada compró la imagen de la Virgen de Fátima la mejor, la más grande que encontró, alquiló un transporte para dicha ocasión y se encargó que fuese todo un acontecimiento sin parangón la llegada de dicha imagen a Benínar. La Virgen de Fátima fue colocada en uno de los laterales de la iglesia, y el mes de las flores, el mes de mayo, fue dedicado a su culto, mientras que a San Roque solo se le hacía una novena.

Así que la penicilina llega a Benínar a la par que la imagen de la Virgen de Fátima, por ello, los benineros siempre que le ponen unas inyecciones de dicho antibiótico ponen en la cabecera de la cama una imagen de dicha virgen.

Es curioso pero en esa fecha se borra de las cabezas benineras todos los remedios naturales (cataplasmas, plantas medicinales, el que hasta entonces era el chamán) que habían pasado de generación en generación todos los siglos atrás y tan solo quedan como desinfectantes, la cal, el azufre, el zotal y el jabón casero cuyo uno de sus ingredientes es sosa caústica.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias paco por estas historias que no sabíamos a pesar de haber vivido en Benínar. Recuerdo que Antonio moñico vivía en frente de Antonio García.

paco maldonado dijo...

Digamos que la casa de Moñico estaba orientada al oeste y la de Antonio García al sur y ambas estaban unidas por las espaldas.

De nada por las gracias. En cierta medida me dan ánimos para seguir pensando y escribiendo sobre el tema.
Saludos.

Anónimo dijo...

El hijo de Moñico y de Carmen se llamaba Manuel y murió, efectivamente de peritonitis, siendo novio de mi hermana Dolores.

Saludos.

paco maldonado dijo...

Cada vez que entras y aportas o ratificas lo escrito me acuerdo del libro:
"No me digas que fue un sueño" (Terenci Moix).
Tus escritos como los míos, tienen como base nuestro pueblo Benínar y por Dios que nuestro pueblo y nuestros paisanos existieron. La diferencia, es que tu tienes tus hermanos y hermanas un poco más mayores que nosotros y con una excelente memoria.
Con los acontecimientos recientemente pasados por tu familia, por tu hermano a la par me llegaron los recuerdos de tu hermana Angelicas, que en un escrito dedicado a ella yo decía que con ella se enterraba la memoria con más matices que tenía nuestro pueblo.
Un abrazo Juan.

Anónimo dijo...

Ya me has dado otra idea sobre mi "Angelillas"!!

Saludos.