viernes, 15 de julio de 2011

HÁBITO DE LA VIRGEN DEL CARMEN

Poco tiempo después de su muerte fui consciente que siempre recordaría aquella beninera vestida con hábito de la Virgen del Carmen. Pasó años y años vestida de marón a mi lado, tantos que tan solo vi una fotografía suya sin dicho hábito cuando era joven y aún no se había casado. Ella nunca me dijo la razón de vestir de aquella forma y nunca le pedí que me explicase la razón de aquella promesa. Cada vez que me llegaba a la cabeza hablar de dicho tema aparecía al otro lado de la balanza dos argumentos:

El primero es que aquella mujer nunca tomaba decisiones a la ligera, pero cuando las tomaba lo hacía con todas sus consecuencias. Su vida fue un eterno equilibrio, que de vez en cuando, apareciese una recompensa como consecuencia de su comportamiento, (comportamiento transmitido de generación a generación) en aquellos tiempos marcaban dos normas, una buena esposa y segundo madre ejemplar. Que su marido e hijos reconociesen lo buena que estaba cada vez que la comida se colocaba encima de la mesa, la ropa y casa limpia, la otra recompensa era, el estar siempre “al pie del cañón” toda la familia cada vez que aparecía algún problema. ¿En qué momento tomo la decisión del hábito por algo referente a algún miembro de su familia?.

En segundo lugar aquella mujer no era de misa diaria ni tan siquiera acudía a la iglesia en las fiesta de guardar, ni vivía obsesionada con sus creencias religiosas, ni coincidió que llegasen a nuestro pueblo Benínar unos frailes carmelitas con argumentos de convencer a aquellos alpujarreños de los beneficios del hábito. Es más, los pocos curas que ella conoció se quitaron definitivamente la sotana y ella continuó con su hábito e incluso se le enterró con él. ¿Qué información llegó hasta ella para que tomase la decisión del hábito?.

Hoy es difícil encontrar a cualquiera de sus hijos y mucho menos a sus nietos (habría que meter también a todos los benineros, sus conocidos y sus descendientes) que al abrir su armario personal nos encontrásemos tan solo con la ropa interior y con tres vestidos marrones (uno de ellos por estrenar) y los otros dos para la vida diaria y así pasarse la mitad de su vida vestida con el hábito de la Virgen del Carmen.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes esto parado PAco

Anónimo dijo...

Estoy contestándole a nuestro paisano en septiembre, pues en agosto estuvimos fuera.

Juan Gutiérrez.

Paco Ramón Maldonado Ruiz dijo...

En este día en especial, festividad de la Virgen del Carmen desde que empezamos a ensayar en el coro y después ir a cantar en su novena a casi todas las horas del día estoy tatareando esta canción marinera, ..., pensando a la vez en mi madre que toda su vida llevó el hábito de la Virgen del Carmen.

Salve Marinera (letra de Mariano Méndez Vigo)

¡Salve!, Estrella de los mares,
de los mares iris, de eterna ventura.
¡Salve!, ¡oh, Fénix de hermosura!
Madre del Divino Amor.
De tu pueblo, a los pesares
tu clemencia dé consuelo.
Fervoroso llegue al cielo
y hasta Ti, y hasta Ti, nuestro clamor.
¡Salve!, ¡salve!, Estrella de los mares.
¡Salve!, Estrella de los mares.
Sí, fervoroso llegue al cielo,
y hasta Ti, y hasta Ti, nuestro clamor.
¡Salve!, ¡salve!, Estrella de los mares,
Estrella de los mares,
¡Salve!, ¡salve!, ¡salve!, ¡salve!.