Foto tomada del foro de Benína En este tiempo en que con frecuencia vemos en TV la fashión plus, donde aparecen todas las tendencias en moda y formas de vestir, cada vez que veo dichas imágenes me acuerdo de cómo vestían en mi adolescencia las mujeres de mi pueblo, Benínar ,y, en cierta medida el reconocimiento a la costurera oficial que tubo Beninar con diferencia a las demás aficionadas de sus paisanas. |
Las mozas que aparecen en la foto eran las que marcaban tendencia en la ropa, las que podían ir fuera del pueblo a comprase vestidos en la capital. Eso no estaba al alcance del resto de todas las mozas.
Para participar en las fiestas todos los años las mozas tenían que estrenar vestido ya que si no fuese así estaban condenadas a estar los tres días en las escalerillas de la plaza vestidas de diario con su delantal contemplando como las afortunadas se divertían.
Al grito de todas o ninguna todas las mozas programan reuniones, programan una novena al patrón del pueblo para encontrar entre todas las mujeres aquella que tuviese el don de cortar patrones para confeccionar vestidos con la misma facilidad con que ellas eran capaces de lavar en el río, encarpar, (en Beninar era la palabra utilizada para polinizar los racimos de uva), o hacer de forma correcta todos los menesteres de una mujer de su casa. El soporte papel (patrones que años despues fueron aparecindo en revistas especializadas) para el diseño o para cortar los patrones, el papel no llegaba a La alpujarra. En Beninar solo había papel de estraza en las tiendas, tan escaso, que un grupo de mujeres acudían a que se le pesara en la tienda sin el papel para que lo que pesaba el papel fuese en mercancía. Si hasta a los niños solo se les entregaba un solo libro donde estaban todas las asignaturas y dicho libro era para todo el tiempo de escolarización. Tampoco el papel de periódico ni el alcalde conocía el nombre de los de aquella época. Puede que los conociesen el cura, el médico y el secretario, pero en sus casas no había periódicos. Al pueblo no llegaba ninguna publicación. Escribir una carta se le encomendaba su compra del folio y el sobre a aquellos que iban de viaje a Berja.
En un
momento de la historia del pueblo aparece Rosa la costurera que se imaginaba los patrones que configuraba un
vestido y cogía las tijeras, con un desenvolvimiento asombroso.
Lo que aparece a continuación es una historia que se argumentaba de la siguiente forma.
Cuentan que
Rosa se encontró en un momento de su vida en una esquina de la iglesia una
canasta (fabricada con cañavera) con hilo, alfileres, agujas, dedal
pero faltaban las tijeras. Las tijeras llegan a las manos de Rosa cuando toma
la decisión de aceptar aquel don que le había regalado San Roque. ¡Ohú las tijeras!.
En aquel pueblo que la mayoría de los pantalones y vestidos pasaban de
generación a generación y lleno de remiendos hasta que las mozas no cumplían la
mayoría de edad no se les podía regalar unas tijeras y que además demostrasen a sus
abuelas y vecinas que las utilizarían correctamente. Tener tijeras implicaba
tener un reconocimiento especial por parte de la población. Cuantas morían en
el intento de que le consintieran tener unas en propiedad.
Recuerdo (si
se me permite) que la difunta Lola Flores, cuando le mencionaban las tijeras
tiraba puñados de sal a sus espaldas para evitar el “mal bajío”.
Cuando Rosa
cogía las tijeras no podía equivocarse, en cada movimiento se jugaba la
reputación puesto que a la hora de comprar a la gitana Loreto los metros
determinados, recurrir a comprar un nuevo trozo había que encontrar a la gitana,
en primer lugar por cualquier pueblo de La Alpujarra y en segundo lugar, ¿le
quedaría algún retal de dicha tela?.
Todas las
mozas van a pedir autorización al cura para hacer una novena para que surgiese
de entre todas una costurera con arte que se imaginase el vestido para la talla de cada una de ellas.
Puede que fuese San Roque el patrón del pueblo el que obligase (ser creativa es
un don y en aquellos tiempos dicho don tan solo lo concedía San Roque) a Rosa
la del Puente a ser creativa, que de unos metros de tela sacase un
vestido. Lo que es constatable, es que
en aquellos años todas las mozas para las fiestas estrenaron vestido nuevo.
La señal que
el patrón les había concedido la costurera es cuando aparece Rosa nada más terminar la novena con
unas faldas estrechas, tan ajustadas, (que ella se las había confeccionado) que
era incapaz de subir las escaleras que había entre la plaza y la iglesia. Todas
las mozas de rodillas emocionadas dan gracias al patrón por haber atendido sus
súplicas.
Aún recuerdo que Doloricas la de la tienda lo primero que puso a la venta en su tienda eran unos fardos de tela que compraba en la capital en la calle de las tiendas. Aquel acontecimiento que en el pueblo se confeccionasen los vestidos fue todo un acontecimiento.
Foto tomada del foro de Benínar |
No recuerdo cuantos
fueron los años en que todas las mozas todos los años estrenaron vestido, pero
llegó un año en que la costurera se queda ciega y por ello se acababa de
estrenar vestido en las fiestas.
No tengo
referencias quien fue el que, o la que, puede que fuese Loreto la vendedora de
fardos de ropa la que intenta justificar la ceguera de Rosa con el siguiente argumento:
La culpa que
la costurera se quedase ciega era un castigo a las jóvenes por su comportamiento en las últimas fiestas
de San Roque donde no tuvieron un comportamiento cristiano. Todas pecaron. La culpa estaba en que llegase entre los músicos de la Banda de
Música de Ugíjar un trompetista que quitaba el sentido. Pecaron todas ellas
aunque difícil de reconocer en público que habían soñado con escaparse y perderse
por entre los maizales o las matas blancas de los cerros con el músico el
trompetista. Nadie como aquella gitana para dar con argumentos creíbles ante
aquella sinrazón de la ceguera de la costurera.
Chriss Botti concertista de jazz.
Lo cierto de
esta historia es que en Benínar antes de
Rosa no hubo ninguna costurera y nadie la sustituyo y que Rosa revoleó las tijeras
y fue recuperando la visión lentamente, pero ya dedicada a otros menesteres
como fue el oficio de molinera. No volvería a coser para las mozas y que la gitana Loreto
dejó de venir al pueblo vendiendo retales de tela.
Aquellas
máquinas de coser de pedal (que en el pueblo se podían contar con los dedos de una mano)
que compraron nuestras abuelas fueron perdiendo su utilidad y las hijas o nietas de
aquellas abuelas las tienen en su casa como mesa de entrada debajo de un espejo
y fue tirado a la basura toda la maquinaria que se utilizaba para coser. Conforme
fue Rosa recuperando la visión, jamás hizo el más mínimo comentario de aquellos
vestidos, de aquel don que solo a ella le había concedido el patrón del pueblo ni quien le
escogió a ella para aquel " mal de ojo" de perder la visión por un tiempo.
2 comentarios:
Me ha encantado, Paco. Sólo matizarte que la palabra empleada para polinizar la uva será engarpar puesto que engarpe se llamaba el utensilio utilizado.
Un abrazo muy fuerte.
JuanMa.
Muchas veces cuando me encuentro con palabras que siempre escuché en el pueblo al colocarlas en pantalla tengo que tomar la decisión corregir o dejarlas.
Me gustaría que escuchases hablar a Carolina y a Magdalena Doucet, las canadiensas que aprendieron el castellano en el pueblo y se marcharon al poco tiempo y han vuelto pocas veces. Cuando las escuché me quedaba con la boca abierta ya que hablan el mismo castellano que se hablaba en Benínar.
Esto es bastante extenso y lo termino como escribe Antonio Burgos en sus artículos (que yo los leo en ABC) utilizando la palabrería sevillana.
Un abrazo muy Fuerte en especial para ese jubilao que no quiere escribir con lo que sabe.
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