Verdaderas
obras de arte familiares.
Hoy un
político de tercera división, según he entendido que ejerce en Huelva, le aconseja a una ministra que deje de
hacer política y vuelva a su pueblo para hacer ganchillo.
Que mal
gusto tiene el político y que poco sabe del ganchillo y otras labores que se
hicieron y por desgracia van perdiendo adeptos en todos nuestros pueblos.
Antes,
cuando se entraba en la edad de estar casadera, la mujer ya se había
incorporado a la vida laboral y había demostrado su buen hacer, valía, para
llevar un hogar, para ayudar en todo aquello que se necesitaba que implicaba el relevo
generacional. La preparación del ajuar para formar la familia implicaba,
sentarse con las personas mayores y mientras se bordaba, se hacía ganchillo, se
reflexionaba, había un traspaso de experiencia. Sentadas las dos generaciones
en la puerta de la casa, seguro que aparecería:
- - Cuéntame
sin perder detalle, …
Como hoy
todo se puede comprar en los chinos, el ganchillo que se hacía en los pueblos
le han quitado como le pasa a los claveles, a las rosas, a los geranios, que se compran en cualquier establecimiento
del ramo, el olor, el color y el tiempo de caducidad.
Ese cuéntame
sin perder detalle era las manchas que quedaban incrustadas en aquellos
encajes, casi para toda la vida e incluso las que heredaban las nietas de las
abuelas, las que formaban parte de una sábana que se colocaba en la ventana el
día del Corpus, en la fecha de aniversario de boda se volvían a colocar en la
cama, o cualquier día cuando el matrimonio funciona, porque lo querían los dos
se hacía festivo y se volvía a colocar
la sábana llena de bordados. Antes de casarse, antes, se llevaba o no se llevaba el ajuar y
socialmente existía un baremo. Esa tradición que formó parte de muchas
generaciones de que cada novia preparase su ajuar, en la actualidad no es lo
mismo. Imposible que cada juego de sábanas, de manteles para la mesa en las
celebraciones determinadas, como se ha comprado, no es lo mismo, deja de ser obra
de la novia. Imposible que guarden ese
olor, esa textura, esos crujidos que van estallando conforme van deslizándose
los pies, … Ahora que caigo, estoy escribiendo sobre sensaciones y conceptos
que la mayoría de la gente joven ha desechado, no es que sean mejores y peores,
es, que cada generación las va mejorando, o adaptando, ¿o no?.
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