Abdúla aparece periódicamente en casa para ayudarme en las labores de casa. Esta mañana ha llegado con la cabeza totalmente rapada, le digo que se diese la vuelta para verlo por detrás y esa parte del cráneo la tiene llena de cicatrices.
Me ha llegado el recuerdo de cuando los beninerillos nos
citábamos en los alrededores de donde estaban las escuelas para jugar a
aquellos juegos de antaño que también describe en su poesía un paisano (más o
menos de mi misma edad) bajo el seudónimo de “el diablo”.
Como norma, no en todas las ocasiones, pero sí en muchas,
siempre se terminaba la reunión con un imberbe corriendo y una lluvia de
piedras le perseguía hasta la entrada del pueblo. Por supuesto que no siempre
le tocaba al mismo ni aquellas heridas eran mostradas pensando que lo
acontecido que si se detallaban las razones de las pedradas a algun miembro de la familia podría ser peor. Las rotaciones del apedreado eran inevitables.
Casi todos los de mi generación si nos rapásemos la cabeza
como Abdula, seguro que aparecerán las cicatrices de aquella forma de resolver
nuestras diferencias. Uno corriendo y todos detrás lanzando piedras sobre aquel
que había sido juzgado y condenado sobre la marcha. Yo que pensaba que era una
característica beninera, resulta que es un comportamiento que también aparece
en África y en otros lugares.
No deja de ser un comportamiento no del todo erradicado,
puesto que he visto en la tele (eliminadas las piedras al alcance de la plebe)
que en la conmemoración del día de Cataluña, al público se le ha distanciado cien
metros más del año anterior, puesto que en los años anteriores, los insultos
lanzados (les causaban a los políticos el mismo daño que una pedrada) y los
gestos, era el recurso de los indignados al no tener una piedra a su alcance.
Pero las pedradas más fuerte que no dejaron cicatrices en el
exterior de la cabeza a los beniner@s las tenemos dentro.
Hoy me he vuelto a encontrar con Abdulá desde hace un tiempo
y me he vuelto a acordar de las pedradas que da la vida. A él, el vivir el
pobre como puede y yo viviendo de recuerdos, de cicatrices cerradas pero
marcadas en mi cabeza.
Cuando se valoraron las fincas, casas, (…) de Benínar, cada
uno sabía lo que había firmado y cobrado por lo suyo, pero no lo del vecino de
casa o del huerto. ¿Quién sembró la duda de la diferencia entre secreto de
estado o oscurantismo?.
Los que tramitaron todo aquel tinglado de expropiar, que aún viven algunos, que nos los podemos encontrar un día por la calle, apelo a ellos que dichos funcionarios nos
expliquen la diferencia, es decir: ¿Tenían claro lo aconsejado a aquellos ilusos que aquel consejo de mutismo total no era lo corecto?.
Lo de apelar a que nos expliquen suena (les suena a ellos) a
cachondeo puesto que han pasado ya unos cuantos años (cuando se cerraron las compuertas de la presa ya estábamos en democracia y los socialistas ya estaban gobernando en Sevilla), los beninar@s tienen la duda (el que escribe tiene la duda) que todo lo relacionado con su pueblo,
con Benínar, con el pantano suena a dictadura bananera.
Se puede explicar y en democracia tenemos derecho a saber:
-
Todo
lo relacionado con la expropiación. No solo a los últimos que quedamos, también
había que incorporar a aquellos que los expropiaron las hambres.
-
Si
queremos volver, si necesitamos volver a Nuestras Raíces, ¿podemos en vida?.
Lo del regreso eterno con los pies
por delante ya fueron generosos y se nos concedió un nicho en el nuevo cementerio siempre y cuando tubiese una lápida de todos los entarramientos en el cementerio que había cerca de la población.
Puede que los datos se encuentren a disposición del público
en general y el que está escribiendo no los encuentra, (…), los desconoce, aunque
no es mi intención estar al margen de todo lo relacionado con mi pueblo,
Benínar. Casi a diario suelo visitar los medios de comunicación que se editan
en Almería y hasta ahora jamás me he tropezado con los siguientes:
-
¿Tiene
contador de aguas el pantano?. No creo que sea admisible que no lo tenga puesto
qué, cada año debe aparecer una cuenta de resultados de lo almacenado, vendido.
-
¿Existe
un responsable que en un momento dado pueda colocar números y estadísticas
encima de la mesa?.
-
¿Existen
estadísticas, cuentas y estimaciones de lo que hasta estos momentos se le ha
sacado de beneficio al pantano?. ¿Quién las tiene?. En democracia se deben
cumplir el dicho: “Las cuentas claras y el chocolate espeso”. ¿Son datos que no
debe conocer la plebe, están solo reservados para determinadas mentes
“eruditas” en la materia?. Es decir datos que solo conocen y custodian los
políticos de turno.
-
El
que escribe lego en esta materia (como en tantas otras), no puede ir a su
ayuntamiento a estilo compadre, es decir esperando la entrada o salida del
alcalde al ayuntamiento y hacerle la siguiente pregunta: ¿Qué cuantía le entrega al consistorio la Junta de
Andalucía por tener dentro de su término municipal una fuente de energía que
produce unos beneficios?. Se me puede contestar (sobre la marcha): “Hasta ahora ni un euro”. Eso es lo que me contestó cuando le pregunte a un paisano muy placeado en la política
local, la pregunta que podía plantearle al alcalde. Libremé Dios de escribir estas preguntas al alcalde de Berja y que me las conteste por escrito.
-
¿En
el recibo que paga todo contribuyente por el consumo del agua, existe-n gravámenes,
vinculado con lo beninero, que se globaliza sobre el consumo?.
Aunque el tema tiene “tela del telón (…)”, tengo que terminar
puesto qué, como me decía (mi parienta) Encarna Rubillo: “Cuando veo que el
escrito es muy largo, ya me he cansado y ni lo empiezo a leer”.
-
Pero
Encarna esta es la pedrá más grande que nos dieron a los benineros.
-
Dejaté,
dejaté, que al buen entendedor con pocas palabras te ha entendido.
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