En Benínar
los tres primeros días del mes de noviembre tenía tres nombres. El uno día de
todos los santos. El dos día de los difuntos. El tres día de los finados. El
primer día estaba totalmente claro que era el de todos aquellos que estaban en
los altares los dos siguientes al cura le era difícil explicar la diferencia o
los que asistíamos a misa no llegábamos a diferenciar a enterarnos entre
muertos y finados. Las comadres del pueblo daban una razón convincente que la
diferencia entre muertos y finados, y estos eran los que no solían ir a misa,
maldecían, tenían un comportamiento extraño, el resto de la población serían los muertos.
Lo que no aclaraban las comadres del pueblo eran los que iban directamente al
Cielo y los que tenían que pasar por lo menos entre llamas en el Purgatorio
para poder entrar definitivamente en el Cielo. A la entrada del pueblo había
una pequeña ermita que siempre se pretendía que estuviese encendida una
mariposa (un vaso que contenía la mitad de agua, mitad aceite y flotando la
mariposa con una pequeña llama). La tía Frasquita era la encargada de mantener
con las donaciones que las llamas no se apagasen.
En Benínar
hemos conocido tres cementerios. El que estaba cerca de la iglesia que lo
convirtieron en un parral. El segundo se supone construido a principio de siglo
veinte que con la construcción de la presa decidieron poner en su lugar una
loza de hormigón que en la actualidad está totalmente desquebrajada y el último
es el cementerio donde todos los años los benineros que quedan suelen ir para
asistir en dicho lugar a una misa. ¿Quién se encuentra en este definitivo
cementerio?. Cuando lo decidió los que en aquellos momentos estaban
construyendo la presa dijo: Que se corra la voz que todos aquellos que quieran
el traslado de sus difuntos y se encuentren en nichos en un día determinado se
realizará el traslado al nuevo cementerio. ¿Quién acudió a dicho traslado?. Los
que vivían en Berja y en el Poniente de Almería, aquellos familiares los que
estaban repartidos por el resto de la península sobre todo los de Cataluña
pocos acudieron y además eran los cadáveres que estaban enterrados en el suelo,
que en este sentido no se realizó trabajo alguno. La mayoría de los nuevos
nichos construidos quedaron pendientes de ser ocupados. Como siempre que nos
encontramos los beniner@s son pocos los que se sientan sin mirar para nada el
reloj y comienzan a recordar a todos aquellos que en cierta medida dejaron
huella en todos nosotros, bien por conocerlos o por los comentarios de nuestros
mayores que escuchamos desde que teníamos uso de razón.
En este
escrito pretendo recordar todos aquellos paisanos o paisanas que están en mis
recuerdos, empezando por los últimos que se fueron recientemente.
El último a
Jesús el funcionario que manifestaba que se jubilaría cuando cumpliese los
sesenta años y a meses de cumplirlos con
tan solo cincuenta y nueve años se marchó para siempre. En el mes anterior
murió Pepe el de Angustias recién cumplidos los setenta que su familia decide
que se entierre en el pueblo donde vive su familia por supuesto fuera de
Andalucía. Ambos han muerto de golpe que cuando han aparecido la noticia en los
medios de comunicación que tenemos los paisanos hemos sentido un terremoto en
nuestros sentimientos. Lo cierto es que ninguno de estos dos estan sus restos
en el cementerio que nos queda y son muchísimos los beniner@s que no están en
el cementerio que nos construyeron para justificar aquel atropello de la presa.
No tengo delante las lápidas de los que están en la actualidad enterrados pero
será un tercio o menos de todos los benineros que han ido muriendo y que no
están allí. Entre los que se entierran en Cataluña y los que se entierran en
otros lugares de España y sobre todo los que dejaron en el viejo
cementerio que cuenten las lápidas actuales y que se cuenten los que están en
nuestro recuerdo. Nos ponemos a recordar los que se quedaron en el antiguo
cementerio bajo una loza desquebrajada de hormigón, que nos cruzamos con ellos
por las calles, que nos sentamos en cualquier brazal y charlamos sin tener para
nada presente el tiempo como trascurría y los que nos contaron nuestras abuelas
pueden dar una suma de setecientos habitantes mientras que no creo que llegue a
doscientos los nichos que existen en dicho cementerio.
La mayoría de nuestros muertos se parecen a aquellos
que fueron enterrados en fosas comunes durante la Guerra Civil sin ser identificados y que cuando se
produjo dicho acontecimiento ya teníamos una Junta de Andalucía presumiendo de
democracia y de muchas cosas más. Que poco nos parecemos a otros pueblos de
Europa que cuando aparece cualquier cementerio aparecen en gran mayoría las
lápidas de los que allí se encuentran y sobre todo ese espacio es un espacio
digno y con lápidas con nombres y apellidos. Al que escribe le faltan tres
lápidas. Las tres lápidas de sus abuelos.
1 comentario:
No creo que nadie rece una oración cada vez que ponen los motores para regar sus invernaderos los vecinos de Berja o Adra. Creo que tampoco se han planteado que el agua que llega a sus inverderos les trae el jugo de los muertos del cementerio de Benínar, el que mas benineros tiene sin nombre ni apellidos que fueron enterrados en la tierra y olvidados por todos, ..., los que riegan sus invernaderos tambien.
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