Considero
como normal que si me necesita mi hija para cuidar a mi nieto mientras los padres están
trabajando, que haga la maleta y me marche a Inglaterra, allí donde ellos tienen
su trabajo. Estén donde estén mi
disposición es total.
Para nada se parece el clima de aquella tierra, a la tierra donde vivo. Allí el
sol es cicatero o las nubes lo quitan de en medio para ellas soltar agua (que
para eso fueron creadas), casi de forma agobiante.
Mi nieto se
encuentra en una edad que no admite estar en casa sin hacer nada y es por ello
que le ponía el plástico al carro y yo me vestía con el mismo material y casi
todo el día lloviese o tronase, o "cayesen chuzos de punta" (como se decía en mi
pueblo, Benínar, para situar al que teníamos delante de cómo está el clima),
estábamos fuera, recorriendo aquellas calles, los mercados, museo, etc.,
tan distintos a las nuestras de Andalucía.
Pero lo que
más me ha impactado es ser el único abuelo que empujaba el carro de un bebe en
un espacio de tiempo de casi un mes entero en una ciudad inglesa. !Ni uno me tropecé!. Aquí donde
vivo en Algeciras en el paseo marítimo los que empujamos los carros somos en su
gran mayoría los abuelos, por ello, al ser yo el único, empecé a observar a
todos aquellos que más o menos de mi edad me tropezaba con ellos en la calle
para ir “comiéndome el coco” (en algo había que pensar) analizando la
procedencia de dichos abuelos. Como coincidencia, en el avión tres mujeres de mi edad (las únicas que hablaban en castellano), les pregunto la razón de su viaje y me contestan:
- Con lo agustito que se está en Cádiz. Si no fuera por tener que cuidar de mis nietos, prontillo ve venía aquí a pasar frio.
Aquella ciudad
que en el siglo de la revolución industria fue la pionera en el tema textil,
aquel tiempo dejó una serie de edificios que en la actualidad están restaurando,
y transformándolos en diminutos apartamentos, que dichos espacios de habitabilidad no son para
las comunidades de paquistaníes o vayan ustedes a saber de dónde proceden
aquellos abuelos, con grandes barbas, turbantes, blancos, negros o mezclados. Cuando digo lo de mezclados es cuando uno antes de dar una definición, se comienza a girar la mano hasta que a uno le sale el nombre adecuado o parecido a un determinado color. Dichos apartamentos deduzco que no están destinados para dichas comunidades, ya
que en su gran mayoría cada mujer lleva unos cuantos menores, cogidos al carro
cuando nos cruzamos por la calle.
Conclusiones
mías que aquellas mujeres con burka o con pañuelo tapando la cabeza acudan a los abuelos para que le den
una vuelta, un paseo a sus nietos. Y que
digo, (sigo suponiendo) que le den el biberón o le cambie los pañales, o lo más
entrañable dejarlos dormidos en el regazo.
En este
campo los abuelos mencionados anteriormente son casi clavaitos, iguales en su forma de actuar que los ingleses.
No sé cuando
descubrirán dichos abuelos, los blancos, los negros, los paquistaníes los mezclados (otra vez me sale el giro de la mano) que
atender a sus nietos se encuentran por encima de otras ocupaciones u otros
deberes. ¿Cuantas generaciones tienen que pasar en dichos pueblos para que
llegue la generación de abuelos que dediquen parte de su tiempo para cuidar a
sus nietos?.
En Benínar,
La Alpujarra, dicho tema se ha resuelto en tan solo una generación, la nula
dedicación de mi padre a sus nietos (los cogían en brazos y ya era un gran
paso) y la entrega incondicional de mi generación a tales menesteres.
Los ingleses
en renta per cápita, en porcentajes en el paro, …, y en tantas cosas nos llevan leguas de
distancias a los alpujarreños, pero en el tema del papel que en la actualidad
tienen que desempeñar los abuelos dentro de la unidad familiar, nosotros le
superamos a ellos en la misma distancia que ellos en ser más modernos, (¿más
ricos?) que nosotros. Otro tema en los que “me fui comiendo el coco” es: Los
mayores, los borrachos y los hospitales. Después escribiré de ello.
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