Es curioso
lo que escribe un diputado de Almería en la primera legislatura de la
democracia sobre Benínar, nada más y nada menos en el 1977, cuando los
benineros estaban indignados, cabreados, totalmente indefensos ante aquel poder que le había
puesto precio a sus casas a sus tierras y le habían dicho: “Arreglársela como
podáis, y, reclamar vuestros derechos al Maestro Armero”.
Joaquín Navarro Estevan, Juez. senador por Almería en las elecciones generales de 1977. Miembro del ala izquierda del partido,
organizada la corriente de Izquierda
Socialista, el 11 de diciembre de 1980.
Profesor de la Universidad de Salamanca y de la Complutense
de Madrid. Diputado de la I Legislación de España, entre otros cargos y
distinciones.
Escribe dicho senador por Almería:
“Antes de desaparecer bajo las aguas de un pantano, Benínar era una
pedanía de Berja, allá en la Alpujarra almeriense. Tenía Benínar a la sazón
un juez de paz que se apuntaba a todas las guerras para impedir la paz. Un
día, cierto ciudadano voraz robó tres gallinas a su vecino, que
inmediatamente lo denunció ante el Juzgado de Paz. El juicio fue inmediato y
ejemplar, como los quieren Aznar, Acebes y Michavila. El robagallinas podía
ser condenado hasta con treinta días de arresto menor. La sentencia lo
condenó a doce años de reclusión. Pasaron un par de meses y la víctima pidió
explicaciones porque el vecino de larga mano y diente presto continuaba en
libertad. Hubo de intervenir el juez de instrucción de Berja que, con gran
hilaridad, decretó la nulidad radical de la ''sentencia firme'' del juez de
Benínar. Nulidad radical. Inexistencia. El juez de paz había actuado con
manifiesta incompetencia y total desprecio de la ley. A nadie se le ocurrió
que el robagallinas cumpliese con el adefesio judicial”.
“Antes de desaparecer bajo las aguas de un pantano, Benínar era una
pedanía de Berja, allá en la Alpujarra almeriense. Tenía Benínar a la sazón
un juez de paz que se apuntaba a todas las guerras para impedir la paz. Un
día, cierto ciudadano voraz robó tres gallinas a su vecino, que
inmediatamente lo denunció ante el Juzgado de Paz. El juicio fue inmediato y
ejemplar, como los quieren Aznar, Acebes y Michavila. El robagallinas podía
ser condenado hasta con treinta días de arresto menor. La sentencia lo
condenó a doce años de reclusión. Pasaron un par de meses y la víctima pidió
explicaciones porque el vecino de larga mano y diente presto continuaba en
libertad. Hubo de intervenir el juez de instrucción de Berja que, con gran
hilaridad, decretó la nulidad radical de la ''sentencia firme'' del juez de
Benínar. Nulidad radical. Inexistencia. El juez de paz había actuado con
manifiesta incompetencia y total desprecio de la ley. A nadie se le ocurrió
que el robagallinas cumpliese con el adefesio judicial”.
Continúa
en su escrito:
“Para ser
totalitario no es preciso vivir en un país totalitario. Lo
sabemos. Lo sabe mejor que nadie el pueblo vasco. Lo sabe el Gobierno
Ibarretxe, sometido a un permanente acoso institucional y mediático. Y lo
sabe el Parlamento vasco, cuyas atribuciones constitucionales y estatutarias
han pretendido ser sustituidas, usurpadas y humilladas, …”
sabemos. Lo sabe mejor que nadie el pueblo vasco. Lo sabe el Gobierno
Ibarretxe, sometido a un permanente acoso institucional y mediático. Y lo
sabe el Parlamento vasco, cuyas atribuciones constitucionales y estatutarias
han pretendido ser sustituidas, usurpadas y humilladas, …”
Dicho
escrito está tomado: del diario español de
ámbito nacional
Reclama,
que desaparezca el totalitarismo del País Vasco y recurre a un robagallinas
para mencionar a Benínar. Nos referimos a un político que se presenta a unas
elecciones con el lema “de estar con el pueblo”, “con la gente humilde”, “en defensa
de la clase trabajadora”. ¿Os suena los lemas electorales de los primeros años de la democracia?.
“Hay que derrocar a este gobierno totalitario y entregarle el poder al pueblo”.
Supongo que cuando estaba dando mítines en El Poniente de Almería diría:“Tenemos que derrocar cuanto antes a los benineros de su pueblo de su tierra de sus raíces para que llegue el agua a vuestros invernaderos”.
La verdad es que dicho diputado que yo sepa, jamás apareció por
Benínar (recurrir a las hemerotecas), y por ello ningún beninero le contó
(nadie lo recuerda) que existiese ese personaje del robagallinas. Si existió no
era de Benínar.
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