domingo, 31 de marzo de 2013

ESPERANDO LA ALSINA


Terminada  la Semana Santa en Benínar, el grupo de personas que aparecen en la foto están esperando que llegue la alsina, ya que se marchaban el cura y los seminaristas que en aquellos comienzos de los años setenta estaban toda la semana en el pueblo dedicados  a explicar a aquellos alpujarreños la importancia de la muerte y resurrección de Cristo.

La foto no tendría trascendencia si no nos fijamos en un detalle que tan solo conocen unos cuantos.  El negro que toca la guitarra  con el paso del tiempo sería nombrarían obispo y nuestra paisana Lola Sánchez, el africano le pide ser su madrina en dicho nombramiento y por ello tiene que trasladarse a Roma. Una beninera invitada en el Vaticano.
Para nuestra paisana la llegada de aquel seminarista claretiano a Benínar, significó que ella fuese la única alpujarreña en toda la historia. Como me dijo cuando me contó el acontecimiento: 
   
- Paco allí no solo estaba yo. Allí estaban todos los benineros-as.  Yo los estaba representando y recordando uno a uno. 

Lola que estuvo presente en dicho nombramiento con la categoría de madrina y colocada en la primera fila, la primera después del altar donde el Papa Juan Pablo II dijo la misa en la explanada del Vaticano. A tan solo unos metros de distancia del Papa, allí estaba Lola Sánchez.

Continuaba diciéndome:
- Cuando estaba besando el anillo del Papa, ese beso no era solo mio era de todos los benineros. ¿Acaso cuando un beniner@ se encuentra en lo más alto, en lo sublime,  no se acuerda de cada uno de nosotros empezando por todos los que vivíamos desde el cortijillo de los gitanos y terminando por Faustino el de la Vegeta?.  Perdón, terminando en Esteban (mamica).

Necesito  encontrar los últimos retoques de lo que ha representado (para mí al menos)  para Benínar la figura de Lola Sánchez para publicarla en este blog. 
Dice el cura de mi parroquia, en las misas de los difuntos, cuando se trata de una persona cercana con la que se convivía casi a diario, (siempre que la feligresía fuese de confianza para no romper los protocolos):
-          No resaltéis ahora las virtudes de la difunta-o, si a ella, o a el,  no había  escuchado de vuestros labios:
¡En vida hermano en vida!.    

PD:
La foto es tomada por Eugenia Doucet.

viernes, 22 de marzo de 2013

La loquería hasta la bandera.



Ayer almorzando con un conocido que está en  el último año de prácticas en el área de siquiatría del  hospital de mí pueblo, me decía que muchas de las personas que conoce debrían pasar un determinado periodo por dichas dependencias  como si se tratase de un servicio a la comunidad o algo parecido, encerrarse allí con ellos y estar las ocho horas de rigor todos los días laborables que se establezcan.

No es fácil entrar como afectado a dicha área puesto que la autorización la tiene que dar un juez y en este caso, todas las camas están ocupadas, y no se sabe si esta saturación formará también parte como condicionante para que en estos momentos, nadie en nuestra  ciudad presente riesgos de hacer locuras, se vuelva loco.

Todos los que se encuentran hospitalizados, presentan como común denominador, que no reconocen su enfermedad y por ello, jamás van a seguir el tratamiento impuesto por el profesional. En el hospital toman su medicación empleándose todas las triquiñuelas conocidas, logran curar; bueno, mejorar; son dados de alta, vuelven a su entorno, dejan el tratamiento y vuelta a la locura.

La importancia de la familia, el entorno, se hace patente, en lo mencionado del tratamiento, pero sobre todo, que cuando están hospitalizados nadie acude a visitarlos y al ver que a su vecino de cama le visitan, al que no tiene quien pregunte por ellos, la pena es otro otra vuelta de tuerca, otro motivo más para estar loco.

La de locuras que me contó mi compañero de almuerzo  no vienen a cuento especificarlas, a detallarlas, puesto que yo no hacía más que preguntar: ¿Los que se encuentran como profesionales en dicha dependencias aguantan mucho tiempo dicha tensión sin que les afecten y sea necesario cambiarlos de servicio?.        

Mi compañero terminaba repitiéndome machaconamente: Haber quien asume recordarles a la mayoría de estos enfermos cuando están en su casa, en su entorno que es la hora  de tomarse las pastillas.
  

sábado, 16 de marzo de 2013

MUERTOS SIN DEJAR RASTRO



Si tenemos presente que dicha población estaba a tan solo diez kilómetros por caminos o por trochas (que era la vía de comunicación, los recorridos por arrieros) de Berja, y a doce de Adra, en estos dos pueblos se centra toda la información, donde se tiene infinidad de datos, en qué fecha y cómo repercute en la población de la zona. Poblaciones intermedias como podían ser Peñarrodada, La Alquería, Fuentes de Marbella (obligado paso de comunicación de la costa con el interior de La Alpujarra) al considerarse barriadas de Berja o de Adra sí entran en todos los datos y en cambio, Benínar, Darrical y Locainena que entre las tres poblaciones llegaron a sumar más de dos mil habitantes y encontrarse en la ruta de comunicación de la costa con el interior de la Alpujarra, con la población más importante en aquella época del interior como era Ugijar, las tres poblaciones mencionadas que estaban en el margen izquierdo del río es mencionada durante todo el siglo XIX tan solo por uno de aquellos aventureros extranjeros viajeros, en concreto Benínar al tener que detenerse forzosamente por necesitar el servicio de una herrería.

De estas tres poblaciones consideradas agrícolas y ganaderas, que tuvieron que salir toneladas de frutas y verduras, barrilla-sosa (para la fabricación del jabón), y sobre todo esparto, no solo en rama, el mayor porcentaje sería elaborado y en menor cuantía podría ser la explotación minera del Pozo Malacate en Benínar. Ya mediados del siguiente siglo, los agricultores y los molineros seguían recorriendo semanalmente los pueblos vecinos para suministrar a sus clientes, como era tradición y herencia de sus mayores. En el Catrastro de Ensenada aparecen que en Benínar existían un número considerable de viñedos, pues para nada aparece si la vid del pueblo es afectado por la filoxera.   

De estos tres pueblos tuvieron que salir toneladas de harina, a lomos de caballerizas con destino a las poblaciones “importantes” ya que entre Darrical y Benínar, en el Río de Adra, existían cinco molinos de grano y cuatro almazaras. Era el sitio donde se tenía que moler todo el grano recogido en los tres pueblos mencionados anteriormente más Turón y Murtas. Pues en ningún sitio se recoge (si aparece en Berja, Adra, por ejemplo) aquellos años en que la sequía hace estragos y aparece el hambre. Por supuesto que tampoco aparece si los terremotos que afectan a la zona, afecta a las viviendas de los tres pueblos mencionados.

Recuerdo que mi padre decía que en el 1918, (nombrado como el año de la gripe),  dejaron de sonar las campanas en los entierros, al ser tantos, para  que su sonido no crease alarma en la población afectada; pues bien, los muertos por las epidemias, por las riadas, por los terremotos, y, sobre todo el tema trascendental como eran los motivos por los que se produce la llegada masiva de trabajadores de otros lugares a mediados del siglo XIX o las emigraciones y su destino ya en el siglo XX, ninguno de esos datos aparece, en una poblaciones por encima de los dos mil habitantes.
Ya mediados este siglo XIX, tuvieron que nacer al menos en Benínar, dos médicos de una misma familia, un farmacéutico,  una maestra de escuela y un sacerdote que sería canónigo en la Catedral de Granada. Con este dato se pretende reflejar, que tanto el producto final (los titulados) como sus familiares, en cierta medida, tendrían que estar vinculadas a aquella sociedad de “vecinos importantes” (los que en aquellos tiempos sabían leer y escribir) que tomaban nota de los acontecimientos, los que se publicaban en los medios de comunicación, por ejemplo La Crónica Meridional, Caridemo, Voz de la Juventud, todos de Almeria.             

En resumidas cuentas, podemos buscar sobre las riadas y encontramos lo que aconteció en Adra. Podemos buscar sobre los mineros del plomo, y encontramos Sierra de Gador, y así, podemos seguir buscando y realmente lo que nos queda de HISTORIA a los benineros (al menos del siglo XIX, cuando llego a tener 1000 habitantes) es lo que podamos encontrar que esté en las memorias de todos aquellos que vivieron y recibieron de sus mayores los acontecimientos acaecidos.

viernes, 8 de marzo de 2013

Patrimonio perdido:



Verdaderas obras de arte familiares.



Hoy un político de tercera división, según he entendido que ejerce en  Huelva, le aconseja a una ministra que deje de hacer política y vuelva a su pueblo para hacer ganchillo.

Que mal gusto tiene el político y que poco sabe del ganchillo y otras labores que se hicieron y por desgracia van perdiendo adeptos en todos nuestros pueblos.

Antes, cuando se entraba en la edad de estar casadera, la mujer ya se había incorporado a la vida laboral y había demostrado su buen hacer, valía, para llevar un hogar, para ayudar en todo aquello que se  necesitaba que implicaba el relevo generacional. La preparación del ajuar para formar la familia implicaba, sentarse con las personas mayores y mientras se bordaba, se hacía ganchillo, se reflexionaba, había un traspaso de experiencia. Sentadas las dos generaciones en la puerta de la casa, seguro que aparecería:
-               -  Cuéntame sin perder detalle, …       

Como hoy todo se puede comprar en los chinos, el ganchillo que se hacía en los pueblos le han quitado como le pasa a los claveles, a las rosas, a los geranios,  que se compran en cualquier establecimiento del ramo, el olor, el color y el tiempo de caducidad.

Ese cuéntame sin perder detalle era las manchas que quedaban incrustadas en aquellos encajes, casi para toda la vida e incluso las que heredaban las nietas de las abuelas, las que formaban parte de una sábana que se colocaba en la ventana el día del Corpus, en la fecha de aniversario de boda se volvían a colocar en la cama, o cualquier día cuando el matrimonio funciona, porque lo querían los dos se hacía festivo y se volvía  a colocar la sábana llena de bordados. Antes de casarse, antes,  se llevaba o no se llevaba el ajuar y socialmente existía un baremo. Esa tradición que formó parte de muchas generaciones de que cada novia preparase su ajuar, en la actualidad no es lo mismo. Imposible que cada juego de sábanas, de manteles para la mesa en las celebraciones determinadas, como se ha comprado, no es lo mismo, deja de ser obra de la novia. Imposible que  guarden ese olor, esa textura, esos crujidos que van estallando conforme van deslizándose los pies, … Ahora que caigo, estoy escribiendo sobre sensaciones y conceptos que la mayoría de la gente joven ha desechado, no es que sean mejores y peores, es, que cada generación las va mejorando, o adaptando,  ¿o no?.