Es la continuación de Guadalupe la cigarrera, la
pobrecica que decidió ni ayudar ni que le ayudasen en ella se concentra el siguiente comentario,
pero que se podrían poner nombres y apellidos de personas como ella que vivían
solas, su alimentación dependía del esfuerzo físico trabajando en el campo. La esclerosis
en la medida que iba creciendo menos era su capacidad de trabajo de sembrar
alimentos básico , menos animales para alimentar para que a su vez le
alimentasen y como sus recursos económicos dependían de lo que podía vender de
lo cultivado, como le ha pasado a la fuente de la Cañarroda, o al nacimiento de
Alcaudique, lentamente ha ido perdiendo caudal hasta que ha llegado el momento
en que dichas fuentes se han secado.
Son casos excepcionales ya que la calidad de una vejez en Benínar ni la he visto ni la veré. Además tengo puntos de valoración al conocerla en Inglaterra y al comparar una con la otra, me sale la frase: "Virgencita que nos quedemos como estamos".
Casi
coincidiendo con el crecimiento de la
vejez de Guadalupe, de la Bizcocha, etc., llegan las gentes del pantano, van
paso a paso valorando casa a casa, huerto a huerto para su expropiación forzosa
y a su vez buscando a sus dueños o si ya habían muerto a sus herederos y como
la administración lo sabe todo encuentran a sus herederos, o sus herederos
estaban pendientes de la llamada.
Los herederos pasaron de si comía, bebía, dormía, etc., sus últimos años en las
circunstancias que vivieron dichas personas mayores a sabiendas, seguros que
ellos eran sus herederos legítimos. Se hicieron los remolones, pasaron tres
pueblos de si comían, estaban vestidas, necesitaban cuidados, a sabiendas que
si vendiesen la casa donde vivían o el huerto, tendrían dinero en la faltriquera
para gastar, al menos lo necesario, en el caso de Guadalupe para ir al estanco
a comprarse unos cigarrillos (hasta paquetes de celtas corto). En el caso de la Bizcocha comprarse cremas y
pinturas para sentirse agustito, preciosa cada vez que se miraba al espejo.
En el
comentario que escribí sobre la Bizcocha creo dejar constancia que una vecina (Lolica
la de Ramón) al verla totalmente abandonada e impotente se hizo cargo de ella
al menos en sus últimos días. Guadalupe nada de nada.
Lo más
alarmante en el pueblo en aquellos días fue cuando llegaron de Barcelona los
herederos de la Bizcocha, cuando ya estaba enterrada para firmar el finiquito y
llevarse libres de polvo y paja el grano que había logrado amontonar o mantener
en los atrojes la abuelica Bizcocha. Atrojes llenos de grano que su dueña pudo
vender o cambiar a cambio de pasar sus últimos días con cierta calidad y sin
embargo no toma esa determinación.
La reacción
del ser humano es imprevisible. Unos dirán:
“Amí me toca
una herencia y me desplazo donde sea, … y como sea.”
“Otros dirán
ha pasado abandonada toda su vejez ir a por el dinero, …”.
Como dice el
título: “Hay gente pato”
Rafael el Gallole presentaron a José Ortega y Gasset. El
genio sevillano preguntó quién era «aquel gachó con pinta de estudiao», a lo
que le respondieron: «Es filósofo». «¿Filo qué, ezo qué e?», dijo el matador.
Alguien le explicó en qué
consistía tal profesión, que era un señor que analizaba el pensamiento de la gente, que escribía doctrinas orientadas a conocer
mejor el obrar de las personas. El Gallo, estupefacto, guardó silencio unos
segundos. Hasta espetar con gracia:«Hay gente pa
tó».
(Lo he copiado ABC)
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