domingo, 10 de enero de 2016

Los sefardíes del siglo XXI

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No me sale del alma pronunciar que soy de Cádiz, a pesar de llevar viviendo cuarenta años. Siempre que me preguntan sigo diciendo que soy de Almería.
“Los que vivimos en Cádiz decidimos  que nos sentimos gaditanos, ¡gaditanos! y pudimos nacer donde nos dio la gana”. Es un dicho (que puede que se lo inventase el mismísimo Antonio Burgos, al ser sevillano y sentirse gaditano o a lo mejor es más antiguo, que más da)  que se escucha en casi todas las esquinas y por personalidades destacadas; pero nada: ¿Cuál es la razón después de cumplir mis sesenta años y haber vivido en un buen puñado de sitios distintos que me brote como brotan las aguas de Cuesta Viñas de todos los sabores seguir diciendo cada dos por tres que soy de Almería si prácticamente desde que empecé a cotizar  a la Seguridad Social no tengo una sola hora de cotización en dicha tierra?. Almería jamás me dio de comer ni oportunidad alguna de desarrollarme profesionalmente. Sigo diciendo, ere que ere  cada oportunidad que me da el día, la ocasión, en una conversación en una tertulia, lo digo de una forma, que da la impresión, que me siento orgulloso de ser de la tierra de las tres cosechas. Muchas más veces me sale la frase, “de la tierra de tres cosechas, si no digo de la tierra las lagañas”. Para que no debo de escribir las susodichas tres cosechas ya que a la mayoría de mis paisanos yo sé que les sienta mal. En la actualidad cuando se está entre paisanos, pronunciar dicha frase es como decir sin venir  a cuanto, …,  como cuando se mienta, lagarto lagarto. Es como si se mentase  a alguien  de la familia que metió la pata y que desde siempre se ha evitado que dicha frase se pronuncie.   
Cuando yo nací  en el barrio de Pescadería, asustada mi madre de parir en Benínar al no tener ni comadrona. Estudie interno en el Colegio Diocesano, el que recuerdo estaba en la plaza de la catedral, también que estudie en la Escuela de Formación Profesional Francisco Franco. El tiempo de mi  formación profesional viví en  casa de unos paisanos que regentaban una tintorería que existía a la entrada de la que hoy se conoce cono Avda. Pablo Iglesias, a veinte pasos de Puerta de Purchena. Posteriormente mis padres se compraron un piso en C/ Velazco (justo a la espalda de los almacenes Escámez Moralez). Por eso cada vez que escucho en Cádiz la canción: “Y Tantos pasitos dí y tantos pasitos di, que antes de llegar a Sevilla la cuenta yo la perdí”. Para mi esa canción es de Puerta de Purchena no de Sevilla.  Que  llegué en los últimos coletazos de las tres cosechas y no eran por ser cosechadas por mí familia, era porque sus cosechadores comenzaron a marcharse masivamente a buscar trabajo fuera de su lugar de nacimiento, que se fueron tantos que cuando yo me marche a trabajar a Barcelona, estadísticamente eran muchos más los nacidos en Almería que estábamos  trabajando en Cataluña que todos los que aún seguían viviendo en su tierra de nacimiento.
Hablando recientemente con un ingeniro agrícola (muy bien situado en el sector), me decía que Almeria es la que sostiene a Andalucía. A este le pasa como a mí, el nombre de la provincia donde nació le rompe los esquemas del razonamiento.  Afortunadamente ya no es la tierra de las tres cosechas de antaño pero tampoco es para tanto presumir de dicha provincia ya que somos desgraciadamente muchos los que vivimos fuera y que yo conozca, una vez ya jubilados volver a terminar los días en la provincia de nacimiento es para pensárselo, tanto que los que nos fuimos nos lo pensamos y sacamos la conclusión del no retorno. Almería puede que sea tan rica y tan productiva que sea “la que sostiene a Andalucía”, pero en ese despegue ni ha pensado ni tiene presente a todos aquellos que nos hecho el hambre.
Los que estamos fuera añoramos entornos  que ya no existen, me refiero al huerto, la parra la higuera, el balate, la parata, la acequia, la era, etc.;  gentes y entornos que formaron parte de nuestra juventud que  ya no nos los encontramos. Almeria en la actualidad tiene formas y costumbres que son más, la feria  que marca Sevillana los  carnavales de Cádiz, o la Semana Santa de Málaga (se nota la educación de Andalucía Televisión). Somos los conversos del siglo XXI que si se volviese a repetir otro 28 de febrero esta vez si se superaría el 50 por ciento. Tierra que fue la nuestra, con sus características y idiosincrasia que cada vez que volvemos que vamos repletos de ilusiones, nada más pasar unos días las ilusiones son desencantos y las ganas de volver a volver, cada vez se hacen más distanciadas. A pesar de volver a La Alpujarra (que se vende en los medios de comunicación como morisca, es decir como si no hubiese sido transformada en una miguica desde los Reyes Católicos)  lugar donde me crié.
Aunque no venga a cuento si visitas los foros de los pueblos alpujarreños, compruebas como año tras año va menguando su población. La despoblación comenzó en los años sesenta y aún nadie ha sido capaz de pararla.
Cuando hablas con lagañosos que viven definitivamente en Cataluña se sienten orgullosos de todos los acontecimientos de Andalucía y menos de un cuarto de lo que acontece en Almería. Preguntarle a esos andaluces-catalanes por calles, plazas, barrios y seguro que te contestan de los lugares famosos de Andalucía donde  por supuesto no entra ninguna calle, ningún barrio ni ninguna plaza de su Almeria. Los lugares de su tierra nadie se los ha vuelto a recordar. De la misma forma que los medios de comunicación cuando hablan del Estrecho de Gibraltar es mencionar las toneladas de droga que capturan todos los años, cuando hablan de Almería hablan de plástico, plástico y más plástico, no escucho para nada de la revolución e investigación en agricultura que se lleva a cavo.    
A mi tierra la han modernizado tanto que ya no la conoce ni la madre que la pario.

Seguiré escribiendo no por esos derroteros de transformación y modernización, (al parecer sin agua y sin encontrar como encontrarla): escribiré sobre lo pasado y vivido de este almeriense que presume que nació y vivió sus primeros años en Almería pasando muchas veces al día por Puerta de Purchena aunque lo lleve muy a gala y le repita a sus nietos muchas veces cosas de mi tierra. Mi nieto Marco que nació en Cádiz pero se está criando  el Condado de York en el Reino Unido, eso sí que puntúa en cualquier  curriculum. Eso sí que mola ser bilingüe (que no es una indirecta a ninguno de nuestros políticos) presumir como yo presumo que soy alpujarreño, antes de ser de Cádiz. Prefiero presumir de ser alpujarreño de Hirmes. Ya no digo Benínar ya que se la cargo el progreso?. Benínar ya no existe. Me pregunto: ¿A quién le adjudicamos el papel en la actualidad al ejercido por los Reyes Católicos con los sefardíes, con los que en la actualidad, la mejor generación preparada se tiene que marchar de su tierra?.