domingo, 26 de mayo de 2013

Rectifico lo de borracha


Cuando la historia  queda escrita yo creo que no muere y cada vez que alguien se encuentra con ella en cierta medida vuelven a tomar vida. Nos imaginamos los personajes, los colocamos en el escenario y hasta somos capaces de modificar la narrativa. Como no muere, no quiero, no debo dejar reflejado que aquella destilería que tenían los Regalaos era una chapuza de destilería. 

Sí es cierto que  donde estaba la destilería quedo definitivamente como un corral poco antes que llegasen las máquinas y todo lo destruyeran para la construcción de la presa; pero si solo dejase eso escrito de corral y lo de borracha dejaría la historia de aquella casa, de aquella  destilería mutilada.      

Cuando lo que dejamos escrito os lo encontréis los descendientes de los: Roda, Añez, Ruiz, Maldonado, Sánchez, …, para los Martín, Indalecio, Fernández, …, para los Blancos, Medina, Molina, López, …, los Pérez, Gutiérrez y otros tantos (que me perdonen) por no acordarme de sus apellidos, pero que tienen sus raíces en Benínar; para todos ellos quiero dejar constancia que aquella vivienda además de pasar días felices y entrañables nuestra querida familia Doucet, (algo tendría de especial al ser la elegida para vivir una familia canadiense después de recorrer todos los pueblos de Almería y Granada);  aquella vivienda era la más genuina al estar situada en el corazón de Benínar, que su fachada daba a dos calles y a la carretera donde se esperaba a la Alsina. Donde llegaban o partían los seres entrañables para los benineros.

En aquella casa para todos los beninerillos de aquella época nos demostraba que con tan solo una parra se podía ser parralero, que con tan solo un rosal uno podía enterrarse o revolcarse en pétalos de rosa, todos los días de la primavera, producía tantos, como eran capaces de dar casi todos los rosales de toda La Alpujarra entera. 

Aquella casa además de tener una destilería que aquel recinto termina siendo un corral, además de tener la parra y el rosal más grande jamás fue visto en la zona, además fue testigo en casi todo el siglo XX de todos los que llegaban y entraban al pueblo, pero sobre todo de permanecer aún en la retina de todos los que eligieron ser emigrantes. La última imagen que jamás se olvida.   

Para todos los mencionados anteriormente, si alguna vez queréis encontraros con vuestras raíces, los pocos que nos dedicamos a dejar rastro de nuestro pasado, intentamos plasmar la realidad de aquel pueblo alpujareño y la realidad está compuesta por la forma de vivir de una sociedad hermética con sus luces y sus sobras.

La casa de los Regalaos la podíamos describir  donde estaba ubicado el mejor restaurante en la ruta de las alpujarras, al borde de la carretera, con destilería propia, donde acudían los benineros a pasar las tardes charlando entre copitas de anís  en aquella terraza cuya sombra la proporcionaba una parra y un rosal inmensos, (lo de la parra, la destilería y el rosal son ciertos, pero nada más). Si situamos un restaurante, no se adaptaría a la realidad de aquellos tiempos de aquella forma de vida.


Que no os pase como a nosotros que  echamos mucho de menos que nuestros abuelos o tatarabuelos, (seguro por ser unos analfabetos), no dejaron nada escrito  que los de mi generación necesitamos cubrir, conocer,  esa parte del vivir de cada día de nuestros antepasados  que es nuestra HISTORIA como la vuestra. 

viernes, 17 de mayo de 2013

Mi ropa huele a borracha.





Los que de jóvenes entramos en el corral de Pepe el Regalao tenemos impregnado en el sentido del olfato aquel olor especial a anís que tenía dicha cuadra como el parecido al entrar a la taberna de Antonio Campoy. Por más que permaneciese abierta aquella puerta (sobre todo cuando estaba habitada aquella casa por Dolores la de Tomillo) cuando las mujeres acudían a lavar en aquel lavadero alimentado por una de las pocas balsicas que había en Benínar, aquel recinto siempre olía a anís.

Ningún objeto llegó a estar colgado de sus paredes que relacionase aquel lugar con una destilería. ¿Dónde estaría aquel alambique?. Hasta las semillas de anís no recuerdo que naciesen en la vega de Benínar. El olor quedo incrustado en sus paredes como testigo después de trascurrir casi un siglo.

Es de suponer que aquella empresa dejó de funcionar en aquel tiempo en que apareció en la Contraviesa la filoxera en el 1883, en la que, desaparecen todos los viñedos de casi toda la cuenca del Mediterráneo y por lo tanto del Cerrajón de Murtas y de Laujar que sería de donde llegaba la pulpa después de sacar el mosto a las uvas.

Aparece en Plaza de Benínar:  
Cuando apareció la filoxera, los agricultores apenas podían hacer nada para combatirla. Se provó inundar los campos con agua para que el animalito muriera ahogado. Evidentemente, esto sólo funcionaba en zonas de regadío. Gracias precisamente a ello, las parras de la uva del barco de Almería pudieron salir relativamente bien de la plaga. En cambio, las viñas de secano de la Contraviesa, quedaron extremadamente dañadas. Se calcula que en el triángulo Castell de Ferro, Lujar y Rubite, en especial, junto con zonas anexas, estaban destruidas la friolera de 40.000 Ha de vides. Estamos hablando de millones de cepas completamente "achicharradas" por el dichoso bichito”.

Es de suponer que dicho establecimiento lo pondría en funcionamiento el padre de Andrés, (que conocimos los de mi generación) que ya éste cuando se vuelve a replantar todas las vides de la zona no vuelve a reflotar la empresa.

Lo que sí es cierto es que los nietos de aquel Regalao de la destilería sus vidas las enfocaron (siendo por supuesto los pioneros benineros en conseguir una carrera universitaria) a otros menesteres.

 ¿Dónde estará aquel abogado que desarrollo su profesión en Madrid?. ¿Dónde estarán los descendientes de aquel nieto del Regalao que consiguió dos carreras, la de maestro, la de enfermería y lo más destacado ser alcalde de Roquetas?.

Aquella vivienda llegó a ser alquilada por la familia Doucet cuando estuvo viviendo en Benínar y recuerdo a Eugenia que después de permanecer lavando en aquel recinto, cuando salía de aquel recinto, me decía: Mi ropa huele a borracha.    

lunes, 13 de mayo de 2013

Los plateros alpujarreños. Primero.




En los libros de Lorenzo Cara Barrionuevo y Juan Luis Ruiz Marquez, que reflejan el estado de la Baja Alpujarra en el tema del transporte durante todo el siglo XIX y parte del XX, los plateros de La Alpujarra (del famoso burro del premio nobel Juan Ramón) tan imprescindibles en el transporte del plomo desaparecen sin dejar rastro alguno. La desaparición se acelera en las décadas de los cincuenta y sesenta del siglo XX con la llegada a la zona de los motores (motocarro y furgoneta) diésel y de gasolina.

En los libros mencionados anteriormente recogen la cantidad de animales de carga existentes en toda la Baja Alpujarra que fueron desapareciendo en primer lugar al ir desapareciendo la extracción del plomo y el remate es cuando el agricultor ya a mediados del siglo XX es el cateto, al que le cuesta tanto incorporarse a la España de “la chica yeyé”. Los jóvenes alpujarreños decidimos abandonar la zona para hacernos modernos. 

De en cada casa un corral y en cada corral un animal, en casi cincuenta años, se ha llegado al extremo de tener que alquilar los caballos (no cuadra a la juventud actual representar al rey cristiano o al rey moro desde la grupa de un mulo y mucho menos de un burro) en los distintos pueblos alpujarreños cada vez que quieren celebrar los Moros y Cristianos.

A mediados de los cincuenta y hasta los sesenta a las burras de Benínar (hasta llegar a su exterminio) se les somete a un severo celibato y tan solo el beninero Kiko, rompe dichas reglas dejando que su burra quedase embarazada. De una cota de 1,5 burras por familia en el pueblo, (en dicho periodo de tiempo mencionado), conforme se van muriendo se llevaba su cadáver a La Grajera, para que dichas aves se alimentase. Dicho cementerio de animales las máquinas para la construcción de la presa lo borran del mapa. Este dato no es nada de no tener presente puesto que la generación actual a los animales no los ven como un objeto de usar y tirar.

Volviendo al tiempo del transporte del plomo desde Sierra de Gador hasta Adra, aquellos animales llegarían procedentes de la Andalucía Oriental a la feria de Ugijar y allí los adquirían aquellos empresarios que estaban dentro del transporte de mercancías. Era de esperar que apareciese el beninero avispado que viese negocio en la reproducción de dichos animales; es mera suposición ya que dicho dato no lo encuentro.

En Benínar existían dos posadas que dentro de ellas, siempre pensé que fueron construidas por los profesionales del transporte pensando en el número de animales que podían comer en sus pesebres, más que pensando en las personas que estaban a su cuidado. También es verdad suponer que los harrieros pusiesen sobre el suelo el serón del transporte que se utilizaba para el plomo y si era sobre el estiércol más calentito se estaba y sobre él diesen la cabezada.

Si analizamos la relación animal con el hombre tenemos que analizar a tres generaciones, la de mis bisabuelos dedicados al transporte de mineral, las generaciones de mis abuelos y mi padre, la generación de mis hijos, que es lo que aparecerá en distintos capítulos.

jueves, 9 de mayo de 2013

Mi querido Juan Román



Nos decía en clase el profesor José Antonio Hernández Guerrero que cuando elijamos a una determinada persona para escribir sobre él: “Dedicarle todo el tiempo que sea necesario y anotar  en lo que tengáis a mano, la frase, el consejo, el comportamiento, (…),  aunque no estéis en su presencia. Seguro que una vez sentados frente al ordenador iréis componiendo todo lo que influyo su personalidad en vosotros”. Poner en ella todo el empeño para que salga de vosotros los mejores sentimientos hacia esa persona.

Juan Román es de las pocas personas que se han librado de tener un apodo en Benínar (en aquel pueblo a todos nos encuadraban, éramos, el de Carlos, el de Ramón, de los Tomillos, de los Perejiles, etc)  sin la necesidad de recurrir a sus padres o descendientes, para en un momento determinado identificarlo. Juan Román era y es inédito.  Pronunciabas su nombre y vertías en dos palabras todo el currículo de una persona íntegra y trabajadora.

Siempre marcado por la personalidad arrolladora de su esposa Angelicas, pero en el pueblo eran como el naranjo y el limo que están viviendo en la misma parata los dos disputándose el sustrato del suelo y el sol que los iluminaba para estar siempre llenos de fruta. Angelicas dando naranjas y el dando limas, sabores opuestos, pero únicos e inconfundibles.

No era muy partidario de formar parte del colectivo hasta que no le forzaban como eran por ejemplo los jornales que tenía que dar a la comunidad limpiando la Acequia de la Vega, en muy pocas veces, (estoy seguro que en ninguna) nos lo encontraríamos en una taberna, jugando a las chapas en el Reducto, (…). De todas las fotos recopiladas tanto en el foro como en la Asociación Plaza de Benínar donde salimos casi todos los benineros, por ejemplo en los Moros y Cristianos, en una procesión o en alguna boda, puede que no encontremos a Juan Román,  mientras  su mujer salía en casi todas.

La última vez que estuve a su lado en todos los momentos rozándonos , como se roza el perro y el amo que estuvieron mucho tiempo ausentes, y se encuentran. Ya metido en los ochenta disfrutaba de una lucidez espléndida y físicamente también aceptable.
No creo que en ningún momento pensase educarme (desde mi infancia hasta mi juventud) en intentar depender lo menos posible de los que te rodean, no llegar al límite de ser autosuficiente, pero sin dejar de intentarlo. Juan tiene la suficiente inteligencia en cada momento para lograr ser autosuficiente y no aparentarlo. Como el que tiene que caminar bajo el aguacero y no quiere llagar empapado a su destino.  Difícil explicar lo de la dependencia de los que te rodean, pero creo que Juan Román lo logró siempre, en este aspecto es casi un experto, uno de mis maestros. Y qué decir de ser el primero en el tajo pensando:
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Si yo puedo sacar adelante el trabajo planificado para qué quejarme, para qué esperar ayuda.
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Si tengo que sembrar la almáciga, antes he tenido que seleccionar la semilla, esperar el momento que me marca  la luna de abril, (…), el azufre, el cobre, las cañas, el esparto,  etc. Si no sacaba los mejores tomates, pimientos, etc.,  la satisfacción del trabajo realizado y en el momento en que tenía que estar pendiente de la mata,  de la floración, del árbol, (…), esa satisfacción de no escatimar tiempo y esfuerzo era tan satisfactorio como llenar los capachos.

¿Cuántos conocimientos tendrán los catedráticos sobre la agricultura de la Universidad de Almería?. Juan Román es un catedrático a pie de obra. Le dedico toda una vida a la agricultura de la Baja Alpujarra, en una materia que entendía y que por supuesto le gustaba. Lo lamentable es que nada ha dejado escrito sobre papel, él, su saber lo dejaba marcado en la tierra con el arado, la azada, el mancaje, el brazal y  la acequia.    

En el día a día, intento estar a la altura de ser el primero en el tajo sin que nada me distraiga como aprendí desde niño del que fuese mi vecino y mi maestro, Juan Román.